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Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...

MIS OBRAS

Algunas personas ayudan a compartir las historias que gente como yo realizamos, poniendo los enlaces de descarga en sus propios blogs. Si eres uno de ellos, por favor, recuerda siempre añadir quien es el autor de la obra.
Gracias!

viernes, 9 de diciembre de 2011

La Danse des Vampires, Capitulo 3

Tara y yo estuvimos hablando sin parar de su tema favorito desde hacía algún tiempo, despotricar sobre Jake. Más bien ella era la que despotricaba. Ella trataba de convencerme de que él era un egoísta y yo trataba de endulzar excusas que le hicieran cambiar de opinión. Yo sabía de sobra que Jake la quería con locura pero necesitaba también tomar la carrera profesional que amaba con la misma intensidad.
 -Vamos Tara, dale un respiro. El pobre hace malabares para cuadrar su horario. Siempre tiene un huequito para ti. Por muy pequeñito que sea- agregué antes de que ella dijese alguna frase sobre el aprovechamiento del tiempo- siempre es mejor que no poder verse, ¿no?
 Ella se levantó de un salto. Sus botas de combate tronaron cuando apoyó completamente los dos pies, alisó su falda plisada negra con fuerza, -una cosa inútil al ser una falda con bastante vuelo y al instante estaba otra vez elevada- recolocó su corsé púrpura y se atusó un mechón rosado de su flequillo que se había torcido al agitar la cabeza.- Está bien. Yo vengo aquí a desahogar mi pena con la que considero mi mejor amiga y ella se alía con el enemigo.
 -Jake no es tu enemigo, es tu novio. Si sigues pensando así nunca lograrás solucionar nada. Búscate alguna afición para tu tiempo libre mientras él entrena. Déjale que termine la temporada de rugby. Si tiene suerte los patrocinadores podrán verle jugar como él sabe y tendrá una oportunidad de dedicarse a jugar profesionalmente. Luego todo será miel sobre hojuelas. Ya verás.
 Tara volvió a tirarse en el sillón hundida. El mechón rosa de cabello volvió a estar torcido pero esta vez no le hizo caso.- Si yo lo sé, sé que para ser profesional él necesita entrenar a diario. Pero es muy duro Kat. La primera vez que salimos juntos rompimos por esto mismo, por no poder vernos por culpa del rugby. No quiero que se repita la historia. Además, ¿y si no lo consigue? ¿y si los patrocinadores no lo consideran para jugar en la liga profesional? Él estará hundido y continuará intentándolo hasta que pase la edad límite, y nosotros nos habremos visto tanto como hasta ahora, yo sentada en las gradas durante el entrenamiento y luego quince minutos mientras me acompaña a casa y se despide, además de un par de horas cada día del fin de semana. Eso no es un noviazgo Kat.
 Inspiré lentamente, estiré una pierna y encogí la otra, arqueé mi espalda echando la cabeza hacia atrás y apoyé la parte exterior de mi mano derecha sobre mi frente mientras dejaba mis dedos abiertos. Elevé mi cara y cerré mis ojos. Una débil voz rota por el dolor acompañó mi pose.- ¡Oh, la heroína de corazón de acero comienza a resquebrajarse! ¿Quién más podría pasar por ese pequeño trance de amargura sin sentir compasión por ella? El gran mafioso ha puesto sus garras en un nuevo asalto al banco central y no podrá escucharla cantar en el cabaret de la esquina. –me levanté y apunté un dedo a su cara asombrada. Mi voz ahora en un tono profundo- Solo le queda una solución: unirse a él en el asalto y después… ¡él la escuchará cantar en el cabaret mientras cuenta su botín! Terminé tatareando y haciendo una rotación completa con las manos pegadas a mi cadera y los dedos elevados imitando el baile Charleston.
 -¿Qué demonios haces?- me dijo entre risas.
 -Bueeeeno… como te he estado intentando aconsejar y no me hacías caso pensé en hacerte una representación estilo años 20 para decirte lo mismo y de paso practicar para el teatro. Me ha faltado la peluca de corte Coco Chanel pero al menos he conseguido que sonrías.
 -¡Jake no es ningún mafioso Kat!
 -¿No te he contado que gracias a mi súper oído vampírico sé cómo consigue atrapar tanto el balón? Cuando están todos en posición él les susurra: ¡Pasádmelo a mí o moriréis en el río con los “zapatos de cemento”!- estallamos en risas.
 Tara alabó cómo había mejorado mi capacidad de interpretación. Cuando comencé a actuar estaba siempre muy nerviosa y me perdía en mitad de la escena. Olvidaba las frases o me quedaba congelada. La única vez que todo había salido perfecto fue aquella noche en el estreno del Teatre des Vampires cuando bajé las enormes escaleras con el disfraz que me había traído Dominique. Realmente no estaba en la actuación, acababa de pasar por el cambio a vampiro y todos creían que no lo había conseguido. Mi novio también lo creía y pese a todo le dijeron que el espectáculo debía continuar. No se me olvidará nunca su rostro cuando me vio aparecer, una mezcla de alegría y sorpresa, un ligero temblor en su mandíbula y una mirada de adoración increíble. Tan extasiado estaba que no se había dado cuenta de que se había quedado parado y lo ayudé gracias a una frase que salió de mi boca sin pensar. Me metí en un papel que iba bien a la obra y Dominique continuó mi argumento. Simplemente perfecto. Luego nada volvió a ser igual. Antoine se empeñó inmotivarme para actuar. Según él toda la familia debía interpretar algún papel y yo no podía ser menos. Cuando empecé a asistir a los ensayos comenzó mi frustración por mi bloqueo ante la idea de actuar ante el público. Solo he mejorado gracias al cariño y comprensión de Dominique. Si me equivoco él me secunda la frase aunque no sea la adecuada y luego busca el modo de retomar por donde pertenecía. El estar pensando en él me hizo sonreír como una boba cuando noté una caricia de lo más sensual recorriéndome la espalda. Cuando tiene una reunión con Antoine y Veronique procuro no pensar en él porque siempre se trata de asuntos importantes y no quiero importunarle. Pero a veces no lo consigo y sin poder evitarlo mi mente toca la suya sutilmente. Mi sonrisa fue mayor cuando sentí cosquillas al final de mi espalda.
 -Kat, ¿Dónde está tu mente?
 -Pensaba en Dominique.
 -¡Oh vamos, qué novedad! Solo hay que ver tu cara para saber donde está tu mente. Ya me lo había imaginado.
 “Mon doux cœur, ya regreso”.Me dijo mentalmente. Me extrañó su voz algo triste y seria. Sonreí a Tara pues hasta que no supiese que pasaba no quería que me viese preocupada. La interpretación también ayuda cuando se trata de ocultar sentimientos.- Tú ya sabes que siempre estoy pensando en él, Tara.
 -Eso es lo que me fastidia. No que tú pienses en él, sino que me pregunto muy a menudo si Jake también pensará en mí cuando no estamos juntos. Kat, vosotros os veis todo el día, yo apenas veinte minutos. Así no se puede conservar el amor.
 -Estás muy negativa hoy, ¿eh? Mira, haremos una cosa. Sabes que no soy partidaria de utilizar la habilidad mental porque lo considero una invasión a la intimidad de los demás. Pero si de verdad necesitas saber cuales son sus sentimientos echaré un vistazo a la mente de Jake. Aunque pienso que no sería correcto haría eso por ti. Intenta aclarar primero lo que piensas con él y si en unos días no te dice nada lo haré.
 -Gracias Kat. Tener una amiga vampira es algo increíble. Saber que harías algo así por mí aunque te duela la cabeza al hacerlo es lo máximo.- Me abrazó con todas sus fuerzas y casi llora de alegría. Digo casi porque entraron Antoine, Veronique y Dominique en ese momento y ella se controló. A Tara no le gusta mostrar su vulnerabilidad.
 -¿Celebrando algo mon chère?
 -No Antoine, son cosas de chicas.- dije mientras Tara recogía sus cosas para irse. Llevábamos un par de horas hablando. El tiempo vuela entre amigas. Ella se despidió de todos y esperé hasta que sentí la puerta exterior cerrarse.- ¿Y ahora podéis decirme que está pasando? Noté a Dominique algo inquieto hace un momento.
 Veronique suspiró- L’amour… nada se puede ocultar entre les amoureux.

miércoles, 7 de diciembre de 2011

Historia no olvidada, La Danse des vampires

Necesité de un poco de espacio propio, de un tiempo personal por cuestiones especiales. No amigas, no he dejado de pensar en el blog y mi mente sigue trabajando en mil historias que algún día tendrán forma aquí. Al entrar en el blog he tenido la grata sorpresa de saber que ya hay 51 seguidoras. Mil gracias a quienes continúan siendo fieles y mil gracias a las nuevas agregadas. Escribiendo ya sobre el tema que pertenece al título de la entrada, voy a retomar la historia que empecé a la vez que la primera parte de la mediadora, La Danse des Vampires. La dejé apartada para poder centrarme en la historia que más estaba gustando y sobre todo porque pensé que sería menos lioso de seguir un solo tipo de historia a la vez. Aquí no veréis capitulo nuevo, solo es una recopilación de los dos primeros que ya escribí para que sirva para recordar sobre qué trataba. En cuanto tenga listo el siguiente capítulo habrá nueva entrada.
Nuevamente gracias a todas, sois un amor. <3


Capitulo 1



La casa está hoy muy tranquila, para variar. Ningún ruido de tacones recorriendo los pasillos, nadie recitando un trozo de guión… ni siquiera sonaba la orquesta ensayando la música para el espectáculo del fin de semana.
Para aquellos que no sepáis de qué estoy hablando dejadme explicaros: soy una vampira reciente que reside junto a los otros vampiros del clan en una mansión gigantesca donde trabajamos como actores en un maravilloso espectáculo. Fue idea de Antoine, nuestro jefe, y es la mejor manera de obtener nuestro “alimento sin levantar sospechas”, puesto que nadie sabe de nuestra existencia.
El espectáculo se llama “Le Theatre des Vampires” y la gente que viene a vernos piensan que nuestros colmillos son parte del vestuario.”Ilusos, los pobrecitos piensan que vienen sólo a pasar un buen rato y no a darnos de comer”, suele decir Veronique de nuestros espectadores. Veronique es la otra dirigente de nuestro clan. Es un poco frívola para mi gusto y trata siempre de demostrar dureza y racionalidad en todo lo que hace, pero en el fondo se preocupa mucho por el bienestar de todos los miembros de la familia.

Volviendo a lo que estaba, se me hace muy raro no escuchar jaleo. Mi novio vampiro Dominique tampoco está por aquí y tengo hambre. Como tengo sólo dos años desde mi conversión necesito mucho más tiempo de sueño que los demás y como poco. Dominique debe de haberse levantado temprano y no me he enterado, ¡maldito sueño de novata!
Me encanta despertarme y encontrar que él se ha quedado esperando sentado en el borde de la cama a que yo abra mis ojos para darme un bonito beso de buenos días con sus labios ardientes… Se nota que lo echo de menos ¿verdad? Quizás podría probar a conectarme con él telepáticamente y saber donde está. Por norma dejo que sea él el que contacte conmigo porque todavía no lo manejo muy bien y me da dolor de cabeza. Cuando llevo cinco minutos probando a llamarlo y comienzan los primeros pinchazos en mis sienes resoplo, me froto con las yemas de los dedos y al final acabo llamándolo a través del teléfono móvil.
Pensándolo bien creo que voy a pasar de trucos mentales y cogeré el teléfono.

“Biiip, biiiip”-Bonjour mon chère, ¿ya estás levantada ?

La dulce voz afrancesada de Dominique hace que el vello de mis brazos se ponga de punta y me recorra un cosquilleo de arriba a abajo, no lo puedo evitar- Quizás sería mejor decir buenas tardes,- miro el reloj de la mesita para cerciorarme de la hora- pasan cuatro horas del mediodía. Tengo nuevo record, me he levantado casi una hora antes.

-Oui, eso es bueno, vas adaptándote poco a poco.

-¿Dónde estás?

-En el sótano. Antoine salió temprano a hacer una diligencia y me encargó que probara una nueva fórmula para el protector solar. Ahora mismo estaba vertiendo un poco de glicerol extra en la mezcla. El último protector que teníamos dejaba la piel un poco reseca y tirante y con la dosis extra que le estoy poniendo debería solucionarse el problema. ¿Qué opinas?

-No sé… tú eres el que sabe de química y componentes, no yo.

Me soltó una risita suave- Si me hubieses dejado enseñarte lo que sé de química podrías estar ayudándome aquí abajo con la fórmula. Ya sabes, más tiempo juntos…y todo eso.

-Sabes que suspendía química en el insti, todos tus esfuerzos por enseñarme serían en vano. Además, desde que tuve que dejar de estudiar por culpa del sueño no me apetece coger ningún libro y empezar de nuevo a estudiar. Por lo menos hasta que consiga dominarlo no podría.

-Pues entonces no te volveré a insistir hasta que hayas conseguido levantarte más temprano. ¿Necesitas algo más?

-Bueno…- titubeé, seguramente en esos momentos estaba poniéndome colorada como un tomate. Llevaba algo más de dos años con él y todavía me daba vergüenza pedirle algo- la verdad es que sí. Tengo hambre y ya sabes que…

La línea quedó muerta. A los tres segundos de aquello tocaron a la puerta. Corrí a abrir sabiendo quién estaba tras la puerta. Dominique estaba apontocado en el umbral, con un pie cruzado sobre el otro y desabrochándose los dos primeros botones de una ajustada camisa blanca que llevaba sobre unos vaqueros desgastados.

-Servicio de habitaciones, ¿la señorita ha pedido desayuno? – me dice coqueteando.

No se cómo se las apaña, pero se ponga lo que se ponga todo le queda bien. Desde la primera vez que lo vi me encantó su precioso pelo negro como el ébano. Lo llevaba largo hasta la cintura, pero por mi culpa se lo tuvo que cortar y ahora luce un corte de pelo masculino algo más largo de lo normal, como si llevase un par de meses o tres sin recortarlo. Digo que fue por mi culpa porque una vez, estando los dos juntitos en plan romántico, tuve la idea de pedirle una cita a la luz de las velas. Cuando regresábamos al dormitorio para descansar al amanecer, Dominique me sorprendió llenando toda la habitación de velas. Literalmente, los muebles y el suelo estaban llenos de velas encendidas, únicamente había dejado un pequeño pasillo desde la puerta hasta la cama sin nada que entorpeciera. Algunas de las velas estaban puestas en cuencos con aceites aromáticos por lo que el ambiente era propicio para un encuentro de lo más sensual. Pero claro, tuve que llegar yo con mi patosa manaza en el momento más excitante y derramar algo de aceite caliente sobre la cama. Dominique dio un salto hacia atrás para no mancharse y lo que consiguió fue que su pelo prendiera. Suerte de que había un extintor oculto bajo la cama para evitar lo peor, los vampiros ardemos fácilmente en cuestión de segundos. Desde entonces odio ver encendida hasta la chimenea en pleno invierno por mucho que tenga un cristal protector para las chispas que puedan saltar.

En fin, estaba hablando de que Dominique estaba esperándome en el umbral con una magnífica sonrisa picante y desabrochando algún que otro botón… Había llegado mi hora de comer.

Por norma general los vampiros bebemos sangre humana pero yo no puedo, ni siquiera puedo pensar en tomar sangre embolsada traída del hospital. La única vez que lo conseguí fue cuando me llegó la primera hambre. Estaba bañándome en casa y como si mi madre supiese lo que iba a pasar me trajo una botella llena. Mis instintos florecieron y de ese momento sólo recuerdo coger la botella y al siguiente segundo la deposité en el suelo completamente vacía.
La siguiente vez volvieron a traerme una botella llena. El hambre no era ya tan fuerte y acerqué el envase a mi boca con recelo. El aroma me ayudó a no pensarlo y me decidí a tragar. A los pocos instantes comencé a toser y la garganta me ardía. Escupí todo lo que pude y traté de explicar qué me pasaba: la sangre sabía a ajo, seguramente el donante que la dio había comido algo cargado de ajo antes de sacársela. Lo mismo nos pasa con la cebolla y con cualquier alimento que tenga un sabor demasiado fuerte como el ajo y por eso no me he atrevido a tomarla de nuevo.
Estaba debilitándome por días y la única solución que Antoine encontró para mi problema era que debía de alimentarme de un vampiro en vez de un humano porque así la sangre estaría tratada y no notaría sabor alguno. Dominique gruñó al hecho de que Antoine dijera que me alimentara de un vampiro en vez de “aliméntate de tu novio” pero no le di importancia, los celos en su justa medida son buenos.

Dominique por fin dejó su cuello a la vista y tras mi sonrisa se decidió a entrar en nuestro dormitorio, una preciosa habitación de época Luis XVI con algunos toques añadidos por mí después de mudarme a ella. No sé cómo nos la apañamos pero siempre que viene a alimentarme el acto se vuelve de lo más sexual y acabamos liados. Habrá que aprovechar la ocasión, que en un par de horas viene Tara a verme.


Capitulo 2



A las dos horas exactamente yo estaba sentada en uno de los cómodos sofás del salón principal de la mansión esperando a Tara. Dominique había vuelto al sótano para reanudar su trabajo en el laboratorio e iba después a acompañar a Veronique para comprar unos cuantos artículos para la función de más tarde.
Mientras esperaba a que ella llegara me dediqué a leer uno de los libros antiguos de la estantería. Era un libro bastante grande y grueso pero ya lo llevaba más o menos por la mitad. Recién convertida y sin saber apenas nada del mundo vampiro tenía muchísimas preguntas para hacer a Antoine y Dominique. Como hacía muchas, Antoine me mostró el libro que estoy leyendo y me dijo que estaba dedicado a los inicios del vampirismo. Leerlo me distrae bastante cuando no estoy al lado de Dominique.
Aunque estaba bastante concentrada conseguí escuchar a Tara cuando se acercó a la puerta del salón. Más bien debería decir que lo que escuché de ella fue el latir de su corazón bombeando. Es la única persona viva que pisa la casa fuera del horario del espectáculo, aparte de su novio Jake.

-¡Pasa Tara, estoy en el salón!- le avisé.

Tara entró con la cara de sorpresa de siempre- Sigo sin acostumbrarme a que sepas de antemano que estoy llegando.

-A estas alturas no debería sorprenderte, ¿no crees?

Tara es la única persona que sabe lo que somos en la mansión. Es muy perspicaz y comenzó a sospechar por mi culpa, cuando dejó de verme salir de día y mi cara palideció mucho. Lo que la terminó de convencer fue el que me costase dominar mis colmillos para que no asomaran y me trababa al hablar. Se asustó mucho al principio y Dominique la hipnotizó para hacerle olvidar lo que había visto. Una y otra vez volvía a ocurrir y al final mi madre convenció a Antoine para que me permitieran explicárselo, así podía mantener nuestra amistad y a la familia a salvo.

-Tú di lo que quieras, pero a un vampiro no se acostumbra nadie- me dijo bromeando mientras simulaba unos colmillos sobre su boca con los dedos índice.

-¿Dónde está Jake?- Le pregunté, luego me arrepentí de habérselo preguntado. Desde hace unos meses estaban teniendo problemas de pareja y si Tara estaba aquí sola debía ser porque habían tenido otra de sus peleas.

-Ni lo menciones. Ha decidido que se encontraba agobiado por mí, que no le dejo su propio espacio. Lo mismo que pasó cuando estuvimos saliendo la otra vez.

-Tienes que entenderlo, entre las clases, el rugby, tú y las prácticas que está haciendo en la empresa de su padre tiene que estar agobiado de verdad. Yo no aguantaría ese ritmo.

-Tú ahora mismo no aguantas despierta ni siquiera catorce horas del día, y no vas a estudiar por lo menos, así que no te pongas de su parte.- me recriminó sentándose a mi lado.

Levanté mis manos para tratar de frenar su enfado que iba en aumento y me levanté del sofá simulando estar asustada aunque en realidad fui a buscarle un café del carrito que había preparado- ¡Epa! No pagues conmigo tu mal humor, simpática, que sólo estaba haciendo un comentario sobre lo que opino. Como tu amiga te aconsejo que le des un poco de espacio o acabará cansándose.

-¿Y qué quieres que haga? ¿Lo dejo? Podría él también dejar el rugby por ejemplo. De todos modos algún día heredará la empresa de su padre, así que tiene un futuro ya preparado.

-Sabes de sobra que lo que a él le gusta es el rugby y que quiere dedicarse a ello profesionalmente., no lo va a dejar.

-Tú si que tienes suerte. Dominique bebe los vientos por ti y no te deja a sol ni a sombra. Y encima vives con él.

Me preparé uno de mis suculentos capuchinos antes de volver con ella. Hoy definitivamente la visita de Tara parecía uno de esos programas donde te dan consejos sentimentales.- Si, vivimos juntos… ¿y qué? Dominique ahora mismo está en el sótano ocupado y luego va con Veronique a unos recados. Yo estaba aquí leyendo y había quedado contigo, solo las dos. No siempre estamos juntos y eso ayuda a que cuando nos vemos nos apetece más estar juntos y contarnos qué hemos hecho.

-Di lo que quieras, Dominique y Jake no se parecen ni en el carácter.

-Tú no lo has visto cuando saca los colmillos porque está cabreado, si no, no hablarías así.- le dije con una sonrisita mostrando mis colmillos a medio sacar .Me excitaba pensar en los suyos sobresaliendo.

Antoine y mamá entraron en ese momento en el salón. Mamá estaba espectacular con su pelo recogido en una coleta alta y embutida en un costoso vestido de una firma francesa muy conocida. Fue un regalo de Antoine cuando cumplió el primer año de su conversión. Antoine llevaba su pelo rubio largo, ondulado y suelto como siempre. Tenía una carta entre sus manos.

-Hola Kat, ¿Dónde está Dominique?

-Creo que hace un rato que salió con Veronique. No me dijo cuánto tardarían en volver.

-¡Ah chére! Recuerdo que Veronique pensaba comprar nuevos objetos para el atrezzo. Cuando regresen diles que necesito reunirme con ellos.- Dio un beso en la mejilla a mamá y tras despedirse de nosotras se fue del salón.

Pregunté a mamá por qué Antoine no había usado la telepatía para conectar con Dominique y mamá me dijo que tras recibir la carta que llevaba en la mano su rostro mostró preocupación pero que no le había dicho nada a ella. Mamá suponía que quizás él no conseguía concentrarse en la telepatía por culpa de ese problema.
No me quedé conforme con lo que había pasado pero no tenía costumbre de entrometerme en los asuntos de la familia. Yo todavía soy un aprendiz en los asuntos vampiros.
Mamá notó lo pensativa que estaba y para intentar alegrarme comenzó a explicarme las ideas que tenía para la nueva campaña de publicidad del espectáculo de esta temporada. La trama de la obra iba a tratar de la época de los años veinte, donde unos gángsters tramaban un golpe a la mafia local. El argumento lo había diseñado mamá, su excusa era que  las obras de teatro debían de renovarse para no perecer en el aburrimiento del espectador. Antoine y Veronique no querían cambiar la época de sus obras de teatro, amaban los tiempos en los que ellos nacieron, pero mamá supo convencer a Antoine con sus mimos. Lo que hace el amor… y Antoine profesaba mucho hacia mamá, haría cualquier cosa por ella, hasta cambiar el guión de la obra por uno de los años veinte. Por eso Veronique había ido a comprar artículos en una tienda de antigüedades para reformar de nuevo la casa.
Tara se marchó al cabo de una hora porque tenía deberes de clase que hacer. Se fue no sin antes recordarme lo a gusto que yo estaba sin tener que asistir a clase.
Dominique y Veronique regresaron media hora después y tal y como me pidió Antoine los envié a buscarlo a su despacho.