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martes, 25 de mayo de 2010

Moonlight: Capítulo 23

Capítulo 23

Se despertaron cerca del mediodía, cuando Regius tocó en la puerta para avisarles de que un amigo de Valiant quería hablar con ellas.
Ellas se apresuraron en vestirse con las ropas que le había dado y se refrescaron y peinaron rápidamente para que no las tuvieran que esperar mucho. Las ropas eran unas enormes faldas en color azul marino que les llegaban a los tobillos, unas blusas de escote cuadrado ribeteadas por el borde del escote, con las mangas bombachas en color celeste y un corpiño del mismo tono que la falda, ajustado bajo el pecho a modo de corsé. Incluso les consiguió unos zapatos acordes con la vestimenta, cómo lo había conseguido era un misterio, pero estaban lo bastante agradecidas de la ayuda del capellán como para preguntar. Pensaban que pasarían calor, pero las ropas eran tan finas que no se sintieron incómodas.
Abrieron la puerta tímidamente y se asustaron al ver al imponente hombre que aguardaba sentado en una silla.
Fue verlas y se puso de pie en seguida. Era un hombre de mediana edad, vestido con pantalones negros muy estrechos embutidos en botas de cuero negras que le llegaban justo por debajo de la rodilla. La parte de arriba era muy parecida a la de los hombres que vieron en el bosque, salvo que su chaleco era completamente negro y llevaba bordados dos enormes lobos en hilo dorado, uno a cada lado del pecho. El chaleco estaba sujeto a la cintura por un ancho cinturón negro con una enorme hebilla dorada en forma de escudo. Su sombrero también era algo diferente, era completamente negro y estaba adornado con tres plumas doradas. Lo que más las asustó de su aspecto, además de la altura que alcanzó al levantarse, fue la enorme espada de empuñadura dorada que colgaba en su lado izquierdo. Él se quitó rápidamente el sombrero que llevaba puesto para hacerles una reverencia a modo de saludo, y un mechón de pelo blanco del flequillo le cayó por la frente,


-Giselle, April, este hombre es el general Wolfgang. Él dirige las tropas del castillo.


-Perdóname Regius,- dijo Giselle mientras ellas daban un paso hacia atrás con miedo. April estaba ya mirando hacia el interior de la habitación, calculando lo que tardaría en llegar hasta su arma- dices que este hombre es amigo de Valiant, pero está a cargo de la gente que lo ha capturado. No sé cómo puedes decir que es su amigo.


Wolfgang levantó las manos demostrando que no tenía intención de hacerles nada- Que sea el general no quiere decir que yo haya tenido que ver con su captura. Él fue atrapado por la guardia de élite a las órdenes de Oliver. Tuve que hacer como que no sabía nada de por qué estaba escondido en el panteón para no ser arrestado también junto a ellos.


-¡Qué valiente…!- chasqueó April.


Wolfgang la miró severamente, pero luchó por mantener un tono suave al hablar.- No lo hice por cobardía, lo hice porque estoy a cargo de mis soldados, y son muchos los que pondrían el grito en el cielo al saber que me han encarcelado por traición. Se podría armar un motín y serían muchas las bajas sin nadie que los dirija debidamente. Además, si estoy encerrado no puedo tratar de ayudar a Valiant.


-No se olvide de Savage, general.


La réplica de April obtuvo una sonrisa por parte de Wolfgang- Tú debes ser la mujer que está con él- se volvió hacia Giselle- y tú la mujer de Valiant. No me extraña que los hayáis atrapado, sois muy valientes al haber llegado hasta aquí por vuestra cuenta. También deberíais saber que Optimus fue capturado cuando se fue de mis aposentos en busca de los chicos, me preocupan los tres. Dejémonos de cortesías y centrémonos en lo importante, pensar cómo los vamos a sacar de allí y hacer que Valiant recupere el trono, procurando que haya las menores bajas posibles.


Estuvieron hablando hasta la hora de comer. Ellas le contaron cómo llegaron hasta el mercado y conocieron al capellán. Wolfgang por su parte les contó lo que tenían planeado haber hecho en la exhibición de lucha y buscaron una opción que les pudiera servir. Regius les comentó que podría hacer entrar a Giselle al servicio de Isobel cuando se enteró de que ella era pintora. Por lo visto Isobel quería hacerse un retrato para la coronación y no encontraba un artista adecuado para ello. Wolfgang se acordó del comentario que le hizo Optimus sobre que el cocinero Tobías era partidario de Valiant y decidió ir a hablar con él para que April pudiese trabajar en la cocina.


Regius volvió con un poco de pan, queso y fruta. Estaba contento porque Isobel había dicho que quería ver a Giselle por la tarde para que empezara con el lienzo y el general le dijo que avisase a April de que podía ir a la cocina para ayudar con la cena.


La tarde llegó rápidamente y Regius acompañó a Giselle a los aposentos de Isobel. Estaban en un ala apartada del castillo pasado un hermoso jardín lleno de rosales, arbustos y una fuente que hacía un sonido armonioso cuando el agua caía sobre la base. Para acceder a la torre tuvieron que pasar por delante de dos guardias que custodiaban la entrada. Tuvo un ligero respingo cuando reconoció a uno de ellos, era uno de los tres soldados que vieron en el bosque, así que debía de pertenecer a la guardia real, por eso sus ropas no eran del mismo color que las del general.
Los guardias les dejaron entrar después de que ellos se anunciaran y pasaron al interior. Lo primero que vieron fue una gran entrada donde una joven doncella limpiaba los muebles. En la pared de enfrente estaba colocado un pequeño aparador con un gran ramo de rosas blancas en el centro y un par de filas de libros de distintos tamaños colocadas a ambos lados. Sobre la pared no había nada más que un hueco vacío que Giselle supuso sería el sitio elegido para el retrato. Delante del mueble había una pequeña mesa ovalada y a ambos lados estaban colocadas un par de sillas llenas de mullidos cojines. Sobre uno de ellos descansaba un libro, lo que hacía pensar que Isobel utilizaba la entrada de la torre como lugar de lectura.
Ascendieron por una hermosa escalera en espiral. De vez en cuando veía algún escudo, armas y lámparas de aceite adornando las paredes conforme subían.
Regius tocó en la puerta y esperó pacientemente a escuchar una voz de mujer que dijo que podían pasar.
Isobel estaba acompañada por una doncella que la estaba peinando frente a un hermoso tocador. No se levantó hasta que la doncella terminó con su tarea, por lo que Giselle tuvo tiempo de ver toda la habitación.
Era enorme, llena de muebles tallados finamente en tonos blancos y dorados. Las cortinas en los ventanales eran gruesas, de color lila, con visillos en blanco. El tocador donde estaba Isobel debía de medir al menos dos metros de largo y la cama era de dosel con velos de color lila atados en los postes. La cama tenía puesta una colcha en el mismo tono y la almohada estaba cubierta por múltiples cojines blancos y dorados.
Había dos preciosos divanes en una esquina y frente a ellos una mesita de mármol sobre la que descansaba una bandeja de plata con una jarra y varias copas talladas en el mismo material. Al lado del diván de la derecha, un enorme arco de piedra daba paso a otra habitación contigua. Tenía una cortina igual que la de los ventanales para que se usase a modo de puerta. La cortina estaba sujeta a un lado del arco, por lo que Giselle pudo ver lo que había detrás, era la habitación del baño.
Por fin la doncella terminó e Isobel se levantó para acercarse a ellos. Era muy hermosa, de cabello rubio y labios finos ligeramente coloreados. Usaba un impresionante vestido que a Giselle le recordaba al que había visto usar a la protagonista de los dibujos de la Bella Durmiente, en color rosa pastel. Giselle se sorprendió al ver los verdes ojos de ella, pues eran idénticos a los de Valiant y tuvo que reprimir un gemido al acordarse de él. Se limitó a hacer una reverencia con la cabeza agachada para que no viese la lágrima que estaba a punto de escapársele.


-Por favor, levántate. Estaba deseando conocer a la mujer que Regius me dijo que era pintora. No es usual que este oficio lo haga una mujer.


-Señora, lo hago por afición, pero he conocido a Regius en el mercado y se interesó en mis obras. Me indicó que quería a alguien para hacerle un retrato y estoy a su servicio.


Regius no dijo nada, se limitó a seguirle el juego y se disculpó para irse y que ellas dos pudieran intercambiar opiniones sobre cómo hacer el trabajo.
Después de un rato determinando lo que Isobel quería, llegó a la conclusión de que ella no era una mujer feliz, pero tampoco iba a preguntarle. Además, la habitación era muy femenina, por lo que tampoco creía que la compartiese con su esposo.
Isobel tiró de una gruesa cuerda colocada al lado de la cama y unos criados trajeron un lienzo limpio, un caballete, una bata y material para pintar. Colocaron todo en un lado de la habitación, arrastraron un diván hasta el centro para que Isobel se sentase. Giselle comenzó a trabajar el lienzo después de cubrirse con la bata para no mancharse.

1 comentario:

  1. uff por fin me puse al corriente con esta historia
    y me gustoo!!!!
    normalmente no leo sobre licantropos (la culpa es de Jacob Black jeje)
    pero tu historia es genial, me encanto Valiant
    espero el proximo cap

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