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martes, 28 de junio de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 36: Odio las visiones

Siento la tardanza y pido mil perdones. Estábamos en casa de limpieza general y pintando paredes cuando recibimos la llamada que llevábamos tiempo esperando para que operaran a mi marido. Como decimos aquí, nos pilló el toro con la casa patas arriba, y entre la operación y poner todo de nuevo en su sitio no he parado para escribir. Espero que os guste el cap. Besitos.



Capitulo 36: Odio las visiones
Pese a que creí que mi vida había terminado todavía respiraba. Tal vez hubiese sido mejor estar muerta porque el dolor tan intenso por todo mi cuerpo era insoportable. Por unos largos minutos no reconocí donde estaba, ni cómo había llegado allí ni tan siquiera porqué todo me dolía… por unos interminables minutos, luego los recuerdos llegaron de golpe y la rabia fluyó por mi cuerpo dolorido. Los ojos me escocían del coraje, en esos momentos no debían de ser rojos como siempre, si no parecer dos ascuas bien prendidas. Juré con el poco aliento que conseguí reunir que si salía de esta iba a hacer sopa de picadillo con Jacob. Hurgué por mi cuerpo en busca de mis armas y debían de haberme registrado porque no quedaba ni una sola. Suspiré entrecortadamente, si tan sólo pudiese pedir ayuda… El sabor metálico a cobre sobre mis labios era solo un recuerdo más de la paliza. Por instinto relamí mis labios y degusté mi propia sangre ya seca y con asombro debo decir que me gustó, fue algo así como una pequeña recarga en mi batería interior y quise incorporarme. Armándome de valor conseguí apoyar las palmas de mis manos sobre el suelo y erguirme un poco imitando una flexión. Bueno esto iba bien, ahora a intentar levantar el tronco y sentarme. Tras cinco minutos conseguí permanecer sentada apoyándome sobre una fría pared y eché un vistazo a mi alrededor. La habitación permanecía a oscuras pero como siempre había tenido buena vista podía ver todo, supongo que es uno de los pequeños lujos de ser una humana mestiza, o vampi-humana o como me gusta llamarme, ser la hermana blanca de Blade.
Estaba en una habitación pequeña que apenas llegaría a los nueve metros cuadrados. En la pared frente a la que yo estaba usando como soporte pude ver una mesa bastante grande que ocupaba dos tercios del muro y una taquilla metálica muy ancha, a su lado tenía un lavabo y un frigorífico. Algo en la habitación me decía que era extraña, como si algo no encajase. Normalmente tengo buen instinto así que fui gateando hasta allí para investigar y usando el asidero de la puerta del Frigo conseguí levantarme. Fue bastante lento y pesado, pero lo conseguí. La cabeza estuvo dándome vueltas un minuto hasta que me estabilicé y mi cuerpo seguía lento y cansado, pero nada como conseguir alzarme para hacerme sentir mejor.
Cogí el tirador de la puerta del frigorífico pero no se abrió. Me enfoqué un poco más en la puerta y vi que tenía un candado. Probé en la taquilla y tampoco tuve suerte, también estaba cerrado. El lavabo tampoco tenía nada. Menuda mierda… pensé en que mejor me iba a la mesa y me tumbaba sobre ella a esperar a que algún hijo de puta viniese a por mí cuando todo terminara, siempre sería mejor que estar en el frío suelo. En las pelis siempre encuentras algún objeto de última hora que te sirve para escapar, pero esto es la vida real y aquí no hay nada.
Con un pequeño saltito apoyé mi culo sobre la mesa y mis pies quedaron colgando. Era un a mesa demasiado alta y daba una sensación al tacto muy fría, como si fuese hecha de acero o un material similar. Roté mi cadera hacia la pared tratando de tumbarme y noté algo medio húmedo- medio reseco en la palma de mi mano cuando cogía la posición adecuada para echarme hacia atrás sobre la espalda. Con el dedo índice y el pulgar masajeé aquello intentando adivinar qué era porque mi vista era superior pero no daba para tanto. Al contacto con mi propio calor y el roce percibí el olor, era sangre. ¿Qué coño hacía eso allí?, quise preguntarme, pero no tuve tiempo. La neblina que me llevaba a otro momento anterior me cubrió y mis ojos se cerraron. Esto no me iba a gustar…
Estuve a la deriva completamente ciega durante algunos minutos. Conseguí abrir los ojos y fue la peor decisión de mi vida, estaba mareada, la cabeza me daba vueltas y mi cuerpo era tan pesado que apenas podía moverme. Una tortuga podría hacerlo a más velocidad que yo. Levanté mis manos intentando frotar mis ojos para aclarar mi visión pero el olor a quemado y el escozor sobre mis muñecas hizo saltar mi alarma. Ignoré el dolor y acerqué mis dedos lo más que pude hasta que comprobé que estaba atada con cadenas de plata a la mesa. Pensando sobre qué cuerpo había ocupado temporalmente y teniendo hechas algunas conjeturas toqué con la yema de mis dedos sobre mis dientes y tal como había supuesto mis colmillos sobresalían.
Giré mi cabeza para verificar la habitación que al contrario de cómo estaba en mi tiempo presente ahora se veía bien iluminada. Todo estaba igual a excepción de que también había una videocámara colocada sobre un trípode apuntando directamente a mí. En ese preciso instante la puerta se abrió y entró Jacob acompañado de dos personas más.
-Hola Martin, por fin despiertas.
Como siempre que le daba la gana mi cuerpo anfitrión comenzó a moverse ajeno a mi voluntad. Martin miró fijamente hacia Jacob y le siseó.- ¿Por qué me colocaste unos grilletes?
Jacob le palmeó en el hombro y expuso la que supondría era su mejor sonrisa falsa- Ha sido por tu bien y el nuestro. Como estábamos experimentando con el láudano no sabíamos como iba a reaccionar tu cuerpo con el fármaco y decidimos atarte por nuestra propia seguridad.
-¿Y bien?-Dije en un tono agrio por el que Martín dejaba ver que no estaba a gusto con la posición en la que era mantenido sobre la mesa. Qué extraño se me hacía saber que estaba moviendo la boca y la voz que salía no era la mía, nunca me acostumbraré a ello.
-El resultado ha sido excelente. Se necesitó una dosis extremadamente alta para conseguir debilitarte por completo pero con el tiempo conseguiremos algo más concentrado y difícil de detectar. También hay que tener en cuenta que tu edad es demasiado joven para sacar conclusiones definitivas, pero es un gran paso. Cuando consigamos algún ejemplar con más años haremos nuevas pruebas.
-No recuerdo bien cuantos vasos de sangre me diste a probar, pero recuerdo que en los tres últimos noté un regusto extraño.
Uno de los acompañantes se acercó hasta la taquilla y abrió la cerradura con combinación. Me esforcé en alargar mi cuello con precaución y conseguí avistar los números, 3479. Abrió la puerta y pude ver que el armario estaba lleno de utensilios de enfermería: vías, agujas, bolsas, guantes, bisturís… cogió una bolsa, un tubo y una vía y se las dio a Jacob que volvió su atención de nuevo a mí, o sea, a Martin-Eso es lo que tenemos que conseguir que no se note para cuando regreses de nuevo a la mansión. Ellos no deben notar nada extraño en el sabor. Ahora voy a sacarte sangre y hacer nuevas pruebas.
-¡Joder! ¿No sacaste ya suficiente mientras me drogabas como para tener que hacerlo de nuevo?
-Cada una ha tenido un resultado diferente. Además, ¿qué le puede suponer un pinchazo más o menos a un vampiro? Lo único malo es que debo sacarte la sangre mientras estás despierto, si no se queda coagulada y permanece así hasta que despiertas. Por fuerza debes notar el dolor.
-Si fueses cuidadoso no sería nada, pero tú lo haces con mala idea y aunque ahora sea un vampiro duele bastante. ¿Que tenga más fuerza y aguante no significa que en algún momento no pueda doler tanto según como tu vayas a inyectar la aguja! ¿Qué diría el reverendo si viese lo que estás haciendo con un hermano que ayuda en la causa?
-Shhh… será la última vez, lo prometo.- e inyectó la vía sobre la parte interna del antebrazo. Tal y como advirtió Martin dolió como el infierno y Jacob sonrió, estaba disfrutando de ver la cara de dolor del vampiro.- Tú deja a Kern la parte política y déjame a mí que consiga su camino despejado para conseguirlo.
Los minutos pasaban lentamente entre el dolor por culpa de la vía y de mis muñecas y el mareo procedente de la droga que portaba en mi cuerpo. Cambiaron tres veces la bolsa llena con la sangre de Martin y los efectos de la falta de ella en las venas iban sustituyendo al láudano perdido. El mareo desaparecía pero el cansancio me llenaba y era muy parecido al que yo sufría por mi misma en el presente. Iban a colocar la cuarta bolsa y Martin por fin habló.
-Jacob, ¿qué estás haciendo? ¡Para o conseguirás desangrarme!-Siseando Martin tironeó de las cadenas intentando soltarse consiguiendo solo que el nivel de dolor aumentara para ambos. ¡Joder, lo que daría yo ahora mismo por no estar aquí! ¿Por qué demonios tenía yo que revivir esto? ¿Qué finalidad?
Una carcajada maliciosa resonó en la habitación mientras colocaba la cuarta bolsa en su lugar y apretaba un poco más la aguja para provocar mayor dolor en el brazo- ¿De verdad creíste que tú no terminarías como los demás? Ahora eres uno de ellos y no puedo dejarte libre, Martin.
-¡Lo hice porque tú me lo pediste! ¡Tú pediste un voluntario para infiltrarse entre los vampiros!- gritó asustado, ya sabía cual iba a ser su destino y yo iba sabiendo cosas que me dejaron helada.- ¡Tú me necesitabas para saber sobre ellos y cómo matarlos!
-Y la causa agradece tu ayuda para saber como podemos atraparlos, pero todos sabemos que lo que te impulsó a dejarte convertir en un monstruo fue el cáncer que padecías. Ahora que estás sano, ¿quién dice que cuando consigamos eliminar a toda esa escoria terminarás por eliminarte también a ti mismo? Yo no lo creo, ahora bebes y cazas igual que ellos, eres uno de ellos, ¡eres un monstruo!
Martin lloró lágrimas de sangre e imploró por su no-vida. Nada de lo que dijo cambió la actitud de Jacob. Él era un monstruo y no los vampiros. Los que lo acompañaban sacaron del armario metálico varias probetas y sustancias en las que iban vertiendo pequeñas cantidades de sangre vampira. Algunas reaccionaban al mezclarse y se prendieron. Otras se ennegrecieron pero no supe adivinar qué significaba. Otras no mostraron nada. El vampiro intentó negociar en un último esfuerzo por salvarse con información concerniente a los vampiros de Indiana, explicando la reciente llegada de la Riath a la mansión del maestro de allí y de la animosidad de un vampiro llamado Lucius sobre el maestro de Illinois. Martin sabía de una trampa que Lucius tramaba para sacar a Constantin Dinescu de su territorio e intentar acabar con él. Eso llamó la atención de Jacob que paró de aguijonearlo con la aguja y le instó a que le contara. Se negó a hacerlo si no le soltaba y Jacob explotó en ira, sacó un frasco lleno de plata líquida y tras rasgarle la camisa vertió unas gotas sobre su estómago. La carne de Martin humeó por la quemadura y gritó en agonía. Yo no podía soportar más el compartir aquel dolor y recé por salir de aquello, pero continué allí sin poder hacer nada.
-Ahora me vas a contar todo lo que sabes o te juro que antes de morir sufrirás una tortura como nunca has visto antes. Tú decides, o hablas y termino rápido contigo o lo hacemos de la forma que me hará disfrutar más.- dijo vertiendo nuevamente un poco más de plata.
Martín al final contó todo: había trazado buena amistad con Lucius por ser uno de los antiguos y pensando en que podría sacarle más información y éste al final lo metió en la operación contra Dinescu. Como vivía en Chicago pensó que era un buen enlace para meter a sus aliados en la ciudad sin levantar sospecha. Uno de los contactos que ya estaban en Chicago era Margot, que trabajaba como infiltrada en la mansión haciendo de puta de Constantin a la espera de que o él o Moretti al final la convirtiesen en vampira. Margot le había contado en una de sus reuniones para informar de lo que hacían en Chicago que a ella le daba igual quien llevara a cabo su conversión mientras consiguiera su objetivo, pero que sentía devoción por Lucius. ¡Ya sabía yo que esa perra era una chalada hija de puta que me daba mala espina!
Por lo visto el plan era meter a Bernie Prescott en la ciudad con una cautiva- en este caso Gina Banks- y dejarse atrapar por Constantin para provocar un juicio en Indianápolis acusándolo de secuestro e intromisión en territorio de otro maestro vampiro. Cuando estuviesen allí lo acusarían de traición haciendo que Margot confirmase que era Dinescu quién había preparado el rapto para derrocar a Moretti haciendo que fuese ejecutado por sentencia de Kareemah. Todo un plan retorcido propio de la mentalidad de un vampiro sediento de venganza. En todo esto Moretti iba a apoyar a Lucius con tal de conseguir que le diesen también Illinois para gobernar. Cuando Martin terminó de contar lo que sabía se quedó mirando a Jacob esperando por lo que le fuese a hacer.
-Sabes, esto nos puede venir muy bien para nuestra causa. Será un momento perfecto para eliminarlos a todos cuando estén reunidos en Indiana. ¿Cuándo van a hacer todo esto?
-Está en marcha. Prescott tuvo encerrada a la famosa bailarina en un piso que tengo y ya fue atrapado por Dinescu, aunque escapó. Pronto llamarán para decir que lo atraparon y hacerle ir allí.
-Bien, entonces debemos colarnos en los principales negocios de Dinescu y poner algunos micrófonos para que sepamos cuando partirá. El muy estúpido sigue pensando a veces como un humano y no toma tantas precauciones como hacen los demás vampiros de alto rango. Será pan comido y aprovecharé para hacer algunos destrozos en nombre de nuestra causa.
-¿Qué harás conmigo?- preguntó temeroso.
-¿Qué qué haré? Mmm… déjame pensar… ¿Matarte? No creo que tengas ya nada que pueda servirme y has demostrado que traicionarías a cualquiera con tal de salvar tu culo y tus colmillos. Eres basura, Martin.- dijo cogiendo una estaca y acercándose de nuevo a él. Justo cuando creí que nos mataría a los dos ya que mi espíritu también estaba allí en ese momento, Jacob pareció pensárselo mejor y volvió de la taquilla con algo parecido a una navaja grande y una sierra- Creo que al final sí servirás para algo más en nuestra causa. Voy a cortarte en pedacitos para comprobar si después del cambio de humano a vampiro el cuerpo es exactamente igual o varía. Siento curiosidad por comprobar cómo la sangre os mantiene.
-¡Noooooo!
¡Dios, Jacob está loco! Un temor me inundó, no sabía cómo salir de allí. Estaba tan cansada, nerviosa y bloqueada que no conseguía concentrarme para querer estar de nuevo en el presente. Probé a chillar, probé a patalear pero nada servía, seguía viendo a Jacob acercarse a mí. Me pregunté a mí misma donde estaban todos, Donovan, Mina, Kane, Dinescu, mi abuela… quería que en esos momentos hubiese alguien conmigo para ayudarme a escapar. Entonces escuché una voz lejana.
-Evelynn, ven. Vuelve a mí, te necesito. Despierta.
No reconocí la voz pero me calmé lo suficiente como para volver a escucharle hablarme.
-Evelynn regresa. Eres la única esperanza que tengo, ven.
La neblina me envolvió en el momento justo que Jacob se lanzaba con el cuchillo sobre Martin e hice ademán de respirar con mi espíritu incorpóreo. De nuevo escuché la voz.
-Evelynn, necesito ayuda. Por favor, frumos. Búscame.
Por fin reconocí la voz. Me estaba llamando Constantin.

viernes, 3 de junio de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 35: Piezas encajando

Jacob me pidió que le dejase escoger la comida esperando impresionarme con algo bueno y yo acepté. Sin usar la carta pidió directamente dos menús del número veinticinco, una jarra de cerveza para él y yo pedí una cola. Me miró todo sonrisa tras decirle al camarero que no olvidase traer un extra de la salsa que acompañaba al plato. Mirándolo minuciosamente, Jacob podría ser un buen partido si le quitásemos algo de músculo -en exceso es demasiado para mi gusto-, suavizásemos su mirada asesina y tuviese algo más de cerebro. La sonrisa estaba bien ¿Cómo se puede ser tan radical y extremista? ¿Para qué me pregunto?… solo hay que mirar a los fanáticos del futbol y te haces la misma cuestión. De todas formas no entraría a formar parte dentro de mi vida, bastante enredada y sobrenaturalizada estaba ya con un vampiro y un panther merodeándola. Solo quería decir que si le modificabas un par de aspectos podría llegar a ser incluso agradable. En fin… trataré de disfrutar como pueda del almuerzo hasta que pueda escapar al aseo. Las bebidas llegaron enseguida y di un buen sorbo a mi cola. Me preguntó por qué no me había quitados las gafas al entrar en el local y me excusé diciéndole que como estaba cansada y me dolían los ojos era mejor que los descansase tras un cristal que oscureciese un poco mi visión. Pensé en algo inteligente que decir que desviase la atención de mí.
Traté de hacer un cumplido sobre la decoración del local con bastante esfuerzo por mi parte. Decir que un puñado de animales disecados en actitud agresiva es magnífico estaba fuera de posibilidad en mí, soy amante de los animales. Probé a decir algo bastante similar sin llegar a un gran elogio. Si no hubiese estudiado periodismo mi segunda opción hubiese sido biología o quizás incluso me habría apuntado a alguna ONG como WWF o Green Peace. Mi yaya me dijo que podría hacerlo siempre que terminara mi carrera universitaria y no pusiese en mi lista de animales en peligro de extinción a los vampiros. Las cosas de mi abuela… los vampiros saben defenderse lo suficiente como para no pertenecer a ese grupo.
Jacob no notó nada raro en mi comentario y me explicó orgulloso que todos habían sido cazados por los miembros de la iglesia de Kern, les pareció divertido practicar con ellos para un futuro enfrentamiento con los vampiros.
-Si, parece divertido,- falseé- pero el armamento de caza poco podría hacer con uno de ellos, son inmunes además de mucho más rápidos.
-¿Estás diciendo que sabes eso porque te has enfrentado a una sanguijuela de esas? ¿Una cosita tan dulce y caliente como tú? Wow! Yo sabía que tú tenías que tener las mismas ideas que nosotros, si no nunca te hubiese visto en el “Sol en la Noche”, pero como nunca te he visto en as reuniones no estaba seguro. ¿Quizás no eres de Chicago?
“¡Alerta Eve, nada de dar datos de ti que puedan perjudicar a yaya!”- Mmm… bueno si, quiero decir, que no soy de Chicago, soy de Louisiana- eso era cercano, pero no totalmente, decir Louisiana no era concretar.
-¡Caray, yo estudié en la Universidad de Tulane! ¡Menuda coincidencia! Yo hice mis estudios en la Escuela de Ciencia y Tecnología, además de jugar con los Green Wave en el equipo de fútbol americano. ¿Y tú?
¡Joder! Casi podía haberlo conocido antes de toda esta mierda… la alarma sobre poder decir algo que no debiese me hizo despertar un poco de mi cansancio y ponerme algo más alerta- ¿Yo? Sociales… y no estuve en ningún equipo. – busqué en las paredes algo que me hiciese cambiar de tema ¿Quizás un escudo de piedra grabado en el techo lo consiguiese?- ¡Uy, que escudo más hermoso!
El camarero llegó en ese momento con los menús, un par de bandejas de carne variada asada en barbacoa acompañada con vegetales adobados también a la brasa, algo de ensalada de lechuga y un cuenco grande de una salsa oscura muy brillante en la que estaba hundido un pincel de mediana anchura. Olía de maravilla y mi estómago cobró vida de nuevo. Me puse roja porque él seguramente había escuchado mi estómago y pedí disculpas.
-¡Oh no, por favor! Eso quiere decir que acerté con lo que pedí, es mi menú favorito. Permíteme darle al tuyo el toque que lo convertirá en ambrosía para tu paladar.
Tomó el cuenco con la salsa y deslizó el pincel impregnado sobre la carne dando ligeros movimientos horizontales con un pequeño gesto de su muñeca. La carne adquirió el tono melado brillante de la salsa y yo no podía dejar de mirar cómo su mano maniobraba sobre los alimentos. Parecía estar hipnotizada por el vaivén o quizás era ese maldito cansancio… Trinché los filetes y mastiqué pausadamente. Mis ojos se pusieron blancos por el exquisito sabor. La salsa era casera, con un toque especiado ligeramente ahumado típico en las salsas barbacoa, solo que mucho mejor. Jacob miraba fascinado mi rostro orgulloso de mi reacción. Mientras comía preferí no intentar ir hacia el aseo. En el momento que contactase con Donovan iba a poner pies en polvorosa de allí y esos manjares eran algo digno de que la noticia esperara. Total, ¿qué podían suponer unos minutos más o menos cuando eres un amante de lo culinario? Además, el discurso no era hasta dentro de unas tres horas, justo cuando anocheciese y los vampiros pudiesen también opinar.
Durante la comida Jacob reanudó la conversación justo donde la dejamos, en el momento en que yo pregunté por aquella piedra grabada con forma de escudo. A mí ya me daba igual, estaba disfrutando de aquellos manjares e intentando no pensar en otra cosa. Por una vez desde hacía tres o cuatro semanas mi vida estaba teniendo un momento normal, sin ninguna cosa sobrenatural o peligrosa a mi vista. Él quería impresionarme, así que me explicó que aquella piedra la había mandado tallar el reverendo con el símbolo de su grupo, El Rayo de Sol. Aunque eran una comunidad muy reciente formada justo cuando los vampiros expusieron su existencia eran ya un grupo muy numeroso seguido por todos aquellos que consideraban a los vampiros abominaciones del demonio. La talla estaba compuesta por un paisaje montañoso en el fondo, con un enorme sol ocupando la mayoría de ella con prominentes filigranas formando los radiantes solares. Desde el más perpendicular se deslizaba un águila imperial que portaba entre sus garras un símbolo religioso y un corazón estacado. Era todo simbólico, el águila los representaba a ellos como cazadores, el sol era el toque divino que los ayudaba a conseguirlo y el corazón estacado no creo que tenga que explicar qué simbolizaba. ¿Necesitaba más pruebas para explicar a Matt donde me hallaba? No, con eso bastaba.
Jacob me explicó con qué materiales fue construido el escudo. Era una aleación preparada por el gracias a sus conocimientos en química. Daba datos y nombres de elementos con gran profesionalidad. Era un experto en química que tenía la apariencia de un musculitos sin cerebro. ¿Dónde había metido la bata blanca, las gafas de cristal gordo reparadas con aislante y la calculadora científica de bolsillo? No, en serio, alguien que hablaba así por lo general era un flacucho con esas pintas según los estándares de las pelis universitarias y Jacob no encajaba.
Terminamos la comida y tocaba elegir postre. Dudé entre tarta de queso con arándanos o un trozo de Selva Negra acompañado con café expreso. Para lo que a mí me gustaba el dulce estaba poco antojosa, solo quería irme a descansar, ya no podía más. Mis párpados amenazaban con cerrarse y declararse en huelga por unas horas. Tomé un sorbo del café y cogí mi bolso haciendo ademán de levantarme. Jacob me dijo que me quedara un rato más.
-En serio Jacob, no puedo más. Tengo que irme a descansar. Mis párpados no aguantan más y todavía tengo que conducir hasta casa. Voy al aseo para refrescarme un poco y conseguir despertar, por lo menos hasta que llegue a casa.
-Podría llevarte a tu casa si quieres. Después de que todo se solucione esta noche quizás quieras que retomemos este almuerzo, ¿quedar para salir? Eres una chica bonita con grandes ideales.
Puaj, si tan solo supiera… Si estuviese todavía en la uni y mis amigas hubiesen visto que he tenido a tres hombres pidiéndome salir en menos de un mes, – sin importar que dos no sean humanos-ellas alucinarían y me harían popular por algo más que mi mal vocabulario. Tuve dos rollos oficiales, pero de poco tiempo y en diferentes años. Nunca me sentí realmente hermosa, solo normal. O en Chicago tienen puesto el listón más bajo que en otros sitios o realmente he sido un diamante en bruto recién descubierto.
-Gracias, pero es mejor que me lleve el coche. ¿Y si después de un rato de descanso me siento lo bastante bien como para ir a ver lo que hacéis frente a Starch? Necesitaré un vehiculo para llegar.- y sonreí lo mejor que pude.
-Tienes razón, estaré lo bastante ocupado como para no poder ir a buscarte.
Con ese problema resuelto me fui al aseo. Era muy bonito, en estilo rustico y olía a limpio. Tras mojarme ligeramente la nuca en el lavabo me metí en uno de los retretes para hablar con más intimidad. Llamé a casa pero nadie contestó. Al quinto beep saltó el contestador con la voz de Mina pidiendo dejar mensaje si era importante. Me extrañó sabiendo que ellos debían de estar allí en casa.- Mina soy yo. Estuve almorzando en el restaurante “La Ermita” Ya te explicaré. Voy para casa.-colgué. Algo no iba bien, lo sentía en mi interior. Pensé en llamar a Matt al trabajo, solo por si acaso. Como en este teléfono no tenía el número grabado llamé a emergencias. Otro maldito contestador… “Por favor si es una emergencia manténgase a la espera, si es una broma sepa que tenemos localizada su llamada Biip” -unos segundos- “Por favor, diga claramente y despacio con qué departamento policial quiere contactar Biip” Chicago, distrito 54- otros segundos- “Por favor diga claramente y despacio con qué departamento desea contactar Biip”- Criminología. “Un momento por favor, en breve será atendida por un oficial” y comenzó a sonar una molesta música ambiental.
-¡Malditos contestadores!
-Criminología, aquí Dyckson.
-Hola, soy Evelynn Tunner, ¿llegó ya Matthew Donovan?
-Si, llegó hace una hora, pero ahora no se puede poner al teléfono, estamos reunidos en la sala de operaciones. A mí me conseguiste por casualidad porque fui a cargar la cafetera, va a ser una tarde y noche movidita y…
-Mira, lo siento pero es muy urgente, dile que he llamado y tengo algo importante que decirle y seguro que cogerá el teléfono. Por favor- Agregué para que me hiciera caso.
Hubo una pequeña pausa silenciosa., supongo que Dyckson estaba evaluando qué hacer. Cuando creí que me iba a colgar volví a escucharlo hablar y esperaba buenas noticias. Sin embargo me equivoqué- Sé que tu y Matt tienen que tener algo juntos porque vi la cara que puso cuando hablaba de ti sobre el caso del Bites and Dreams, pero eso no te da derecho a llamarlo al trabajo cuando te plazca. Ahora mismo estamos metidos en algo gordo y no tiene tiempo de romances, ¿lo captas?
Si no fuera porque casi me estaba derrumbando al suelo con las piernas flaqueándome le hubiese gritado con más fuerza que en un partido de fútbol. Además, no quería que me escuchasen en el restaurante y alertar a Jacob. Conseguir reunir suficiente aire como para soltar lo primero que me vino a la cabeza sin gritar demasiado- ¡Mira pedazo de idiota, no estoy llamando para concertar una cita amorosa!, estoy llamando porque tengo información que puede ayudar con lo que va a pasar esta noche. He encontrado la sede…
¡Plaf! La puerta se abrió de un portazo haciendo que yo me chocara con la pared justo enfrente de mí. Como apenas había distancia el impacto me dio de lleno y mi nariz comenzó a gotear sangre. Temí habérmela partido. ¡Qué cojones de dolor…! El teléfono había abandonado mi mano y milagrosamente estaba todavía entero a un lado de la taza del wc. Escuché la voz de Dyckson gritando por él.
-¡Evelynn!, ¿que está pasando? ¿Dónde estás?
Todo en espacio de un segundo. No había tenido tiempo de ver quién me había empujado, mi nariz era un reguero de sangre, Dyskson trataba de que le dijese donde estaba y yo tenía décimas de segundo para agarrar el teléfono y decir mi ubicación, tomar mi arma de debajo de mi chaqueta y conseguir un milagro para derribar a quien fuese. Comencé mi giro moviendo ambas manos para hacer mi plan realidad y recibí un puñetazo que me dejó medio inconsciente en el suelo. Si hubiese estado con toda mi energía las posibilidades hubiesen sido de una a una, con mi debilidad acuciada fueron solo de una a cien. Vi una pierna pisoteando mi teléfono con el talón de su zapato y supe inmediatamente quién era, el camarero del restaurante.
-¡Sabía que eras una zorra que tramaba algo! ¡Jacob, mira lo que tu amiguita trataba de hacer, estaba llamando por teléfono a la poli!
Jacob llegó enseguida y miró la escena, seguidamente me dio una patada en la boca del estómago y vomité todo lo que había comido. Gracias al cielo que pude torcer el cuello un poco y le puse perdido los zapatos al camarero, él me lanzó una maldición ¡Un pequeño tanto para mí! Limpié mi boca con el dorso de la mano con la poca energía que me quedaba y sonreí con una desfigurada mueca. -Sabía que no era bueno venir a comer aquí, mal ambiente que te hace vomitar…- dije en medio de una tos y eso me valió otra patada por parte de él.
Jacob me alzó sujetándome por la chaqueta y mi arma asomó. El otro no tardó mucho en quitármela y registrarme hallando también mis cuchillos en las muñequeras. Al tirar de las tiras para sacármelas vieron la mordedura que Constantin me hizo para marcarme. Anteriormente había estado sanando con rapidez pero su marca no se había borrado del todo, quizás porque era eso, precisamente una marca. Jacob estaba rojo de ira.
-¡Eres una puta de los vampiros!- y me abofeteó en zigzag cruzándome la cara en los dos sentidos. Si tan solo pudiera alzar mis manos y devolverle una… pero ya no podía, me estaba desmayando.- Y pensar que me había fijado en ti. Bien, ya que te gusta tanto follar con fiambres no te opondrás a que otros jueguen contigo. Cuando hayamos conseguido nuestro objetivo esta noche servirás para la diversión de los miembros del Rayo de Sol. Esta noche habrá un cambio importante sobre la opinión de los ciudadanos y ganaremos.
-¿Qué vas a hacer con ella?- preguntó con unos ojos hambrientos el camarero.
-Déjame hacer Bob. Por ahora debemos centrarnos en lo de esta noche, así que la voy a ocultar abajo, en el sótano de los monstruos. Ella va a ser el culmen de nuestra fiesta post-victoria.
-¿Y qué crees que dirá Kern cuando se entere? Quizás no le agrade que hagas esto sin su permiso.
-Créeme, cuando le cuente a Kern sobre ella, pedirá ser el primero en joderla. El hijo de puta tiene unos gustos retorcidos y la dejará mansa para el resto. Cuando terminemos parecerá que ha montado a caballo por días.- Bob se rió y se fue a la barra como si nada. Entonces Jacob volvió a prestarme atención, me tiró al suelo sin ningún miramiento y me volvió a patear. Después me ató las manos por delante con una cuerda que le había traído Bob y me llevó a rastras fuera de los aseos. Como cuando entré allí el local seguía vacío sin clientela, así que no tuvo que ocultarme mientras me llevaba a rastras por la cocina hasta el almacén. Los empleados nos vieron pasar y ni se inmutaron ¿Cuántas veces podrían haber visto algo como esto? Pasamos el almacén de bebidas hasta el fondo. Jacob separó un congelador de la pared y una entrada secreta a algún sitio, una especie de sótano, estaba bajo él.
Mientras el desarmaba la cerradura conseguí llegar a los único que no habían encontrado. Mis cuchillos en los tobillos. Para lo fanfarrón que era Bob no había sido muy minucioso escrutando donde podía llevar armas. En lugar de eso se había entretenido bastante sobre mis pechos. Le de3bía una a ese maldito. Antes de que Jacob volviera a cogerme para bajar metí el cuchillo entre mi atadura intentando que no se viese.
La cabeza me dio vueltas cuando me cargó sobre un hombro y tuve que esperar a recuperar el sentido del equilibrio y casi a estar abajo para poder sacarlo de entre mis manos. Jacob encendió el interruptor de la luz y comprobé que aquello era otro almacén, pero muy distinto a un almacén de bar. Olía a humedad y hacía frío. Estaba lleno de artilugios para el combate y posters o pancartas con símbolos religiosos exigiendo muerte para las bestias. Armas, escopetas, espadas y estacas cuidadosamente encerradas en vitrinas de cristal extra-resistente que sospechaba debían de ser de alguna aleación especial. Las estacas llamaron mi atención, eran iguales a las que vi en el video sobre el asesinato del hotel de Dinescu. Y entonces recordé que también las había visto en otro sitio. Fue cuando me crucé con Jacob cuando salí a correr y vi algo caerse de una mochila. Él había dicho que estaba mudando algunas cosas de sitio, entonces debía referirse a que estaban cambiando la sede de la organización. Estábamos pasando un amplio pasillo lleno de puertas y debía de reaccionar antes de que perdiese la consciencia del todo. Arremetí con la navaja en su brazo rasgando su ropa y farfulló una maldición mientras me tiraba como si fuese un saco de patatas en el suelo. Me cogió del cuello y pude ver que tenía un tatuaje de un águila idéntico al del escudo sobre su antebrazo. Además era el mismo tatuaje del asesino del vídeo, las garras coincidían y no me había percatado hasta ahora. Jacob era el cabecilla del asesinato en el Bites and Dreams.
Volvió a sacudirme dejándome inconsciente totalmente y ya no pude hacer nada por mi vida.
¿De qué sirven tantos poderes si la energía me abandona en el peor momento? Soy una mierda de Mediadora.