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MIS OBRAS

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jueves, 22 de septiembre de 2011

Saga "La Mediadora, El Comienzo" Capitulo 39: Ganas de Gritar

Constantin trató de alcanzarme elevando su mano ligeramente sobre mi brazo pero yo me retiré hacia atrás. No me lo podía creer… ¿cómo había sido tan estúpida? Él afirmó al principio de conocernos que sabía que yo era una Mediadora, había admitido que mi sangre le atraía más que la de cualquier otro. Kareemah le hizo un conjuro para unirse a Claire a petición suya y supuestamente yo tengo algo que ver con ella, no como descendiente sanguínea sino con su esencia mística, como si fuésemos parientes mágicos. La atracción que yo sentía por él podía no ser real y la había utilizado para acercarse a mí. Todo por culpa de mi maldita sangre. Y encima ahora mi supervivencia dependía de que yo obtuviese la suya… cosa que también sabía que iba a pasar gracias a Kareemah.
-¡No me toques!- siseé, y de mi boca se derramó un pequeño hilo de sangre. Tendré que aprender a usar mis nuevos colmillos.
-Frumos por favor. Lo de Claire no tiene nada que ver contigo, con lo que siento hacia ti desde el mismo momento en que te vi por primera vez. Por Claire solo sentía gratitud por no alejarse de mí al saber lo que yo era. No la amaba. Eso lo comprendí con el tiempo.
-¿Y ahora que me dirás, la típica excusa de “yo era un vampiro joven, no sabía lo que me hacía”? Es una pena que alguien que no tiene ni la quinta parte de vida vivida que tú tenga que enseñarte que todas las acciones que hacemos tienen sus consecuencias. Tú has actuado a sabiendas y por eso yo ahora necesitaré de ti, de tu sangre. No puedes recriminarme por odiarte y no saber si algún día te podré perdonar. Buscaré la forma de que me lo des sin tener que tenerte cerca, pero lo haré cuando hayamos terminado con El Rayo de Sol. Mantente lejos de mí.
La puerta se abrió en un estruendo haciéndose pedazos al instante. Donovan entró hecho una furia. Sus ojos tenían un color ambarino, su cabeza era ligeramente más ancha y felina. Su piel se estaba oscureciendo y sus andares eran sigilosos, como los de un depredador en el momento de la caza. Sus manos iban desapareciendo bajo unas garras. Su nebulosa de poder destellaba en toda clase de rojos e iba creciendo a cada paso.- ¡Apártate de ella, es mía!- No se si eso sonó más a rugido que a humano, pero estoy segura que su rabia lo acompañaba.- ¡Cómo te atreves a intentar cambiarla!
-No intentes mangonearme, were. Yo no sabía que iba a pasar, sólo quería ayudarla a recuperarse. A ti no te debo ninguna explicación más.
-¿Crees que no he escuchado lo que ha dicho ella que has hecho? ¡Nadie toca lo que es mío!
Tras un rugido se abalanzó contra él, Constantin siseó mostrando sus colmillos y se enzarzaron en una pelea monumental. Donovan había completado su transformación en una bella pantera enorme que había desgarrado su ropa durante el cambio. Si la situación no hubiese sido aquella me habría gustado admirar aquella hermosa piel de color negro azulado bordeada por ese aura rojiza. Yo no sabía qué hacer, aquello estaba pasando por mí, por mi culpa. La habitación no era suficientemente grande para que ellos tomasen toda su velocidad natural y eso hacía que la lucha fuese más intensa, un revoltijo de nebulosas roja y azul que se entremezclaban por la velocidad sobrenatural. Si no conseguía separarlos pronto uno de los dos iba a morir y aunque estuviese dolida con Constantin no quería verlo en ese estado. Tampoco se lo deseaba a Matt. Grité todo lo que pude sin conseguir que se fijaran en mí. Miré hacia la puerta intentando que los agentes que acompañaban a Matt hicieran algo. Estaban manteniendo sus armas en posición de disparo pero sin un objetivo bien expuesto era imposible. Les grité pidiendo que hiciesen algo pero ninguno se movió. La comprensión de lo que pasaba llegó a mí de golpe, como si me hubiesen dado una bofetada instantánea: acababan de descubrir que su apreciado sargento Donovan era una pantera. El policía más joven era el único que mantenía el rostro menos impresionado y a él me dirigí.
-¡Por el amor de Dios, haced algo! ¡ Se van a matar!
-No se me ocurre nada, nuestras armas podrían dañar al sargento. Quizás debería probar usted a llamarlos.
-¿Yo?- pregunté extrañada cortando de golpe la letanía de insultos que les dije por no cooperar.
-Esto parece más una pelea típica de hogar que otra cosa, se están peleando por una mujer y creo que es por usted. Si lo intenta quizás consiga más que nosotros.
Mi boca cayó abierta- ¿Me está diciendo que así es como solucionan las peleas cuando llegan a las manos, diciéndole a una mujer que les diga que paren?
-No señora, lo que quiero decir es que creo que harán mas caso de usted que de nosotros. Después de todo, esa pelea se debe a usted ¿no?
Me mordí la lengua para no decirle gilipollas. O el chico tenía miedo de los seres sobrenaturales o la policía no está bien preparada para un ataque real de ellos. Giré mi cabeza hacia la pelea. Matt sangraba por el cuello y Constantin tenía el estómago lleno de arañazos profundos por donde la sangre se deslizaba rápidamente. Si no paraban se iban a matar.
-Por favor, dejad de luchar.- Dije tranquilamente para intentar un llamado a la calma. En realidad yo me estaba ahogando por todo aquel estallido de poder tan cercano. Nada.- ¡No quiero que os peleéis por mí!- nada de nuevo. La rabia por no ser escuchada me dio un impulso de fuerza superior y grité mientras abría mis manos hacia fuera- ¡Parad ahora!
La energía estalló por todo mi cuerpo en mi propia nebulosa verde y descargó desde mis manos hacia fuera sobre ellos. Los dos salieron despedidos en direcciones opuestas. Matt aterrizó cerca de mí y su cuerpo de pantera fue menguando para volver a ser humano entre respiraciones hondas provocadas por el cansancio de la lucha y el cambio rápido. En el momento en el que recuperó su forma un policía se acercó a él con una manta que no supe decir de donde sacó y envolvió su desnudez con cierto recelo. Constantin estaba de pie en la pared opuesta, sus manos y pies pegados al muro, sus colmillos se habían retraído y su mirada estaba falta de emoción o movimiento. Con esa inamovilidad parecía una de esas mariposas que los biólogos conservan en colecciones de insectos. Una sangrienta y pacífica estatua que pese a su belleza no me engañaba porque sabía que era letal.
“Evelynn, ¿qué hiciste? No me puedo mover” Constantin estaba usando nuestra conexión mental y sonada algo preocupado. Yo también me asusté porque no sé cómo lo hice y por esa misma confusión en mi mente él consiguió liberarse. Cayó a plomo hacia el suelo pero en el último momento sus reflejos estaban al cien por cien y evitó golpearse en un rápido movimiento casi inexistente a mis ojos. La sorpresa en su cara duró poco tiempo, en unos escasos segundos mostraba la cara tiesa e indescifrable que portan todos los vampiros.
Una sonora risa retumbó en mi cabeza envolviéndome en una agradable brisa inexistente. Era como sentir una mano acariciándome suavemente desde mi cabello, pasando por mi nuca y mi cuello de la más erótica manera posible. Un imaginario dedo se deslizó por mi espalda haciendo pequeños círculos hasta alcanzar la parte superior de mi culo. Al llegar allí imaginé quién podía ser y bloqueé mi mente de aquel manoseo imaginándome a mi propia mano dando un manotazo para apartar aquel dedo. La risa fue más insistente pero ya no me alcanzaba de la misma forma que antes. Miré directamente a donde seguía postrada Kareemah, sabía que era ella pero no se había movido ni un milímetro. Lo único diferente eran sus ojos arremolinándose en un profundo rojo. Me asusté. Ella realmente me deseaba.
“Sí Mediadora. Has probado lo que tus poderes hacen, todavía descubrirás más. No trates de engañarme, he visto como has reaccionado a mi toque mental, imagínate lo que podría hacerte realmente, sé que lo deseas. Te he probado a ti a través de mis lazos con Constantin. Me costó trabajo porque tiene una mente muy fuerte pero yo soy milenaria. Juntas seríamos invencibles. Yo obtendría el poder absoluto, ningún humano o vampiro podría con mi poder y tú obtendrías todo lo que desees. Piénsalo Mediadora, todo. No te negaría nada a cambio de alimentarme a diario de ti, solo necesito una pequeña cantidad…”
“No te ilusiones maldita, tú presumes de que podrías darme todo y no creo que sea posible. ¿Qué te parece si te digo que lo que deseo de verdad es que te mueras de una vez? Nada de no muerte, deseo verte convertida en polvo, esparcida por los cinco continentes para que tus cenizas no puedan ser reunidas de nuevo en un intento de hacer algún yu-yu que te devuelva tu cuerpo.”
“Vaya. La nueva Mediadora está llena de sarcasmo, me daba a mí que iba a ser así desde que te conocí.”
Pensé por un momento y le pregunté. “¿Estás diciendo que usaste a Constantin para acercarte a mí?” Ella no respondió, lo que me dio la respuesta. Ella lo había estado influenciando. Quizás solo él tuviese parte de culpa en todo y Kareemah es la hija de puta más grande que he conocido en mi vida. Me acerqué hasta donde ella estaba esposada y pese a todo mi miedo, forcé a mis ojos a mirarla directamente.- No te acerques a mí, no intentes cogerme, mangonear mi vida o la gente que me rodea. Te juro que si vuelves a intentar algo con aquellos que me importan iré directamente al maldito agujero donde reposas de día y te estacaré. Cortaré tu cuerpo en trozos tan minúsculos que ni las ratas tendrán bocado que llevarse a la boca.
Siseó- Está aprovechándote de que yo estoy indefensa en esta especie de camilla.
-Créeme, si lo estuviese haciendo ya serías polvo.
Giré de nuevo hacia fuera. Me paré al lado de Constantin donde seguía mirándome sin pestañear. Por un momento vi en su cara algo parecido al orgullo y admiración por mí.- Eve…
Le tendí una mano aunque no estaba segura si de verdad la necesitaba. Sus heridas ya no sangraban y solo habían pasado unos cinco minutos desde que lo derribé.- He tenido una pequeña conversación mental con ella. Digamos que ella te “lavó el cerebro” para hacerte venir a mí intentando capturarme. Eso no quita que tú has usado deliberadamente mis sentimientos en un momento muy vulnerable para mí. No puedo perdonarte todavía, necesito tiempo.
Pareció pensarlo por un momento. Luego volvió a su inescrutable rostro y asintió con la cabeza a la vez que me dejaba que le ayudase a levantar. No me costó trabajo, lo que me dijo que realmente no lo había necesitado y buscaba un acercamiento.- Te demostraré poco a poco que lo que siento es verdadero, nada que ver con lo que ella me hizo.
Donovan gruñó aproximándose peligrosamente a nosotros. Debería haberse visto mal tratando de verse agresivo envuelto solamente en una manta, pero en él nada estaba mal- ¡Déjala!
Me metí en medio de los dos. Si alguno intentaba hacerle algo al otro tendría que pasar primero sobre mí y eso los frenó. Apreté la mandíbula y hablé entre dientes.- Dejad esa cosa de macho dominante y centrémonos en lo que está pasando. Hay gente a punto de morir, y cuando digo gente me refiero a humanos y sobrenaturales. Están a punto de amotinarse o incluso asesinar al senador Starch enfrente del edificio policial. El cabecilla se llama Jacob y es quien cometió los asesinatos del Bites and Dreams.
-¿Estás segura?- preguntó uno de los oficiales. ¡Vaya! Ahora que estaban a salvo los egos masculinos volvían a interesarse por ellos…
-Tan segura como puedo estarlo de que mis ojos han estado a escasos centímetros de esas garras de águila tatuadas en su antebrazo.
Donovan comenzó a organizar a su grupo de oficiales y alguien le trajo unos pantalones y una camiseta de una mochila en su vehículo. Saber que cuando te transformas sin previo aviso puede dejarte desnudo es un buen motivo para siempre llevar ropa de repuesto guardada. Se vistió sin vergüenza delante de mí. No exactamente delante, se apartó a un lado pero todavía podía verlo si quería. Y Dios me perdone, quería hacerlo. Me dio una completa vista de su trasero antes de embutirse unos vaqueros que se deslizaban sobre sus muslos como una segunda piel. Él me pilló mirando cuando volteó su cara atrás hacia mí. Me ahogué en una mar de calor y vergüenza por haber sido cazada y él me dedicó una sexy sonrisa subiendo la mitad de su boca pícaramente. No sé por qué, pero sabía que el había notado mi deseo y por eso se volvió. Sentí el leve toque de los celosos pensamientos de Constantin y miré hacia él. Estaba limpiándose con una toalla todo lo que podía de la sangre salpicada en su abdomen. No sé si los vampiros debían de hacer ejercicio para mantenerse en forma, pero su pack de seis asomando confirmaba que como mínimo lo había hecho antes de transformarse. El calor regresó a mí cuando aprecié el remolino rojizo en sus ojos. Estaba excitado por mi escrutinio sobre su cuerpo. Pese a que estaba odiando todo lo que había descubierto no podía dejar de desearlo, y a Matt también. Salí de aquel cuarto tan lleno de testosterona refunfuñando una maldición a mis lazos con ellos. No había modo de saber cuanto provenía de mí y cuanto de las ataduras.
Hurgué por el pasillo mientras ellos organizaban todo. Las armas que vi cuando bajé ya no estaban. Entré en la primera habitación de la izquierda y resultó ser una oficina llena de cajas de facturas, licores caros almacenados en una estantería bajo llave, objetos de propaganda de productos hosteleros, un par de sillas simples rente a una mesa de oficina y un cómodo sillón de piel. Tras curiosear un poco sin ver nada importante pasé a revisar los cajones. No había nada raro excepto por el ultimo cajón que estaba cerrado. Con el abrecartas conseguí forzar la cerradura. Fui muy cuidadosa para no dejar indicios del forzamiento y allí encontré facturas pagadas por artículos de armamento, madera y materiales de carpintería. Eso serían pruebas con las que demostrar que aquello no era solo un restaurante donde se celebraban las “inocentes” reuniones de un club de antivampiros. Era un club de antivampiros muy peligroso. Bajo todo aquel papeleo encontré mis cuchillos, mi S&W y mi bolso. Todavía estaban dentro mi Glock y mi cajita. Miré hacia todas mis armas, ¿Las querría guardar Jacob como trofeo? Mejor no pensar en ello y comencé a recolocarme todas mis cosas en su sitio. Donovan entró con un chaleco para mí y le dije que no tenía frío, un poco de rabia y poder funcionaban como el mejor calefactor del mundo.
-No es por el frío. ¿Qué te hizo ese cabrón?- y me señaló hacia la parte superior de mi pecho, el cual estaba casi al descubierto por los desgarrones durante el forcejeo. Ni siquiera me había acordados de eso. Todos los que habían estado en el sótano habían tenido una buena vista de mi sostén y mis generosos pechos ¡A la mierda! Casi debía preguntar por si alguno no había tenido la vista completa…
-Nada por lo que no vaya a pagar cuando lo atrape. Y si lo cazas tu primero quiero cinco minutos con él para mí sola.
El borde de su mirada comenzó a tomar el color ambarino de su were y la neblina rojiza quería pronunciarse. Lo calmé colocando un dedo sobre su boca- Shhh… sabes que puedo cuidarme sola, ese cabrón no obtuvo nada de mí pero le haré pagar por lo que quiso hacer. Prométeme que me conseguirás esos malditos minutos.- Apretó la boca con molestia, pero al final asintió. Eso me hizo sentir muy bien. Él me estaba dando mi espacio y respetaba mi decisión.
-Sargento, la vampiro de aquella habitación a desaparecido. Hemos estado registrando el resto de habitaciones y si allí habían retenido a más no queda ninguno, solo un hombre muy torturado que nos ha insistido en decirte que se llama Adam.
Matt salió disparado hacia donde el oficial le gritaba que estaba. Lo trajo hasta la camilla donde había estado Kareemah. Parecía una hamburguesa, todo lleno de cortes y zonas donde faltaba piel. Su piel emanaba un hedor nauseabundo, mezcla de carne quemada, sangre y desechos. Le habían atado con cadenas de plata como a los demás, incluso tenía una cuerda alrededor del cuello en una malintencionada idea de tratarlo como a un animal. Respiraba fatigosamente y por una de las heridas en su pecho asomaba un trozo blanco ensangrentado que me pareció que podía ser un trozo de costilla rota. Matt llamó con su teléfono a la doctora Maxwell, ordenándole que viniese a atenderlo allí. Dos agentes bajaron a los trabajadores del restaurante que se habían quedado para vigilarnos. Bajaron esposados y Matt ordenó que los recluyesen en la misma habitación donde mantuvieron a Adam. Cuando los dejaron encerrados los agentes tuvieron que salir corriendo a vomitar por el hedor del cubículo. Ni siquiera le habían dejado ir a hacer sus necesidades a un aseo. Matt maldecía por no poder disponer de más agentes para cuidar a los presos hasta que elimináramos la rebelión. Los agentes que lo acompañaban eran solo tres además de é. Uno debía de quedarse con Adam, otro vigilaría la entrada del restaurante y otro controlaría a los presos. Eso dejaba solo a él, Constantin y yo para ayudar.
-Mi señora, he traído refuerzos tal y como me ordenaste.- era William.
-Yo no te ordené, te lo pedí que no es lo mismo. ¿Dónde está la ayuda?- los dos me miraron con asombro aunque no dijeron nada. Sabían que estaba hablando en serio con alguien, después de todo lo que habíamos pasado últimamente esto era lo más normal en los últimos dos días.
-Por lo que veo una llegó antes de que yo volviese. Conseguí contactar con la tía del were tras una sesión de espiritismo- hizo una mueca intentando que yo imaginase la clase de “penalidades” que había sufrido el pobre fantasma en sus inexistentes carnes- y le llamó para indicarle donde estaba usted atrapada. El resto de la ayuda está en donde están concentrados los humanos frente a un edificio de la policía.
-¿Quiénes son?
- La tribu were y una legión de espectros del cementerio más próximo. Por cierto, tendrás que ayudarles a conseguir un poco de energía eléctrica a través de tus poderes. Es lo único que piden como pago. La culpa es mía por hablarles del subidón que me dio…- le dí una mirada fulminante y comprendió que se estaba extendiendo en la explicación- Por cierto, hay alguien más. Una preciosa señora mayor que dice ser su yaya.
Eso me hizo tirar de Constantin y Matt para irnos cuanto antes. Ante el levantamiento de ceja que me hicieron los dos a la vez al entrar en el coche policial suspiré- Preparaos, vais a ver a la abuela Tunner en acción.

1 comentario:

  1. Wow!
    Chica, has estado ausente por muchos días, pero has vuelto pisando fuerte!
    Han pasado un monton de cosas en este capítulo!
    Aun lo estoy asimilando...
    Besos! estoy esperando ver a "la abuela Turner en acción"!!

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