William me hizo un saludo muy militar esperando una orden mía- A tu servicio, mi señora. Cada espectro a treinta kilómetros de aquí sintió tu llamado. Diría que moriríamos por ti, pero no puede ser, ya estamos muertos.- me sonrió divertido por el intento de broma que había hecho.
Las balas de los policías ya resonaban por todo el salón, los primeros rugidos de los were transformándose mientras atacaban o eran atacados estaban latentes a mi alrededor. Los vampiros tomaban posiciones en uno y otro bando. Donovan y Constantin peleaban con sus espaldas cercanas a mí. Yo daba mi primer puñetazo a una were sirvienta de la casa… y William no podía tener otra cosa que decirme en esos momentos…
-¿Quieres hacerme el favor de mover tu transparente culo de ahí y ayudar un poco en vez de bromear? ¡Aquí la cosa está ya a punto de explotar! –le grité con más fuerza de la que quise por la excitación del segundo golpe en la cara de la were.
-¡Ni muerto puede uno ya bromear!- dijo con una sonrisa en su cara- ¡Venga compañeros, esta dama necesita de nuestra ayuda! ¡A mi la guardia!
Como si William fuera el comandante de los espectros, todos obedecieron y comenzaron a atacar a los vampiros, introduciéndose en sus cuerpos para tratar de obligarlos a detenerse. Parecían robots faltos de batería con esos movimientos tan artificiales al tratar de desprenderse de algo que no podían ver.
Me concentré en la mano que trató de alcanzarme cuando sentí gritar mi nombre a Donovan. Había estado tan absorta en lo que hacían los fantasmas que no había visto llegar al vampiro. No iba a durar mucho si seguía sin concentrarme en protegerme. Giré a tiempo mi torso hacia un lado y atrás antes de ver una afilada katana pasar ante mis ojos. El rostro de Lucien era perverso y apretado, como si hubiese puesto todas sus energías en tratar de cortarme en dos. Al girarme hacia atrás mi espalda chocó contra una mesa. Haciendo malabarismos conseguí apoyar las palmas de mis manos y me impulsé con las piernas para girar mi cuerpo hacia atrás en una voltereta y caí de pie al otro lado de la mesa. Las copas que estaban encima cayeron al suelo estallando en mil pedazos y salpicándolo todo de sangre y vino, incluido mi rostro y mis ropas que ya estaban manchadas a causa del zarpazo que me había dado Donovan para marcarme. Lucien me siseó alzando la katana pero no tuvo tiempo de más, Donovan se lanzó hacia él saltando por el aire tratando de dispararle en el costado y Constantin interceptó la katana con la que él llevaba. El movimiento había sido rápido para el ojo humano, pero yo sabía que lo había visto.
-No pienses que vas a salvar a tu nueva puta, pienso quitártela igual que tú hiciste con mi Natasha y hacerte sufrir. Pienso encerrarla para follármela todo lo que quiera, luego beberé de ella y volveré a follarla hasta que reviente, y cuando implore por su vida la drenaré hasta dejarla seca. ¡Luego iré a por ti!- intentó descruzar la hoja de su katana y un pequeño atisbo de dolor se dejó ver en su rostro. Su moderna ropa estaba manchándose de sangre por un costado y olía a carne quemada, Donovan había conseguido herirlo con una bala de plata.
Sin embargo Constantin estaba sereno, como si nunca hubiese estado luchando realmente allí. Las dos veces que lo había visto pelear nunca podía decir eso, que fuera una pelea. Mas que luchar, él bailaba con su enemigo y le hacía llevar el ritmo que él marcaba. Nada estaba fuera de su sitio, ni siquiera su pelo, todo en él era perfecto a excepción de la mancha en su camisa por la pelea anterior a la llegada de Kareemah. Casi me atrevería a decir que ahora parecía más fuerte, nada cansado y apretaba el filo de su hoja contra el de Lucien haciéndolo retirarla de mi rostro con firmeza.
-No es ninguna puta. Lucien, deja en paz a Evelynn, ella no tiene nada que ver con lo que pasa entre nosotros. Es solo entre tú y yo. Deja que él la lleve fuera de esta casa y terminemos con esto de una vez.- el más ínfimo movimiento de su cabeza indicó a Donovan que me alejara de allí.
Donovan me tenía cogida por un brazo y tiraba de mí para alejarme de ellos. Yo era reacia a irme, sabía perfectamente que un vampiro de no más de ciento cincuenta años poco iba a poder hacer frente a uno milenario. Yo podía hacer menos todavía pero me sentiría culpable marchándome sin intentar hacer algo para ayudarlo. Ojeé rápidamente nuestro alrededor sin apenas apartar la mirada de ellos dos y me extrañé. Aquella situación parecía ajena a lo que estaba pasando en el resto de la habitación donde seguían todos peleando unos con otros. Estaba tan concentrada en descifrar que era aquella sensación que tenía que no advertí a Donovan una vez más y me dejé llevar hasta su pecho. Me envolvió con uno de sus enormes y musculosos brazos. Estaba arañado, quizás por haber peleado con alguien o quizás por haberse herido al caer en el lugar donde estaban las copas de cristal rotas cuando disparó a Lucien. El caso es que me había percatado de que nadie más se acercaba a donde nos encontrábamos nosotros. Las peleas se repetían donde mirase, pero si alguna era cercana no nos alcanzaba nunca, por un motivo u otro se derivaban hacia otro lado. Hasta incluso los espectros flotaban a cierta distancia. Llamé a Donovan la atención para que me explicase si a él le parecía que también pasaba eso.
-¿No te da la impresión de que estamos retirados de los demás? Es como si hubiese un muro entre nosotros y el resto de vampiros.
-¿Qué?- me dijo desconcertado.
-Digo que parece que tenemos un muro invisible entre nosotros y el resto de los que están en la habitación. ¿Lo entiendes ahora?
No pude escuchar su opinión. Una fuerte carcajada -algo así como la de alguien que está viendo el mejor espectáculo de humor de su vida y no se puede contener- retumbó en mis oídos igual que si hubiese sido proyectada para que acertara solo en mí. Tapé mis orejas con las palmas de mis manos intentando amortiguar el sufrimiento, parecía que la carcajada la estuviese escuchando justo sobre mi oreja y temía que me reventasen los tímpanos. Miré hacia donde sospechaba que venía la risa. Era Kareemah que había vuelto a sentarse en su trono ajena a todo aquello que estaba pasando. Cuando notó que yo la miraba se relamió los labios y me miró lascivamente mientras cambiaba el cruce en sus piernas por el opuesto.
-¡Oh querida! Te dije que me resultabas divertida, un entretenimiento diferente de lo que he visto en los últimos trescientos años. –Echó su cuerpo hacia delante, como si a pesar de la distancia que nos separaba fuese a contarme un secreto y gesticuló exageradamente al pronunciar una pregunta- ¿De verdad quieres saber por qué nada ni nadie se acerca hasta donde estáis vosotros?
Donovan seguía tirando de mí, esta vez con más fuerza. Sabía que estaba dejandome decidir por mí misma para escapar de allí, de otra manera ya me habría sacado con esa fuerza extra que le daba su sangre were. Yo estaba temblando por dentro. Mi interior profetizaba que era mejor no saber nada más, que no escuchase a Kareemah. Cada vez que había sabido algo nuevo que me concernía algo malo pasaba o más enredada estaba. Yo quería ser tan valiente como mi abuela me había enseñado pero me estaba sintiendo sobrepasada en un ciento por cien.
“Si querida, ¿a que deseas que te lo explique? Basta ya de que nadie termine de explicarte nada. Yo te lo puedo mostrar…”
Sí, quizás ella pusiese explicarme… Estaba segura de que Kareemah estaba tratando de utilizar su glamour en mí. Estaba usando su mente para hacerme preguntas y haciéndome vacilar sobre lo que me convenía. Pero ella no sabía que el glamour no sirve conmigo ni yo tampoco hasta ese momento. Moretti había tratado de nublarme para el juicio sin éxito y Kareemah trataba de que no me fuera de allí. Yo lo sabía… su glamour era más potente y casi me atrapa pero mi mente se puso alerta. Aun así temblé en mi interior pensando en todo lo que habrían llegado a conseguir los vampiros con ese poder. En esos momentos deseaba tener esa frialdad que noté cuando “viajé” hasta 1859 y Natasha murió. La frialdad de un vampiro es su mejor arma para hacer cualquier cosa.
“Quédate y te explicaré…”- Kareemah insistía.
-¡Donovan, sácala de una maldita vez de aquí! – gritó Constantin a la vez que el filo de las katanas timbró cuando chocaron de nuevo. Lucien no se rendiría fácilmente en culminar su venganza cuando intentó atacarme de nuevo.
Sentí la presión de la mano de Donovan sobre mi antebrazo en la zona donde me había arañado para marcarme. Un escozor subió hasta llegar a mi cuello y mi mente se despejó por completo en un instante a causa de ese dolor. Con un pequeño giro de mi cuerpo me desembaracé de su agarre y miré fijamente a Kareemah.
-¿Qué es tan importante lo que tengo que saber según tú?
Se echó hacia atrás contra el respaldo con la sonrisa maliciosa de una niña que había conseguido su capricho y volvió a reacomodarse.- Eso está mejor, aunque parece que mis palabras te hicieron perderme el respeto. Cuando nos hemos presentado eras más respetuosa.
-Cuando nos conocimos no estabas tratando de chantajearme para que me quedara, era una invitada aquí.
-Cuando te vi no sabía nada de ti.- contestó nuevamente.
-Ni tampoco ahora. Como mucho puedes haber adivinado mi grupo sanguíneo con esa probadita que tuviste de lo que quedaba de mi herida.
Kareemah llevó dos de sus dedos hasta su nariz y olfateó mientras se relamía de nuevo sin esconder sus colmillos- ¡Oh! si, todavía llevo impregnado el aroma de tu piel en mis dedos de cuando te toqué para coger tu mano. Debo de decir que el O positivo es mi grupo sanguíneo favorito con el aliciente añadido de la magia que corre también en tus venas.- Miró hacia abajo a sus dedos y lentamente subió la mirada con una ceja elevada claramente esperando que su descubrimiento me hubiese sorprendido.
Bien, era hora de terminar con aquello. Me erguí todo lo que pude y coloqué mis brazos en las caderas.- ¿Eso era “la gran sorpresa”? ¿Qué llevo magia en mi sangre? Perdona que te corrija, no me sorprendes en absoluto. Lo sé desde hace dias.
-Entonces deberías saber que quien mantiene una burbuja a vuestro alrededor para que nadie se acerque eres tú.
¡Touché! Eso no lo sabía ni tampoco como lo conseguía. A lo mejor lo hice cuando convoqué a los espíritus del cementerio. Traté de ocultar mi sorpresa y ofrecí mi mano a Donovan sin perder de vista a la Riath. Sabiendo que nada nos iba a alcanzar para golpearnos caminamos hacia atrás a la salida. Las sillas volaban por encima de nosotros y no me importó.
-No te marches. Quiero proponerte un trato para que entres a mi servicio.
-Déjalo Kareemah, no me interesa. Lo único que tú ansias es mi sangre. Lo noté por el gesto que hiciste cuando me probaste. Ese fue mi error, dejar que saborearas esa simple gota. No volveré a dejar que me toques.
No se lo pensó, simplemente saltó hacia mí a la vez que siseaba con sus colmillos bien expuestos. Fue muy rápida pero yo también. Puse la palma de mi mano derecha hacia fuera y delante para tratar de frenarla a la vez que gritaba no. En la misma forma en la que Bernie Prescott salió despedido hacia atrás al contacto con mi amuleto lo hizo Kareemah. Una luz destellante salió de la punta de mis dedos al contactar mi mano contra su pecho. Incluso creo que noté cómo crujían sus costillas al impacto.
Cayó sobre su silla y la hizo pedazos con la suerte de que no se estacó. Sólo faltaba que ellos pudieran acusarme de haber matado a su Riath, a escasos días de que se aprobaran las nuevas leyes vampíricas. Shanoa el león se acercó para ayudarla y ella lo rechazó. Se levantó en un borrón y se ajustó el vestido. Su peluca llena de abalorios estaba arruinada aunque trató de recolocarla. Cuando alzó los brazos para coger su peluca noté que su pecho estaba rehundido y que lentamente volvía a su sitio. Eso debía de doler.
Constantin y Donovan me gritaron a la vez para que corriese. Ella se preparaba de nuevo para atacar. Grité “William” mientras buscaba a Constantin para pedirle que nos acompañase y los muros comenzaron a temblar igual que en un terremoto de escala Ritzer 9 al menos. Los espectros se movían a velocidad vertiginosa por toda la mansión provocando las vibraciones, Al fin conseguí localizarlo a lo lejos cuando casi habíamos llegado a la gran puerta del salón. Seguía luchando ajeno al temblor por el hostigamiento al que le sometía Lucien. Consiguió darle una patada y tirarlo sobre su espalda, entonces me miró. Era una mirada dura, como si le costase decirme que me alejara de él.
-¡Vete! –me gritó- Tened cuidado hasta que lleguéis a Illinois. Cuando paséis a mi estado no podrán actuar o estarán infringiendo las leyes. No te preocupes por mí.- seguidamente se volvió hacia donde estaba tirado Lucien y bajó la katana certeramente sobre el cuello.
Fue lo último que conseguí ver de él a parte de a Kareemah tratando de llegar hasta mí antes de cruzar la gran puerta. Los muros de piedra estaban cediendo y comenzaron a caer pedazos gigantes del techo que iban tapándola rápidamente. Escuché algunos gritos, supongo que más de uno estaba siendo sepultado por las piedras.
Corríamos sin mirar atrás por el recibidor. La voz de Kareemah me llegó muy clara a mi mente pese a la distancia. Debía ser muy poderosa.
“¿Ya te marchas sin dejarme que te pruebe de nuevo?” Su estruendosa carcajada resonó en mi mente.
“No Kareemah. Hoy no es un buen día para morir” Le contesté también mentalmente a la vez que aceleraba mis pasos al exterior.
“Corre querida, corre. Obtenerte será más divertido así. Ya sé muy bien quien eres. Eres como mi querida Indra, lo supe al final de su vida. Eres una Mediadora. Eres una vampiro que camina al sol…”
Aviso:
Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...
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lo bueno es que el dia de hoy al abrir mi cuenta, vi la notificacion de un nuevo capitulo
ResponderEliminarLa mala, es que tengo que esparar otra vez un monton ya que lo acabas de publicar awwwww! trauma
solo puedo decir que la historia se pone cada vez mejor y aunque soy team Donovan, me da nose que el hecho de que dejaran a Dinescu
bueno a esperar y esperar aunque si los cap son asi de buenos, pues la espera el valida
besos
aaau!!
ResponderEliminarMaika, te cuento q hoy me he leido todos los capias de esta historia y wooow, definitivamente creo q es tu mejor historia, ojo esto no quiere decir q no aprecie a las otras, por q lo hago, pero esta historia..... se ha colocado en mi numero uno
besos
Pam tesoro, espero no tardar tanto en el próximo, esta semana estaré toda en casa sin trabajar, mi niña tiene libre en el cole por cuestiones de festividades aquí y no puedo dejarla con mi mami porque ella está ocupada, así que pedí unos días y aprovecharé para escribir algo. Vuestros comentarios han sido como una inyección de estamina para mi creatividad ^_^
ResponderEliminarIzaaaaaa!!!!!! Que bueno que pasaste por aquí, te echaba de menos! Eso de que estemos las dos más embrolladas es un rollo, echo de menos nuestro ratito en el messenger :( Yo también tengo que ponerme al día con los blogs así que pronto se verá algun comentario que otro por la red :P Y eso, no dejes de lado a nuestro Dominique, que ya le llegará su turno. Besitos mordelona :)
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