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miércoles, 7 de diciembre de 2011

Historia no olvidada, La Danse des vampires

Necesité de un poco de espacio propio, de un tiempo personal por cuestiones especiales. No amigas, no he dejado de pensar en el blog y mi mente sigue trabajando en mil historias que algún día tendrán forma aquí. Al entrar en el blog he tenido la grata sorpresa de saber que ya hay 51 seguidoras. Mil gracias a quienes continúan siendo fieles y mil gracias a las nuevas agregadas. Escribiendo ya sobre el tema que pertenece al título de la entrada, voy a retomar la historia que empecé a la vez que la primera parte de la mediadora, La Danse des Vampires. La dejé apartada para poder centrarme en la historia que más estaba gustando y sobre todo porque pensé que sería menos lioso de seguir un solo tipo de historia a la vez. Aquí no veréis capitulo nuevo, solo es una recopilación de los dos primeros que ya escribí para que sirva para recordar sobre qué trataba. En cuanto tenga listo el siguiente capítulo habrá nueva entrada.
Nuevamente gracias a todas, sois un amor. <3


Capitulo 1



La casa está hoy muy tranquila, para variar. Ningún ruido de tacones recorriendo los pasillos, nadie recitando un trozo de guión… ni siquiera sonaba la orquesta ensayando la música para el espectáculo del fin de semana.
Para aquellos que no sepáis de qué estoy hablando dejadme explicaros: soy una vampira reciente que reside junto a los otros vampiros del clan en una mansión gigantesca donde trabajamos como actores en un maravilloso espectáculo. Fue idea de Antoine, nuestro jefe, y es la mejor manera de obtener nuestro “alimento sin levantar sospechas”, puesto que nadie sabe de nuestra existencia.
El espectáculo se llama “Le Theatre des Vampires” y la gente que viene a vernos piensan que nuestros colmillos son parte del vestuario.”Ilusos, los pobrecitos piensan que vienen sólo a pasar un buen rato y no a darnos de comer”, suele decir Veronique de nuestros espectadores. Veronique es la otra dirigente de nuestro clan. Es un poco frívola para mi gusto y trata siempre de demostrar dureza y racionalidad en todo lo que hace, pero en el fondo se preocupa mucho por el bienestar de todos los miembros de la familia.

Volviendo a lo que estaba, se me hace muy raro no escuchar jaleo. Mi novio vampiro Dominique tampoco está por aquí y tengo hambre. Como tengo sólo dos años desde mi conversión necesito mucho más tiempo de sueño que los demás y como poco. Dominique debe de haberse levantado temprano y no me he enterado, ¡maldito sueño de novata!
Me encanta despertarme y encontrar que él se ha quedado esperando sentado en el borde de la cama a que yo abra mis ojos para darme un bonito beso de buenos días con sus labios ardientes… Se nota que lo echo de menos ¿verdad? Quizás podría probar a conectarme con él telepáticamente y saber donde está. Por norma dejo que sea él el que contacte conmigo porque todavía no lo manejo muy bien y me da dolor de cabeza. Cuando llevo cinco minutos probando a llamarlo y comienzan los primeros pinchazos en mis sienes resoplo, me froto con las yemas de los dedos y al final acabo llamándolo a través del teléfono móvil.
Pensándolo bien creo que voy a pasar de trucos mentales y cogeré el teléfono.

“Biiip, biiiip”-Bonjour mon chère, ¿ya estás levantada ?

La dulce voz afrancesada de Dominique hace que el vello de mis brazos se ponga de punta y me recorra un cosquilleo de arriba a abajo, no lo puedo evitar- Quizás sería mejor decir buenas tardes,- miro el reloj de la mesita para cerciorarme de la hora- pasan cuatro horas del mediodía. Tengo nuevo record, me he levantado casi una hora antes.

-Oui, eso es bueno, vas adaptándote poco a poco.

-¿Dónde estás?

-En el sótano. Antoine salió temprano a hacer una diligencia y me encargó que probara una nueva fórmula para el protector solar. Ahora mismo estaba vertiendo un poco de glicerol extra en la mezcla. El último protector que teníamos dejaba la piel un poco reseca y tirante y con la dosis extra que le estoy poniendo debería solucionarse el problema. ¿Qué opinas?

-No sé… tú eres el que sabe de química y componentes, no yo.

Me soltó una risita suave- Si me hubieses dejado enseñarte lo que sé de química podrías estar ayudándome aquí abajo con la fórmula. Ya sabes, más tiempo juntos…y todo eso.

-Sabes que suspendía química en el insti, todos tus esfuerzos por enseñarme serían en vano. Además, desde que tuve que dejar de estudiar por culpa del sueño no me apetece coger ningún libro y empezar de nuevo a estudiar. Por lo menos hasta que consiga dominarlo no podría.

-Pues entonces no te volveré a insistir hasta que hayas conseguido levantarte más temprano. ¿Necesitas algo más?

-Bueno…- titubeé, seguramente en esos momentos estaba poniéndome colorada como un tomate. Llevaba algo más de dos años con él y todavía me daba vergüenza pedirle algo- la verdad es que sí. Tengo hambre y ya sabes que…

La línea quedó muerta. A los tres segundos de aquello tocaron a la puerta. Corrí a abrir sabiendo quién estaba tras la puerta. Dominique estaba apontocado en el umbral, con un pie cruzado sobre el otro y desabrochándose los dos primeros botones de una ajustada camisa blanca que llevaba sobre unos vaqueros desgastados.

-Servicio de habitaciones, ¿la señorita ha pedido desayuno? – me dice coqueteando.

No se cómo se las apaña, pero se ponga lo que se ponga todo le queda bien. Desde la primera vez que lo vi me encantó su precioso pelo negro como el ébano. Lo llevaba largo hasta la cintura, pero por mi culpa se lo tuvo que cortar y ahora luce un corte de pelo masculino algo más largo de lo normal, como si llevase un par de meses o tres sin recortarlo. Digo que fue por mi culpa porque una vez, estando los dos juntitos en plan romántico, tuve la idea de pedirle una cita a la luz de las velas. Cuando regresábamos al dormitorio para descansar al amanecer, Dominique me sorprendió llenando toda la habitación de velas. Literalmente, los muebles y el suelo estaban llenos de velas encendidas, únicamente había dejado un pequeño pasillo desde la puerta hasta la cama sin nada que entorpeciera. Algunas de las velas estaban puestas en cuencos con aceites aromáticos por lo que el ambiente era propicio para un encuentro de lo más sensual. Pero claro, tuve que llegar yo con mi patosa manaza en el momento más excitante y derramar algo de aceite caliente sobre la cama. Dominique dio un salto hacia atrás para no mancharse y lo que consiguió fue que su pelo prendiera. Suerte de que había un extintor oculto bajo la cama para evitar lo peor, los vampiros ardemos fácilmente en cuestión de segundos. Desde entonces odio ver encendida hasta la chimenea en pleno invierno por mucho que tenga un cristal protector para las chispas que puedan saltar.

En fin, estaba hablando de que Dominique estaba esperándome en el umbral con una magnífica sonrisa picante y desabrochando algún que otro botón… Había llegado mi hora de comer.

Por norma general los vampiros bebemos sangre humana pero yo no puedo, ni siquiera puedo pensar en tomar sangre embolsada traída del hospital. La única vez que lo conseguí fue cuando me llegó la primera hambre. Estaba bañándome en casa y como si mi madre supiese lo que iba a pasar me trajo una botella llena. Mis instintos florecieron y de ese momento sólo recuerdo coger la botella y al siguiente segundo la deposité en el suelo completamente vacía.
La siguiente vez volvieron a traerme una botella llena. El hambre no era ya tan fuerte y acerqué el envase a mi boca con recelo. El aroma me ayudó a no pensarlo y me decidí a tragar. A los pocos instantes comencé a toser y la garganta me ardía. Escupí todo lo que pude y traté de explicar qué me pasaba: la sangre sabía a ajo, seguramente el donante que la dio había comido algo cargado de ajo antes de sacársela. Lo mismo nos pasa con la cebolla y con cualquier alimento que tenga un sabor demasiado fuerte como el ajo y por eso no me he atrevido a tomarla de nuevo.
Estaba debilitándome por días y la única solución que Antoine encontró para mi problema era que debía de alimentarme de un vampiro en vez de un humano porque así la sangre estaría tratada y no notaría sabor alguno. Dominique gruñó al hecho de que Antoine dijera que me alimentara de un vampiro en vez de “aliméntate de tu novio” pero no le di importancia, los celos en su justa medida son buenos.

Dominique por fin dejó su cuello a la vista y tras mi sonrisa se decidió a entrar en nuestro dormitorio, una preciosa habitación de época Luis XVI con algunos toques añadidos por mí después de mudarme a ella. No sé cómo nos la apañamos pero siempre que viene a alimentarme el acto se vuelve de lo más sexual y acabamos liados. Habrá que aprovechar la ocasión, que en un par de horas viene Tara a verme.


Capitulo 2



A las dos horas exactamente yo estaba sentada en uno de los cómodos sofás del salón principal de la mansión esperando a Tara. Dominique había vuelto al sótano para reanudar su trabajo en el laboratorio e iba después a acompañar a Veronique para comprar unos cuantos artículos para la función de más tarde.
Mientras esperaba a que ella llegara me dediqué a leer uno de los libros antiguos de la estantería. Era un libro bastante grande y grueso pero ya lo llevaba más o menos por la mitad. Recién convertida y sin saber apenas nada del mundo vampiro tenía muchísimas preguntas para hacer a Antoine y Dominique. Como hacía muchas, Antoine me mostró el libro que estoy leyendo y me dijo que estaba dedicado a los inicios del vampirismo. Leerlo me distrae bastante cuando no estoy al lado de Dominique.
Aunque estaba bastante concentrada conseguí escuchar a Tara cuando se acercó a la puerta del salón. Más bien debería decir que lo que escuché de ella fue el latir de su corazón bombeando. Es la única persona viva que pisa la casa fuera del horario del espectáculo, aparte de su novio Jake.

-¡Pasa Tara, estoy en el salón!- le avisé.

Tara entró con la cara de sorpresa de siempre- Sigo sin acostumbrarme a que sepas de antemano que estoy llegando.

-A estas alturas no debería sorprenderte, ¿no crees?

Tara es la única persona que sabe lo que somos en la mansión. Es muy perspicaz y comenzó a sospechar por mi culpa, cuando dejó de verme salir de día y mi cara palideció mucho. Lo que la terminó de convencer fue el que me costase dominar mis colmillos para que no asomaran y me trababa al hablar. Se asustó mucho al principio y Dominique la hipnotizó para hacerle olvidar lo que había visto. Una y otra vez volvía a ocurrir y al final mi madre convenció a Antoine para que me permitieran explicárselo, así podía mantener nuestra amistad y a la familia a salvo.

-Tú di lo que quieras, pero a un vampiro no se acostumbra nadie- me dijo bromeando mientras simulaba unos colmillos sobre su boca con los dedos índice.

-¿Dónde está Jake?- Le pregunté, luego me arrepentí de habérselo preguntado. Desde hace unos meses estaban teniendo problemas de pareja y si Tara estaba aquí sola debía ser porque habían tenido otra de sus peleas.

-Ni lo menciones. Ha decidido que se encontraba agobiado por mí, que no le dejo su propio espacio. Lo mismo que pasó cuando estuvimos saliendo la otra vez.

-Tienes que entenderlo, entre las clases, el rugby, tú y las prácticas que está haciendo en la empresa de su padre tiene que estar agobiado de verdad. Yo no aguantaría ese ritmo.

-Tú ahora mismo no aguantas despierta ni siquiera catorce horas del día, y no vas a estudiar por lo menos, así que no te pongas de su parte.- me recriminó sentándose a mi lado.

Levanté mis manos para tratar de frenar su enfado que iba en aumento y me levanté del sofá simulando estar asustada aunque en realidad fui a buscarle un café del carrito que había preparado- ¡Epa! No pagues conmigo tu mal humor, simpática, que sólo estaba haciendo un comentario sobre lo que opino. Como tu amiga te aconsejo que le des un poco de espacio o acabará cansándose.

-¿Y qué quieres que haga? ¿Lo dejo? Podría él también dejar el rugby por ejemplo. De todos modos algún día heredará la empresa de su padre, así que tiene un futuro ya preparado.

-Sabes de sobra que lo que a él le gusta es el rugby y que quiere dedicarse a ello profesionalmente., no lo va a dejar.

-Tú si que tienes suerte. Dominique bebe los vientos por ti y no te deja a sol ni a sombra. Y encima vives con él.

Me preparé uno de mis suculentos capuchinos antes de volver con ella. Hoy definitivamente la visita de Tara parecía uno de esos programas donde te dan consejos sentimentales.- Si, vivimos juntos… ¿y qué? Dominique ahora mismo está en el sótano ocupado y luego va con Veronique a unos recados. Yo estaba aquí leyendo y había quedado contigo, solo las dos. No siempre estamos juntos y eso ayuda a que cuando nos vemos nos apetece más estar juntos y contarnos qué hemos hecho.

-Di lo que quieras, Dominique y Jake no se parecen ni en el carácter.

-Tú no lo has visto cuando saca los colmillos porque está cabreado, si no, no hablarías así.- le dije con una sonrisita mostrando mis colmillos a medio sacar .Me excitaba pensar en los suyos sobresaliendo.

Antoine y mamá entraron en ese momento en el salón. Mamá estaba espectacular con su pelo recogido en una coleta alta y embutida en un costoso vestido de una firma francesa muy conocida. Fue un regalo de Antoine cuando cumplió el primer año de su conversión. Antoine llevaba su pelo rubio largo, ondulado y suelto como siempre. Tenía una carta entre sus manos.

-Hola Kat, ¿Dónde está Dominique?

-Creo que hace un rato que salió con Veronique. No me dijo cuánto tardarían en volver.

-¡Ah chére! Recuerdo que Veronique pensaba comprar nuevos objetos para el atrezzo. Cuando regresen diles que necesito reunirme con ellos.- Dio un beso en la mejilla a mamá y tras despedirse de nosotras se fue del salón.

Pregunté a mamá por qué Antoine no había usado la telepatía para conectar con Dominique y mamá me dijo que tras recibir la carta que llevaba en la mano su rostro mostró preocupación pero que no le había dicho nada a ella. Mamá suponía que quizás él no conseguía concentrarse en la telepatía por culpa de ese problema.
No me quedé conforme con lo que había pasado pero no tenía costumbre de entrometerme en los asuntos de la familia. Yo todavía soy un aprendiz en los asuntos vampiros.
Mamá notó lo pensativa que estaba y para intentar alegrarme comenzó a explicarme las ideas que tenía para la nueva campaña de publicidad del espectáculo de esta temporada. La trama de la obra iba a tratar de la época de los años veinte, donde unos gángsters tramaban un golpe a la mafia local. El argumento lo había diseñado mamá, su excusa era que  las obras de teatro debían de renovarse para no perecer en el aburrimiento del espectador. Antoine y Veronique no querían cambiar la época de sus obras de teatro, amaban los tiempos en los que ellos nacieron, pero mamá supo convencer a Antoine con sus mimos. Lo que hace el amor… y Antoine profesaba mucho hacia mamá, haría cualquier cosa por ella, hasta cambiar el guión de la obra por uno de los años veinte. Por eso Veronique había ido a comprar artículos en una tienda de antigüedades para reformar de nuevo la casa.
Tara se marchó al cabo de una hora porque tenía deberes de clase que hacer. Se fue no sin antes recordarme lo a gusto que yo estaba sin tener que asistir a clase.
Dominique y Veronique regresaron media hora después y tal y como me pidió Antoine los envié a buscarlo a su despacho.

1 comentario:

  1. Me alegro de que vuelvas a estar por aquí y que retomes esta historia. La primera parte me gustó mucho y espero que pronto publiques más de esta segunda parte.
    Aunque no puedo pedir mucho, ya que yo llevo mucho sin continuar mis historias en mi blog. Estoy pasando por un pequeño atasco... Pero espero publicar pronto.
    Mis mejores deseos!
    BSS!

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