Aviso:

Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...

MIS OBRAS

Algunas personas ayudan a compartir las historias que gente como yo realizamos, poniendo los enlaces de descarga en sus propios blogs. Si eres uno de ellos, por favor, recuerda siempre añadir quien es el autor de la obra.
Gracias!

miércoles, 28 de julio de 2010

Moonlight Capitulo 30

Capitulo 30

Otro pequeño movimiento por parte de él le indicó que comenzaba a reaccionar más firme. Arrimó un pequeño caldero con agua que April había dejado para poder limpiarle las heridas y se rasgó los bajos del vestido para usarlos como toalla.
Escurrió bien la tela y le limpió el rostro para poder contemplarlo, estaba más delgado, pero para ella estaba igual de hermoso que la primera vez que lo vio. Volvió a remojar el trapo y le quitó como pudo lo que quedaba de sus pantalones rasgados para poder asearlo por completo. Cuando llegó a la parte superior de sus piernas y suavemente le lavó, su pene reaccionó y ella se sobresaltó ante la facilidad con que lo hizo. Decidió terminar de asearlo antes de ponerse manos a la obra con su idea de tratar de reanimarlo y terminó por último con su pecho y abdomen. Cortó otro trozo de tela y le fue secando allí con pequeños toques ligeros hasta que sin darse cuenta sus manos abandonaron el trapo para dedicarse ella misma a masajearlo.
Sus dedos iban trazando lentos círculos alrededor de su pecho en una suave sinfonía de ritmos tentadores. Su boca volvió a juguetear con ínfimos roces sobre la boca de él, incitándolo. Para ella, cada toque que le proporcionaba era la promesa no dicha de una pronta recuperación y un intento de demostrarle que lo necesitaba despierto más que nunca. Si reaccionaba a sus toques significaría que todavía había esperanzas de terminar con el propósito por el que había vuelto, salvar a su gente de un angosto final esclavista en manos de Oliver y recuperar el trono perdido.
Valiant tardó un poco más en abrir los ojos de lo que esperaba, la tortura a la que había sido sometido y la gran perdida de sangre había mermado sus fuerzas. Pero cuando Giselle aceleró el ritmo y la intensidad de sus toques su corazón latió más deprisa, sus pulmones se hincharon tanto que pensó que estallarían y la fuerza perdida poco a poco volvió a su ser. La miró con ojos ansiosos, llenos de lujuria y deseo a través del tono meloso dorado que tomaron sus iris.


-Podrías ser una buena enfermera, sabes exactamente cómo hacer que me despierte lleno de energía y ganas por poseerte- le dijo en un tono ronco ardiente y después alzó sus brazos para atraparla y acercarla más a sí mismo.


Giselle le sonrió en respuesta y se lanzó hacia su boca con ansia. Nunca había sido ella la que tomara la iniciativa y esta vez tenía claro que quería ser ella la que se ocupara primero de él. Apoyó una mano en el suelo para no poner su peso en las heridas que todavía estaban sanando y la otra la encauzó hacia sus partes íntimas, lo que le valió un sexy gruñido de él que la envalentonó más. Lo masajeó con delicadeza hasta dejarlo duro como una roca y dispuesto para ella. Poco a poco fue descendiendo por su abdomen con un reguero de besos hasta alcanzar su objetivo, la ingle.
Valiant se incorporó rápidamente tirando de ella hacia arriba dispuesto a darle placer primero como siempre hacían y tuvo que frenarlo poniendo una mano en su pecho para indicarle que la dejara continuar.


-Giselle…


Fue lo único que pudo decir cuando ella posó su boca en la punta de su pene y chupó ávida. Luego continuó con lentos lametones para después cambiar de nuevo a una succión intensa, mirándole fijamente a sus ojos para poder ver la expresión de su rostro y eso lo excitó más aún, poniéndolo en el borde del éxtasis.
Valiant ya no pudo aguantar más la espera y contraatacó cogiéndole por debajo de los brazos para subirla encima de él a horcajadas. Deslizó una mano por debajo de la falda y llegó hasta sus ingles. Con gran maestría desgarró las braguitas e introdujo un dedo en ella, estaba preparada y húmeda sólo con haberlo visto a él excitarse.
Giselle apartó delicadamente la mano para poder introducirse ella misma su miembro y poco a poco se deslizó hacia abajo provocándoles a los dos un jadeo sonoro. Lo cabalgó con ansiedad, necesitando sentirlo dentro de ella como nunca antes.
Valiant se dedicó a besarla duro tras dejar a sus manos volar por su espalda en busca de su trasero para masajearlo con firmeza en las embestidas que cogieron un ritmo escalofriante para hacerlos llegar juntos al orgasmo. Los gritos de placer fueron ahogados entre sus bocas unidas por temor a ser descubiertos y cuando por fin dejaron de temblar él la levantó con cuidado para llevarla hasta la mesa de torturas y sentarla con su miembro todavía dentro, tenían que esperar todavía un rato para poder salir de ella.
Pasaron unos hermosos minutos besándose hasta que él pudo salir. Ella le miró con ojos relajados esta vez.


-Hubiese preferido un encuentro en un sitio más bonito, pero quería que te recuperaras pronto.


-¿Cómo supiste que así podría hacerlo?- le dijo subiéndole la ceja sospechosamente pero a la vez con una sonrisa.


-Savage. Se fue con April para conseguir lo propio y por eso me enteré. Él estaba en mejores condiciones que tú cuando os encontramos. Toma, vístete con esto, me lo dio Wolfgang ayer pensando en que podías necesitarlo.


Le extendió unas ropas y mientras él se vestía le explicó todo lo que habían pasado para llegar hasta allí. Cuando iba a contarle lo de sus hermanas sintieron los pasos de Savage y April que volvían a buscarlos. April le silbó al verlo.


-¡Uau, menudo cambio! Tu rostro vuelve a ser el de siempre y ya no hay marcas de heridas en él. Es una suerte tener vuestra naturaleza, esa facilidad para sanar.


Savage se acercó para palmearle contento por verle de nuevo bien y los alentó a irse pronto. No sabían cuánto podía durar y cuanto efecto tendría el somnífero que habían echado en las bebidas.
Cuando llegaron a los dormitorios de la guardia de élite el soldado que estaba de guardia seguía dormido. Lo cogieron entre los dos y lo bajaron a la celda para atarlo por si despertaba. Optimus estaba esperando en la entrada de los dormitorios haciendo de vigía. No tenía el cuerpo todavía sanado del todo, pero claro, él no había estado con ninguna mujer.
Caminaron por los pasillos con sigilo y agachados en dirección al área privada de Valiant, una torre del mismo estilo que la de Isobel. En su dormitorio predominaba el negro y el verde, en concordancia con sus ojos y su pelo. El baño era de un azul intenso y las vidrieras de los ventanales eran de múltiples colores formando el escudo de la familia.
Valiant se aproximó al armario, apartó hacia un lado las ropas que colgaban en él y tiró de una cuerdecita pequeña para dejar entrever un doble fondo de donde sacó espadas para ellos y un par de pequeños puñales para ellas.


-Usadlos sólo si estáis en peligro. No quiero que os metáis en la pelea, así que manteneos alejadas. Es hora de ir a por Oliver.

viernes, 23 de julio de 2010

Moonlight Capítulo 29

Capitulo 29

Por fin llegaron a la maldita puerta que separaba las mazmorras del resto del castillo. Se abrió con un finísimo chirrido que las dejó sobresaltadas aunque supiesen que el guardia estaba bien dormido. Pensaban que darían directamente con las celdas, pero lo que encontraron fue unas grotescas y sucias escaleras en semipenumbra. Bajaron con cuidado, conteniendo la respiración.
Al final de los escalones el pasadizo se ensanchaba en una especie de placeta subterránea bastante grande, con una mesa grande de madera en el centro donde reposaba un cubo de agua y un cazo para dar de beber. A un lado había un par de celdas enrejadas donde eran visibles cinco hombres bastante esqueléticos que nada más verlas clamaron piedad para ser liberados y tuvieron que pedirles que dejaran de gritar para no ser descubiertas.


-Por lo que me dijo el jefe de cocina, desde que Oliver está al mando ha sido cuando las celdas comenzaron a usarse. Mientras el rey Faulo estuvo reinando no hicieron falta jamás.- susurró April.


Giselle la estaba escuchando pero no aminoró su paso para acercarse a la pared opuesta donde había tres puertas cerradas con candados, cada una de ellas con una pequeña ventana enrejada. Se asomó a la primera y distinguió la silueta de un hombre atado con cadenas a la pared. Llamó a Valiant por si era él, pero cuando el hombre levantó la cabeza y ella apuntó hacia su rostro con la linterna que portaba se estremeció. Era Optimus, con tan solo unos pantalones raídos como atuendo y el pecho lleno de latigazos sangrantes. Optimus se sorprendió al verla por el ventanuco y musitó algo como “debo estar teniendo alucinaciones”. April se acercó enseguida y abrió la puerta. Con la llave maestra que cogió de un pilar consiguió abrir las cadenas y liberarlo. Al instante Optimus cayó desplomado pidiendo agua.
Giselle la dejó atendiéndolo y se encaminó hacia la siguiente puerta dispuesta a abrirla sin mirar por la ventana, estaba segura de que allí lo encontraría.
Y no sólo estaba él, tendido sobre una mesa de torturas con varios cuchillos de plata clavados en las extremidades y atado de pies y manos, si no que Savage estaba atado a la pared de la misma forma que lo había estado Optimus. El pobre no paraba de tratar de romper sus cadenas para poder alcanzar a Valiant y liberarlo.
Avanzó despacio, totalmente consternada por su aspecto. Lucían algo más delgados pero Savage estaba en mejor forma, claro que él no estaba perdiendo sangre de la misma forma en que lo hacía Valiant. Con sumo cuidado fue quitando los cuchillos y Valiant elevó la vista hacia ella, sus ojos estaban entrecerrados pero cuando consiguió enfocarlos hacia ella sonrió.


-Debo estar soñando. El dolor desaparece de mis manos y pies. Mi amor, soñar contigo me alivia el dolor.- Y se desplomó.


A Giselle le entró el pánico pensando que había llegado tarde y estalló en llanto. April ya había alcanzado a Savage Y lo mantenía sentado sujeto a su hombro para darle agua y algo de comer de la mochila que portaba. Pasaron unos minutos mientras Savage se alimentaba ávidamente. Su rostro fue cambiando de un aspecto blanquecino grisáceo a uno dorado y sonrosado, muy sano. Al terminar indicó a April con la mano que esperase y se levantó muy despacio, como si aunque hubiese recuperado su aspecto fornido todavía no estuviese completamente bien. Se acercó hasta Giselle y le puso una mano en el hombro para calmarla.


-No te preocupes, no le pasa nada muy grave.- su voz estaba ronca por la cantidad de gritos que había estado dándole a Valiant para mantenerlo despierto.- Conseguiste sacarle los cuchillos y eso es lo importante.


Ella se limpió las lágrimas con el dorso de la mano y lo miró- ¿Estás seguro? Sus heridas no paran de sangrar. Quizás lo haya hecho mal sacándoselos, podría morir más rápido por culpa mía. Las heridas que tiene en el pecho y el costado están más débiles, pero las otras no.


-Desde que nos capturaron ha estado con los cuchillos clavados en las extremidades. Son de plata y son muy perjudiciales para los de nuestra especie, por eso tarda tanto en que cierren. Oliver es muy retorcido a la hora de buscar cómo hacer daño. Quizás pueda ayudar de alguna manera y consigamos salir pronto de aquí. Todavía estoy muy cansado para intentarlo, pero es lo único que se me ocurre para curarlo.- miró primero a April y luego hacia ella mientras se apartaba un poco para tener espacio- No os asustéis por lo que vais a ver ahora, aunque creo que después de haber llegado hasta aquí debéis de saber lo que somos, después de todo.


Sin esperar a que ellas reaccionaran, Savage inspiró fuertemente y comenzó a transformarse en lobo. Tardó más que de costumbre, pero al cabo de unos tres minutos en vez de la silueta de un hombre había un hermoso y gigantesco lobo de pelo cobrizo muy espeso y brillante. Se acercó despacio hacia Valiant y le dio con el hocico en una mejilla mientras daba pequeños gemidos. Valiant continuó sin reaccionar, así que se dirigió hacia las heridas que tenía por todo el cuerpo y fue lamiéndolas una a una, demorándose más en las de las extremidades.
Fue asombroso, conforme lamía las heridas se iban cerrando, pasando de ser graves a simples cicatrices que tras unos cuantos lengüetazos más quedaron sanadas completamente. Un color ligeramente más oscuro era la única señal de que allí habían estado.
Cuando terminó cayó a un lado al lado de él y volvió a transformarse de nuevo en humano. Respiraba entrecortadamente y temblaba. Subió la cabeza para poder mirar a Valiant y sonrió al ver cómo su pecho subía y bajaba a un ritmo normal.- Nuestra saliva es curativa cuando no estamos en forma humana, se curará.


April se apresuró a acercarle una manta para paliarle los temblores. Como si hubiese encendido un interruptor, Savage la cogió desprevenida y la tiró encima de él para besarla y poder acariciarle todo el cuerpo.
Giselle estaba cohibida y sorprendida a la vez. Sorprendida por la rápida sanación de las heridas y cohibida porque el muchacho se había olvidado de que estaban acompañados.- Savage, ¿podrías dejar las celebraciones de pareja para cuando hayamos salido de aquí y consigamos derrotar a Oliver?


Paró en seco, pero con una sonrisa pícara.- Perdóname, no trato de ruborizarte, sólo seguía mi instinto. La transformación ha terminado con las pocas energías que me quedaban y la manera más rápida de recuperarnos es… a través del sexo.- Giselle se ruborizó- No te miento, eso es natural para nosotros.


April tironeó de Savage para levantarlo- Si eso que dices es verdad, ven. Vamos a buscar un sitio apartado y concederte una sesión completa de recuperación. Necesitamos a todos los soldados posibles en buena forma, y luego pelearemos contra Oliver.- Miró hacia Giselle y su rostro volvió a ser un poco triste.- No te preocupes Gis, volveremos enseguida. Tenemos que llevar a Valiant a algún sitio seguro para que se cure y luego iremos a unirnos con Wolfgang para la batalla.- Y se fueron de la habitación para buscar un lugar apartado sin darle tiempo a reaccionar.


Giselle estaba impactada. ¿Cómo se podía pensar en sexo con una batalla a punto de empezar, un general esperando la señal y cientos de hombres ávidos de un buen enfrentamiento por su rey? No tenía respuesta. Se acurrucó junto a Valiant, apoyando su cabeza sobre su pecho para poder escuchar su respiración y tranquilizarse. Si respiraba quería decir que podía sanar. Pasó su mano lentamente por el pecho de él y por el oído que tenía pegado a su cuerpo sintió cómo el corazón se le aceleraba. Paró la mano y poco a poco los latidos se normalizaron. Volvió a acariciarlo y pasó de nuevo lo mismo. ¿Y si Savage le había dicho la verdad? Se alzó un poco más sobre él y rozó sus labios con los de él en un lento y sensual beso. Tras medio minuto así Valiant respondió con un casi imperceptible “Mmm...” porque le estaba gustando el roce. Quizás después de todo podría conseguir despertarlo con un poco de caricias. Se montó un poco más sobre él y lo besó más apasionadamente. Tenía que intentar cualquier cosa por él.

Premios

Gracias a Pam por estos premios, por acordarte de mí para que los reciba. Como dije en tu blog, I love you. Ja ja ja.


1- Agradecer a quien te lo dio: Pam muuuchas gracias :)

2- Dárselo a tus diez blogs favoritos: Bueno, me cuesta decidirme y ella ya se lo dio a algunas de mis compis que lo merecen, así que mejor lo dedico a todas las que pasáis por el blog. Sin vosotras no tendría sentido tener uno.

miércoles, 21 de julio de 2010

Mis disculpas... y una noticia nueva sobre mi saga "Juegos Vampíricos"

En verdad siento haber tardado tanto en postear algo, pero esta semana me ha resultado agotadora. El embarazo sigue y cada vez estoy más voluminosa, sobre todo después de que me han dicho que tengo azúcar y que mi bebé está muy grande. Hoy por la mañana voy a revisión, espero por fin saber qué sexo tiene (yo apuesto por que va a ser niña).
Lo que quiero dar a explicar es que he estado tan cansada que me ha sido imposible escribir algo hasta ahora, mi mente ha estado en letargo y sólo me he asomado un poco por blogs amigos para ponerme al día. Para aquellas que me habéis preguntado sobre nuevos capis, deciros que quizás hoy cuando vuelva de revisión trataré de publicar los dos últimos capis de Moonlight. Llevo mucho tiempo dándole vueltas al final de la historia y quiero que quede terminada ya para poder empezar con  la segunda parte de Theatre des Vampires o bien dedicarme exclusivamente más a fondo a la Mediadora, parece que es la historia que más está gustando. ¿Podéis decirme que preferís, si empezar una nueva historia o dedicarme sólo a la que ya tengo empezada? Todos los comentarios son muy valiosos para mí y agradecería que me diérais vuestra opinión, no hace falta tener un blog o ser seguidor para poder comentar, se puede hacer de forma anónima si queréis.

Pasando a otro tema, hace ya tiempo expuse en una noticia que mi primer libro "Jugando a Morder", de la saga "Juegos Vampíricos", iba a ser publicado por una editorial que estaba interesada en él. Pues bien, al final todo a quedado como se dice por aquí en "agua de borrajas", o sea en nada; la editorial y yo finalmente no nos hemos puesto de acuerdo. Pero como soy una luchadora nata os diré que pienso seguir intentándolo y voy a presentarla a un concurso anual que hace una editorial muy conocida aquí en España. No sabré los resultados hasta final de año así que la segunda parte seguirá siendo un proyecto apartado por ahora.

Gracias por pasaros por el blog, sois un amor. Besitos.

miércoles, 14 de julio de 2010

Saga "La Mediadora" El Comienzo Capitulo 12: Bites and Dreams

Constantin me llevó hasta las afueras, a un hotel llamado “Bites and Dreams”(Mordiscos y sueños), todo un anuncio para cualquier vampiro forastero que necesitase un lugar para descansar. Era una de las posesiones de Dinescu, un edificio de quince plantas que ocupaba una cuadra entera, donde se podía desde descansar durante el día hasta incluso ver espectáculos en vivo, jugar en un casino, usar su servicio de habitaciones con donantes de cualquier grupo sanguíneo, hacer compras en una galería comercial con recuerdos de la ciudad, relajarte en un spa, practicar deporte en un enorme gimnasio o incluso hacerte un bonito tatuaje. Me comentó que hasta tenían jacuzzi y piscina en el ático. También estaba abierto para el público humano, no cabe decir la cantidad de curiosos y morbosos que predominaban por el lugar.
Constantin aparcó en la majestuosa entrada y un mozo se presuró a coger las llaves del coche para aparcarlo. Mei Ling miraba hacia todos lados con la mano puesta en su katana, como si esperase un ataque sorpresa orquestado. Yo seguí a Dinescu hacia el hall del hotel. Como ya me enpezaba a resultar natural, el hotel estaba decorado a todo lujo, con grandes alfombrados, grandes maceteros de exóticas flores y una fuente central rodeada de mullidos asientos. Había bastante gentío por allí, nada que indicase que allí se había cometido un asesinato.
Nos acercamos al mostrador de recepción y Dinescu pidió que llamaran a un tal Jhon Traveller y a una Cherisse Melbrook para que fuesen a su despacho de inmediato. La recepcionista que nos atendió asintió un poco pálida y preocupada, lo que me llevó a pensar que era humana ya que los vampiros intentan siempre no mostrar sus reacciones y sentimientos en sus rostros. Esperamos un poco mientras ella marcaba unos números en el teléfono y hacía el recado. Yo me quedé contemplando el hall mientras Dinescu hacía su petición. Estaba embobada con la gran variedad de vampiros y humanos que deambulaban por allí de un lado para otro. Unos recién llegaban con gran cantidad de maletas que en seguida eran cogidas por botones y otros caminaban hacia el exterior para marcharse.
Precisamente uno de los que recién entraban se acercó al mostrados para pedir habitación. Tenía todo el aspecto de un ranger de Texas, con sus botas de montar, su sombrero de cowboy y su camisa y pantalón vaqueros. Sólo le faltaba el caballo y un rancho al fondo para completar el paisaje. Se giró hacia mí y aspiró tratando de captar mi aroma. Yo le entrecerré los ojos esperando saber qué quería y él me dedicó una coqueta sonrisa mostrándome sus largos colmillos.

-¿Estás aquí por el morbo, buscando una aventura diferente o porque trabajas en el hotel?- me dijo con una sugerente voz que amenazó con taladrar mi cabeza. El imbécil estaba tratando de idiotizarme- podrías venir conmigo y entretenernos un rato. Di que sí.

“Perfecto,- me dije a mí misma- otro vampiro tratando de ligar conmigo”. Cerré mi mente a su ataque, le puse mi mejor sonrisa y le dije muy tranquila señalando con el pulgar hacia atrás a Dinescu, que seguía esperando saber dónde demonios estaban su jefe de seguridad y la directora del hotel- Nada de eso. Estoy aquí porque este de atrás me ha traído. Si quieres habla con él y le preguntas, pero no creo que al amo de la ciudad le agrade que le interrumpan en los negocios que tiene conmigo.- Y le pestañeé inocentemente a Dinescu cuando se acercó a mí tras escuchar mi conversación.

Por un milisegundo el vampiro cowboy palideció un poco más. Luego se posicionó delante de Dinescu y tras hacerle un pequeño saludo con la cabeza se quedó inmóvil manteniendo con él una conversación mental. No se qué se dirían, pero un recepcionista apareció de repente, como si hubiese sido invocado por Constantin, portando la llave de una habitación y un papel para que el vampiro firmase y pudiese marcharse a su suite. Volvió a saludar a Dinescu, me saludó con el sombrero y se marchó rápidamente. Constantin se giró hacia mí y me miró con desaprobación.

-Podías haberte desecho de él sin ponerlo en una situación conflictiva ante mí. Está aquí para hacer unos buenos negocios conmigo.

-No te quejes, Dinescu. Podría haberle agujereado con el arma para que dejase de tratar de usar poder sobre mí y no creo que hubiese sido agradable hacerlo en medio de la recepción de tu hotel. Mala publicidad, ¿no crees?

Rodó sus ojos- Sigo diciendo que necesitas unas cuantas clases de modales, no todo se arregla con violencia.

Yo me encogí de hombros- Soy como soy. No creo que tú hayas llegado a tu posición portándote como un noble corderito inocente.

-La verdad es que no, pero siempre he sabido llevar bien las relaciones comerciales y esta va a ser un poco más difícil gracias a tí. Apresúrate, nos vamos a mi despacho.

Se encaminó hacia un ascensor y su segunda y yo lo seguimos. Cuando la puerta se cerró Constantin metió una llave en una cerradura junto a la botonera y la pared trasera del ascensor se abrió revelando una zona nueva sin necesidad de que el elevador se hubiese puesto en funcionamiento.

-Podías haber usado la entrada normal, Constantin. No sabes hasta qué punto puedes fiarte de esta humana.- le recriminó la vampira en voz alta para que yo supiese lo que pensaba ella de mí.

-No estoy preocupado por eso. Deberías confiar más en mi instinto, nunca me ha fallado.

Yo me volví hacia la gigantesca asiática un poco molesta- Mira, estoy segura al cien por cien de que tú y yo no nos gustamos, pero hasta ahora yo no te he dicho nada para que estés tan desconfiada. Si no te gusta que esté aquí, haberme hecho tú el reportaje y me lo hubieses mandado a mi piso. Me ahorrarías un montón de tiempo y mala leche, porque ahora mismo me gustaría poder demostrarte cuán agria eres.

Con un simple vistazo de Dinescu a ella la detuvo de ir a por mí. Sólo deseaba que la semana que tenía que estar con ellos pasase pronto o si no en el menú del próximo día iba a haber “asiática incinerada” como plato fuerte.
Llegamos al despacho en un segundo. Nada más cerrar la puerta llamaron. Eran las dos personas que había llamado el maestro. Para mi sorpresa, John Traveller resultó ser el vampiro con katana que vi acompañar a Dinescu en el restaurante la primera vez que nos vimos. Cherisse Melbrook era una vampira de estatura pequeña, embutida en un traje de ejecutivo en tono pastel y con cara aniñada. No creo que tuviese más de dieciocho o diecinueve cuando la convirtieron, aunque no sabría decir cuantos años llevaba siendo vampira. Llevaba recogido el pelo en un sobrio moño para tratar de parecer más madura.

-Maestro- Saludaron reverentemente al unísono.

-¿Cuántos han sido?- preguntó Dinescu en un tono serio.

John se adelantó para hablar.- Veinticinco mas doce donantes. Entre ellos estaban James, Sasha, Monique, Christian y Thomas. El resto eran invitados procedentes de Iowa y Wilma Phillips está esperando saber del asunto. Todos se desintegraron a excepción de Sasha y Monique. Donovan está buscando pistas en este momento, no sabemos cómo demonios han entrado durante el día.

-Las cámaras de seguridad muestran a un numeroso grupo de personas, pero llebavan los rostros tapados. La masacre se hizo en cuestión de diez minutos.

Constantin no dijo nada, se quedó un rato pensativo apretando con enojo el borde de la mesa donde estaba apoyado hasta que crujió. Al sentir el chasquido se incorporó y me indicó que lo siguiese a la escena del crimen. Jhon siguió explicando lo que sabía durante nuestro camino al salón. Había sucedido en una sala de celebraciones. Por lo visto, un grupo de fanáticos humanos y vampiros procedente de Iowa estaba de visita en Chicago para celebrar la conversión de uno de ellos a vampiro. Eso es algo muy normal ahora que el vampirismo está más o menos legalizado. Puedes ser convertido siempre y cuando hayas dado tu consentimiento por escrito ante un juez, si no es así se considera un delito penado por la ley. Los vampiros a los que se había referido antes por sus nombres se encargaban de llevar todo el espectáculo, que venía a ser más o menos como celebrar una despedida de soltero que podía durar varios días, paseando por distintos locales de moda que Constantin tiene repartidos por toda la ciudad. La tarde de ayer era la primera que pasaban aquí y fueron asaltados casi al amanecer. Nadie se dio cuenta de nada porque la sala vip está insonorizada, incluso a prueba de vampiros para asegurar privacidad de lo que allí pasa.
Por fin llegamos a las puertas del salón. Había varios policías apontocados en la entrada para no dejar pasar a nadie que no fuese de la investigación. Dinescu avistó a Donovan agachado frente a uno de los asesinados. Como si lo hubiese llamado, Donovan se giró hacia donde estábamos y le indicó al guardia que nos dejase pasar.

-Hola Dinescu, estaba esperando tu llegada. ¿Por qué viene ella contigo?

-Ella está haciendo un reportaje sobre mí.- contestó sin darle importancia y se agachó para ver los restos.

Yo miré a mi alrededor horrorizada. La sala era un completo caos, olía a carne quemada y había zonas vacías completamente chamuscadas donde antes habían estado algunos vampiros asistentes a la fiesta. Llegué a esa conclusión cuando miré hacia la moqueta y atisbé algunas joyas sobre el área quemada. Las zonas chamuscadas formaban siluetas deformes de personas. Los cadáveres humanos de los donantes estaban metidos en sacos forenses, apilados en un lado tras haber sido examinados y esperando sui turno para ser llevados al depósito. Sólo quedaban a la vista y en el suelo los dos vampiros que había mencionado el jefe de seguridad. Eran los únicos que no se habían desintegrado porque las estacas que les habían clavado no se habían sacado de sus cuerpos. En el espejo que adornaba tras la barra de bebidas se podía leer escrito en sangre “Ningún vampiro en pie. Sois animales, no personas” Me tuve que aguantar las ganas de vomitar por el espectáculo ante mis ojos, esto había sido un claro ataque xenófobo hacia los vampiros.

Me giré hacia Donovan- ¿Por qué este ataque? ¿Por qué a ellos? No lo entiendo, sólo estaban aquí celebrando. No tenían motivos para atacarlos.

Donovan se rascó la cabeza, como siempre hacía cuando quería buscar las palabras correctas al hablar- Supongo que su motivo fue que celebraban la conversión de un nuevo miembro. Esto tiene toda la pinta de ser un ataque donde está involucrado el Rayo de Sol. Pero como no tenemos nada más que conjeturas no puedo hacer nada, han sido muy cuidadosos con no dejar pistas. Las estacas están libres de huellas.

Dinescu seguía agachado al lado de ellos, inmóvil mientras Donovan daba la explicación. Cuando acabó el sargento, cogió ambas estacas cada unan una mano y dijo en un tono grave- Du-te la odihna eterna.- Y tiró de las estacas para que se desintegraran.

Yo lo había entendido. Les había dicho a cada uno que fuesen al descanso eterno. Era como si por lo que yo había vivído antes en esa transgresión sensorial me hubiese dejado con la comprensión de su idioma, no había otra explicación. Se levantó todavía sin mirar hacia nosotros y sacó un pañuelo de uno de los bolsillos de su pantalón, se dió un par de toques con él en el lagrimal y después giró hacia nosotros con su habitual cara inexpresiva. Lo poco que asomaba del pañuelo en su puño cerrado dejaba a la vista una mancha de sangre. Los vampiros no tienen lágrimas, lloran sangre, así que él había estado afectado por la muerte de sus trabajadores después de todo.
-¿Tienes alguna idea específica de alguien que quiera darte problemas?

Negó con la cabeza- Sabes de sobra que llevo mucho tiempo trabajando en la idea de que todos podemos convivir juntos sin problemas. Pago mis impuestos desde que se aplicó la nueva ley, procuro que ninguno de mis vampiros haga nada ilegal e incluso hago donaciones a organizaciones benéficas en favor de los humanos. Incluso este año todavía no he ejercido mi derecho a poder convertir a diez personas dispuestas a ello. No se puede decir que yo esté haciendo algo que pueda poner en peligro a la especie humana, si no más bien que los humanos tratan de poner en peligro a mi gente.

-No seas melodramático, Constantin. No se puede meter a todo el mundo en el mismo saco. Esto es cosa de fanáticos antivampiros nada más. Por cierto necesitaré las cintas de vigilancia por si encuentro algo que ayude.

Dinescu asintió firme- Iré yo mismo personalmente a por ellas, quiero hacer unas copias para poder verlas yo también por mi cuenta.

-Cuidado, Dinescu. Esto es cosa de la policía, ya sabes.

Constantin se encaminó hacia la puerta y sin volverse le contestó- Lo sé, pero si puedo descubrir algo te lo haré saber.

Aproveché que nadie estaba pendiente de mí para salir de allí. El olor a quemado me estaba mareando. En el pasillo encontré un letrero que indicaba donde estaban los lavabos y corrí rápidamente para poder vomitar de una vez. Tras vaciar mi estómago froté con un poco de agua mi nuca y el alivio fue instantáneo.

-¿Estás mejor, brujilla?- Sonó una voz tras la puerta.

Abrí la puerta tras recomponerme y allí estaba Donovan, esperándome con una sonrisa.

-Por favor, gatito. No sé como puedes tener esa cara con toda esa sangre y los cuerpos que has visto.

Él se encogió de hombros- Estoy acostumbrado. Tenías que haber visto los cuerpos que tenía que investigar antes de que saliesen los vampiros a la luz. Estos por lo menos están decentes. Y no soy un gatito, soy un werephanter, una pantera.

-Y yo no soy una brujilla, se supone que soy wicca, aunque todavía no sepa cómo manejarlo.- Protesté yo y lo aparté con la mano para pasar y buscar a Dinescu.

Donovan me sujetó del brazo al casi rebasarlo-Espera, ¿qué estas haciendo realmente con él? No he sabido de ti desde que estuvimos en casa de mi tía.

-Constantin te ha dicho la verdad, estoy haciendo un reportaje sobre los vampiros. Llegó a un acuerdo con mi jefe y debo estar una semana pegada a él para conocer cómo viven realmente. No me gusta que me chantajeen, pero mi jefe fue muy persuasivo con el tema de mi puesto de trabajo y aquí estoy. Además, creo que él sabe algo sobre lo que soy o seré. Quizás pueda ayudarme. Si no te importa, suéltame. Voy a ver donde está.

Donovan me soltó con desgana, como si le encantase tenerme allí pegada.- Simplemente ten cuidado, estar cerca de él hace que las mujeres enloquezcan. Es muy ingenioso a la hora de persuadir a una para que esté con él.

-Soy lo bastante mayor para decidir si quiero acostarme con alguien o no, ¿sabes? No es de tu incumbencia, ¿o es que acaso estás celoso?

-Sólo sé que tenemos una cita pendiente para tomar algo y mi tía quiere que esté cerca de tí por si necesitas ayuda. Así que, ¿cuando quedamos?

Este tío me desconcertaba. Lo mismo estaba concentrado en su trabajo como en mitad de él sentía la necesidad de ligar conmigo. Aún así yo le había dicho que otro día saldríamos a tomar la copa que no pudimos cuando fuimos a Elwood.- Está bien Donovan, te llamaré para quedar.

-Estupendo, me voy a seguir con la investigación. Espero tu llamada Eve.

Yo me alejé de allí para buscar a Dinescu. Al girar en una esquina me topé con Elliot, el siervo de Dinescu. Me dió un susto de muerte porque no me lo esperaba y solté una maldición. Elliot se mostró indiferente, acababa de entregar a los policías una copia de los videos de seguridad y sólo me instó a seguirlo hasta Dinescu. El maestro estaba mirando las cámaras de seguridad junto a Jhon. La invasión había sido hecha por la parte del tejado, habían entrado por la azotea y en ningún momento se podía distinguir los rostros de las treinta personas que entraron. Constantin ya había interrogado a los guardas de seguridad que estaban de servicio durante el día, habían sido drogados a traves de una bomba de gas adormecedora. Todo había ssido calculado meticulosamente.
Tras una dos horas tratando de descubrir algo Constantin decidió continuar cuando nos hubiésemos relajado un poco. No sabía que quería decir hasta que me llevó hasta uno de sus restaurantes para cenar y luego a uno de los locales de moda para vampìros. Me explicó que pese a estar preocupado por todo lo que había pasado, debía de seguir controlando sus negocios. Así que pasé toda la noche conociendo parte de sus locales, preguntándole por sus costumbres y conociendo a los vampiros de la ciudad. Regresamos una hora antes del amanecer.

martes, 13 de julio de 2010

Unos cuantos premios...

Gracias a Sweet Poison por estos 8 magníficos premios, muchas gracias.


Decir las siete cosas que más amo: La lectura, el café, conducir, una buena siesta, las amigas de verdad, escribir mis historias y por supuesto mis niñas (la que ya tengo y la que está de camino).
















Estos premios se los dedico a todas las que me visitáis, sin vosotras no tendría sentido tener un blog.

sábado, 10 de julio de 2010

Saga "La Mediadora" El Comienzo Capítulo 11: Primeras visiones

Sus labios presionando los míos deberían sentirse fríos, pero no, en aquel momento parecían volcánicos, quemándome con cada roce como si se tratasen de la mismísima lava candente y mis labios se aferraban a los suyos como si siempre hubiesen pertenecido allí. Me tenía bien pegada a él, con una mano puesta en mi nuca y la otra envolviéndome por la cintura por lo que podía sentir un grueso bulto empujando sobre mi ingle pese a estar los dos vestidos. Recordé en ese instante el momento en el que lo vi con esos pantalones blancos muy ajustados que dejaban claro que era un hombre bien dotado y lo imaginé sobre mí empujando fuerte, duro y dulce a la vez hasta provocarme el clímax. Emití un ronco jadeo por mi pensamiento y él lo tomó como una señal para continuar, así que torturó mi lengua con la suya. Hasta ahora no la había usado, pero debo decir en una simple palabra: impresionante.
Ese momento de relajación placentera hizo que mi mente fuese a la deriva y de repente el tatuaje en forma de ojo vibró y una luz destellante me cegó. Para cuando la luz cesó y conseguí ver algo yo estaba sola, sin rastro de Constantin por ningún lado. Miré a mi alrededor y tampoco me encontraba en su despacho, si no en una habitación que parecía un dormitorio antiguo. Las paredes estaban pintadas en blanco y en el techo eran visibles las vigas de madera oscura que lo hacían más rústico y a juego con el desgastado suelo. No tenía mucho mobiliario: un pequeño armario, un espejo grande y ovalado, una cama, una mesita junto a ella y una silla tallada hoscamente junto a un escritorio. Unas pequeñas cortinas blancas con simbolos geométricos haciendo formas florales en color azul oscuro llamaron mi atención. Tras el pequeño hueco libre donde se unían las cortinas me pareció ver movimiento, como de alguien tras la ventana. Avancé mi mano para coger la cortina y me sorprendió comprobar que mi mano no era realmente mi mano, si no la de otra persona. Miré hacia abajo, hacia mi cuerpo. Estaba vestida con una camisa blanca bajo un chaleco oscuro forrado de lana, un cinturón grueso, unos pantalones blancos y unas botas de piel forradas bastante cálidas. No sabía cómo demonios había terminado con esa indumentaria, pero me percaté totalmente de que la persona que yo estaba mirando no era yo cuando me toqué en el plano y musculoso pecho bajo la camisa. Ni rastro de mis tetas. Alcancé el espejo pese a sentir que alguien me llamaba tras el cristal de la ventana y mi sorpresa fue mayor cuando a quien vi en el reflejo fue a Constantin. El corazón se me iba a desbocar por el impacto y no alcanzaba a comprender nada de lo que me estaba pasando. En completo shock me acerqué hasta la ventana ante la insistencia de la persona tras el cristal, con suerte sabría decirme qué me pasaba o quizás me caería de la cama y por fin sabría que lo más seguro es que estuviese soñando desde un principio y por eso nada era normal. No encontraba una explicación mejor.
Cuando abrí las cortinas me topé con una hermosísima mujer tras el cristal, vestida con ropas muy elegantes y con generoso escote que me miraba furiosa y con los brazos cruzados sobre su pecho. Por su vestimenta y peinado imaginé que iba vestida a la moda del siglo XIX

-¿Es no pensabas abrirme? Sabías muy bien que yo iba a venir a buscarte. Es hora de divertirnos.

Si todavía no estaba lo suficientemente shockeada, ahora lo estaba totalmente. Yo era consciente de que esa mujer no estaba hablándome en mi idioma, si no en rumano, pero la entendía perfectamente. Pensé en qué decirle, pero mi boca se movió por su cuenta- No sé qué quieres de mí.- otra sorpresa más, yo le contesté en rumano también.

La mujer puso ambas manos a los lados de su cadera y me miró de arriba a abajo.- ¿A qué juegas, Constantin? Es momento de celebrar la adhesión entre Valaquia y Moldavia, y de que dejes de ser un enfermo obstinado de la política para pasar a ser un hombre diferente, con tiempo para la diversión y el ocio. La vida no es solo trabajar. Te dije que yo podría darte todo eso y más, si me dejas pasar. Ya tuvimos un encuentro hace poco y creo que te gustó. Podríamos tal vez viajar. Te mostraré la belleza de París, pasearás conmigo en góndola por Venecia, incluso pasaremos algún tiempo en España si tu quieres, sólo debes pedírmelo y te lo daré. Así que, ¿vas a abrirme de una vez?

Yo no quería hacerlo, pero mi mano se movió hacia el cerrojo que mantenía la ventana cerrada. No quería hacerlo porque mientras ella hablaba sus ojos se tornaron plateados casi blancos y algo en mi mente me decía que eso era hipnosis vampira. En mi brazo derecho, donde debería estar el tatuaje, me picaba horrores, pero no sirvió de nada. Abrí la ventana y en un parpadeo la mujer estaba sobre mí, manteniéndome pegada al suelo sin poder hacer nada y mostrándome orgullosa unos colmillos afilados.

-Eso es, mantente quieto hasta que yo te lo diga.- se giró hacia la ventana y susurró- Lucien, ven.

Un hombre de baja estatura asomó por la ventana, sonriendo con otro par de colmillos sobresalientes en su boca y una amplia satisfacción latente. En un salto acrobático estaba dentro de la habitación junto a mí.- Por fin, estoy hambriento. Esta maldita guerra nos ha dejado casi sin donantes.- se avalanzó a por mi muñeca y mordió dolorosamente para hacerme sangrar y beber.

La punzada de dolor que sentí me llegó desde el brazo hasta el corazón y mis latidos se aceleraron. Mi vista se volvió vidriosa mientras yo trataba de gritar y llorar sin éxito por culpa de la hipnosis. La mujer se acercó hasta mi cuello, aspirando profundamente el aroma a colonia. Se relamió deseosa y luego me miró de nuevo a los ojos. Frunció el ceño y volteó su cara hacia Lucien.

-No lo muerdas salvaje y no te lo bebas todo. Yo he sido la que ha estado engatusándolo durante noches para que me permitiera entrar y tengo todo el derecho del mundo a quedármelo sin compartirlo contigo si me apetece.

Lucien dejó de beber de mí y levantó la cabeza hacia ella con los ojos rojos en su euforia al estar alimentándose. Por su barbilla chorreaba sangre, mi sangre, y se la relamió antes de contestarle enfadado- Tenemos un trato, Natasha. Los donantes que conseguimos son para los dos, no te olvides. Y además, ¿qué te importa un simple humano?

Ella alzó la barbilla altivamente- Me lo quiero quedar. Es un hombre fuerte, y sabe tratar a las mujeres. Comprobé un poco de eso hace unos días. Me gusta y quiero que sea mío, lo voy a convertir cuando encuentre un donante de sangre nuevo.

Lucien le siseó- ¿Me piensas cambiar por él?

-¡Por favor, Lucien!... Lo nuestro sólo surgió por culpa de la guerra. ¿Quién iba a querer quedarse con uno como tú pudiendo tener a un Adonis como este?- y siguió bebiendo del cuello.

Lucien chilló y se avalanzó de nuevo hacia mi muñeca, dispuesto a dejarme seca para que Natasha no pudiese convertirme, haciéndome todo el daño posible. Esta vez el dolor fue demasiado y me sentí desvanecer entre una neblina blanca que se hizo más intensa, muy parecida a la luz destellante que noté al principio.

El dolor desapareció y abrí los ojos esperando que me hubiesen matado, pero a quién vi fue a Constantin, que me miraba extrañado y todavía me tenía sujeta cerca de él. El brazo donde tenía tatuado el ojo todavía estaba sensible, esto de seguro tenía algo que ver con mis poderes recién descubiertos.

-De repente te has quedado inmóvil, ¿qué te ha pasado? ¿te he hecho daño? Si ha sido así no era mi intención...

Alcé mi mano para detener sus palabras, todavía no me había repuesto de lo que me estaba pareciendo una experiencia extrasensorial hacia el pasado, su pasado.- ¿Cuándo fuiste convertido?

Esa pregunta le hizo soltarme rápidamente, como si le quemase- ¿Por qué ese repentino interés en mi conversión? No fue algo que me guste recordar, me interesa más mantenerme ocupado con el presente. Lo pasado, pasado es.

Su rostro volvió a ser exhuberante y trató de acercárseme, pero lo detuve poniendo una mano en su pecho.- Tú sólo contéstame por favor.

Finalmente, Constantin me dejó para encaminarse hacia un mueble. Abrió una pequeña puerta y tras ella tenía un pequeño refrigerador donde guardaba varias botellas de “Sangre Real”, vertió un poco en una copa y la llevó hasta otra puertecita pequeña donde tenía escondido un microondas para calentar la sangre. Hasta que no apuró el vaso no se volvió hacia mí.

-Fui convertido en 1859. Me encontraba en Craiova, donde nací, durante un permiso que me concedieron para celebrar la unión de dos regiones de Rumanía.

-Valaquia y Moldavia.- confirmé yo- ¿Te convirtieron entre un hombre y una mujer?

Su rostro mostró durante una décima de segundo un atisbo de sorpresa y luego sus ojos grises se platearon y enrojecieron a la vez levemente- ¿Cómo sabes tú eso? Nunca se lo he mencionado a nadie.

Dudé si decirle cómo lo sabía, pero me dio un poco de miedo provocarle- Realmente no lo sé, sólo sé que esa idea llegó hasta mi mente cuando me besaste.

Constantin se relajó, se acercó hasta su sillón tras el escritorio y me contempló- Creo que al final no me equivoqué, realmente puedes llegar a ser lo que yo sospechaba.

-No te entiendo. ¿Qué crees que soy?

-Un Mediador.- hizo una pausa dramática esperando ver mi reacción ante lo que decía que yo era, pero yo estaba más confundida todavía y siguió explicándose.- Eres una persona con poderes sobrenaturales y no trates de decirme que no, cuando te enojas derramas poder en el aire, lo percibo. Una vez conocí a alguien igual a tí y sé de lo que puedes llegar a hacer. Tus poderes te dejan inmiscuirte entre nuestros mundos sin que por eso debas pagar un precio. Te explicaré: yo tengo los atributos típicos de los vampiros, rapidez, visión agudizada, fuerza extra... lo normal, pero para eso debí convertirme. Conociste a Donovan, y sabiendo cómo es él debió de notar tu poder y trató de hacerte ver el suyo, ¿me equivoco?- no quise decirle que todo lo noté cuando mi amuleto dejó de funcionar y me enfrenté a Bernie Prescott, así que solo le dije no con la cabeza para simplificar- Bien. Donovan es un were-panther y tú no necesitas serlo para percibirlo. Tienes que ser en parte Wicca y algo más para poder hacer todo esto sin llegar a pertenecer a ningún grupo en concreto. ¿Vas cogiendo el punto?

-Mis padres eran los dos Wiccas, así que lo soy por entero. Recientemente lo descubrí.- de repente tuve una idea- ¿Si ya conociste a alguien como yo por qué no me lo presentas? Quizás pueda ayudarme a descubrir mis límites.

-No puedo, murió un año después de mi conversión. Yo no sabía mucho de mis propias capacidades así que poco pude hacer por ella. Los vampiros que me convirtieron trataron de apoderarse de ella y al final la mataron cuando comprobaron que no podían dominarla. Pero quizás haya algo que si pueda mostrarte que ella hacía. Tiene que ver con el imprevisto del que te hablé antes. Ven por favor, frumo...

Levanté mi mano- Constantin: Como vuelvas a decirme frumo-lo-que-sea, te juro que busco a ver qué poderes son esos de los que me hablas y te pateo el culo con una carga extrasensorial.

Él me dedicó una sonrisa caliente- Por lo menos hemos pasado de llamarme Dinescu a decirme mi nombre. Todo un récord.

Salimos de su despacho. Mei Ling estaba esperando afuera, quieta como una estatua inamobible por el paso del tiempo hasta que aparecimos nosotros y cobró “vida”. Hizo una reverencia a su maestro y se posicionó detrás de nosotros, acompañándonos a través de un par de salones hasta un patio exterior. Yo estuve todo el camino inquieta, mirándo cada dos por tres hacia atrás con mi mano puesta en mi Beretta por si la vampira hacía algún movimiento hacia mí. Constantín le había dicho que no podía tocarme pero estar prevenida por si acaso me hacía sentir mejor.
El patio era hermoso, inmenso, lleno de flores, árboles y pequeños arbustos finamente podados en numerosas formas. En la parte izquierda había una gigantesca piscina iluminada por pequeñas luces acuáticas en todo sus bordes y numerosas hamacas dispuestas en el lado pegado a un muro. Cada pocos pasos por el camino central encontrábamos bancos donde poder sentarse a descansar. Un precioso estanque con una fuente central coronaba el final de la parte derecha. La mansión era toda un lujo. Tras un portón en el final pasamos a una gran cochera donde estaban guardados montones de vehículos, la mayoría muy caros. Miré a Dinescu señalándole los coches.

-¿Todos son tuyos?

-No. La mayoría son de mis vampiros, de los que viven aquí o de los que vienen para hacer su trabajo en la mansión. Yo tengo tres.

Él me señaló hacia un lado del enorme garaje donde había tres coches separados del resto. Sacó una llave de su bolsillo y apuntó a un precioso Porsche gris metalizado. El coche emitió un pitido y se abrió. Era de tres puertas y de ningún modo iba a meterme en la parte trasera para quedar encerrada entre los dos vampiros, así que hice un gesto de cortesía hacia la vampira asiática y le dejé ver que ella debía pasar detrás. Me miró con mala cara, pero no dijo nada. Quitó la katana de su hombro y se metió atrás. Puse bien el asiento delantero y me subí a la vez que Dinescu lo hacía en el lado del conductor. Como si el portón de salida supiera cuando era el momento se abrío para dejarnos salir a la calle. Dinescu arrancó y nos sacó de allí.

-¿A donde vamos?- pregunté.

-Recibí un aviso de que varios de mis hombres han sido asesinados. Donovan debe estar ya allí y quizás tú puedas ver algo con tus capacidades.

Me quedé pensativa preguntándome qué iba a poder hacer yo allí, pero como debía ir con él de todos modos, esperaba ser útil, fuese lo que fuese.

lunes, 5 de julio de 2010

Moonlight Capítulo 28

Capítulo 28:

April agradeció la visita de Giselle, desde que habían llegado al castillo no habían tenido mucho tiempo para hablar entre ellas. Giselle se colocó junto a ella para mezclar las especias en la carne que ella iba cortando y se susurraron al oído para ponerse al día. April había entablado buena amistad con el cocinero, que a su vez estaba conforme con las ideas de Wolfgang para derrocar a Oliver, y habían planeado algo que podía ayudar a bajar las fuerzas de sus enemigos. Iban a condimentar los alimentos del banquete con unas sustancias muy parecidas a los somníferos. No conseguirían dormirlos, pero sí mermar sus fuerzas.
Giselle estaba eufórica, por fin tenía alguna noticia sobre lo que se haría durante la competición. Luego llegó su turno de explicar cómo le estaba yendo con la familia de Valiant y le explicó sus teorías sobre que Isobel también era una víctima de los deseos de un loco por hacerse con el trono.


-Menos mal que lo has conseguido averiguar, si tú crees que no se interpondrá en nuestros propósitos, tendré cuidado de que ella no reciba los alimentos “súper condimentados”-aseguró April.


Aunque su conversación estaba siendo hablada en su idioma natural y nadie más las podía entender, decidieron dejarlo por ahora porque uno de los ayudantes de cocina de los que April no se fiaba estaba acercándose muy interesado. Cualquier mala acción tan cerca del campeonato podía dar al traste con toda la operación.


El resto de la jornada y de los dos días siguientes estuvo realmente ocupada entre terminar el retrato, conseguir la libertad de movimientos de Nínice por el castillo, tratar de ver a Wolfgang sin éxito y conseguir la ubicación exacta de Valiant. Lo último lo consiguió a última hora, pero no pudo verlo porque estaba bien custodiado.


La noche antes del campeonato llegó y no pudo evitar estar nerviosa por no saber exactamente que iban a hacer hasta que llegó Wolfgang de madrugada. Tuvo ganas de abrazarlo y llorar por lo mal que lo había pasado esos días, pero decidió envalentonarse y no mostrar debilidad por si acaso Wolfgang la podía considerar débil para hacer el rescate. Preparó todas las cosas que podían serle útiles para el rescate y las escondió en uno de los baúles que adornaban cerca del área donde dormían la guardia de élite.


La competición comenzó muy temprano, justo después de un buen desayuno que ellas mismas se encargaron de repartir entre los soldados. Varios criados portaban grandes bandejas cargadas de frutas, dulces o jarras de café y leche.
Giselle y April se habían puesto los mejores vestidos que encontraron, de esos que realzan el escote sugerentemente, y acicalaron su cabello para tener una apariencia imposible de resistirse. Ningún soldado se pudo negar a tomar algo de desayuno con las encantadoras sonrisas picantonas que les dedicaron.
Luego llegó el turno de servir el desayuno a Oliver, Isobel y Nínice, a la que por fin su cuñado había dejado asistir al evento después de aparentar sumisión hacia él.
Oliver estaba nervioso, muy inquieto, esperando ver una competición donde deseaba que todos los seguidores de Valiant por fin aceptaran su mandato. Nada más terminar los desayunos fueron hacia un palco que había sido preparado para la ocasión. Estaba en un lateral en el patio de armas, fabricado en madera y adornado con enormes banderas con los escudos familiares. Habían colocado tres butacas, dos enormes en el centro para el matrimonio y una algo más pequeña a la izquierda para Nínice. Varios guardias de la élite se colocaron justo detrás para vigilar y el resto de personas que asistían al evento con sus mejores galas- o sea, toda la gente del castillo, incluidos los sirvientes- se colocaron tanto en los balcones y ventanales que daban al patio como en la barrera de madera que se usaba para delinear la zona de la exhibición.
El general Wolfgang estaba también en el palco. Se levantó para dar un discurso de apertura que todo el mundo vitoreó y luego sonaron unas trompetas, el torneo comenzaba. Toda una estampa típica medieval.
Los primeros caballeros iban montados a caballo e iban a competir con lanzas. Tenían tres intentos de derribar al oponente antes de que Oliver diera su voto por el vencedor. Una sesión de ocho combates con dieciséis oponentes en total. Los que ganasen se enfrentarían de nuevo hasta que sólo quedase un vencedor.
Todos se cuadraron delante del palco montados en sus caballos, doblaron las lanzas hacia el palco a modo de saludo y con un grito de “que gane el mejor” las subieron rápidamente hacia arriba. Oliver levantó su mano complacido y los caballeros se separaron para tomar su puesto a cada lado del terreno.
Los choques de lanzas se sucedieron continuamente y al cabo de una hora se había resuelto la lucha. Turno para una exhibición con espadas.
Giselle y April habían estado mirando el torneo en un lado cercano a la salida del patio. Giselle se acercó hasta la oreja de April para susurrarle sin que nadie las oyese.


-¿Pusiste suficiente somnífero en el desayuno? Todavía están muy despiertos.


-¡Oh si!, pero por si acaso preparé más en las jarras de vino, cerveza y agua que vamos a servir. Con este calor nadie se negará a tomar un vaso. Tú encárgate de llevar con un criado las que no lo tienen para servirle a Wolfgang y los aliados.


Fueron hasta la cocina seguidas de los criados y volvieron cargados de jarras. April se acercó primero a Oliver ofreciéndole vino y él aceptó encantado. Luego lo ofreció a Isobel y Nínice, que dijeron al unísono que preferían agua, por lo que se acercó Giselle con otra jarra para servirlas. Continuaron con los guardias que custodiaban el palco. Wolfgang se giró hacia April para pedirle un poco de vino, pero ella dijo que se le había terminado la jarra y Giselle ofreció con una sonrisa la suya. Oliver había estado atento, pero al ver finalmente que el general también tomaba lo mismo que él no objetó nada.
Las dos mujeres continuaron su arduo trabajo de servir a todo el mundo allí presente con cautela de a quien iban dándole la bebida no contaminada. Estaban sudorosas cuando terminaron la ronda, justo cuando la lucha de espadas llegaba a su fin como si hubiesen sido coreografiadas con ella.
Ahora era el momento del combate cuerpo a cuerpo. Todos los que iban a realizar aquel espectáculo eran soldados de Wolfgang. Para sorpresa de todo el mundo los treinta luchadores se despojaron de todas sus ropas a excepción de unos pequeños pantalones cortos que tapaban lo justo de sus partes íntimas y comenzaron a transformarse en licántropos. Querían hacer una lucha en su verdadera naturaleza, peleando con garras colmillos y fuerza sobrenatural, todo un espectáculo.
Esa era la señal para que las dos mujeres abandonasen el patio de armas y fuesen hacia las celdas donde estaban Valiant y Savage. April corría junto a Giselle haciéndole pucheros


-No tenías que haberle dicho al general que les ordenase ponerse pantalones cortos para el cambio a licántropos.


Giselle le subió una ceja acusadora- Ellos estarán acostumbrados a verse en la desnudez, pero nosotras no teníamos que pasar por esa visión. Luego me lo agradecerás, si Savage se hubiese enterado después de que has visto a todos sus compañeros desnudos se iba a volver loco con ellos.


April resopló divertida pero no aminoraron el paso. Llegaron hasta los dormitorios donde residían los soldados de la guardia Real. En el pasillo estaba el baúl donde habían guardado las armas y la ropa para los muchachos, la recogieron y entraron. Todo estaba silencioso. Olía a “macho sudado”, según April, que se tapó la nariz ante el típico olor de los descuidados dormitorios masculinos. Al fondo estaba una puerta que daba a las mazmorras. La abrieron silenciosamente y comprobaron que solo habían dejado a un único soldado custodiando la zona. Estaba dormido, roncando como un tronco.


-¿Por qué este es el único que ya está dormido?- se preguntó Giselle.


-Porque a este le puse triple dosis de somnífero para asegurarme de que no nos molestaba en el rescate.- dijo April mientras le quitaba al guardia la llave que abría la celda.- Espero que nuestros chicos estén conscientes.


Giselle se acercó a la puerta temblando- Yo también.

jueves, 1 de julio de 2010

Concurso Internacional



Si chicas, hay un concurso recién horneado en uno de los blogs de Iza, para celebrar sus 400 seguidores. El premio se compone de tres libros de Sherrilyn Kenyon y lo hace a nivel internacional. Tiene unas reglas muy sencillas que mejor véis directamente cuando pinchéis el enlace de abajo. De todos modos lo dejaré en un banner en una de las columnas porque de plazo hay hasta el 1 de Agosto. Animaros a hacerlo porque en verdad es muy fácil y no todos los días se celebran los 400 seguidores (yo por ahora me conformo con mis 24 ;) )

Pincha en el enlace para ir a la página del concurso
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