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sábado, 26 de marzo de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 31: La familia Donovan

Elwood no me pareció que quedara muy lejos pese a que necesité un par de horas para llegar por aquel camino tan estrecho y lleno de hoyos. La calle principal estaba bien iluminada por numerosas farolas de estilo anticuado y pintura envejecida, señal de que habían visto tiempos mejores. Pese a todo funcionaban de maravilla. La buena iluminación nos ayudaría para ver si alguien se acercaba a nosotros desde lejos pero a la vez nos hacía un blanco muy visible. Miré hacia Donovan para comprobar como seguía y tras verificar que estaba dormido me adentré con cautela aminorando la marcha. Alabé su esfuerzo para no quejarse por el dolor durante el trayecto aunque su cara me había estado diciendo lo contrario. Le había hecho un torniquete en la pierna con un trozo de tela de la manga desgarrada de mi jersey y parecía estar aguantando bien sujeto. Casi terminando de atravesar aquella zona caí en la cuenta de que yo no sabía donde vivía la doctora Maxwell, esa misma noche había sabido que ella vivía en Elwood.
El brazo donde Donovan me había marcado todavía me escocía bastante pese a estar cicatrizando. Donde antes estuve desgarrada ahora había nueva piel rosada que con suerte estaría casi bien en un día. Me arañó y mordió en el mismo sitio con lo que esa zona estaba entumecida cuando el dolor cesó, lo extraño era que cada vez que me lo miraba mientras había conducido se me asemejaba más a una figura felina, como una pantera. Curiosamente el mismo tipo de animal con el que él estaba relacionado. Miré hacia todos lados buscando algún negocio que estuviese abierto a esas horas de la madrugada pero claro, era imposible. Solo puedes ver bares o moteles abiertos las veinticuatro horas en carreteras principales, nunca en un pueblo. Pasó por mi mente la idea de comprobar si allí podrían tener algún prostíbulo. Ningún pueblo o ciudad se libra de tener un sitio así. Al final lo deseché, primero porque meterme en un sitio así no podría darme nada más que problemas al ser una chica, segundo porque dudo que la doctora visitase lugares como ese y tercero pero no por ello menos importante, no iba a dejar solo a Donovan en el coche esperándome sin protección en su estado. Además, si se despertase sin saber donde estoy es capaz de salir a buscarme pensando en que me hayan raptado. Al final conduje directamente hacia la casa de los padres de Matthew esperando no asustarlos demasiado cuando me vieran aparecer con su hijo en esas condiciones.
Llegando al final de la avenida Missisipi avisté la casa de los Donovan, con sus lindas cortinas floreadas asomando por las ventanas principales. No había luces encendidas ni nada que indicara si alguien estaba levantado. Apagué el motor del coche y comprobé de nuevo como estaba él mientras era renuente a llamar a una casa a esas horas. Su frente estaba cubierta de fino sudor y tiritaba ligeramente. Puse mi mano en su frente y la tenía hirviendo con fiebre muy alta. Eso me preocupó y me hizo decidirme para ir a llamar a la puerta.
Salí suavemente fijándome en el exterior por si alguien nos había seguido. El viento soplaba recio y traté de taparme el cuello todo lo que pude con mi jersey para evitar resfriarme. Cuando estuve satisfecha de no haber sido seguida subí los escalones hasta el porche. La madera crujió levemente y me asusté pensando en que al final nos había encontrado. -¡Dios! Si sigo así me va a dar un infarto… Tranquilízate Eve, aquí solo hay weres… creo.- Toqué en el timbre y esperé paciente hasta ver si me habían escuchado llamar mientras tiritaba por el frío.
No tardó mucho en encenderse una luz lejana visible tras la cristalera de colores en la parte superior de la puerta. Por el rabillo del ojo noté cómo la cortina floreada se movía levemente como si alguien estuviese espiándome desde allí. Una voz profunda tras la puerta preguntó sin abrir- ¿Quién es?
-Buenas noches. Soy Evelynn Tunner, nieta de Rose Tunner, siento molestarlo pero necesito que me ayude a encontrar a la doctora Maxwell porque…
-¡Dios mío Clhaus, Matt está en ese coche y presiento que algo anda mal! ¡Abre!- debía ser la madre de Donovan la que estaba mirándome desde la ventana.
La puerta se abrió rápidamente y un hombre algo mayor pero bien fornido y en pijama pasó delante de mí sin ni siquiera mirarme directo hacia el coche. Era el padre de Donovan, cuando lo vi creí que era una versión mayor de él por lo mucho que se parecían excepto en el color del pelo. El de Clhaus es oscuro casi como ébano y bastante canoso por los lados. En apenas unos segundos apareció por la entrada de la casa un muchacho joven también bastante alto y parecido a ellos llevando sólo unos pantalones ligeros y tras preguntar a la madre qué pasaba fue a ayudar a traerlo.
Después de que lo introdujesen asomó una mujer mirándome preocupada y me habló muy amablemente pese a los nervios que afloraban en su rostro- Pasa por favor. Estás muy nerviosa. Deja que vea que ellos se ocupen de mi Matt y yo te prepararé una infusión relajante, entonces me contarás qué ha pasado.
-Gracias pero primero debo esconder el coche, por si acaso nos han seguido. No quisiera meterlos en más problemas de los que ya tengo yo.
Sin perder un segundo en mirarme se adentró hacia el fondo diciendo que enviaría a Kane para que metiera el coche en el patio trasero. Quería ir hacia donde hubiesen llevado a Matt pero ella no me dejó. Volvió hacia mí y me llevó hacia la cocina cogiéndome por los hombros tratando de confortarme. Puso una tetera a calentar y colocó unas hierbas en dos coladores para infusiones. Estaba un poco temblorosa quizás debido a haber visto a su hijo herido y mientras hervía el agua se entretuvo en preparar una bandeja con una servilleta, un azucarero, una jarrita de miel, un plato y por último dos tazas con los coladores dentro.
Me dijo que se llamaba Miranda pero que prefería que le dijesen Mindy. Era una mujer de complexión un poco gruesa, entradita en carnes como se suele decir, de cabello castaño rojizo a la altura de los hombros con algunos mechones encanados como único signo de la edad. Era del mismo color que el de Donovan. Su cara era jovial pese a la preocupación. Cuando apagó la tetera se ajustó el cinturón de su mullida bata color granate y tras verter el agua en las tazas trajo todo a la mesa. Mientras ella hacía la infusión traté de explicar quién era e iba a decirle por qué Donovan estaba herido pero ella me detuvo alzando levemente una mano tranquilizadora.
-Siéntate por favor y tómate esto, entrarás en calor y tranquilidad enseguida. Solo cuando hayas terminado tu taza me contarás que le pasó a mi Matt.
Siendo adicta al café hubiese preferido tomarme uno pero no iba a ser desagradecida. Yo no era la que estaba nerviosa allí. Supongo que ella quería tener compañía mientras se tranquilizaba y conseguía saber qué había pasado. Le di las gracias y vertí algo de miel en mi taza. Cuando creí que ya estaría derretida y se habría enfriado lo suficiente tomé un trago. Sabía muy bien y fue reconfortante. Mi abuela tiene sembrado en su jardín un montón de este tipo de plantas así que más o menos supe de qué estaba hecha la infusión: valeriana, melisa, hipérico y como nota resaltante en mi paladar degusté flor de azahar al final del trago. Era una mezcla de hierbas espectacular para relajar. Miranda comenzó a beber de su taza y fue cuando me decidí a explicarme, por supuesto obvié las partes en las que tendría que explicar el personal interés del maestro de la ciudad y de su hijo sobre mí porque me sentía incómoda hablando sobre eso con alguien a quien acababa de conocer. Ni siquiera a Tina la había puesto al corriente de esto. Pensar en ella me hizo recordar que no me había vuelto a poner en contacto con ella y que lo haría por la mañana en cuanto tuviese lugar, por ahora quería estar pendiente de Donovan.
Pese a haber dado numerosos sorbos pequeños a mi infusión terminé de contar mi historia a la vez que soltaba la taza encima de la bandeja. Miranda me había escuchado pacientemente desde mi explicación sobre que conocí a Constantin mientras cubría una noticia y que quiso que le hiciera un reportaje, cómo conocí a Donovan y así hasta llegar a nuestro encuentro con los were en el garaje. Ahí fue cuando la percibí un poco tensa al saber cómo Matthew se enfrentó a ellos y yo casi lo atropello en la huida.
-Mi Matt siempre tan impulsivo… - dijo ella pensativa- por eso quiso hacerse policía, siempre ha creído en la justicia y el deber con los demás. Sé que mi hermana le dijo que te cuidase y me alegro, vete a saber qué hubiese pasado contigo si no hubiese aparecido allí.
-O sea, que por tu culpa mi hijo está así de herido. -Miranda y yo nos volvimos hacia la entrada de la cocina. Clhaus estaba en el umbral de brazos cruzados y con la mirada entrecerrada, un claro gesto amenazante que indicaba intencionadamente que no le había hecho gracia saber cómo había sido herido por mi culpa. Entró sin apartar la mirada de la mía y se acercó lo suficiente como para que mis pentalfas comenzaran a hormiguear y yo pudiese ver cómo se formaba una nebulosa rojiza a su alrededor.- Te relacionas con vampiros, hueles a vampiro y tus ojos dicen exactamente que puedes ser uno de ellos aunque a la vez… -con la parte externa de sus dedos retiró los trozos desgarrados de mi abrigo y examinó la carne desnuda de mi brazo bajo él. Sus ojos se abrieron enormemente cuando comprobó el zarpazo y la mordida que creaba la ilusoria imagen de una pantera- Mindy, no lo puedo creer, ¡Matthew la marcó!
Miranda abrió los ojos con sorpresa y se acercó hasta mi brazo para verlo- ¡Es imposible! Ella no es un vampiro exactamente, Enrietta me explicó lo que creía que le pasó pero tampoco podría haberla marcado, no es una de nosotros.
Siguieron haciendo suposiciones sobre cómo podía estar marcada y yo me incomodé tras unos largos minutos.- Por favor, ¿podrían dejar de hablar de mí como si no estuviese? Yo tampoco sé por qué exactamente lo hizo o como lo consiguió si según ustedes no se puede marcar a nadie que no sea were, pero ahora mismo lo único que me gustaría saber es con qué fue intoxicado su hijo. Créame señor Donovan, si hubiese tenido la intención de dañarlo podría haberlo atacado cuando veníamos hacia aquí.
-¿Y quién dice que no fuiste tú? Creo que mejor te quedas aquí. Llamaré a un par de panthers para que te vigilen hasta que curemos a Matt. Si él dice que pasó exactamente lo que has dicho te dejaré pasar a verlo. Si no coincide, entonces haremos una reunión por la mañana con el resto de las familias y determinaremos qué hacer contigo.-Automáticamente cogió un teléfono y marcó para dar aviso a los were que me iban a vigilar.
Miranda iba a protestar pero una mirada estrecha de su marido hizo que ni lo intentase. Suspiró y se fue hacia la puerta de entrada- Creo que iré a llamar a Enrietta, ella sabrá que decir sobre Evelynn.
Al abrir la puerta casi se chocó con la doctora Maxwell que recién llegaba acompañada de Kane. Llevaba el pelo suelto y algo despeinado, los ojos ligeramente hinchados e iba vestida como si hubiese cogido lo primero que tuvo a mano. La habían despertado para traerla. Cruzó un saludo con Miranda y tras saber donde estaba Matt entró hasta el dormitorio con Kane que portaba su maletín de medicina.
Los were-panther llegaron a la vez que lo hizo Miranda con Enrietta y Nathan, el marido de esta. Clhaus miró con desaprobación hacia él- ¿Qué haces aquí Nathan?
-Intentando poner un poquito de sesera y justicia aquí Clhaus. Siempre estás pensando en conspiraciones, deslealtades y engaños a tu alrededor. Ella es inocente, Enrietta y yo respondemos por ella en nuestra amistad con su abuela.
-¿Y es mentira que no ha habido deslealtades aquí? La tuya concretamente cuando quisiste sacarme del liderazgo de los panthers.
-No remuevas más las cosas, sabes que lo hice porque casi te cargas nuestra comunidad con esas intrigas tuyas diciendo que todos éramos sospechosos de los asesinatos del ochenta y tres. Desde que encontramos a los culpables yo no he vuelto a insinuar nada. Han pasado muchos años y todavía no logras perdonarme por pensar en el bienestar de la comunidad.
-¡Insinuaste que me había vuelto loco!
Las nebulosas rojas iban en crescendo a cada frase dicha a pleno pulmón. Si continuaban así pronto todos nos ahogaríamos consumidos por la fuerza de sus poderes were-¡Ya está bien los dos, estoy harta de vuestros egos heridos! Dejad eso de una vez y atendamos lo que está pasando aquí- dijo Enrietta furiosa. Su nebulosa pese a ser pequeña brilló de rabia- Te dije que respondemos por ella así que la dejarás libre de sospecha alguna. Y es solo mitad vampiro aunque no fue su culpa.
Hasta ese momento la cocina había parecido una pista de tenis con todos los presentes mirando de un lado a otro de la mesa conforme Clhaus y Nathan exponían sus inconvenientes del otro, pero desde que Enrietta había soltado esa bomba todas las miradas estaban sobre mí. Quería ser tan pequeña como una mosca y poder evitar sus miradas. Eran miradas de incredulidad, de espanto o de sorpresa. Hasta ahora no había sabido cómo definirme a mi misma para encajar en algún tipo palabra que pudiese definir qué tipo de espécimen soy pero Enrietta si las encontró. Explicó a Clhaus como mi sangre estaba inundada por genes vampiros antes de nacer y también comentó que desde que me había visto la primera vez llevaba indagando en libros antiguos para encontrar una respuesta convincente. Ella pensaba que quizás a causa de esos genes era por lo que había podido ser marcada, porque el vampiro que ayudó a mi transformación podría tener afinidad con los were-panther.
-¿Entonces ella qué es?- preguntó Kane cuando regresaba con la doctora.
-La hermana blanca de Blade- le respondí yo con sarcasmo.
Kane echó la cabeza hacia atrás y se rió a carcajadas. Después arrimó sin miedo una silla del revés hasta donde estaba yo y se sentó a horcajadas- Esa estuvo bien, pero ahora en serio, ¿qué eres tú?
-La Riath de los vampiros me dijo lo mismo que Dinescu, dice que soy un Mediador. Añadió “un vampiro que camina al sol” antes de que escapáramos.
-También estuve investigando sobre eso en mis libros antiguos, concretamente en uno que guardaba en una urna de cristal para que no se desintegrara por lo antiguo que es. Tuve que manejarlo con pinzas quirúrgicas y guantes además de usar luz ultravioleta como única fuente de iluminación. Los mediadores fue una raza extinguida que se dedicaban a mantener la paz entre las distintas razas, ya fuesen vampiros, licántropos, nigromantes, magos o humanos. Eran temidos y respetados por todos y nacía uno cada vez que se avecinaban conflictos entre razas que pudiesen desequilibrar el biosistemas. Era algo así como un Ejecutor de Leyes Sobrenaturales. En su sangre estaban mezclados todos los genes de las distintas razas con lo que tenía todas sus características y virtudes.- me señaló- Ella es parte humana, parte vampira, tiene los poderes nigromantes de su padre biológico y los poderes Wicca de su madre. Ahora también tiene poder Were a través de la marca de Matt, estoy segura al cien por cien de que es una Mediadora, un Ejecutor. Por eso Kareemath te llamó vampiro que camina al sol, porque pese a portar genética vampira el sol no te afecta.
-Kareemah dijo que tuvo uno hace mucho tiempo pero que era completamente humana y no mencionó nada de otros genes diferentes. Era su amante.
-¿Podría ser que ella supiese exactamente en qué podría convertirse y para evitarlo la mantuvo cerca con el fin de no dejarla evolucionar? -Pensó Kane.
Enrietta le miró entusiasmada- Dios Kane, me sorprendiste con esa teoría. Pensé que solo te interesaban las cosas típicas de tu adolescencia como la música y salir holgazaneando de las responsabilidades, creo que puedes llevar razón.
-¡Hey, no soy sólo una cara bonita y un lindo trasero!- dijo sonriente.
-No creo que decirte que eres un vago que solo se preocupa de la fiesta sea exactamente un cumplido, ¿no?- le dije por lo bajo a Kane.
Me guiñó un ojo- Créeme si te digo que con haber hecho caso a mi teoría me siento más que satisfecho. Los padres nunca escuchan cuando decimos algo inteligente mientras somos adolescentes.
-Bueno, historias aparte os comentaré lo que encontré cuando revisé a Matt.- a Maxwell le pareció ridícula la teoría sobre mí- La bala que recibió en su pierna quedó alojada muy cerca de la arteria principal pero gracias a Dios no llegó a tocarla por lo que no es mortal al cien por cien. Lo sorprendente en este caso es con qué esta fabricada la bala en su interior: plata líquida mezclada con trozos de pirita que al impactar rompe en mil pedazos tratando de integrarse en el torrente sanguíneo. Los cortes internos que puede producir la pirita en nuestro organismo provocan que el trabajo de cicatrización sea veinte veces más lento con lo que la perdida de sangre es mayor llegando al desangramiento total en cuestión de unas horas. He inyectado una solución imantada en las venas para tratar de arrastrar los trozos de pirita hacia la pierna. Es lo único que puedo hacer sin arriesgarme a cometer un error fatídico por lo que ahora depende de lo fuerte que sea Matt para aguantar hasta limpiarse.
-¿Podemos pasar ya a verlo?- preguntó Miranda.
-Si aunque está sedado para que no le duela. Solo intentad que no se mueva de ahí hasta que mañana pase a revisarlo.
Dieron las gracias a la doctora y sin perder un segundo entraron a verlo. Los were que había llamado Clhaus no sabían qué hacer porque realmente no habían recibido la orden de vigilarme y Kane estaba curioseando por mi reciente marca en el brazo. Maxwell colocó las tijeras que llevaba en la mano dentro del maletín y dirigió su mirada hacia lo que estaba haciendo Kane. Su dura mirada hizo que supiese que me había ganado una nueva enemiga, como siempre sin haber hecho nada para ello.
Me dio un dedo acusador.- Te conté sobre mi interés por Matt, me aseguraste que no te interesaba y ¿ahora vuelves con su marca? En nuestra comunidad nosotras los escogemos y él era para mí, perra…
Kane se rió- Dona, hasta yo con mis pocos diecinueve años sé que para que podáis escoger primero tienen que hacer una propuesta. Matthew nunca te dijo nada sobre emparejarse contigo así que técnicamente tu reclamo no tiene nada de valor.
-¡Pero tampoco me rechazó!- una lágrima se escapó de su ojo derecho y rápidamente la quito con un pulgar. Se volvió para que no pudiésemos verla así y se alejó para dirigirse al exterior- Kane, llévame de vuelta a mi casa, sabes que vine en tu coche.
Se levantó de la silla y cogió una chaqueta para abrigarse, se despidió de mí y cerraron la puerta al salir. Quería ir a ver a Matt pero llegaron justo cuando me levanté. Enrietta ofreció su casa para que pasara el resto de la noche allí y volver por la mañana para verlo.
La habitación de huéspedes era muy acogedora con el color verde predominando sobre los demás. Enrietta me dejó un camisón para dormir y algo de ropa suya para poder vestirme decentemente por la mañana y tras mostrarme el baño me deseó buenas noches y me dejó sola para que pudiese asearme. Veinticinco minutos después estaba embutida en la cama con un par de mantas sobre mí. El amanecer estaba casi completo.
Di un montón de vueltas pero el cansancio hizo presencia y caí en un profundo sueño terrorífico fomentado por mi preocupación latente por cómo estarían Donovan y Constantin. Sentía como si ellos a su vez estuviesen pensando en mí.
A las diez de la mañana me desperté. No estaba completamente repuesta porque tres horas de sueño no eran gran cosa pero por lo menos no me encontraba tan tensa como la noche anterior. Me embutí dentro de los pantalones de cintura elástica y el holgado jersey de Enrietta y fui a desayunar a la cocina. Enrietta estaba preparando un ungüento para Matt y Nathan cortaba leña para el fogón en el exterior. Mantuvimos una ligera conversación sobre lo ocurrido ayer porque más o menos sabía ya casi todo y dijo de acompañarme para ver a su sobrino.
Dos minutos más tarde habíamos tocado el timbre de la casa de Clhaus y estábamos entrando al salón de cortinas floreadas.

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