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miércoles, 14 de julio de 2010

Saga "La Mediadora" El Comienzo Capitulo 12: Bites and Dreams

Constantin me llevó hasta las afueras, a un hotel llamado “Bites and Dreams”(Mordiscos y sueños), todo un anuncio para cualquier vampiro forastero que necesitase un lugar para descansar. Era una de las posesiones de Dinescu, un edificio de quince plantas que ocupaba una cuadra entera, donde se podía desde descansar durante el día hasta incluso ver espectáculos en vivo, jugar en un casino, usar su servicio de habitaciones con donantes de cualquier grupo sanguíneo, hacer compras en una galería comercial con recuerdos de la ciudad, relajarte en un spa, practicar deporte en un enorme gimnasio o incluso hacerte un bonito tatuaje. Me comentó que hasta tenían jacuzzi y piscina en el ático. También estaba abierto para el público humano, no cabe decir la cantidad de curiosos y morbosos que predominaban por el lugar.
Constantin aparcó en la majestuosa entrada y un mozo se presuró a coger las llaves del coche para aparcarlo. Mei Ling miraba hacia todos lados con la mano puesta en su katana, como si esperase un ataque sorpresa orquestado. Yo seguí a Dinescu hacia el hall del hotel. Como ya me enpezaba a resultar natural, el hotel estaba decorado a todo lujo, con grandes alfombrados, grandes maceteros de exóticas flores y una fuente central rodeada de mullidos asientos. Había bastante gentío por allí, nada que indicase que allí se había cometido un asesinato.
Nos acercamos al mostrador de recepción y Dinescu pidió que llamaran a un tal Jhon Traveller y a una Cherisse Melbrook para que fuesen a su despacho de inmediato. La recepcionista que nos atendió asintió un poco pálida y preocupada, lo que me llevó a pensar que era humana ya que los vampiros intentan siempre no mostrar sus reacciones y sentimientos en sus rostros. Esperamos un poco mientras ella marcaba unos números en el teléfono y hacía el recado. Yo me quedé contemplando el hall mientras Dinescu hacía su petición. Estaba embobada con la gran variedad de vampiros y humanos que deambulaban por allí de un lado para otro. Unos recién llegaban con gran cantidad de maletas que en seguida eran cogidas por botones y otros caminaban hacia el exterior para marcharse.
Precisamente uno de los que recién entraban se acercó al mostrados para pedir habitación. Tenía todo el aspecto de un ranger de Texas, con sus botas de montar, su sombrero de cowboy y su camisa y pantalón vaqueros. Sólo le faltaba el caballo y un rancho al fondo para completar el paisaje. Se giró hacia mí y aspiró tratando de captar mi aroma. Yo le entrecerré los ojos esperando saber qué quería y él me dedicó una coqueta sonrisa mostrándome sus largos colmillos.

-¿Estás aquí por el morbo, buscando una aventura diferente o porque trabajas en el hotel?- me dijo con una sugerente voz que amenazó con taladrar mi cabeza. El imbécil estaba tratando de idiotizarme- podrías venir conmigo y entretenernos un rato. Di que sí.

“Perfecto,- me dije a mí misma- otro vampiro tratando de ligar conmigo”. Cerré mi mente a su ataque, le puse mi mejor sonrisa y le dije muy tranquila señalando con el pulgar hacia atrás a Dinescu, que seguía esperando saber dónde demonios estaban su jefe de seguridad y la directora del hotel- Nada de eso. Estoy aquí porque este de atrás me ha traído. Si quieres habla con él y le preguntas, pero no creo que al amo de la ciudad le agrade que le interrumpan en los negocios que tiene conmigo.- Y le pestañeé inocentemente a Dinescu cuando se acercó a mí tras escuchar mi conversación.

Por un milisegundo el vampiro cowboy palideció un poco más. Luego se posicionó delante de Dinescu y tras hacerle un pequeño saludo con la cabeza se quedó inmóvil manteniendo con él una conversación mental. No se qué se dirían, pero un recepcionista apareció de repente, como si hubiese sido invocado por Constantin, portando la llave de una habitación y un papel para que el vampiro firmase y pudiese marcharse a su suite. Volvió a saludar a Dinescu, me saludó con el sombrero y se marchó rápidamente. Constantin se giró hacia mí y me miró con desaprobación.

-Podías haberte desecho de él sin ponerlo en una situación conflictiva ante mí. Está aquí para hacer unos buenos negocios conmigo.

-No te quejes, Dinescu. Podría haberle agujereado con el arma para que dejase de tratar de usar poder sobre mí y no creo que hubiese sido agradable hacerlo en medio de la recepción de tu hotel. Mala publicidad, ¿no crees?

Rodó sus ojos- Sigo diciendo que necesitas unas cuantas clases de modales, no todo se arregla con violencia.

Yo me encogí de hombros- Soy como soy. No creo que tú hayas llegado a tu posición portándote como un noble corderito inocente.

-La verdad es que no, pero siempre he sabido llevar bien las relaciones comerciales y esta va a ser un poco más difícil gracias a tí. Apresúrate, nos vamos a mi despacho.

Se encaminó hacia un ascensor y su segunda y yo lo seguimos. Cuando la puerta se cerró Constantin metió una llave en una cerradura junto a la botonera y la pared trasera del ascensor se abrió revelando una zona nueva sin necesidad de que el elevador se hubiese puesto en funcionamiento.

-Podías haber usado la entrada normal, Constantin. No sabes hasta qué punto puedes fiarte de esta humana.- le recriminó la vampira en voz alta para que yo supiese lo que pensaba ella de mí.

-No estoy preocupado por eso. Deberías confiar más en mi instinto, nunca me ha fallado.

Yo me volví hacia la gigantesca asiática un poco molesta- Mira, estoy segura al cien por cien de que tú y yo no nos gustamos, pero hasta ahora yo no te he dicho nada para que estés tan desconfiada. Si no te gusta que esté aquí, haberme hecho tú el reportaje y me lo hubieses mandado a mi piso. Me ahorrarías un montón de tiempo y mala leche, porque ahora mismo me gustaría poder demostrarte cuán agria eres.

Con un simple vistazo de Dinescu a ella la detuvo de ir a por mí. Sólo deseaba que la semana que tenía que estar con ellos pasase pronto o si no en el menú del próximo día iba a haber “asiática incinerada” como plato fuerte.
Llegamos al despacho en un segundo. Nada más cerrar la puerta llamaron. Eran las dos personas que había llamado el maestro. Para mi sorpresa, John Traveller resultó ser el vampiro con katana que vi acompañar a Dinescu en el restaurante la primera vez que nos vimos. Cherisse Melbrook era una vampira de estatura pequeña, embutida en un traje de ejecutivo en tono pastel y con cara aniñada. No creo que tuviese más de dieciocho o diecinueve cuando la convirtieron, aunque no sabría decir cuantos años llevaba siendo vampira. Llevaba recogido el pelo en un sobrio moño para tratar de parecer más madura.

-Maestro- Saludaron reverentemente al unísono.

-¿Cuántos han sido?- preguntó Dinescu en un tono serio.

John se adelantó para hablar.- Veinticinco mas doce donantes. Entre ellos estaban James, Sasha, Monique, Christian y Thomas. El resto eran invitados procedentes de Iowa y Wilma Phillips está esperando saber del asunto. Todos se desintegraron a excepción de Sasha y Monique. Donovan está buscando pistas en este momento, no sabemos cómo demonios han entrado durante el día.

-Las cámaras de seguridad muestran a un numeroso grupo de personas, pero llebavan los rostros tapados. La masacre se hizo en cuestión de diez minutos.

Constantin no dijo nada, se quedó un rato pensativo apretando con enojo el borde de la mesa donde estaba apoyado hasta que crujió. Al sentir el chasquido se incorporó y me indicó que lo siguiese a la escena del crimen. Jhon siguió explicando lo que sabía durante nuestro camino al salón. Había sucedido en una sala de celebraciones. Por lo visto, un grupo de fanáticos humanos y vampiros procedente de Iowa estaba de visita en Chicago para celebrar la conversión de uno de ellos a vampiro. Eso es algo muy normal ahora que el vampirismo está más o menos legalizado. Puedes ser convertido siempre y cuando hayas dado tu consentimiento por escrito ante un juez, si no es así se considera un delito penado por la ley. Los vampiros a los que se había referido antes por sus nombres se encargaban de llevar todo el espectáculo, que venía a ser más o menos como celebrar una despedida de soltero que podía durar varios días, paseando por distintos locales de moda que Constantin tiene repartidos por toda la ciudad. La tarde de ayer era la primera que pasaban aquí y fueron asaltados casi al amanecer. Nadie se dio cuenta de nada porque la sala vip está insonorizada, incluso a prueba de vampiros para asegurar privacidad de lo que allí pasa.
Por fin llegamos a las puertas del salón. Había varios policías apontocados en la entrada para no dejar pasar a nadie que no fuese de la investigación. Dinescu avistó a Donovan agachado frente a uno de los asesinados. Como si lo hubiese llamado, Donovan se giró hacia donde estábamos y le indicó al guardia que nos dejase pasar.

-Hola Dinescu, estaba esperando tu llegada. ¿Por qué viene ella contigo?

-Ella está haciendo un reportaje sobre mí.- contestó sin darle importancia y se agachó para ver los restos.

Yo miré a mi alrededor horrorizada. La sala era un completo caos, olía a carne quemada y había zonas vacías completamente chamuscadas donde antes habían estado algunos vampiros asistentes a la fiesta. Llegué a esa conclusión cuando miré hacia la moqueta y atisbé algunas joyas sobre el área quemada. Las zonas chamuscadas formaban siluetas deformes de personas. Los cadáveres humanos de los donantes estaban metidos en sacos forenses, apilados en un lado tras haber sido examinados y esperando sui turno para ser llevados al depósito. Sólo quedaban a la vista y en el suelo los dos vampiros que había mencionado el jefe de seguridad. Eran los únicos que no se habían desintegrado porque las estacas que les habían clavado no se habían sacado de sus cuerpos. En el espejo que adornaba tras la barra de bebidas se podía leer escrito en sangre “Ningún vampiro en pie. Sois animales, no personas” Me tuve que aguantar las ganas de vomitar por el espectáculo ante mis ojos, esto había sido un claro ataque xenófobo hacia los vampiros.

Me giré hacia Donovan- ¿Por qué este ataque? ¿Por qué a ellos? No lo entiendo, sólo estaban aquí celebrando. No tenían motivos para atacarlos.

Donovan se rascó la cabeza, como siempre hacía cuando quería buscar las palabras correctas al hablar- Supongo que su motivo fue que celebraban la conversión de un nuevo miembro. Esto tiene toda la pinta de ser un ataque donde está involucrado el Rayo de Sol. Pero como no tenemos nada más que conjeturas no puedo hacer nada, han sido muy cuidadosos con no dejar pistas. Las estacas están libres de huellas.

Dinescu seguía agachado al lado de ellos, inmóvil mientras Donovan daba la explicación. Cuando acabó el sargento, cogió ambas estacas cada unan una mano y dijo en un tono grave- Du-te la odihna eterna.- Y tiró de las estacas para que se desintegraran.

Yo lo había entendido. Les había dicho a cada uno que fuesen al descanso eterno. Era como si por lo que yo había vivído antes en esa transgresión sensorial me hubiese dejado con la comprensión de su idioma, no había otra explicación. Se levantó todavía sin mirar hacia nosotros y sacó un pañuelo de uno de los bolsillos de su pantalón, se dió un par de toques con él en el lagrimal y después giró hacia nosotros con su habitual cara inexpresiva. Lo poco que asomaba del pañuelo en su puño cerrado dejaba a la vista una mancha de sangre. Los vampiros no tienen lágrimas, lloran sangre, así que él había estado afectado por la muerte de sus trabajadores después de todo.
-¿Tienes alguna idea específica de alguien que quiera darte problemas?

Negó con la cabeza- Sabes de sobra que llevo mucho tiempo trabajando en la idea de que todos podemos convivir juntos sin problemas. Pago mis impuestos desde que se aplicó la nueva ley, procuro que ninguno de mis vampiros haga nada ilegal e incluso hago donaciones a organizaciones benéficas en favor de los humanos. Incluso este año todavía no he ejercido mi derecho a poder convertir a diez personas dispuestas a ello. No se puede decir que yo esté haciendo algo que pueda poner en peligro a la especie humana, si no más bien que los humanos tratan de poner en peligro a mi gente.

-No seas melodramático, Constantin. No se puede meter a todo el mundo en el mismo saco. Esto es cosa de fanáticos antivampiros nada más. Por cierto necesitaré las cintas de vigilancia por si encuentro algo que ayude.

Dinescu asintió firme- Iré yo mismo personalmente a por ellas, quiero hacer unas copias para poder verlas yo también por mi cuenta.

-Cuidado, Dinescu. Esto es cosa de la policía, ya sabes.

Constantin se encaminó hacia la puerta y sin volverse le contestó- Lo sé, pero si puedo descubrir algo te lo haré saber.

Aproveché que nadie estaba pendiente de mí para salir de allí. El olor a quemado me estaba mareando. En el pasillo encontré un letrero que indicaba donde estaban los lavabos y corrí rápidamente para poder vomitar de una vez. Tras vaciar mi estómago froté con un poco de agua mi nuca y el alivio fue instantáneo.

-¿Estás mejor, brujilla?- Sonó una voz tras la puerta.

Abrí la puerta tras recomponerme y allí estaba Donovan, esperándome con una sonrisa.

-Por favor, gatito. No sé como puedes tener esa cara con toda esa sangre y los cuerpos que has visto.

Él se encogió de hombros- Estoy acostumbrado. Tenías que haber visto los cuerpos que tenía que investigar antes de que saliesen los vampiros a la luz. Estos por lo menos están decentes. Y no soy un gatito, soy un werephanter, una pantera.

-Y yo no soy una brujilla, se supone que soy wicca, aunque todavía no sepa cómo manejarlo.- Protesté yo y lo aparté con la mano para pasar y buscar a Dinescu.

Donovan me sujetó del brazo al casi rebasarlo-Espera, ¿qué estas haciendo realmente con él? No he sabido de ti desde que estuvimos en casa de mi tía.

-Constantin te ha dicho la verdad, estoy haciendo un reportaje sobre los vampiros. Llegó a un acuerdo con mi jefe y debo estar una semana pegada a él para conocer cómo viven realmente. No me gusta que me chantajeen, pero mi jefe fue muy persuasivo con el tema de mi puesto de trabajo y aquí estoy. Además, creo que él sabe algo sobre lo que soy o seré. Quizás pueda ayudarme. Si no te importa, suéltame. Voy a ver donde está.

Donovan me soltó con desgana, como si le encantase tenerme allí pegada.- Simplemente ten cuidado, estar cerca de él hace que las mujeres enloquezcan. Es muy ingenioso a la hora de persuadir a una para que esté con él.

-Soy lo bastante mayor para decidir si quiero acostarme con alguien o no, ¿sabes? No es de tu incumbencia, ¿o es que acaso estás celoso?

-Sólo sé que tenemos una cita pendiente para tomar algo y mi tía quiere que esté cerca de tí por si necesitas ayuda. Así que, ¿cuando quedamos?

Este tío me desconcertaba. Lo mismo estaba concentrado en su trabajo como en mitad de él sentía la necesidad de ligar conmigo. Aún así yo le había dicho que otro día saldríamos a tomar la copa que no pudimos cuando fuimos a Elwood.- Está bien Donovan, te llamaré para quedar.

-Estupendo, me voy a seguir con la investigación. Espero tu llamada Eve.

Yo me alejé de allí para buscar a Dinescu. Al girar en una esquina me topé con Elliot, el siervo de Dinescu. Me dió un susto de muerte porque no me lo esperaba y solté una maldición. Elliot se mostró indiferente, acababa de entregar a los policías una copia de los videos de seguridad y sólo me instó a seguirlo hasta Dinescu. El maestro estaba mirando las cámaras de seguridad junto a Jhon. La invasión había sido hecha por la parte del tejado, habían entrado por la azotea y en ningún momento se podía distinguir los rostros de las treinta personas que entraron. Constantin ya había interrogado a los guardas de seguridad que estaban de servicio durante el día, habían sido drogados a traves de una bomba de gas adormecedora. Todo había ssido calculado meticulosamente.
Tras una dos horas tratando de descubrir algo Constantin decidió continuar cuando nos hubiésemos relajado un poco. No sabía que quería decir hasta que me llevó hasta uno de sus restaurantes para cenar y luego a uno de los locales de moda para vampìros. Me explicó que pese a estar preocupado por todo lo que había pasado, debía de seguir controlando sus negocios. Así que pasé toda la noche conociendo parte de sus locales, preguntándole por sus costumbres y conociendo a los vampiros de la ciudad. Regresamos una hora antes del amanecer.

1 comentario:

  1. Ah!
    q buen capitulo, jeje creo que a mi querido Donovan no le gusto nucho la idea de que Eve pase una semanita con Dinescu

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