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viernes, 12 de noviembre de 2010

La Danse des Vampires, Capitulo 2

A las dos horas exactamente yo estaba sentada en uno de los cómodos sofás del salón principal de la mansión esperando a Tara. Dominique había vuelto al sótano para reanudar su trabajo en el laboratorio e iba después a acompañar a Veronique para comprar unos cuantos artículos para la función de más tarde.
Mientras esperaba a que ella llegara me dediqué a leer uno de los libros antiguos de la estantería. Era un libro bastante grande y grueso pero ya lo llevaba más o menos por la mitad. Recién convertida y sin saber apenas nada del mundo vampiro tenía muchísimas preguntas para hacer a Antoine y Dominique. Como hacía muchas, Antoine me mostró el libro que estoy leyendo y me dijo que estaba dedicado a los inicios del vampirismo. Leerlo me distrae bastante cuando no estoy al lado de Dominique.
Aunque estaba bastante concentrada conseguí escuchar a Tara cuando se acercó a la puerta del salón. Más bien debería decir que lo que escuché de ella fue el latir de su corazón bombeando. Es la única persona viva que pisa la casa fuera del horario del espectáculo, aparte de su novio Jake.

-¡Pasa Tara, estoy en el salón!- le avisé.

Tara entró con la cara de sorpresa de siempre- Sigo sin acostumbrarme a que sepas de antemano que estoy llegando.

-A estas alturas no debería sorprenderte, ¿no crees?

Tara es la única persona que sabe lo que somos en la mansión. Es muy perspicaz y comenzó a sospechar por mi culpa, cuando dejó de verme salir de día y mi cara palideció mucho. Lo que la terminó de convencer fue el que me costase dominar mis colmillos para que no asomaran y me trababa al hablar. Se asustó mucho al principio y Dominique la hipnotizó para hacerle olvidar lo que había visto. Una y otra vez volvía a ocurrir y al final mi madre convenció a Antoine para que me permitieran explicárselo, así podía mantener nuestra amistad y a la familia a salvo.

-Tú di lo que quieras, pero a un vampiro no se acostumbra nadie- me dijo bromeando mientras simulaba unos colmillos sobre su boca con los dedos índice.

-¿Dónde está Jake?- Le pregunté, luego me arrepentí de habérselo preguntado. Desde hace unos meses estaban teniendo problemas de pareja y si Tara estaba aquí sola debía ser porque habían tenido otra de sus peleas.

-Ni lo menciones. Ha decidido que se encontraba agobiado por mí, que no le dejo su propio espacio. Lo mismo que pasó cuando estuvimos saliendo la otra vez.

-Tienes que entenderlo, entre las clases, el rugby, tú y las prácticas que está haciendo en la empresa de su padre tiene que estar agobiado de verdad. Yo no aguantaría ese ritmo.

-Tú ahora mismo no aguantas despierta ni siquiera catorce horas del día, y no vas a estudiar por lo menos, así que no te pongas de su parte.- me recriminó sentándose a mi lado.

Levanté mis manos para tratar de frenar su enfado que iba en aumento y me levanté del sofá simulando estar asustada aunque en realidad fui a buscarle un café del carrito que había preparado- ¡Epa! No pagues conmigo tu mal humor, simpática, que sólo estaba haciendo un comentario sobre lo que opino. Como tu amiga te aconsejo que le des un poco de espacio o acabará cansándose.

-¿Y qué quieres que haga? ¿Lo dejo? Podría él también dejar el rugby por ejemplo. De todos modos algún día heredará la empresa de su padre, así que tiene un futuro ya preparado.

-Sabes de sobra que lo que a él le gusta es el rugby y que quiere dedicarse a ello profesionalmente., no lo va a dejar.

-Tú si que tienes suerte. Dominique bebe los vientos por ti y no te deja a sol ni a sombra. Y encima vives con él.

Me preparé uno de mis suculentos capuchinos antes de volver con ella. Hoy definitivamente la visita de Tara parecía uno de esos programas donde te dan consejos sentimentales.- Si, vivimos juntos… ¿y qué? Dominique ahora mismo está en el sótano ocupado y luego va con Veronique a unos recados. Yo estaba aquí leyendo y había quedado contigo, solo las dos. No siempre estamos juntos y eso ayuda a que cuando nos vemos nos apetece más estar juntos y contarnos qué hemos hecho.

-Di lo que quieras, Dominique y Jake no se parecen ni en el carácter.

-Tú no lo has visto cuando saca los colmillos porque está cabreado, si no, no hablarías así.- le dije con una sonrisita mostrando mis colmillos a medio sacar .Me excitaba pensar en los suyos sobresaliendo.

Antoine y mamá entraron en ese momento en el salón. Mamá estaba espectacular con su pelo recogido en una coleta alta y embutida en un costoso vestido de una firma francesa muy conocida. Fue un regalo de Antoine cuando cumplió el primer año de su conversión. Antoine llevaba su pelo rubio largo, ondulado y suelto como siempre. Tenía una carta entre sus manos.

-Hola Kat, ¿Dónde está Dominique?

-Creo que hace un rato que salió con Veronique. No me dijo cuánto tardarían en volver.

-¡Ah chére! Recuerdo que Veronique pensaba comprar nuevos objetos para el atrezzo. Cuando regresen diles que necesito reunirme con ellos.- Dio un beso en la mejilla a mamá y tras despedirse de nosotras se fue del salón.

Pregunté a mamá por qué Antoine no había usado la telepatía para conectar con Dominique y mamá me dijo que tras recibir la carta que llevaba en la mano su rostro mostró preocupación pero que no le había dicho nada a ella. Mamá suponía que quizás él no conseguía concentrarse en la telepatía por culpa de ese problema.
No me quedé conforme con lo que había pasado pero no tenía costumbre de entrometerme en los asuntos de la familia. Yo todavía soy un aprendiz en los asuntos vampiros.
Mamá notó lo pensativa que estaba y para intentar alegrarme comenzó a explicarme las ideas que tenía para la nueva campaña de publicidad del espectáculo de esta temporada. La trama de la obra iba a tratar de la época de los años veinte, donde unos gángsters tramaban un golpe a la mafia local. El argumento lo había diseñado mamá, su excusa era que había que las obras de teatro debían de renovarse para no perecer en el aburrimiento del espectador. Antoine y Veronique no querían cambiar la época de sus obras de teatro, amaban los tiempos en los que ellos nacieron, pero mamá supo convencer a Antoine con sus mimos. Lo que hace el amor… y Antoine profesaba mucho hacia mamá, haría cualquier cosa por ella, hasta cambiar el guión de la obra por uno de los años veinte. Por eso Veronique había ido a comprar artículos en una tienda de antigüedades para reformar de nuevo la casa.
Tara se marchó al cabo de una hora porque tenía deberes de clase que hacer. Se fue no sin antes recordarme lo a gusto que yo estaba sin tener que asistir a clase.
Dominique y Veronique regresaron media hora después y tal y como me pidió Antoine los envié a buscarlo a su despacho.

1 comentario:

  1. me encanta esta historia... espero ke no la dejes olvidada..XD
    bss primor!!

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