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viernes, 22 de octubre de 2010

La Danse des Vampires: Capitulo 1

La casa está hoy muy tranquila, para variar. Ningún ruido de tacones recorriendo los pasillos, nadie recitando un trozo de guión… ni siquiera sonaba la orquesta ensayando la música para el espectáculo del fin de semana.
Para aquellos que no sepáis de qué estoy hablando dejadme explicaros: soy una vampira reciente que reside junto a los otros vampiros del clan en una mansión gigantesca donde trabajamos como actores en un maravilloso espectáculo. Fue idea de Antoine, nuestro jefe, y es la mejor manera de obtener nuestro “alimento sin levantar sospechas”, puesto que nadie sabe de nuestra existencia.
El espectáculo se llama “Le Theatre des Vampires” y la gente que viene a vernos piensan que nuestros colmillos son parte del vestuario.”Ilusos, los pobrecitos piensan que vienen sólo a pasar un buen rato y no a darnos de comer”, suele decir Veronique de nuestros espectadores. Veronique es la otra dirigente de nuestro clan. Es un poco frívola para mi gusto y trata siempre de demostrar dureza y racionalidad en todo lo que hace, pero en el fondo se preocupa mucho por el bienestar de todos los miembros de la familia.

Volviendo a lo que estaba, se me hace muy raro no escuchar jaleo. Mi novio vampiro Dominique tampoco está por aquí y tengo hambre. Como tengo sólo dos años desde mi conversión necesito mucho más tiempo de sueño que los demás y como poco. Dominique debe de haberse levantado temprano y no me he enterado, ¡maldito sueño de novata!
Me encanta despertarme y encontrar que él se ha quedado esperando sentado en el borde de la cama a que yo abra mis ojos para darme un bonito beso de buenos días con sus labios ardientes… Se nota que lo echo de menos ¿verdad? Quizás podría probar a conectarme con él telepáticamente y saber donde está. Por norma dejo que sea él el que contacte conmigo porque todavía no lo manejo muy bien y me da dolor de cabeza. Cuando llevo cinco minutos probando a llamarlo y comienzan los primeros pinchazos en mis sienes resoplo, me froto con las yemas de los dedos y al final acabo llamándolo a través del teléfono móvil.
Pensándolo bien creo que voy a pasar de trucos mentales y cogeré el teléfono.

“Biiip, biiiip”-Bonjour mon chère, ¿ya estás levantada ?

La dulce voz afrancesada de Dominique hace que el vello de mis brazos se ponga de punta y me recorra un cosquilleo de arriba a abajo, no lo puedo evitar- Quizás sería mejor decir buenas tardes,- miro el reloj de la mesita para cerciorarme de la hora- pasan cuatro horas del mediodía. Tengo nuevo record, me he levantado casi una hora antes.

-Oui, eso es bueno, vas adaptándote poco a poco.

-¿Dónde estás?

-En el sótano. Antoine salió temprano a hacer una diligencia y me encargó que probara una nueva fórmula para el protector solar. Ahora mismo estaba vertiendo un poco de glicerol extra en la mezcla. El último protector que teníamos dejaba la piel un poco reseca y tirante y con la dosis extra que le estoy poniendo debería solucionarse el problema. ¿Qué opinas?

-No sé… tú eres el que sabe de química y componentes, no yo.

Me soltó una risita suave- Si me hubieses dejado enseñarte lo que sé de química podrías estar ayudándome aquí abajo con la fórmula. Ya sabes, más tiempo juntos…y todo eso.

-Sabes que suspendía química en el insti, todos tus esfuerzos por enseñarme serían en vano. Además, desde que tuve que dejar de estudiar por culpa del sueño no me apetece coger ningún libro y empezar de nuevo a estudiar. Por lo menos hasta que consiga dominarlo no podría.

-Pues entonces no te volveré a insistir hasta que hayas conseguido levantarte más temprano. ¿Necesitas algo más?

-Bueno…- titubeé, seguramente en esos momentos estaba poniéndome colorada como un tomate. Llevaba algo más de dos años con él y todavía me daba vergüenza pedirle algo- la verdad es que sí. Tengo hambre y ya sabes que…

La línea quedó muerta. A los tres segundos de aquello tocaron a la puerta. Corrí a abrir sabiendo quién estaba tras la puerta. Dominique estaba apontocado en el umbral, con un pie cruzado sobre el otro y desabrochándose los dos primeros botones de una ajustada camisa blanca que llevaba sobre unos vaqueros desgastados.

-Servicio de habitaciones, ¿la señorita ha pedido desayuno? – me dice coqueteando.

No se cómo se las apaña, pero se ponga lo que se ponga todo le queda bien. Desde la primera vez que lo vi me encantó su precioso pelo negro como el ébano. Lo llevaba largo hasta la cintura, pero por mi culpa se lo tuvo que cortar y ahora luce un corte de pelo masculino algo más largo de lo normal, como si llevase un par de meses o tres sin recortarlo. Digo que fue por mi culpa porque una vez, estando los dos juntitos en plan romántico, tuve la idea de pedirle una cita a la luz de las velas. Cuando regresábamos al dormitorio para descansar al amanecer, Dominique me sorprendió llenando toda la habitación de velas. Literalmente, los muebles y el suelo estaban llenos de velas encendidas, únicamente había dejado un pequeño pasillo desde la puerta hasta la cama sin nada que entorpeciera. Algunas de las velas estaban puestas en cuencos con aceites aromáticos por lo que el ambiente era propicio para un encuentro de lo más sensual. Pero claro, tuve que llegar yo con mi patosa manaza en el momento más excitante y derramar algo de aceite caliente sobre la cama. Dominique dio un salto hacia atrás para no mancharse y lo que consiguió fue que su pelo prendiera. Suerte de que había un extintor oculto bajo la cama para evitar lo peor, los vampiros ardemos fácilmente en cuestión de segundos. Desde entonces odio ver encendida hasta la chimenea en pleno invierno por mucho que tenga un cristal protector para las chispas que puedan saltar.

En fin, estaba hablando de que Dominique estaba esperándome en el umbral con una magnífica sonrisa picante y desabrochando algún que otro botón… Había llegado mi hora de comer.

Por norma general los vampiros bebemos sangre humana pero yo no puedo, ni siquiera puedo pensar en tomar sangre embolsada traída del hospital. La única vez que lo conseguí fue cuando me llegó la primera hambre. Estaba bañándome en casa y como si mi madre supiese lo que iba a pasar me trajo una botella llena. Mis instintos florecieron y de ese momento sólo recuerdo coger la botella y al siguiente segundo la deposité en el suelo completamente vacía.
La siguiente vez volvieron a traerme una botella llena. El hambre no era ya tan fuerte y acerqué el envase a mi boca con recelo. El aroma me ayudó a no pensarlo y me decidí a tragar. A los pocos instantes comencé a toser y la garganta me ardía. Escupí todo lo que pude y traté de explicar qué me pasaba: la sangre sabía a ajo, seguramente el donante que la dio había comido algo cargado de ajo antes de sacársela. Lo mismo nos pasa con la cebolla y con cualquier alimento que tenga un sabor demasiado fuerte como el ajo y por eso no me he atrevido a tomarla de nuevo.
Estaba debilitándome por días y la única solución que Antoine encontró para mi problema era que debía de alimentarme de un vampiro en vez de un humano porque así la sangre estaría tratada y no notaría sabor alguno. Dominique gruñó al hecho de que Antoine dijera que me alimentara de un vampiro en vez de “aliméntate de tu novio” pero no le di importancia, los celos en su justa medida son buenos.

Dominique por fin dejó su cuello a la vista y tras mi sonrisa se decidió a entrar en nuestro dormitorio, una preciosa habitación de época Luis XVI con algunos toques añadidos por mí después de mudarme a ella. No sé cómo nos la apañamos pero siempre que viene a alimentarme el acto se vuelve de lo más sexual y acabamos liados. Habrá que aprovechar la ocasión, que en un par de horas viene Tara a verme.

3 comentarios:

  1. Tienes regalos en mi blog,hojala te gusta-besos y feliz finde......

    Angy((Out of the Blue))

    http://checktheseblueskiesout.blogspot.com/2010/10/regalos-for-weekend.html

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  2. Con lo mucho me gustó la primera parte, me alegro de que no hallas cambiado los personajes.
    Empieza muy bien, ser vampiro tampoco esta tan mal jejeje
    Aunque para Kat lo de dormir mucho le resulte molesto, a mi creo que me encantaría!
    Besos de una dormilona
    ^^

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  3. Zeta, suerte la tuya que puedes dormir jeje ¡Ay!... lo que echo de menos tirarme a dormir como una perra en la cama... jajaja Ahora sueño con biberones nada más ;)

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