La comitiva que acompañaba al maestro de Illinois estaba a punto para hacer su gran entrada. Los vehículos estaban aparcados a unos treinta pasos de nuestros anfitriones, que esperaban sin mostrar ni un ápice de movimiento o emoción alguna. Comenzando de atrás hacia delante, la compaña estaba formada por el grupo de weres, los vampiros que ya se habían alzado tras ponerse el sol, yo misma y Constantin. Tomó la iniciativa y comenzó a dar pasos hacia la escalinata. Aunque seguía su ritmo fielmente, mi mente trataba de ordenarle a mi cuerpo que me guiara hacia la derecha, hacia el cementerio. Las vibraciones que estaba notando eran muy intensas, era como si me estuviesen llamando a sumergirme en ellas. Tal era la magnitud de su fuerza para arrastrarme que estaba a punto de soltarme de la mano de Constantin para correr hacia allá. Por comparar un poco la sensación que tenía diré que es como tener hambre y saber que a tu derecha tienes la cocina o la despensa y sabes que deberías ir primero a saciarte. O como pasar por delante de una tienda, ver la ganga más grande del mundo en el escaparate y saber que no puedes dejarla pasar. O como haber naufragado en el mar y tener a la derecha el salvavidas.
El caso es que mi mano iba perdiendo el agarre sobre la mano de Constantin y me iba torciendo en los pasos hasta que él apretó con más fuerza y consiguió mantenerme en el sitio. Sentí el empuje mental de él tratando de conectar conmigo- “¿Qué te ocurre?”.
Por primera vez mantuvimos conexión mental. Probé a contestarle- “No lo sé, supongo que la curiosidad o la periodista en mí quiere ir a fisgonear por ahí, el cementerio captó mi atención”.
Interferencias que se podían traducir como un poco de ira o enojo cruzaron en mi cabeza, Constantin estaba enfadado.- “¿Podrías mantenerte concentrada en lo que estamos haciendo ahora mismo? Ya te dije que la presentación es muy importante en el estatus vampiro, ahí se muestra como de leales son los seguidores. Si hay algún problema se toma como signo de debilidad y podrían atacarnos para derrocarme”.
Yo también me enojé por el dolor de cabeza que me estaba provocando y luché por no mostrar nada de cara a ellos-“Tranquilo, mensaje captado. Me esforzaré en continuar con mi cometido como “mujer florero”, adornando de tu brazo”.
-¿Mujer florero?- su voz sonaba ahora confundida.
-Si, eso es lo que he dicho. Deja ya de comunicarte mentalmente conmigo, me das dolor de cabeza.
Cerré la comunicación pensando en que dos esponjosos algodones tapaban mis oídos y me impedían escucharlo, fue lo único que se me ocurrió. La paz volvió a mi mente y el dolor de cabeza desapareció.
Aprovechando mi mejorada concentración me dediqué a admirar el edificio mientras nos acercábamos. Tenía todo el aspecto de un gigantesco convento, nada más propio para acompañar un cementerio. Los gruesos muros de la parte frontal y parte de la lateral estaban llenos de hiedra y enredaderas. El edificio estaba construido con enormes bloques piedra en un estilo medieval. Las ventanas eran pequeñas para dejar pasar mínimamente la luz del sol y tenían forma ojival. Advertí que el tejado estaba ocupado por un numeroso grupo de soldados que iban armados con ballestas y espadas y a cada cinco metros del muro estaba apostado un guardia con las mismas armas. En la parte frontal observé además de la escalinata un enorme porche que resguardaba una enorme puerta de madera, hecha toda de cuarterones. Bajo él había un par de esculturas de dos soldados, una a cada lado del portón, tallados con la vestimenta propia de los guerreros de las cruzadas cristianas.
Más o menos tenía controlada la estructura del edificio, a simple vista el único modo de salir de allí era por el mismo sitio por el que íbamos a entrar, mal asunto si algo ocurría y teníamos que salir corriendo. Como ya no encontré nada más en lo que fijarme excepto el cementerio y no era buena idea en ese momento me dediqué a observar a la gente que nos estaba recibiendo. Todos expelían energía, mostrando nebulosas de color azulado alrededor de sus cuerpos. Me daban la sensación del frío, así que eran todos vampiros. El saber desde cierta distancia si son vampiros o were lo aprendí estando en la casa de Constantin al observar a los habitantes de la mansión. A diferencia de los vampiros la nebulosa de un were despide calor y tiene un leve tono rojizo que se intensifica cuando tratan de mostrar su poder. Los vampiros situados a mi izquierda en la escalinata parecían cortados con el mismo patrón, a excepción de dos que portaban grandes medallones: pantalones de seda amplios- parecían más que llevaban falda por lo amplios que eran- de estilo mozárabe en tono verde, iban sin camisa y sobre el pecho portaban un pequeño chaleco rojo con bordado de oro en todo el borde. Todos llevaban fajín a juego con el chaleco y una especie de casco verde muy ajustado a la cabeza como una segunda piel. Sobre su cintura colgaban espadas de punta curvada típicamente morisca y sus brazos estaban llenos de figuras geométricas egipcias. Obviamente formaban parte del séquito de la Riaht.
A la derecha estaban un grupo totalmente opuesto al de la izquierda: vestían formalmente, pero cada uno iba a su estilo. Portaban katanas y usaban coleta para recoger el largo de su pelo. Éstos debían de pertenecer a la guardia de Moretti.
Un vampiro de la derecha y dos de la izquierda se adelantaron a nuestra llegada. Como si se hubiese activado en ese momento, Mei Ling avanzó por delante de nuestro grupo de vampiros y se colocó al lado izquierdo de su maestro para mostrar que estaba preparada para cualquier ofensa. La tipa me caía mal pero he de reconocer que la jodida sabía hacer su trabajo.
Uno de los egipcios dio un pequeño asentimiento de cabeza a modo de saludo hacia Constantin.- Bienvenido Dinescu, por lo que puedo apreciar esta debe ser la joven que dices que presenció el pequeño problema que ocasionó Prescott.
Su aspecto era de no tener más de veinticinco. Alzó un poco la nariz, como si estuviese olfateando algo en el aire. Sus ojos cruzaron con los míos y yo no pude evitar fijarme en el hecho de que él y el otro egipcio eran muy guapos e idénticos, gemelos. Tampoco pasé por alto el formidable abdomen que asomaba tras sus chalecos y el hecho de que llevaban pintados los ojos con eyeliner negro. El rabillo de los ojos acababa con un trazo muy largo. Para ser vampiros tenían la piel de un color tan dorado como si hubiesen tomado el sol en la playa. Como algo inusual en los vampiros me ofreció su mano.- Soy Tarik, y este es mi hermano Anpu.- Anpu me saludó con una reverencia y volvió a posicionarse al lado de su hermano. No estaba segura de qué hacer con la mano de Tarik, puesto que Constantin me había dicho que los vampiros nunca saludan tocando. Opté por buscar respuesta en su mirada y cuando me dio un imperceptible asentimiento ofrecí mi mano a Tarik mientras le decía mi nombre. Educadamente se inclinó para darme un beso en la parte superior y aprovechó para olfatearme disimuladamente. Mientras alzaba su cabeza musitó algo a su hermano en un idioma que me resultó desconocido –egipcio, supongo- y por un instante noté un destello rojizo cruzando sus pupilas.- ¿Qué eres? Tu aroma me resulta embriagador.
“¿Oler yo?”, pensé. Luché con las ganas de agachar la cabeza hacia mi axila y olerme yo misma. Soy muy escrupulosa con el aseo personal pero contra el súper olfato vampiro no hay nada que se pueda esconder. Por si acaso se refería al color de mis ojos traté de desviar su atención hacia el aroma con una chistosa salida.-Es Amour-Amour de Cacharel, mi abuela se aseguró de que siempre fuese perfumada allá donde fuere.
Constantin me dio un pequeño apretón en la mano a modo de reprimenda. Yo lo miré encogiéndome de hombros para restar importancia a mi respuesta y por segunda vez desde que lo conozco hizo un gesto muy humano, rodó sus ojos.
Tarik sonrió encantadoramente- Si no quieres decirlo no importa, estoy seguro de que Kareemah lo descubrirá en seguida.
Iba a preguntarle por ella, pero Constantin se me adelantó- ¿Está Kareemah preparada para el juicio de Bernie Prescott?
-Está jugando con Ziva- su elefante “mascota”.- Todavía tenéis que instalaros en vuestras habitaciones y de eso se encargará Peter. Nosotros vamos a comprobar vuestro equipaje mientras él os muestra donde os alojaréis.
Peter era el tercer vampiro que se adelantó a recibirnos. Saludó a Constantin con un gesto de su cabeza y luego me ofreció su mano para saludarme de la misma forma que había hecho Tarik, supongo que para no hacerse de menos. Cuando alzaba la cabeza noté que sus colmillos estaban a medio asomar y su cara mostraba esfuerzos por tratar de controlarlos. Comenzaba a sospechar que esta iba a ser la última vez que mi piel estuviera cerca de la nariz de un vampiro salvo que fuese una causa de fuerza mayor, me hacía a sentir como un buffet listo para servir y al que todos querían hincar el diente.
Peter por fin se calmó. Sacó una agenda electrónica y la examinó antes de dirigirse a Constantin -Bienvenidos. Las habitaciones están preparadas en la cuarta planta para usted y la señorita Tunner. Son contiguas tal y como nos solicitó durante nuestro contacto telefónico. También se alojará su escolta en la habitación siguiente, el resto de vampiros lo hará en la planta inferior y los were en la primera o segunda planta junto a los were del resto de maestros.
Subimos la escalinata mientras los were se quedaban para descargar y mostrar lo que traíamos. No me gustaba que los tratasen así pero poco podía yo hacer en ese momento por ellos con tanto vampiro por allí. Mei Ling fue la única que continuó su camino con nosotros.
El aspecto del interior del edificio asemejaba mucho a los castillos medievales. No entiendo la manía que tienen los vampiros a decorar sus hogares con el estilo de vida que llevaron cuando estaban vivos. Esperaba que a Moretti no se le hubiera ocurrido agasajarnos con un torneo de caballeros usando caballo y lanza.
Las paredes interiores también estaban hechas de bloques de piedra y su decoración consistía en escudos, cuadros antiguos, algún que otro jarrón con flores variadas y hermosos tapices. También vi armaduras y las lámparas eran de forja. Por suerte, aunque eran típicas de aquella época, habían sido reformadas y utilizaban bombillas eléctricas para la iluminación de las estancias.
En el recibidor únicamente topamos con weres y humanos vestidos como criados de época. Iban y venían portando comida en lujosas bandejas o llevando botellas de Sangre Real. Los alimentos por norma eran para los acompañantes no vampiros de los maestros. Junto a una gran puerta de madera de poca ornamentación estaban apostillados dos guardias que nada más vernos se apresuraron a abrirnos. La escena tras la puerta tenía toda la pinta de las reuniones familiares para las grandes ocasiones. Una gigantesca mesa de madera ocupaba la parte final de un descomunal salón. A los lados también estaban dispuestas otras mesas, unidas entre sí por la parte más estrecha. Los comensales eran todos los maestros de los distintos estados. Algunos estaban ataviados con ropas más o menos antiguas, tipo años veinte, setenta, siglo XIX… y también había algunos que sabían con certeza cual era la ropa de último diseño en las pasarelas.
La mesa principal estaba casi vacía, sólo un par de hombres estaban sentados a ella tomando una copa de algo rojo que no sabía si era vino o sangre. El resto de personas estaban repartidas a lo largo del salón, unos en sus correspondientes sillas y otras usando los cómodos divanes que lo bordeaban, todos en una actitud altanera. Conforme más observaba, más me parecía una de esas reuniones de postgrado para antiguos alumnos, donde todos quieren mostrar que su vida es exitosa. En este caso, los vampiros tratar de dar la imagen de cómo de perfecto, organizado y poderoso es su respectivo estado en función de cómo trataban a la gente que pululaba a su alrededor.
Constantin caminaba en total calma a través del salón mientras yo preguntaba. Conforme íbamos rebasando vampiros él iba haciendo un leve gesto con la cabeza para saludar y se lo iban devolviendo escuetamente. Algo me decía que no iba bien. Vale que los chupasangres no son muy dados a mostrar afecto y cosas así, pero por lo que yo estaba comprobando estaban todos muy animados en sus respectivas conversaciones hasta que veían a Constantin. Una vez que los pasábamos volvían a sus conversaciones como si nada.
-No parece que seas muy popular entre los tuyos.-le indiqué.
Constantin se acercó a mi oido para susurrarme en un hilo de voz tan bajo que tuve que hacer esfuerzos para escucharlo- Siguen preguntándose cómo conseguí vencer a Natasha siendo recién convertido y hacerme con Illinois. Temen mi poder.
-Uhh, si, ya. Hasta ahora, estando yo contigo no es que te haya visto mucho de eso, quizás lo único que te he visto hacer con maestría fue “bailar” con el compinche de Prescott cuando me atacaron.
Constantin me alzó una ceja interrogativa- ¿Dudas de que lo tenga?
-No, porque no lo he visto. La verdad es que es una pregunta interesante. Sólo digo un hecho, estás muy mono usando una katana.
Yo estaba siendo conducida en el salón sosteniéndome de su mano. Se detuvo en seco y me miró divertido. Su cara fue tornándose retorcida hasta que acabó en una genuina sonrisa en la que dejó medio asomando sus colmillos. Para cuando acabé la frase me arrepentí de haber dicho lo que pensaba. Él aprovechaba cualquier descuido mío para su propio beneficio, alguna oportunidad de tratar de seducirme.
-¿De verdad te parezco guapo con la katana? Si lo sé la hubiese traído colgada en este momento. Lo malo es que lo hubiesen tomado como un ataque, pero habría valido la pena por sentirte decir eso que me has dicho.
Traté de ignorar lo que estaba escuchando. El mejor modo de hacerlo era restándole importancia y cambiando de tema, así que me dediqué a mirar para un lado mientras manoseaba mi pelo. -¿Seguro que ahora va a haber un juicio? Se lo están pasando muy bien para pensar en hacerlo. Y por cierto, ¿Quién es ese de ahí que lleva las pintas más estrafalarias de todos los que he visto hasta ahora? -gesticulé con un imperceptible cabeceo- Parece un maestro de ceremonias escapado de alguna extravagante iglesia de Las Vegas.
Miró hacia donde yo le indiqué- Todavía no me han dicho cuando será el juicio. Son pocas las veces que todos los maestros nos juntamos y gustan de cambiar impresiones sobre cómo están manejándose las cosas en cada estado. Ese por el que me preguntas y que nos mira tan interesadamente es Marco Moretti. Viene hacia acá.
Moretti estaba muy metido en su papel de anfitrión con el porte que tenía al caminar. Su ropa y sus andares lo hacían verse como un noble de la Edad Media. Tenía el pelo castaño, ojos verdes y facciones muy cuadradas. Podría rondar el metro ochenta aproximadamente y aparentaba unos treinta y cinco años, quizás algo más. Su vestimenta era todo un poema: mofarrex en terciopelo azul marino decorado con pasamanería de plata, sombrero de picos en el mismo tono y material que su ropa, zapatos negros y para rematar el conjunto, lo que asomaba de sus piernas estaban cubierto por unas calzas finas en un tono gris claro.
Cuando llegó a donde nos encontrábamos saludó formalmente a Constantin- Buenas noches Dinescu. ¿Es esta muchacha la señorita Tunner?
-Buenas noches Moretti. Te presento a Evelynn Tunner. Ella será testigo en el juicio a Prescott.
Moretti hizo una reverencia hacia mí y empecé a sentir un leve dolor de cabeza seguido de un empuje en la misma- Un placer conocerla. Siento que tuviera que pasar por aquel trance tan molesto. No sé que demonios pasó por la cabeza de Bernie para cometer semejante locura.
“¿Locura?” -le mentalicé a Constantin- “El hijo de puta trató de matarme. Eso no es de locos, es de asesinos. Tengo muy claro que en esos momentos él sabia muy bien lo que hacía.”
“Yo también lo creo así, pero Moretti está tratando de convencerte para que no testifiques en contra de su segundo”
“Di más bien que trata de hipnotizarme, ahora mismo tengo un run-run en la cabeza, taladrándome, y estoy segura de que proviene de él”.
“Si es así debemos cortar la comunicación cuanto antes y debes actuar muy natural. No quisiera que se diese cuenta de que manejas la telepatía. Podrían descubrir que eres inmune a su hipnosis”.
Me cerré por completo. Sentía como Moretti iba enviándome la idea equivocada sobre que Bernie era un buen muchacho que actuó sin pensar. Para conseguir evitarlo sin ser descubierta me imaginé que mi cabeza era un gran colador lleno de agujeros por donde la voz de Moretti pasaba hacia el exterior, fuera de mí. La intensidad con la que me enviaba el mensaje fue en aumento cuando percibió mi resistencia. Para colmo de males, Constantin notó que algo me pasaba, pues mi cara se iba torciendo por el esfuerzo y contactó de nuevo conmigo.
“Frumos, ¿te pasa algo?”
“Creo que Moretti trata de persuadirme mentalmente para que cuando declare diga algo así como que Prescott es tan inocente que casi debería ser beatificado en vez de crucificado. El muy cabrón empuja en mi cabeza como una estampida de elefantes”.
Constantin apretó la mandíbula por el enojo y rápidamente cambió al rostro impasible de siempre para que Moretti no lo notase.- “Moretti no se ha dado cuenta de tus dotes y es mejor que no lo sepa, apreciamos como un tesoro la sangre de la gente mágica. Envíale la idea de que has captado su mensaje y dejará de atosigarte”.
En ese momento empecé a atar cabos- “¿Por eso Tarik decía que olía especial?, ¿para ti a qué huelo?”
“Es un aroma indescriptible. Supongo que para cada uno es diferente. Yo capto tu olor como a frutos recién cosechados, podría compararte con el olor de la ambrosía”.
“Eso no existe realmente, pertenece a la mitología, así que no puedes saber a qué huele la ambrosía”
“No, pero siempre se ha comparado su sabor y aroma con lo mejor de lo mejor. Para mí no hay nada que se pueda comparar con el tuyo, cuando estoy a tu lado tengo que hacer muchos esfuerzos para no tratar de morderte”.
Gran revelación la suya a estas alturas. Si lo llego a comprender antes no vengo a la reunión de vampiros, ha sido como meterse en la boca del lobo. Envié a Moretti la idea de que sí me había convencido e hice señas a Constantin para que nos excusara para ir a nuestras habitaciones. Moretti no puso objeción alguna, pero justo cuando íbamos a girarnos para irnos llegó un were a donde estábamos con una nota escrita en un pergamino. La leyó rápidamente y llamó la atención de todos los que estaban allí.
-Kareemah ha decidido celebrar una reunión privada con alguno de los presentes que ha recibido. El juicio no será hasta las tres de la madrugada.
La Riaht parecía disfrutar haciendo esperar a todo el mundo. A mí me jodió por completo. Lo único que quería hacer era terminar con el maldito juicio, hacer como que me había enfermado y obligar a Constantin a traerme de vuelta a Chicago o irme yo misma en tren, autobús o incluso haciendo autostop si hacía falta con tal de alejarme de allí. Dinescu solicitó mi mano y de nuevo me condujo hacia el ascensor para ir a nuestros “aposentos”, como los llamó Moretti.
Entré en el dormitorio que me habían asignado y como me esperaba era jodidamente medieval. Por lo menos el color predominante era mi favorito, el malva. Lo único moderno allí era el cuarto de baño. Digo que era moderno porque tenía water, en la Edad Media solían hacer sus necesidades en un agujero en el suelo, en un orinal o en mitad del campo y después de haber visto que Moretti trataba de recrear esa época no me hubiese extrañado que hubiese alguna de esas cosas. En la pared que separaba el dormitorio de Constantin con el mío me sorprendió encontrarme con una puerta que los comunicaba. Mientras habíamos estado en el salón ya habían subido mis cosas, pero aún así no desempaqué nada, directamente pegué en aquella puerta y sin esperar a que me dejase entrar me metí. Iba hecha una furia, con los brazos tensos hacia abajo, los puños bien apretados y posiblemente mis ojos no eran rojos si no fuego. Constantin se quedó mirándome sin decir nada, solo subió una ceja a modo de pregunta.
-¿Por qué tenías tanto interés en que nuestros dormitorios estuviesen juntos? ¿Crees que te voy a dejar que entres a él a tu antojo? Perfectamente podría quedarme con los were, no soy vampiro para estar en esta planta,- tras esas primeras preguntas todo lo demás lo dije dando paseos de un lado a otro de la habitación. Juro que tenía tal cantidad de euforia y adrenalina acumulada que si me hubiesen puesto un muro de hormigón delante lo habría destrozado de un puñetazo- ¿Por qué cojones no me advertiste de que huelo como a hamburguesa para vosotros? ¡Me has metido en un gran problema! ¿Quién me mandaría a mí aceptar el trato? ¡Me voy a coser la boca con hilo de pescar para no volver a decir sí a nada más, así aprenderé!... – me giré de nuevo para enfrentar a Dinescu. Estaba sentado en el borde de su cama, mirándome muy sereno y con los brazos cruzados- Bueno, ¿qué, no vas a decir nada? Yo dándote el sermón y no has dicho nada todavía por defenderte.
-Estaba esperando a que te desahogaras. Te veo muy tensa. Iba a sacar algunas cosas de mis maletas, a comprobar si todos mis vampiros se habían alzado y después iba a llevarte la llave de esa puerta para que tú misma puedas cerrar, precisamente para evitar un enojo como el que tienes ahora mismo. Pedí las habitaciones juntas por la misma circunstancia de la que habíamos estado hablando antes, quería protegerte de cualquier vampiro que tratase de tomarte por culpa de la atracción a tu sangre, y ya que estoy seguro de que no habrías compartido mi dormitorio conmigo…
Por un nanosegundo nos imaginé tumbados en el mismo sitio donde él estaba sentado, empujando dentro de mí con rapidez vampira… ¡Dios!, creo que la cantidad de meses que llevo sin tener sexo me está pasando factura. Pasé a estar a la defensiva-¡Antes me tumbo en mitad de la mesa del salón, me corto en el cuello y le digo a Tarik que hoy tiene de postre el “Especial de Nueva Orleans”!- agarré la llave de un tirón y me dirigí de nuevo hacia la puerta que había usado parta entrar maldiciendo el día que me crucé con vampiros.
Aviso:
Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
uff.....ya quiero leer el proximo que pasara? se metera alguien en su cuarto? jejejeje
ResponderEliminarMara, yo también tengo una pregunta que hacerte je je Cuando preguntas si se meterá alguien en su cuarto... ¿De que manera insinuas que podría meterse? jajajajajaja *_*
ResponderEliminarwow q capitulo 0.o
ResponderEliminary que bien se esta comportando Dinescu
y ella tan desconfiada... bueno su a mi tambien me quisieran comer a la primera oportunidad pues creo que es valido estar un poco paranoica jeje