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lunes, 25 de octubre de 2010

Saga "La Mediadora" El Comienzo Capitulo 20: Una salida estupenda.... hasta el final

Donovan estaba esperándome en el recibidor tal y como me había dicho Adam. Estaba vestido con unos simples vaqueros, un polo azul marino y una sudadera de cremallera entreabierta en gris oscuro. Su pelo recogido hacia atrás únicamente en la parte superior le daba un aire arreglado pero informal muy cómodo y me alegré porque la vestimenta que yo había escogido no desentonaba.

-Hola, ¿lista para partir?

Revisé que todo lo que podría necesitar estuviese metido en la bandolera que había escogido como bolso. Cuando me cercioré, asentí y lo seguí al exterior de la mansión mientras me colocaba las gafas de sol translúcidas que solía ponerme para ocultar a los demàs el rojo de mis ojos. Esperaba que hubiese venido con la motocicleta. En lugar de eso esta vez conducía una camioneta, una pickup en color negro con embellecedores cromados muy nuevecita. El interior de la camioneta era muy amplio, me hacía sentirme más pequeña aún si cabía ya que el simple hecho de estar junto a él hacía que lo pareciese. Me sentí un poco en blanco una vez que nos encaminamos hacia el edificio policial y no se me ocurría tema de conversación, sobre todo desde que me había dado cuenta de que él miraba hacia mí de vez en cuando y disimulaba cambiando la música de la radio que había junto a una emisora policial instalada en el coche. Fue Donovan quien rompió el silencio que se había impuesto en el interior del vehículo tras unos minutos.

-¿Cómo llevas tu reportaje? Media semana da para escribir mucho.

-Psst- chasqueé- Dinescu me ha tenido todo el tiempo de acá para allá y he escrito sólo un par de ratos antes de dormir. Al final me veré metiéndome prisa la última noche antes de entregarlo en redacción para acabarlo.

-Bueno, Constantin tiene muchos lugares en propiedad, no me extraña que no te haya dado lugar de nada.

-No te creas, se supone que lo que escribiré tiene que ver con él, con su persona, no con las propiedades que tiene. Él contesta a todo lo que le pregunto sin problemas. El problema lo estoy teniendo yo con todo lo que me está pasando. Mucho tiempo perdido y todavía no sé exactamente qué poder es el que tengo ni tampoco para qué me sirve.

-Roma no se hizo en un día, así que debes tener paciencia. Si quieres podemos ir luego a ver a mi tía y cuéntale todo lo nuevo que te haya pasado, quizás pueda darte una respuesta mejor que la otra vez.

-No te lo tomes a mal, pero cuando vi la otra vez a tu tía no es que me revelara mucho sobre como manejar esto, hasta ahora he tenido un par de regresiones que tampoco me han servido de mucho y poco más.

-No te desmerezcas, tu “magia” por llamarlo de alguna manera está ayudándome a descubrir quién cometió los asesinatos. Ten por seguro que eres especial, por lo menos para mí.

La temperatura de la pickup había subido de repente a mi entender, era porque me estaba sonrojando. Miré tras la ventanilla de la puerta para que Donovan no lo notase. La fama de tipa dura que tanto me había costado crear podía verse resentida si alguien notaba que soy capaz de avergonzarme al sentir elogios hacia mi persona. Por suerte para mí la pickup bajó al subsuelo para estacionar en el parking policial tras verificar en la entrada que era el sargento quien entraba. Donovan tenía plaza en la primera subplanta, donde el resto de policias que no son polis rasos, lo deduje que los carteles colgados sobre cada plaza indicando a quien pertenecía. A cinco plazas de donde estábamos se encontraba la plaza de aparcamiento del capitán Baker. Hoy estaba vacía. Miré por la planta y vi algunos policias entrando o saliendo de sus coches. La poli siempre está en movimiento.

Había abierto la puerta e iba a bajarme cuando noté la mano de Donovan puesta en mi brazo mientras me llamaba por mi nombre. Miré hacia él extrañada- ¿Qué ocurre?

-Sólo quería comentarte. Sé que la otra vez que viniste no dijiste nada, pero no caí en la cuenta de avisarte. Aquí no sabe nadie de mi condición were, ni tampoco saben de la doctora Maxwell. Hay unos cuantos policías más que son también weres y queremos mantenerlo en secreto hasta que salga la nueva ley que el senado está pendiente de aprobar. Esa ley permitirá que tengamos al fin los mismos derechos que los demás. Sólo quería pedirte que mantengas mi secreto a salvo.

Hoy me debía de haber levantado espesa de mente porque no lo entendía- ¿Pero por qué tanto secreto si ya hay algunas cosas aprobadas y se ha reconocido que hay gente como tú?, hace ya un tiempo que salió a la luz.

-Salimos a la luz pública por culpa de los vampiros y eso es algo que no olvidamos, créeme. Los vampiros hablaron de su existencia cuando peligró su supervivencia. En un mundo como el actual en el que todo está tan informatizado y hay tantos avances tecnológicos era muy difícil que la gente no acabara dándose cuenta de todo lo que ellos hacen para alimentarse y sobrevivir. Ahora mismo roban en un banco de sangre o muerden a alguien y en unos minutos la información está en la red y buscan a los culpables. La gente hubiese atado cabos y llegarían a la conclusión de que algo diferente existe y amenaza con destruirlos, y ya sabes lo que ocurre cuando surge el pánico en masa, habría habido cazas descontroladas en el planeta entero. Los vampiros hablaron de nuestra existencia como si fuésemos ganado que se puede usar tanto para una alimentación extra o como para decir que somos sus lacayaos y eso no es verdad, no todos nos mantenemos bajo las órdenes de nadie.

Estaba empezando a entender por qué los were despotrican tanto hacia los vampiros, a nadie le gusta que lo traten como si fuesen un muñeco manipulable.- No te preocupes que no diré nada. De todos modos, hoy no está el capitán Baker para que le moleste que venga a ayudar.

-Por eso insistí en venir hoy. Baker está en una reunión de altos cargos en Detroit y no vendrá hasta mañana por la tarde. Imagínate qué podría pensar él si llega a enterarse que trabaja con weres, nos pondría de patitas en la calle y mandaría revisar todos los casos que hayamos cubierto desde que entré en la policía. Al no reconocer la ley nuestros derechos por completo muchos de los delincuentes que atrapamos quedarían en libertad y la doctora Maxwell perdería su doctorado y las pruebas que haya manipulado en los casos serían nulas.

-Conclusión: Baker es un hijo de puta anti-weres. No me extrañaría que perteneciese a la liga anti-sobrenatural.

-A mí tampoco me extrañaría, pero no tengo pruebas de eso.

Sin darse cuenta Donovan había estado acercánse a mí mientras hablaba susurrando por temor a que alguien nos escuchase. De repente, los dos éramos conscientes de la cercanía del otro y nos quedamos mirándonos. A corta distancia era un hombre más atractivo aún, tenía una mandíbula muy masculina y sus ojos eran más brillosos. No me había dado cuenta hasta ahora de lo carnosos y sugerentes que eran sus labios, los envidiaría hasta la propia Angelina Jolie. Donovan se quedó callado a la vez que yo lo miraba fijamente a los labios. Poco a poco fuimos acortando la ya de por sí pequeña distancia que había entre nosotros, él soltó mi brazo para poner su mano en mi cuello y acercarme. Automáticamente comencé a cerrar los párpados en espera de lo que ya me imaginaba que iba a pasar. En verdad me apetecía esto, pero cuando la emisora policial se encendió y la voz de un compañero suyo- un tal Dyckson- preguntaba si ya estabamos dentro del edificio echamos para atrás los dos en un sobresalto.

Como si se hubiese reseteado y recordado a qué habiamos venido se frotó en la nuca, se enderezó la coleta y me miró con una pequeña sonrisa medio avergonzada- Creo que será mejor que vayamos adentro o Dyckson enviará a alguien a buscarnos.

Nos quedamos en la planta baja. Por lo visto, las personas que yo iba a ver habían sido recluidas en una celda provisional para que yo comprobase sus tatuajes y como mucho podían retenerlos allí setenta y dos horas sin presentar cargos. Eran doce hombres con antecedentes, así que Donovan me dijo que si quería podía verificar los tatuajes a través de las fotografías que tenían en los expedientes.
Entramos a una sala cerrada parecida a la de los interrogatorios de las pelis para que nadie nos molestase. Matthew salió un momento después de indicarme que me sentara en la silla más cómoda y me trajo un café y bollería junto a los expedientes.

El aroma a café recién hecho me envolvió. Pegué un sorbo y sonreí- Vosotros sí que sabéis tomar un buen café, está delicioso.

-¡oh que va! Hoy el café está bueno porque le tocaba a Dyckson traer un paquete nuevo. Dyckson y a mí nos gusta la misma marca, cien por cien café de Colombia comprado en una tienda de especialidades a dos manzanas de aquí. Si por ejemplo hubiese sido Starker quién tuviese que traer un paquete nuevo no habría querido ni intentar ofrecértelo.

-¿Tan malo es?

-Pues fíjate que se lo ofrecemos a los detenidos y les decimos: O confiesas o te bebes esto. La mayoría confiesa.

Me dió la risa floja- Recuérdame cuando coincidamos con ese tal Starker de que me lo presentes, no sea que alguna vez tenga que venir a algo y me gustaría saber quién es para no aceptar una taza de su parte por si las moscas.

-Lo tendré en cuenta.

Tras unas cuantas bromas más a costa de ese agente nos centramos en los expedientes. Miré cada fotografía con paciencia mientras recordaba con minunciosidad todos los detalles del tatuaje que había visto yo.Todos los tatuajes eran de aves con garras, excepto uno de un colibrí sobre una rama de cerezo en flor. No me imagino qué tipo de delincuente puede llevar un tatuaje tan femenino en un brazo tan peludo como el que había en la fotografía. Miré a Donovan con una ceja levantada.

-¿Este de aquí lo habéis puesto para comprobar si de verdad vi el tatuaje? Un colibrí no tiene las enormes garras que describí.

-Les dije a mis hombres que buscábamos tatuajes de aves y ellos se limitaron a buscar en los archivos delincuentes que tuviesen un tatuaje de ave en un brazo. Todos los expedientes que ves aquí coinciden además con a estatura aproximada que dijiste.

-Pues siento decepcionarte pero ninguno de estos es el que yo vi. Estos tatuajes son meros garabatos infantiles comparados con la maestría y el arte del dibujo que vi. El tatuaje parecía tener vida de lo detallado que era. Casi se podía distinguir la mierda de debajo de las garras. Si quisiese hacerme uno, de seguro me gustaría que lo hiciese el artista que hizo ese.

Donovan miró hacia arriba y puso los ojos en blanco- A veces me olvido de lo bruta que puedes ser hablando. Con lo bonita que había sido la conversación hasta ahora...

Yo me encogí de hombros. Lo único que trataba era de hacerle entender hasta qué punto me impactó la maestría de aquella imagen. Mi yaya me pagó clases de defensa y se olvidó de apuntarme también a lenguaje y modales.
Salimos que aquella habitación y le comenté a Matthew que mientras él llevaba de regreso los expedientes a archivos yo iba a llamar a mi abuela aprovechando que me había acordado de ella. Yaya me cogió la llamada enseguida y la puse al día sobre mi trabajo evitando confesar que con quien estaba trabajando era el maestro vampiro de la ciudad. Mi yaya hubiese puesto el grito en el cielo y habría venido en el primer tren con destino a Chicago para darnos un azote a mí y una estaca para él. Curiosamente le sentó bien saber que estaba ayudando a Donovan con un crimen usando mis poderes. Abue se despidió de mí diciéndome que dejase a Matthew ayudarme si surgían problemas y que confase en mi poder, que saldría a flote justo cuando más lo necesitase.
Donovan apareció justo cuando yo colgaba. La mañana se había ido completamente mientras había mirado expedientes y el reloj de la pared marcaba las dos de la tarde. Mi estómago rugió un poco.

-Creo que es hora de comer ¿no crees?- me dijo mientras a él también le rugía.- Te llevaré al bar donde sirven el mejor asado del mundo, después del de mi madre, por supuesto.

-Ja ja, eso lo dices porque no has probado el de mi abuela, pura cocina tradicional.

Seguimos caminando hacia la salida dando elogios cada uno a su cocinera favorita. Durante el trayecto Donovan me presentó a algunos de los agentes que estaban por las oficinas incluido el agente Dyckson, el oficial que había hablado con él por la emisora. Por desgracia todavía no le podía poner rostro a ese tal Starker, -estaba metido en una redada junto a los de narcóticos- así que por ahora del único agente que aceptaría una taza sería de Matt.
Donovan condujo hasta Englewood, a la calle 51. Buscó aparcamiento para la camioneta y me condujo hasta un bar ubicado en el sótano de un edificio. Para entrar tenías que hacerlo por unas pequeñas escaleras en un callejón lateral del edificio. No había carteles que indicaran su ubicación, se podría decir que si alguien no te lo mostraba, nadie se daría cuenta de que el bar estaba allí.
El local te hacía recordar las pequeñas cabañas que se construyen en los bosques, estaba todo forrado en madera y había múltiples trofeos de caza colgados por las paredes. Había una zona de bancos en color rojo para sentarte a comer, una zona de mesas redondas apara cuando sólo quieres tomarte una bebida y una pequeña tarima junto a los aseos por si te apetece bailar. A un lado de la tarima me hizo gracia ver una máquina de música, el aspecto exterior era una copia exacta de las máquinas antiguas que cargaban discos de vinilo, pero en realidad era digital y la música muy actual.
Nos sentamos en uno de los últimos bancos y esperamos a que vinieran a tomarnos nota. El ambiente estaba un poco cargado y mis pentalfas hormiguearon. En seguida comprendí de que el local estaba repleto de weres. Mirase a donde mirase veía pequeñas nebulosas decolores envolviendo a la gente que a su vez me miraba a mí. Uno de los hombres apontocados en la barra caminó hacia nosotros. Era el que tenía la nebulosa más visible. Sin querer puse mi mano sobre una de mis muñecas donde llevaba los cuchillos y Donovan se dio cuenta.

-Hola Matthew- dijo en un tono seco. Seguidamente giró su rostro hacia mí, elevó la barbilla y olfateó el aire- ¿Qué hace esta mujer aquí? No es de los nuestros y sabes que aquí no puede entrar todo el mundo.

Donovan le miró serio- Sabes que quienes no pueden entrar aquí son los vampiros nada más. Ella es amiga mía y si viene conmigo tiene todo el derecho de entrar. No es la primera vez que entran aquí humanos.

-Ya sabes que pasó cuando uno de los novatos se transformó sin poder evitarlo. Suerte que estábamos aquí unos cuantos jaguares para sujetarlo.

-Eso fue un caso aislado justo cuando recién sabían de nuestra existencia. Te repito, es amiga mía y por tanto de los were-panther, tiene que ser bien recibida aquí. Ahora si no te importa deja que venga Alisha a tomarnos nota.

El cretino estaba empeñado en buscar bronca y en vez de marcharse apontocó las manos sobre la mesa para tratar de acercarse intimidante al rostro de Donovan. Sin pensar en lo que hacía puse mi mano sobre una de sus muñecas para frenar la posible discusión y del pentalfa que llevaba tatuado en el pecho me salió un destello que recorrió toda mi brazo izquierdo hasta llegar a él por donde lo estaba tocando. Fue algo así como cuando mi amuleto destelló sobre Bernie Prescot solo que de menor potencia. El tipo echó para atrás extrañado y me rugió. Su brazo comenzó a llenarse de motitas negras y sus ojos iban cambiando a amarillos.

-¿Qué ha sido eso?

-Eso ha sido solo un intento de suavizar las cosas. Como has comprobado yo tampoco soy normal- dije mientras dejaba asomar mis ojos por encima de las gafas y tratando de disimular que no sabía cómo lo habia hecho- así que creo que puedo también entrar ¿no? Soy wicca o algo así.

Poco a poco el tipo fue recuperando su aspecto normal aunque todavía su pecho subía y bajaba a más velocidad de la habitual. Miró hacia atrás a los demás en el bar y al final giró de nuevo hacia Matthew- Está bien Donovan, pero vigila tú lo que hace aquí, serás responsable si hace algo.

Se marchó y todo volvió a la normalidad en el local. La música que había sido detenida sonó de nuevo y las conversaciones que habían sido dejadas a medias para observar fueron retomadas.

-No tenías que haberte preocupado, él siempre actúa así desde que pasó eso que dijo, pero en el fondo es solo un bocazas.

-En realidad no sé cómo pasó, sólo sé que quería que no siguiese echándose hacia delante para provocarte y ocurrió. Sé que podrías manejar la situación, si no no serías buen poli en tu trabajo. También te digo que desde que vine a Chicago nada en mi vida es normal.

Por fin la camarera llamada Alisha vino a tomarnos nota con una media sonrisa. Al cabo de quince minutos tenía delante de mí un jugoso asado, una gran fuente de patatas fritas y una suculenta ensalada. Donovan y yo conversamos entre bocado y bocado. En muchas de las cosas que nos gustaban coincidíamos y en otras tantas discrepábamos. La conversación siguió tras la comida y a la hora del café llegaron unos cuantos amigos de él. Todos eran were-panthers, actuaron muy cómodos y simpáticos junto a mí como si perteneciese al grupo de toda la vida. Las chicas decidieron retar a los chicos a una partida de billar y las partidas fueron sucediéndose hasta que pedimos hamburguesas para la cena. Nunca había estado tanto tiempo en un local y pasándonmelo fenomenal.
A las once de la noche mi cuerpo estaba ya cansado por lo poco que había dormido la noche anterior. Donovan se dio cuenta y me preguntó si quería irme a lo que yo asentí. Me despedí de los were-panther prometiendo repetir otro día y montamos en la pickup.
Se me hizo más corto el trayecto de regreso a la mansión de Dinescu. Ya en la puerta le dije a Donovan que a otro día partía con Constantin a Indiana para el juicio vampiro de Bernie Prescot.

-Es una pena, quería preguntarte si podíamos repetir mañana por la tarde la salida después de que hubiese terminado de trabajar, pero esta vez sin mis amigos. Tenemos muchos gustos en común.

Bajó un poco la cabeza buscando terminar lo que empezamos en el parking. Aunque seguía apeteciéndome ser besada quería ser justa con él porque también sabía que me sentía atraída por Constantin, así que apoyé una mano en su pecho para detenerlo- Matt, no me parece justo empezar algo justo cuando voy a estar unos días fuera.

-¿Es que tienes algo con Dinescu y por eso me rechazas?

Su pregunta me dejó perpeja- Ahora mismo estoy hecha un lío. Llevo poco tiempo aquí y quiero tener las cosas claras antes de salir con nadie. Tampoco es que nos hayamos visto muchas veces para saber si realmente estamos conectados, casi siempre ha estado Constantin de por medio.

Donovan se puso serio- Eso no es lo que te he preguntado.

-No, pero es cierto que todas las veces que nos habíamos estado viendo hasta ahora han sido por asuntos relacionados con él. En todo el tiempo que llevo en Chicago llevo más tiempo relacionándome con él que con mi amiga Mina, aún viviendo con ella. No te voy a negar que tiene algo que atrae y que hacia tí siento lo mismo. Lo que pido es un poco de tiempo para comprobar si somos compatibles.

A razón de su celera pensaba que iba a montar una escenita. En lugar de eso se dedicó a mirarme mientras frotaba los rizos de mi pelo y pasados unos minutos habló.

-Prométeme al menos que te pensarás lo que te he dicho y si al final quieres que nos conozcamos mejor me llamarás cuando estés lista. Si al final decides tener algo con Constantin aquí tendrás un amigo. Prometí a tu abuela y a mi tía que cuidaría de tí.

Me dio un casto beso en la mejilla y se encaminó hacia su pickup. Yo llamé al timbre de la puerta y al momento Elliot estaba abriéndome todo sorprendido. Donovan arrancó el motor y yo no me sentí valiente para esperar verlo marchar con la camioneta. Me metí a prisa dentro de la mansión y subí directamente hacia mi dormitorio pensando en lo que me había dicho.

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