Siento la tardanza en publicar, pero espero que la espera os recompense y os guste, era un capítulo difícil porque veréis algo interesante... no digo más! jeje
Por favor, dejad comentarios aunque no seáis seguidoras del blog, no es difícil hacerlo. Ha sido casi un mes desde el último capitulo y apenas comentaron, eso es desalentador. :(
Capitulo 28: Kareemah
No me lo podía creer. En un parpadeo Natasha había estado allí sobre mí, y al segundo siguiente era un emplasto de sangre y trozos deformes de carne babosa que iban consumiéndose rápidamente igual que si fuesen pólvora prendida. La imagen de eso se repetía sobre mi mente una y otra vez y no conseguía parar de llorar. Lloraba de rabia, de dolor y desesperación. Maldecía en mi interior el día que había llegado a Chicago porque desde ese día mi vida no había sido la misma. Maldecía el hecho de haber conocido a Constantin, estar a su alrededor hacía que yo siempre me mantuviese en peligro constante.
Tras la salida de Lucien del lugar me ahogó el vacío, creí que tendría un ataque de ansiedad. Él me miraba preocupado por como me había impactado aquello y no cesaba de abrazarme y consolarme tratando de acallar mi sollozo.
-¡La maté, la maté! Soy o no soy así…- repetí una y otra vez. Suelo ir de tipa dura y si hace falta me defiendo, pero no me gustaba el hecho de que haber matado a esa vampiro no me había importado. En ese momento me sentí igual que Natasha cuando trató de alcanzarme, inmune a cualquier sentimiento a mi alrededor.
-Shhh… mi amor. Tú no la empujaste sobre ti, lo hice yo- me decía para consolarme.- Yo soy el culpable, alguien tan inocente y sensible como tu no puede matar, la culpa es solo mía.
Quise separarme de él. Quise decirle que no me mintiese. Si yo no hubiese cogido la vara y apuntado hacia el corazón de Natasha nunca habría muerto. Me odiaba a mí misma porque me alegraba de su muerte y me preguntaba si sería capaz de hacerlo de nuevo tras mi reflexión. Pero no tuve tiempo, volví a donde pertenecía, al presente.
Estaba un poco mareada por el viaje en el tiempo cuando me separé de la boca de Constantin y tuvo que agarrar mis brazos con fuerza para que no me cayese. Mi boca estaba húmeda por fuera y mi lengua captó un gusto metálico. Puse un par de dedos sobre mis labios y al mirarlos vi que había un poco de sangre. Constantin mostraba ligeramente sus colmillos por entre su boca y me había rasgado al besarme excitado. Mei Ling giró su cabeza hacia mí y me miró como quien mira su comida favorita. Marco Moretti estaba también mirando hacia mí al igual que unos cuantos vampiros más, todos habían captado el olor de mi sangre y habían despertado su hambre. Sólo faltaba una etiqueta sobre mi frente que pusiese “buffet libre”.
Constantin arrancó la katana de la espalda de Mei Ling y tiró de mí hacia el lugar donde iba a sentarse Kareemah para el juicio mientras siseó hacia el resto de vampiros. Me llevó en un borrón que me hizo marearme más sin poder hacer o decir nada. Sacudí mi cabeza para tratar de estabilizarme y crucé mis manos para poder hurgar en mis muñecas en busca de mis cuchillos. Todos los weres que nos acompañaban allí subieron hacia donde estábamos para ayudar a defendernos formando una fila por delante de nosotros. Éramos apenas diez personas contra todos aquellos vampiros sedientos, una batalla mal compensada.
-Vamos Constantin, ¿no me digas que no quieres compartirla con nosotros? Ella tiene algo especial, lo huelo.- siseó Moretti.
-Ella es mía, está bajo mi protección.- siseó Constantin.
-¡Yo llevo días soñando con morder a esa perra!- gritó Margot. Mi vista se había aclarado y asomé por entre los hombros de los were para verla. Sus ojos eran de un rojo intenso en esos momentos.
Escuché a varios vampiros más mientras trataban de acercarse y mis pentalfas comenzaron a picar fuertemente. El tatuaje sobre mi brazo derecho quemaba tanto que temí tener una combustión espontánea. La habitación se llenó de una niebla azul fruto del gran amasijo de poder que irradiaban todos los vampiros. Era impresionante comparada con la pequeña neblina roja que manaba de los were.
Un vampiro de baja estatura lideró al grupo que se nos acercaba. Llevaba ropaje moderno y su largo cabello tapaba casi completamente su rostro ya que iba inclinando la cabeza conforme andaba. – Pudiste con Natasha, pero no podrás contra todos nosotros juntos.- ¡Mierda! Era Lucien. Podría intentar esconder su rostro para que no lo reconociésemos mientras caminaba hacia nosotros, podría parecer diferente con toda esa vestimenta, pero su sonrisa no había cambiado. La recordaba de cuando lo vi por primera vez cuando me mordió siendo yo Constantin. El hijo de puta se rió igual cuando escuchó cómo gemí de dolor ante su bocado.
-No puedo decir que me alegre de verte después de ciento cincuenta años, Lucien.- Le contestó mientras trataba de ponerse delante de los weres y abrió sus manos en cruz aún portando la katana- No la utilices para tratar de vengarte de mí por Natasha. Ven tú solo aquí y lucha conmigo. Ella no tiene que ver en esto.
-¡Oh no! Parece que esta humana te importa mucho. Te dejaremos debilitado. Luego la cogeré y la drenaré ante tus ojos antes de matarte. Eso si para cuando trate de cogerla no la han dejado seca los demás… Luego te clavaré una estaca lo suficientemente lento como para que sufras de dolor tanto tiempo como sea posible mientras te consumes.¡Vamos!
Y ante su voz todos avanzaron en un parpadeo. Lucien atacó a Constantin, Moretti y varios vampiros más luchaban contra los were y Margot se lanzó a por mí. Era una bebé vampiro y no manejaba bien su nueva velocidad, casi diría que la hacía ser más torpe en vez de rápida y pude clavarle uno de mis cuchillos antes de que sus colmillos llegasen a mí. En esos momentos no pensaba, solo reaccionaba a los ataques. Antes lloré por esa frialdad pero ahora estaba contenta de que me envolviese. Tuve que esquivar a otros dos antes de poder mirar en busca de los were que conocía mejor. Cristine peleaba transformada como una auténtica tigresa mientras un vampiro la mordía en un brazo. A Adam no conseguía verlo por ninguna parte. Mei Ling luchaba contra si misma para defender a su maestro de otros vampiros y no tratar de venir a por mí. Y Constantin peleaba contra Lucien quien también había conseguido otra katana.
Aquello era una locura, eliminábamos a uno y nos atacaban tres o cuatro más. Recibí varios arañazos antes de quedarme sin cuchillos y de que me llenara de sensaciones nuevas. No sé como explicarlo, es algo así como si el calor de mis pentalfas fuese avanzando por mi cuerpo igual que arroyos que convergen en un mismo punto: el pentalfa sobre mi pecho. En ese momento me sentí completa yo misma y mis poderes entrelazados. Sabía como usarlos aunque no cómo había llegado a esa conclusión. Una neblina morada rodeaba mi cuerpo, era mi magia. Concentré todas mis fuerzas en la mano derecha y fui golpeando con la palma a todo vampiro que se preciara en atacarme. Salían despedidos por encima de nosotros bajo un destello blanco e impactaban en la pared. Seguían llegando más vampiros, todos concentrados en ir a por mi sangre. “Aquí hay una wicca” decían.
Pensé en que necesitábamos más apoyo, necesitábamos más gente a nuestro lado y lo deseé. El salón estaba completamente cerrado pero un viento recorrió todo. Una voz en mi mente susurró- “El poder de los muertos es tuyo…”- y de repente apareció William acompañado de otros cinco fantasmas. Me guiñó un ojo y se introdujo en el cuerpo del vampiro más cercano a mí. Éste comenzó a tambalearse y hacer gestos extraños con su cuerpo, como si luchase consigo mismo para obtener el control. Poco a poco su mano llevaba su propia arma hasta su corazón y se apuñaló quedando completamente inmóvil en el suelo. Entonces William salió de su cuerpo y me hizo una reverencia antes de irse a por otro. Los demás fantasmas hicieron lo mismo.
Ahora que la lucha estaba siendo algo más igualada pude fijarme en la lucha que mantenía Constantin contra Lucien. Los dos bailaban con el mismo ritmo y saltaban pisando por entre los muebles y los vampiros tumbados en el suelo. Lucien estaba herido en un brazo y una pierna. La camisa de Constantin goteaba sangre por el costado.
Se escucharon golpes en la gran puerta y ésta se abrió de repente. Donovan entró acompañado de varios policías vestidos de uniforme. Iban cargados de estacas, lanzallamas y armas. Nos gritaron para que detuviésemos la lucha y poco a poco cesó. Mi poder fue menguando hasta volver a la normalidad. La neblina que había estado cubriéndonos desapareció al instante y los fantasmas se mantuvieron cerca de mí. En ese mismo momento entró también Kareemah. Supe que era ella nada más verla. Era muy alta y delgada, con pechos prominentes, piel aceituna y ropa egipcia de color blanco con ricos bordados en oro y azul. Su pelo era largo hasta los tobillos y estaba lleno de abalorios. Era la imagen perfecta de lo que los libros antiguos denominaban una diosa y, aunque estaba magníficamente maquillada, su cara era completamente andrógina. Poseía belleza, pero perfectamente podía ser la de un hombre de rasgos delicados como la de una mujer. Entró acompañada de un león sujeto a una correa con piedras incrustadas.
-¿Qué está ocurriendo aquí?
Todos los vampiros que todavía estaban en pie pusieron una rodilla en el suelo e inclinaron la cabeza mirando hacia abajo para reverenciarla. Los weres los imitaron. Eran amasijos de carne rota y sangre derramada, la lucha había sido muy dura. Los policías y yo nos quedamos en pie.
Constantin fue el primero en hablar.- Mi señora, estábamos esperando por vuestra llegada para el juicio y fuimos atacados por los demás estados.- Con estados hacía referencia a los demás maestros vampiros.
Kareemah estaba seria. Anduvo hasta llegar hasta Constantin y le tocó en la barbilla con un dedo animándolo a levantarse- Eso es extraño, más sabiendo todos que yo estaba aquí en la mansión. Dime, ¿por qué lo hicieron?
-Estaba hablando cariñosamente con una de mis siervas y decidieron que querían probarla. Yo me negué.
- ¡Ah Constantin!.. siempre cuidando de no perder tu humanidad mostrándote cariñoso con aquellos de los que nos alimentamos ¿Desde cuando se arma tanto escándalo por una sierva?
Giró su cabeza hacia mí y Donovan hizo un pequeño gesto de acercamiento como dando a entender que estaba preparado por si lo necesitaba. No había tenido tiempo de decirle ni si quiera gracias.
-¿Eres tú esa sierva? Ven.
No era el momento de discutir por llamarme sierva. Me acerqué poniendo cuidado en no mirarla fijamente a los ojos.- Soy Evelynn y si, pertenezco a Constantin. Ellos nos atacaron y tuvimos que defendernos.
Me estudió de arriba abajo y sonrió mostrando sin pudor unos grandes colmillos mientras olfateaba el aire- Veo por qué lo hicieron, por tus venas corre sangre poderosa muy apreciada por nosotros. ¿Cómo alguien como tú acaba siendo sierva y no muere?- giró su rostro hacia Constantin y su melena se sacudió en el aire graciosamente como si fuese un velo sobre el viento para luego caer en la misma posición que tenía al principio.- Debes de amarla mucho para aguantar ante tal festín.- su cara se compungió durante un milisegundo y luego volvió a su característica frialdad vampira como si nada le importara- Yo tuve una sierva parecida a ella hace mucho.
-¿Cuánto hace?- pregunté curiosa. Ella estaba indicando que había amado a una mujer y quería saber más. Quizás todos pensaban que era una mujer y no lo era, ese rostro podía ser cualquier cosa. Constantin hizo un pequeño gesto de reprimenda por mi osada pregunta. Lo miré apenas un instante tratando de que Kareemah no centrara su atención en él. Por lo que me había contado cuando viajábamos hacia aquí era una vampira muy inestable aunque justa.
Kareemah le indicó con la mano que no se metiese y me contestó.- Hace unos cinco mil años. Era una belleza negra a la que llamé Indra. Su madre me la entregó cuando nació a cambio de que protegiese a su familia de la guardia real del faraón. Estuvo a mi lado hasta que murió con cuarenta y seis años.
En esos tiempos no significaba morir joven, era algo normal. Había tantas pestes y enfermedades que poca gente conseguía llegar a anciano.- ¿Y no pensaste en convertirla?- bueno, ya que no se había molestado, quizás alguna pregunta más no le iba a importar.
-¡Ah!... Esto es divertido, hacía mucho que alguien quisiera saber de mi pasado. Me recuerdas a ella, siempre ansiosa de conocer…- caminó hasta el ominoso asiento preparado para ella. El león la siguió obediente y se tumbó a sus pies, no sin antes rugirnos a todos.- Shhh… Shaboa, ahora no. Esta muchacha me entretiene.- Shaboa apoyó su ominosa cabeza entre sus patas delanteras y se echó a dormir. Kareemah se sentó con la espalda pegada al asiento y cruzó sus piernas a la altura de las rodillas haciendo que su túnica se abriese hasta casi llegar a la altura de su sexo, apoyó sus manos sobre los reposabrazos y adoptó una pose de reina- Por supuesto que se lo ofrecí pero ella se negó. Decía que no quería perder la calidez del sol, ni el canto de los pájaros al amanecer. Prefería vivir una vida corta pero intensa. Y esa vida la tuvo a mi lado, le di todo lo que deseó y más.
-¿Y de qué murió?- eché una ojeada a ambos lados. Donovan y Constantin estaban algo nerviosos, como si se preparasen para cualquier cosa que Kareemah inventara para hacerme daño por mi osadía.
-Yo la maté, le di el descanso eterno con la bendición de Anubis y Osiris. Creo que hoy hubiesen dicho que tenía cáncer y cuando los dolores no la dejaban ni descansar me pidió que la drenara. Su último pensamiento fue darme su más preciado tesoro, su sangre mágica por completo. Yo ya la había probado en numerables ocasiones, pero hasta que no la tomé totalmente no supe lo valioso era lo que ella me ofreció. –Una pequeña lágrima roja ocupó la esquina interna de sus ojos. Con el dedo índice de su mano las retiró cuidadosamente para no manchar su rostro y se relamió el dedo- Creo que es hora de dejar a mis vampiros levantarse.
-Creo que Evelynn no debería permanecer aquí cuando eso ocurra, podrían tratar de atacarla de nuevo.- Donovan hablaba por primera vez mientras me cogía del brazo con movimientos lentos. Los policías que lo acompañaban se aproximaron a mí sujetando firmemente sus armas.
Kareemah rió sonoramente tan fuerte que Shaboa despertó de su corto sueño y se puso alerta cuando ella se levantó.- ¿Y quién eres tú que quieres gobernar en una de mis casas?
-Soy el sargento Matthew Donovan, policía del distrito 54 de Chicago. No tengo jurisdicción aquí, pero los que me acompañan si la tienen y vamos a sacarla de aquí de inmediato. Traemos una orden firmada. Supongo que no se opondrá ante lo que dicta la ley.
La Riaht dio un paso hacia nosotros y Donovan instintivamente trató de llevarme hacia atrás interponiendo su cuerpo- Los vampiros asumimos las leyes cuando nos revelamos. Todavía no he tenido tiempo de investigar que ocurrió exactamente aquí. ¿Y qué lleva a un policía de Chicago hasta Indianápolis para entrometerse en algo que no le corresponde?
-Ella es mi amiga.
Kareemah chasqueó su lengua- ¡Nah! Déjame adivinar…- caminó a nuestro alrededor observando detenidamente lo que hacía Donovan, que no era más que rotar con ella para siempre estar preparado. Yo preferí no moverme por si él lo confundía y atacaba a la Riaht. Tras una vuelta completa me sonrió juguetona y me pareció mas joven- ¡Oh… otro aspirante a ser tu amante! Esto se pone divertido- Se acercó hasta Constantin y le acarició el mechón de cabello que caía sobre su cara en ondas retorciéndolo sobre su dedo- Si hay dos tras de ti no creo que hayas tenido tiempo de catarlos. Dime, ¿queda alguno más por venir o te conformas con ellos dos? De Constantin si te puedo hablar, estuvo un par de años en mi cama y debo decir que era un buen amante, de los mejores que la ocuparon. Lo mantuve conmigo hasta que le enseñé cómo manejar Illinois cuando tuvo que asumir el cargo de Natasha. ¿Sabias que ella era quien gobernaba esos dominios? Tiene gracia, ella viajó hasta Rumania porque quería un pequeño descanso en su cargo y extrañaba su tierra. No supo apreciar las señales que le indicaban que eran sus últimos días cuando obtuve un par de profecías de una médium a mi servicio. Si ella no quiso escucharme no era digna de mi clemencia, así que no enjuicié a Constantin cuando llegó hasta América buscando refugio, si no que lo hice dueño de todo lo que era de Natasha. Un vampiro capaz de matar a una criatura milenaria merece ser algo más que un simple peón. Y hasta ahora no me ha defraudado nunca, aunque opino que esa manía suya de humanizarse algún día será su perdición.
-Con el debido respeto, creo que mis asuntos sentimentales son solo míos, señora. Pero aprecio su interés en aconsejarme.
Los ojos de Kareemah destellaron rápidamente a un rojo profundo y luego volvieron a su color marrón oscuro, ella se había excitado con mi respuesta- Eres una gatita salvaje con modales.- cogió mi mano derecha cuidadosamente y se la llevó hasta sus labios para lamer un rastro de sangre de una pequeña herida sobre mis nudillos. La herida estaba casi curada, posiblemente debido al poder de curación de mis pentalfas. Su tacto al coger mi mano fue muy frío, como el mármol, nada que ver con la calidez de Dinescu. Luego lamió suavemente por los restos de sangre y sentí cómo su húmeda y fría lengua se los llevaba. Su tacto me hizo estremecerme. Fue un toque mezcla de sensualidad y sexualidad que punzó latente sobre mis pechos y mi sexo como si ella hubiese enviado los escalofríos en esa dirección y hubiese activado un botón sexual. Me sorprendí a mí misma por jadear suavemente mientras su lengua subía y bajaba por la parte superior de mi mano. Kareemah miró hacia mis pechos que se habían endurecido al momento y se podían percibir sobre la ropa.- Sabes como mi querida Indra, aunque más sabrosa si puede decirse. Quizás quisieras dejar a un lado las expectativas de ellos dos y unirte a mí. Llenaría tu vida de inolvidables momentos e incluso te daría la inmortalidad.
Dejé de mirarla a los ojos por si lo que estaba utilizando era su glamour sobre mí y traté de alejarme hacia la dirección mas despejada donde estaba Constantin- Siento decepcionarla, pero si observa a mis dos supuestos pretendientes comprobará que mis gustos son únicamente hacia el sexo masculino.
-Puedo serlo también- Tiró hacia ambos lados por la parte central de su túnica y la abrió sin pudor completamente dejando al descubierto su sexo. Mi boca se abrió cuando pude ver lo que ella tenía además de pechos y un pequeño brote de rizos negros sobre su monte de Venus. Se apreciaba totalmente que era femenina, pero poco a poco dejó asomar lo que parecía un pene de tamaño medio y me sonrió cuando se fijó en mi cara- Soy hermafrodita, algo que cuando yo era humana pensé que era una maldición pero a la que he sabido sacarle partido tras mi regreso de la no-muerte. Únete a mí, ven a mi séquito.
Los vampiros estaban comenzando a levantarse de su prisión en el suelo. Mis cuchillos y todas las demás armas de plata que habían sido utilizadas para dejarlos inmóviles fueron retiradas por weres. Lucien y Moretti estaban muy enojados y Kareemah insistió- Ven conmigo, necesitas la protección de un vampiro para que nadie te toque, sé que no estás marcada por Constantin.
Eché mis manos hacia atrás buscando tocar a Dinescu y rogando porque él entendiese lo que quería hacer. Mi mano izquierda rozó a Constantin y mi brazo derecho fue sujeto por Donovan que ya estaba pegado a mi espalda. Kareemah me miraba curiosa. - ¿Y dices que si le perteneciera a un vampiro no me atacarían?
-Es ley vampira, deben respetar al siervo que pertenece a otro y no pueden beber de él.
Estaba en una posición muy estirada por tener mis brazos hacia atrás pero conseguí hablar con fuerza -¡Pues entonces elijo a Constantin¡
En ese momento él me mordió en la muñeca con rapidez tratando de marcarme. Donovan por su parte transformó su mano en una garra negra de pantera y me arañó en el otro brazo para después bajar su boca hasta allí y sorber marcándome como pantera haciéndome parte de él. Sentí como mi cuerpo temblaba de nuevo. Mi poder ascendía por mi cuerpo y levantó el poder del vampiro y del were. Fue tal el impacto y con tanta fuerza que nuestros cabellos se elevaron en el aire igual que si un gran ventilador hubiese arrancado a girar. Kareemah siseó cuando se dio cuenta de que yo tenía dueño y no uno, si no dos. El dolor de ser mordida y arañada no me importaba, lo hice a un lado y me concentré en el pensamiento de que ya no podrían drenarme, aunque eso no evitaba que pudiésemos ser atacados. Los polis nos resguardaban y los were también y se inició de nuevo la guerra cuando ellos retiraron sus bocas de mi. Mi poder continuó alzado y llamé con un canto wicca a los fantasmas- ¡Venid a mí, almas olvidadas de este mundo! ¡Venid a mí y protegedme ante aquellos que tratan de matarme! Todo aquel que no avanzó hacia el paraíso debe servir a aquella que domina a los muertos, ¡uníos a mi causa!
El aire había vuelto a espesarse con los poderes vampiro y were elevados, Las neblinas rojas se entremezclaban con las azules y el morado de mi aura destacaba sobre ellas. Se formó un nuevo viento y aparecieron multitud de espectros por todas las esquinas. William apareció con refuerzos dispuestos a defenderme.
Aviso:
Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...
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uff...me encanto el capitulo! valio la pena esperar!! espero el proximo con ansias!!!! que pasara despues de que Eve fuera marcada??? O.O ya quiero saber!! un beso!! :) jejeje!!
ResponderEliminarAh!!!! eres cruel como nos dejas asi con la duda del porvenir :P
ResponderEliminarAlguien se va a enorjar y no me refiero presisamente a Kareemah
espero ansiosa el siguiente capitulo
besos y abrazos
Bufff nenaaa pues sii k valio la penaa la esperaaaa fue genial este capituloo pero espero k ste cuento no acabe = k todos, es decir cn el constantinn, espero k sea algo totalmente distintoo... siguee asiii k eress genialll,y ls seres sobrenaturales molan!!!!! muackkk
ResponderEliminarHola Anonimo! Gracias por tu comentario. Realmente no voy a explicarte aquí como terminará jejeje como habrás notado por su título será una saga, este es solo "el Comienzo", eso no significa que vaya o no a estar con Constantin, solo una aclaración sobre que tendremos Eve, Matthew y Constantin para rato... Besitos y gracias por tu esfuerzo en comentar :)
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