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Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...

MIS OBRAS

Algunas personas ayudan a compartir las historias que gente como yo realizamos, poniendo los enlaces de descarga en sus propios blogs. Si eres uno de ellos, por favor, recuerda siempre añadir quien es el autor de la obra.
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miércoles, 25 de agosto de 2010

Saga "La Mediadora" El Comienzo Capítulo 16: Una Regresión Nada Agradable

Me di cuenta de que tenía los ojos completamente cerrados, no sé por qué, porque no recordaba haberlo hecho y en mi boca tenía un sabor especial que no recordaba tener allí un momento antes. De todos modos estaba relajada así que decidí abrir mis párpados y mirar hacia Constantin para decirle que su idea no había funcionado. Me equivoqué.

Estaba en la sala privada del Bites and Dreams, sentada en un cómodo sofá de terciopelo rojo y tomando un cóctel de sabor ligeramente amargo, como de cáscara de naranja confitada y macerada en alcohol, que tras unos instantes en la boca dejaba un delicioso sabor totalmente opuesto. Lo primero que me vino a la cabeza fue que el barman que lo había preparado era jodidamente bueno en su trabajo.
La música de fondo encajaba dentro de la línea de las que estaban de moda en ese momento pero no sonaba estridentemente, más bien acompañaba a las conversaciones que vagamente escuchaba en un nivel de volumen muy aceptable para poder seguir la conversación. ¿La conversación de quién?, ¿o de quiénes?- pensé.

Di un barrido a la habitación y para mi sorpresa estábamos entre treinta y cuarenta personas allí. Reconocí a unos cuantos rostros, eran los humanos colmilleros que habían sido asesinados, por lo que deduje que después de todo si había despertado a mi poder, sea el que sea porque todavía no entiendía cómo funcionaba. Entre los que no me sonaban de nada debían estar los vampiros que habían sido calcinados, la mayoría mostraban un aspecto saludable que te hacía dudar si realmente lo eran o no.

Un muchacho de unos veinte o veintidos años se acercó hasta mí ofreciéndome una nueva copa mientras se sentaba a mi lado muy sonriente, enseñándome ligeramente unos perfectos colmillitos- Toma otra bebida, parece que te ha gustado el cóctel.

Le di amablemente las gracias y sorprendentemente mi voz sonó masculina, como la de un chico de más o menos la edad de él. Giré la cabeza hacia una de las columnas cerca de donde me encontraba para poder ver mi aspecto. En lugar de mi rostro estaba el de un chico de dieciocho de cabello largo hasta más allá de los hombros, con una perilla muy cuidada y ropa de diseño. La camisa estaba desabrochada hasta la mitad dejando entrever un lampiño pectoral. Mis ojos se abrieron desorbitados. -¡Oh no!-pensé- ¿por qué demonios cada vez que tengo una regresión en la vida de otra persona tiene que ser siempre un hombre?

El vampiro en cuestión se acercó más a mí, pasándome el brazo por encima de la cabeza para sujetarme por el hombro y acercó su cara hacia mi pelo. Inhaló el mechón de cabello que me había cogido delicadamente con la otra mano y después lo apartó para dejar mi cuello al descubierto. Sus colmillos descendieron completamente al notar la aceleración de la sangre por su acercamiento.
Me había entrado el pánico. Recordé la regresión que tuve con Constantin, cuando fue convertido agresivamente por dos vampiros. Rememorar la terrible sensación que él mismo había experimentado me hizo temer por mí misma, mi mente no veía que yo no era yo en ese momento, si no un recuerdo del pasado que estaba reviviendo al contacto con el cuerpo del muchacho. El vampiro me miró sorprendido.

-¿Es la primera vez que te ofreces como donante? Si es así no te preocupes, yo tampoco llevo siendo vampiro hace mucho y me han enseñado cómo hacer que lo pases bien, sin dolor. Será muy placentero para tí, te lo prometo. -como yo no reaccionaba y no me relajaba él siguió dándome explicaciones tratando de apaciguarme- Esta fiesta es precisamente para celebrar nuestro cambio, no haría nada malo que pudiera estropearla.

Trató de acercarse de nuevo a mí y yo hice caer mi bebida para tener la excusa perfecta para levantarme del sofá. La mayoría de las demás personas en la sala ya estaban enredadas unos en brazos de los otros, unos mordiendo y otros dejándose morder. Una chica de cabello corto estaba tumbada en uno de los divanes del fondo y por el sonido que hacía parecía que estaba teniendo un orgasmo mientras el vampiro que estaba con ella la tenía cogida por detrás de la cabeza y le succionaba en el cuello. Soy una chica liberal, pero estar delante de alguien que emite esos jadeos tan específicos me hizo ruborizarme.
El vampiro que había estado tras de mí dijo una pequeña maldición por haberle tocado el “donante difícil” y pensaba quejarse a los organizadores de la fiesta. Yo hice caso omiso y traté de alejarme de todos ellos para pensar qué hacer. Llevaba tan sólo unos pasos lejos del vampiro cuando la puerta de entrada a la sala se abrió de golpe. Un numeroso grupo de personas entró por sorpresa. Iban todos encapuchados, blandiendo cruces y estacas en sus manos. Algunos llevaban biblias, frascos con agua y cadenas de plata. Si tan solo los gilipollas supiesen que de todo los que llevaban las cosas religiosas no iban a servirles de mucho...
La adrenalina comenzó a bombear fuerte por mi cuerpo. Busqué mis cuchillos y mi Beretta entre mis ropas.

-¡Mierda!- exclamé cuando recordé que este cuerpo no era mío.

Por lo menos el muchacho que yo estaba poseyendo estaba bien fornido e iba a luchar con todas sus fuerzas para no ser cazada. Salté por detrás de la barra de bebidas para buscar algo con lo que defenderme mientras los primeros gritos y rugidos ocupaban el sonido de la habitación, dejando casi inaudible la música de fondo. Lo único a mi alcance fueron unas botellas de licor y un picahielos. Suspiré resignada mientras metía el picahielos entre el cinturón y el pantalón, puse las botellas bocabajo sujetándolas por el cuello y las estrellé contra la barra. Por lo menos obtendría un par de buenos cortes sobre alguno de aquellos inútiles. Di un pequeño barrido con mi vista por la habitación, aquello era un caos. Los humanos ya habían perecido, todos menos yo. Los vampiros luchaban con sus colmillos bien expuestos, se habían cargado a un par de los asaltantes pero la mitad de ellos estaban ya estacados o maniatados con plata, humeando por la carne que se abrasaba al contacto con ella.
Tres de los asaltantes se dieron cuenta de donde yo estaba y decidí atacar antes de ser atacada. Salté de nuevo por encima de la barra dando un grito de guerra- bueno, para mí lo es si lo que les digo mientras ataco es ¡Jodeos!- y rodé por el suelo hasta el primero. Para cuando me levanté sobre mis rodillas le había hecho un bonito tatuaje con la botella cortada rodeando la zona del corazón. Giré el cristal en el sentido de las agujas del reloj y tiré para atrás. Me llevé una buena cantidad de carne adherida en la botella y el tipo cayó fulminado, soltando borbotones de sangre.
Alguien trató de agarrarme por la espalda así que metí una patada hacia detrás con todas mis fuerzas y lo dejé doblado, cogiéndose las pelotas y chillando como una nena. Seguí tratando de abrirme paso para llegar a la puerta de salida, luchando contra todo el que se interponía. La otra botella también la usé y me quedé sin nada en las manos.
Casi había conseguido mi objetivo cuando un tipo bastante fornido y grande se interpuso entre la puerta y yo.

-¿Dónde crees que vas, puto de los vampiros?- y se lanzó contra mí.

La voz me era vagamente familiar, pero tenía el rostro totalmente oculto así que no distinguí quién era. Conseguí agarrarlo por la manga del jersey, saqué el picahielos y se lo clavé en el hombro derecho, arrancándole una maldición. Sacó fuerzas con la otra mano y me derribó. Se sentó a horcajadas sobre mis piernas para que no intentara escapar. Todavía lo tenía cogido por la manga. Ésta se había resbalado un poco hacia atrás y consegui ver el final de un tatuaje, parecían las garras de un ave.

-Casi me da pena matarte por lo bien que te has defendido, pero no soporto a los colmilleros ni tampoco a los colmilludos.Como te gustaría ser uno de ellos he pensado que quizás quieras también morir como ellos- dijo mientras elevaba una estaca sobre mi pecho.

Peleé todo lo que pude mientras sus compañeros se llevaban a los lesionados y a los que habían perecido, borrando todo rastro que hubiesen podido dejar para no ser encontrados. Incluso rociaron las manchas de sangre con lejía para que el ADN fuese imposible de sacar. Sólo quedábamos él y yo forcejeando.
Creí que iba a tener que experimentar el dolor que ese cuerpo sintió al ser estacado, pero justo cuando conseguí agarrar la capucha que llevaba puesta e iba a verle el rostro la estaca bajó hacia mi cuerpo y yo me desvanecí.
Cuando abrí los ojos estaba de nuevo en la morgue, tirada sobre mis rodillas y gritando “no” como una posesa. Donovan estaba tras de mí también de rodillas en el suelo, me tenía cogida por los hombros y estaba tratando de que saliera del trance.

-¡Eve por favor, regresa!- decía constantemente.- ¿Qué te pasa?

Por fin reaccioné al ver su rostro y dejé escapar un par de lágrimas contenidas- Estaba allí, en la sala del hotel, en el momento en que fueron atacados.

Donovan me mecía igual que si fuese una niña asustada, tratando de calmarme de la única forma que se le ocurrió. Constantin se acercó a donde estábamos y me ofreció la mano para ayudarme a levantarme.- ¿Viste a los que lo hicieron?

-¿No crees que después de hacerla pasar por una experiencia como esa bien podrías dejarla calmarse un poco?

-Sé que está un poco traumatizada, pero creo que ahora que lo tiene reciente es el mejor momento para que lo cuente. A mí tampoco me gusta esta situación pero sería muy valioso todo lo que pueda ayudar en la investigación.

-¡No me jodas Dinescu! No tenías que haberla traído, ya me estoy encargando yo.

La ira en el aire se estaba haciendo latente, ahogándome. La doctora Maxwell estaba sorprendida de todo lo que había visto. Cuando me vio en estado de shock se fue a buscar algún calmante para mí. Al entrar por la puerta también notó la carga de energía del ambiente y sin poder remediarlo sus ojos se transformaron en un color amarillo brillante, supongo que la energía estaba estrellándose contra ella con todo el equipo.

Me cogió con cuidado del brazo tirando de mí hacia la sala de al lado- Ven querida, estos dos van a conseguir que te vuelvas loca del todo y necesitas descansar un momento. Me ayudó a sentarme en una camilla y me dió una pastilla y un vaso de agua.- Tómate esto, es un calmante para el nerviosismo que tienes ahora mismo. Voy a ir a tranquilizar a esos dos, si siguen lanzándose auras de poder van a conseguir que me transforme totalmente en pantera y no he dejado a nadie en este edificio que sepa lo que soy hasta ahora.

Antes de que pudiera decir nada se fue de nuevo a la morgue. Tras unos minutos volvió otra vez a buscarme. Sus ojos eran de nuevo marrones y estaba muy relajada- He conseguido calmarlos, están esperándote en recepción pero tú tomate el tiempo que necesites.

Yo quería realmente irme de allí. Me había dado cuenta de por qué me había estado sintiendo ahogada todo el camino hacia la morgue, debían ser las almas que todavía estuviesen vagando por allí. Lo descubrí cuando ayudé a la madre y al niño que habían muerto en el accidente. Cuando conseguí que se reencontrasen una parte del ahogo se detuvo. Me levanté con cuidado de la camilla y le dí las gracias amablemente. Antes de salir por la puerta hacia la salida me giré de nuevo hacia la doctora Maxwell- ¿No sabrá por casualidad qué es lo que les pasa a esos dos que siempre que se cruzan acaban lanzándose ira uno al otro?

-Te lo explico si tú me dices qué hay entre Matthew y tú. Hace tiempo que lo rondo y nunca le había visto preocuparse tanto por nadie como lo ha hecho contigo cuando te ha visto tras lo que sea que te haya pasado.

Esta mujer me estaba gustando realmente por su forma de ser directa. Me recordaba a mí. Así que le dí lo único que sabía como verdad- Realmente nada. He quedado en salir un día con él, pero supongo que lo que quiere realmente es vigilarme y saber qué hago con Constantin, su tía le dijo que me protegiera cuando se enteró de que estaba trabajando con Dinescu. Tampoco tengo noticias de que esté con nadie. Ahora es tu turno de explicarte.

-Realmente estos enfrentamientos es algo que lleva ya un tiempo sucediendo. Donovan es el hijo primogénito de Clhaus, lider del clan were-panther de Chicago. Por lo tanto es su sucesor.

-¿Y eso qué tiene que ver con Constantin?

-A todos los vampiros maestros les gusta rodearse de seres were, bien por el poder que su sangre mágica puede añadirle a su dieta alimenticia habitual o bien por los servicios que pueden prestarle cuando otro vampiro intenta atacar a sus dominios. Constantin ayudó una vez a Clhaus en una lucha contra un clan enemigo y luego pidió como pago que le entregase a Donovan por un tiempo. Matthew por supuesto se negó, él piensa que lo que Constantin quería realmente era controlar al próximo lider de los were-panther y al final Clhaus envió a tres were en el puesto de su hijo. El clan casi monta un motín por eso.

-No sé cómo después de eso siguen manteniendo relaciones amistosas entre ellos. Yo no sería capaz.

-Bueno, es que hay que entender a Matthew. Él sabe perfectamente que de todos modos debe mantener buenas relaciones con el maestro de la ciudad, solo evita lo que siempre le exige como pago y lo hace de la única forma que conoce bien, haciéndole favores policiales.

-O sea, le hace la “vista gorda”- dije yo asombrada de lo que acababa de conocer.

-Efectivamente, y ahora si no te importa debo seguir con mi trabajo, ya he dicho más de lo que debía. Gracias por tu información.

Volví a despedirme de nuevo de ella y me encaminé hacia donde me estaban esperando.

martes, 24 de agosto de 2010

Nota Rápida: Sorry...

Como habréis notado llevo ya más de una semana sin postear capi. Sólo puedo decir: "Sooorry". Llevo unos días más liada de lo normal con un montón de pruebas médicas, y entre eso y el trabajo he llegado a casa agotada. Para colmo la albúmina por las nubes me tiene las piernas que parecen patas de elefante y si me tiro mucho rato sentada frente al pc se hinchan más y no puedo casi moverme cuando me levanto. No quiero parecer una quejica porque estar así es natural en el embarazo. Hoy parece que estoy algo mejor y trataré de escribir un capi para colgarlo antes de irme a trabajar, si no lo termino a tiempo trataré de colgarlo cuando regrese por la noche, contestaré a los mails que tengo pendientes y visitaré a aquellas que me han dejado la dirección de su blog. Gracias a todas por haber estado pasando por aquí aunque no hubiese capi nuevo. Besitos.

domingo, 15 de agosto de 2010

Saga "La Mediadora", El Comienzo Capitulo 15: La Morgue

La botonera del ascensor estaba completamente llena de etiquetas informativas explicándote qué había en cada planta del edificio. En orden de importancia tenías: en la planta uno la renovación del documento de identidad, los visados, los pasaportes, permisos de residencia...etc. En la segunda planta se ocupaban de los pequeños hurtos, riñas vecinales... La tercera planta estaba encargada de los secuestros y las estafas a gran escala. La siguiente era la planta de narcóticos. Me aburrí ya de leer, sólo me fijé en la séptima, Donovan estaba en la sección de criminología.
Las oficinas policiales de Chicago eran totalmente idénticas a las que vemos normalmente en las series policiacas: habitaciones para interrogatorios, celdas preventivas, montones de escritorios para los agentes separados por paneles grises con cristaleras, la oficina del capitán totalmente acristalada y rodeada de persianas venecianas... lo dicho, muy típicas.
En el mostrador de recepción estaba un muchacho muy joven, debía ser uno recién licenciado haciendo prácticas. El cuello de su camisa era el más almidonado que había visto en mi vida. Dinescu preguntó donde podíamos ver al sargento Donovan y él amablemente nos señaló hacia una de las habitaciones del fondo y que nos acompañaba. Mei Ling se quedó esperando sentada en uno de los asientos frente al mostrador a que acabásemos allí.Pasamos por delante de algunas mesas de los agentes y tras ellas vimos la oficina del capitán. La siguiente a su lado estaba cerrada. En la cristalera de la puerta estaban impreso “Sargento M. Donovan”, pero él no estaba allí. El joven opficial nos indicó que el sargento estaba en la sala de coordinación con un grupo de agentes, nos pidió esperarlo y entró en la sala junto a la oficina de Donovan.
Yo aproveché para dar un vistazo a toda el área, comenzando por la oficina del capitán. Las persianas estaban abiertas. Tras un gigantesco escritorio pude ver a un señor regordete de unos cincuenta y tantos años vestido con un austero traje, de cara rojiza y pelo entrecano hablando eufórico por teléfono. Estoy segura de que si seguía alterado por unos minutos más le iba a reventar la vena del cuello. Tenía que ser un tipo de malas pulgas así que aparté la vista cuando nos echó un vistazo. Dinescu levantó casualmente la mano para saludarlo con una sonrisa forzada en la cara mientras me decía:

-Al capitán Baker no le gusta verme por aquí, lo pongo intranquilo.

-¿Y tú por qué lo saludas con esa sonrisa boba? ¿Por joder?

-Más o menos- dijo entre dientes- No es muy fanático de los vampiros, estuvo un montón de meses tratando de encontrar algo entre mis posesiones que le ayudase a encerrarme. Como no encontró nada le molesta verme aún mucho más, y yo cada vez que tengo que hablar con Donovan vengo en persona para saludarlo y que vea mi cara, eso le recuerda lo inútil que resultó todo el follón que armó. Sus superiores le abrieron un expediente por los gastos extraordinarios que ocasionó toda aquella caza de brujas que hizo conmigo.

Me dio la risa- Y luego me acusan a mi de jodidamente retorcida...

Dinescu se giró hacia mí- Que generalmente sea cortés no significa que no me pueda regodear un poco. El capitán Baker es la astilla que me gusta achuchar.

Donovan salió en ese momento de la sala tras unos diez agentes que me saludaron gentiles tras hacer un barrido de mi cuerpo, hasta que vieron mis ojos y salieron raudos a sus quehaceres de oficina. Donovan estaba muy diferente a cuando lo vi en el piso, era más como cuando lo vi la primera vez, todo formal con un pantalón y camisa oscuros muy austeros. Lo único discordante era su melena, pero aún así la llevaba recogida en una cola baja muy peinada.

-Hola Eve. Constantin, si vienes para preguntar qué hemos descubierto de los vídeos de seguridad tengo que decirte que todavía están siendo revisados por el equipo de tecnología. No hay muchos cambios desde ayer.

Constantin apretó un poco los labios tras la noticia- Seguramente tu equipo podría hacerlo más deprisa, cuando quieren son muy eficaces. De todos modos vengo a ver si ya han hecho las autopsias a los cadáveres de los humanos que fueron asesinados allí. Por lo menos habrán hecho eso, ¿no?

Sentí crecer la ira en Donovan. Lo noté por la leve nebulosa rojiza que manó débilmente de todo su cuerpo. Me dio la sensación de que a Donovan no le gustaba que cuestionasen a sus investigadores. Era una ira contenida, no sé cómo lo sabía, pero esa idea ahí estaba, en mi mente. Mei Ling se acercó hasta su maestro en un parpadeo aunque no demostró poder alguno. Pensé que estos dos machotes tenían alguna historia estúpida por la que enfrentarse y cada vez que dejaban salir algo de su enfado me pillaba a mí entre ellos. Dinescu era más difícil de leer, pero lo tuve también muy claro cuando una pequeña ola de poder traspasó a través de mí hacia la pequeña nebulosa de Donovan. La sentí como una brisa helada, arremolinante, chocando con la nebulosa de Donovan y provocando mi ahogo entre los dos y amenazando con dejarme quieta y vulnerable hasta que pasase su efecto. Respiré hondo y traté de imaginarme a mí misma metida en una burbuja indestructible en la que yo podía respirar tranquilamente pero en la que nada extrasensorial entraba. Funcionó, al instante conseguí respirar sin problemas.

-¡Parad ya, los dos! No sé qué mierda tenéis entre manos el uno con el otro, pero sea lo que sea dejadlo ya. No tengo ganas de quedarme quieta como una estatua mientras toda vuestra ira mutua me golpea.

Cesaron al momento. La brisa helada de Constantin regresó a él en un remolino a la inversa. La nebulosa de Donovan fue disipándose en su piel como si fuese reabsorbida. Y yo por fin estaba algo menos intranquila. Aflojé la mandíbula, no me había dado cuenta de que estaba apretando los dientes para ayudar a mi concentración hasta que ellos dejaron de portarse como gallitos y comenzaron a dolerme.

-Entiendo que estás tratando de que se resuelva el crimen lo antes posible, pero no me parece bien que traigas a Evelynn a presenciar unos cadáveres. Que esté haciendo un reportaje sobre ti no tiene que ver con esto.

-Tiene que ver más de lo que piensas. No trates de disimular, estoy seguro de que sabes que ella tiene algo especial ya que en tu familia hay wiccas. Quiero que ella los vea para ver si puede descubrir algo.

La nebulosa amenazó con escapar de él de nuevo- Podías haberme pedido que llamase a mi tía. Sus rituales...

-Sus rituales no sirven para esto. Quiero que ella los vea y ha accedido a hacerlo.

Donovan me miró esperando confirmación. Yo me encogí de hombros- Dice que cree que soy un mediador o algo así, que puedo tener poderes diferentes a las wiccas y ya que tu tía me dijo que debía esperar a que apareciesen para poder controlarlos, quiero experimentar con todo. No creas que estoy feliz por tener que ver fiambres...

-Los rumores de que relamente hayan existido los mediadores son muy antiguos. Es imposible. La última vez que alguien declaró haber visto uno fue hace unos ciento cincuenta años o más.

-Yo la conocí. Existió de verdad, y Eve tiene las mismas características. Sólo quiero ayudarla a conocer quién es en realidad.

El capitán Baker había estado observándonos tras las persianas semiabiertas de su despacho. Abrió la puerta y asomó la cabeza para llamar a Donovan con voz autoritaria.
Donovan puso los ojos en blanco antes de volverse hacia el despacho y cambiar a un rostro normal. Entró dentro y estuvo hablando con el capitán durante unos minutos. Baker no paraba de hacer gestos con las manos en plan eufórico, subía y bajaba las manos cada dos por tres y se paseaba de un lado para otro. Finalmente llamó por teléfono y tras un minuto más dijo algo a Donovan y le indicó que saliera del despacho. Donovan estaba serio pero algo más relajado que cuando se enteró de por qué estaba yo allí.

-Baker no se ha tomado muy bien que quieras que Eve entre a la morgue sin ser familiar de ninguno de los cadáveres. Tuve que explicarle que ella es algo así como una medium y que querías saber la última voluntad de los fallecidos. Eve, cuando entres no debes decir a nadie que eres periodista, podrían meterme un paquete por dejarte entrar si creen que estás aquí para cubrir el asesinato.

-Es que realmente no estoy aquí por eso, ya lo sabes.

-Bueno, démonos prisa antes de que Baker cambie de opinión. Él no es muy amigo de nada que tenga que ver con lo sobrenatural y estoy extrañado de que al final haya accedido.

-Yo se por qué lo ha hecho,- dijo Constantin con una fina sonrisa- creo que ha sido para conseguir que me vaya de aquí. Lo pongo nervioso.

Esta vez fuimos Donovan y yo quienes pusimos los ojos en blanco antes de salir hacia la morgue.
Bajamos por el ascensor hasta el sótano utilizando la entrada que comúnmente utilizan los policías en vez de salir al exterior. Nada más pisar el pasillo el olor a formol y a desinfectante inhundó mi nariz hasta ser casi en lo único en lo que podía pensar, en botes y botes de desinfectante. Las pristinas paredes en color blanco sin ninguna clase de cartel ni indicación sobre un suelo color azul celeste me deprimían. No sería capaz de trabajar en un sitio así. Por fin llegamos a unas puertas oscilantes en color gris claro que daban a la recepción principal. Unas sillas de espera, un mostrador de información y un enfermero vestido de color celeste tras él eran lo único en esa sala. Bueno, eso y Mozart sonando tímidamente a través del hilo musical. Constantin envió a su segunda a vigilar el coche, no sé por qué no quiso que estuviera presente cuando entrásemos.

-¿Qué necesitas Matthew?- preguntó el enfermero cuando divisó a Donovan.

-Hola George,¿Está disponible la doctora Maxwell?

-Hace veinte minutios que terminó una autopsia para Callaghan. Le diré que estás aquí.

-Dile que vienen conmigo dos personas que tienen que ver con los asesinados del Bites and Dreams, que quisiera que pasen a verlos si ya están listos.

El enfermero tecleó en el ordenador comprobando archivos y luego llamó a través de la línea interna de teléfono a la doctora Maxwell. Tras un par de minutos colgó.- Mary Anne dice que paséis.

Donovan le dió las gracias y nos llevó a través de otra puerta oscilante al interior de la morgue, hasta una puerta del mismo tono donde se podía leer en un cartel situado al lado de la puerta el nombre de la doctora. Nada más atravesar las puertas oscilantes me sentí abrumada de la misma forma que uno puede notar cuando un montón de ideas surgen en tu cabeza de golpe y debes organizarlas pero no sabes como. Tenía el pecho algo oprimido y todo mi cuerpo captaba sensaciones que no sé cómo describir, sólo puedo decir que las notaba recorriendo mi cuerpo. Tras pegar en la puerta y escuchar la fina voz de una mujer madura diciéndonos que pasáramos lo hicimos y por fin aquello cesó.
La doctora Maxwell resultó ser una mujer de unos cuarenta años o casi llegando ya a ellos, de baja estatura, con gafas y pelo castaño recogido en un rodete poco favorecedor. Nos saludó amablemente y después se acercó hasta Donovan y le palmeó en el brazo, casi buscando sobarle bien los músculos bajo la camisa..

-¿Cómo está mi gatito favorito?- le dijo en un tono cariñoso, casi ronroneante, y luego le hizo cara de puchero- sólo vienes a verme cuando necesitas algo.

-Mary Anne, te tengo dicho que no me llames gatito, menos delante de gente que venga conmigo. No todo el mundo sabe lo que somos, ¿entiendes? Ellos vienen a ver los cuerpos buscando información. Baker les ha dado permiso.

La doctora Maxwell lo dejó de sobar al instante sin perder la sonrisa y se acercó hasta su escritorio para coger los archivos de auptosias del caso dándome la espalda. Yo aproveché para ponerle cara de póker a Donovan e imitar un maullido insonoro y un zarpazo para burlarme de él. No puedo desaprovechar una oportunidad como esa, menos cuando a él se le ocurrió una vez llamarme brujilla. Donovan me bufó para mi regocijo y volví a mi cara neutral cuando la doctora se giró de nuevo hacia nosotros para entregarle a Donovan los informes y nos pidió que la acompañáramos hacia los frigoríficos.
Tuvimos que pasar otra de esas puertas oscilantes más, cada vez me sentía más apretada y ahogada. La sala de autopsias estaba muy fría. Gracias a Dios no había ningún cadáver tumbado sobre las camillas esperando ser analizado. Todo estaba muy limpio y los utensilios bien organizados y pulcros en un carrito auxiliar. No es que esperara que aquello pareciese un matadero, pero el enfermero había dicho que hacía poco que había estado practicando una autopsia y me lo imaginé todo cubierto de sangre y vísceras, o por lo menos el suelo manchado.
La sensación de ser recorrida por el cuerpo se aceleró y me pareció escuchar un par de voces llamando a alguien. Una de ellas me sonó como la de un niño de doce o menos buscando a su madre.

La doctora Maxwell comprobó los nombres en las puertas de los frigoríficos y abrió doce en total. Todos estaban cubiertos con sábanas.- Tuve ayuda por parte del turno de la mañana para examinarlos, si no jamás hubiese sido capaz de tenerlos listos en tan poco tiempo. ¿Qué es lo que necesitáis?

Yo me giré hacia Constantin- Díme que se te ocurre que tengo que hacer y por favor, no me digas que debo tocarlos.

-La mediadora que yo conocí no le hacía falta, pero no sé cómo lo podrás hacer tú. Sólo sé que ella se colocaba delante de ellos y contactaba.

Con algo de repelús me coloqué delante de la primera sábana no muy segura de lo que hacía. Todavía sentía las voces en mi cabeza. Seguía escuchando al mismo niño y la otra voz era más clara y parecía llamar a alguien llamado Jimmy. Cerré mis ojos esperando concentrarme por lo que pudiese pasar pero tras unos minutos sin nada me giré hacia Constantin y me encogí de hombros.- Nada

Constantin se cogió la barbilla pensativo, buscando algo que me pudiese ayudar. La doctora Maxwell había estado observándome pacientemente- Matthew, ¿de verdad Baker dejó pasar a una medium?

-No soy medium, señora.

Me había girado hacia ella y de repente se fijó en mis ojos. Se sorprendió.- Nunca había escuchado de una medium vampiro.

Donovan estaba empezando a impacientarse- Eve no es vampiro, es wicca. Eve, quizás deberías llamar a mi tía.- y me ofreció su teléfono móvil para que la llamara.

Constantin se acercó un poco más a mí para susurrarme al oído.- La única vez que has tenido una visión... ¿recuerdas qué la desencadenó?

Pensé en ello un buen rato tratando de descubrir por qué surgió. Estábamos hablando en su despacho, después discutimos sobre si soy humana o no y lo siguiente fue...-¡no, no pudo ser eso!- dije en voz alta- Llamaré a Enrrietta.

Me alejé a un rincón algo nerviosa y marqué el número de teléfono de Enrietta. Sonó unas cinco veces y al sexto toque me lo cogió- Hola Matt, ¿qué quieres?

-Mmm... Hola Enrietta, no soy Matt, soy Evelynn. Estoy ahora mismo tratando de averiguar un supuesto poder que puedo tener...- Le expliqué todo lo que me había pasado con la visión, sin decir que lo que yo creía que me había hecho tenerla había sido el estar besándome con alguien. Preferí decir que me dejé llevar por una “emoción” con la que no pensé en nada.Enrietta escuchó pacientemente aunque no le gustó saber que había estado hablando con un vampiro y me dijo que esperase mientras hacía unas comprobaciones en sus apuntes wicca. Tras unos minutos regresó al teléfono.

-Creo que lo que necesitas es simplemente dejar tu mente en blanco y tus poderes se activan solos.

-¿Cómo va a ser eso así? Si supuestamente tengo varios debería de tener algún modo de activarlos por separado, si no, ¿cómo sé yo cuál es el que debo activar?

-Eve, no seas impaciente. Es una manera de empezar hasta que los controles, tú prueba a desconectarte de tu alrededor y si no funciona vuelves a llamarme que yo mientras buscaré en mis datos algo que te pueda ayudar.- y colgó tras despedirse.

Suspiré profundamente y volví a colocarme al lado de la primera sábana. Cerré mis ojos y traté de pensar en blanco, en la nada. La voz del niño seguía atormentándome y al final abrí mis ojos. Todos estaban esperando por mí, así que hablé a nadie en particular.- No puedo concentrarme, por más que intento quedarme en blanco tengo la voz de un niño llamando a su madre en la cabeza. No sé de donde me viene esa idea.

-¿Has dicho un niño?- me preguntó la doctora.

-Si, creo que se llama Jimmy, o por lo menos eso dice la otra voz que escucho. Debo estar volviéndome loca.

Mary Anne negó con la cabeza- En uno de los frigoríficos tengo a un niño de once años y a su madre en otro. Los dos han muerto en un accidente de tráfico. El niño salió despedido por la ventanilla y la madre murió arrastrándose hacia él para tratar de alcanzarlo. Él se llamaba Jimmy- y abrió otras dos puertas para sacar las camillas donde estaban descansando los cuerpos ocultos tras sábanas.

Nada más abrir las puertas ante mis ojos aparecieron dos espectros con la forma de una mujer y un niño. Miraron hacia donde estábamos y notaron que yo los veía.- ¿puedes decirme dónde está mi mami?

El niño actuaba como si no viese a la persona que tenía al lado de él.- Cielo, creo que es esa mujer que tienes a tu derecha.- El pequeño Jimmy miró hacia ese lado y por fin consiguió ver a su madre. Se abrazaron mutuamente y sus espectros comenzaron a brillar haciéndose más intensos para después desaparecer. Cuando ya casi no quedaba nada de esa luz sentí a los dos dándome las gracias y todo el ahogo que había estado sintiendo desapareció completamente. Tuve que limpiarme disimuladamente las lágrimas que amenazaron con salir de mis ojos mientras todos me miraban esperando saber qué había estado haciendo. No me acordaba de que ellos no habían visto nada.
Me sentí tan completamente relajada tras ayudarlos que pensé que era el momento de probar con los cadáveres. Me acerqué por tercera vez al primero en la fila y cerré mis ojos. Tras unos segundos sentí un hormigueo ligero por mi piel y sin darme cuenta rocé con la parte interna de mis muñecas la sábana que lo cubría. Ahí comenzó mi infierno.

jueves, 12 de agosto de 2010

Nueva historia, segunda parte de Le Theatre des Vampires: "La Danse des Vampires"

Mi mente no deja de pensar en cosas nuevas antes de terminar las que ya tengo empezadas (y eso que ya no tengo el mismo tiempo para poder escribir).
Os presento la segunda parte de "Le Theatre des Vampires", "La Danse des Vampires". No se cuando postearé el primer capi, pero por lo menos os dejo el argumento. Besitos.


Argumento:

Kat cree estar viviendo ya el máximo sueño de su vida, vivir junto a su amor vampiro Dominique en la mansión de la familia y actuando en la compañía de teatro que poseen: Le Theatre des Vampires. Llevan ya dos años allí, pero hay algo con lo que no contaba: la organización secreta que trató de destruirlos va ahora tras otro grupo de vampiros amigos del clan Dubois. Antoine, jefe del clan, decide enviar a Dominique a ayudarlos y de camino conseguir expandir la compañía formando una nueva, esta vez dedicada a otro arte, la danza.
Sin pensarlo dos veces Kat se embarcará en esa misión junto a Dominique y tratará de asegurarse que nada ni nadie le robe su sueño alcanzado…

lunes, 9 de agosto de 2010

Saga "La Mediadora" El Comienzo Capitulo 14: Algo que hacer

Era martes por la tarde. Sólo llevaba un día completo revoloteando por el mundo de Dinescu y estaba impresionada. Hago un inciso, impresionada pero no maravillada. El hecho de que los were-tigre aceptaran tan facilmente ser el alimento de un vampiro era una cosa para pensarse, si yo fuese uno de ellos no creo que pudiese hacerlo. Me sentiría como una BigMac en espera a ser degustada en un ataque de hambre. Cristine me dijo que a la mayoría de los vampiros les gusta tener cerca de ellos a los were por el extra de nutrientes y poder que les da su sangre. Son grandes devoradores de comida y tienen un metabolismo superior que les hace gastar el aporte energético que ingieren facilmente. Cuando escribí un rato antes en mi ordenador, procuré abarcar los gustos alimenticios de Dinescu con cautela ya que él había dejado claro que no le gustaba que se supiese de ello. Luego abordé el tema de los asesinatos. Es todo un arte saber que tu gente ha sido masacrada y mantener las formas. Sólo me di cuenta de que le había afectado por las pequeñas lágrimas de sangre que depositó en un pañuelo. Cuando Roberts leyera esa parte iba a gemir de gusto pensando en el dramatismo que agregaba al reportaje. Como si lo estuviese viendo, seguro que decía algo así como “Los lectores van a lagrimear leyendo sobre el humanismo que todavía mantienen los vampiros, voy a tener que aumentar la tirada y las ventas subirán”. Bufé, no sé cómo Mina había podido salir con un tipo tan frío y materialista.
Estaba ya cansada de escribir y pensé en algo que hacer. Mi estómago gruñó dándome la idea perfecta.
Bajé a la cocina a tomar algo parecido a un desayuno. Las dos mujeres que vi el día antes estaban preparando alimentos en grandes cacerolas, todo un banquete para los were y los humanos residentes. Olía a estofado, pollo asado, a café recién hecho, y a muffins y pan recién horneados.

El olor a bizcochos impregnó mi nariz- Buenas tardes. ¡Esto huele de maravilla!

Ellas me sonrieron- ¡Mira Ingrid, por fin una persona educada que sabe apreciar lo que hacemos! Anda niña, siéntate y come lo que quieras.

Les dí amablemente las gracias y me preparé una buena taza de café. Cogí un par de bollos y los rellené con mermelada de moras y mantequilla, la boca se me hacía agua de pensar en cuando les incase el diente. El ejercicio físico que había estado haciendo me había abierto enormemente el apetito, así que agregué a mi bandeja unos trozos de chocolate y un zumo de naranja.

-¿Eso es lo único que vas a tomar? Te vas a quedar muy flaca.

Adam y Cristine entraban en la cocina acompañados de otros were y de un par de humanos. Iban cargados con bolsas de la compra repletas de verduras y carne, así que debían de haber estado haciendo recados para las cocineras. Me habían pillado dándole un bocado a uno de los bollos y no podía decir nada rápido. Todos se rieron por su comentario, opinando sobre si mi trasero estaba ya de por sí seco o no. Tragué rápido y bebí algo de mi zumo para ayudar a bajar el bocado.

-Te aseguro que con esto llego de sobra, y mi culo está bien como es, por lo menos no se pone peludo.

Todos rieron con más ganas. Echamos un buen rato bromeando hasta que apareció Margot por la puerta. La mayoría de los were cesaron en sus risas. Al parecer no era muy popular entre ellos.
Margot llevaba el mismo vestido que le vi en la noche anterior. Aunque estaba un poco arrugado y no le hacía quedar tan garbosa consiguió andar con el consabido contoneo para pavonearse a cada paso que daba en la cocina. Miró con desprecio hacia Adam.

-¿Trajiste mi ropa limpia como pedí?

Adam agarró un muslo de pollo y mascó un poco antes de girarse a ella, haciéndole esperar por su respuesta- Se las di a Elliot para que te las llevase a la habitación. Si pensabas quedarte esta noche podías habértelas traido tú.

Ella apretó los labios con ira, luego se dio cuenta de que yo estaba allí sentada entre el grupo. Caminó hacia mí con más de ese contoneo exagerado y alargó un dedo hacia mi cara.- He oido hablar de ti. Creí que eras un vampiro por el color de tus ojos, pero si lo fueras todavía no podrías haberte alzado ¿Qué es lo que quiere el maestro de tí?

Cogí suavemente su dedo y lo aparté suavemente sin apartar la vista de sus ojos- Anoche estuviste ocupándote de Dinescu. Si él no te ha dicho nada no tengo por qué decírtelo yo, ¿no crees?

-Vi cómo te miraba cuando habló contigo. Sólo te diré una cosa, no te pongas en mi camino, ¿comprendes?- y volvió a señalarme para hacer la amenaza.

Hasta ahí podíamos llegar. Cogí mi servilleta para limpiarme la boca sin hacerle caso. Cuando pensé que ya estaba lo suficientemente aseada sin rastro de restos de chocolate me levanté se la silla para enfrentarla.- Yo si que te voy a decir algo a tí. Nunca, repito, ¡nunca!, vuelvas a apuntarme con ese dedo recargado de laca de uñas si no sabes con quién te enfrentas. Yo no te voy a amenazar como has hecho tú, no sé que cojones de idea te has hecho sobre mí pero si vuelves a tratar de amenazarme seré tu peor pesadilla, tendrán que recogerte con una espátula del suelo y llamar al mejor cirujano plástico del mundo para recomponerte. No es una amenaza, te juro que soy capaz de hacerlo.

-¡Dinescu es mio! Cuando me convierta lamentarás haberme dicho eso.- chilló mientras los chicos la sacaban de allí al verme preparar un puño para atizarle.

-Quizás sea mejor esperar a que te conviertan,- saqué uno de mis cuchillos del brazo- te atravesaré con uno de estos y te desintregrarás en cuestión de segundos sin dejar rastro.

Cuando por fin dejé de sentirla chillar me senté a terminar de comer tranquilamente como si nada tras guardar mi cuchillo. Cristine me miraba divertida con una ceja subida esperando una explicación.

-¿Qué? No soporto que me amenacen, por lo menos no si no van a ser capaces de hacerlo. Esa Barbie estirada sólo sabe escupir idioteces por la boca.

-Esa Barbie como tú la llamas es una caprichosa. Desde que llegó aquí está tratando de cazar al maestro y debe de pensar que tú estás aquí para quedarte con él. Pero me alegro de que alguien sea capaz de enfrentarla. Es una persona muy fastidiosa cuando quiere.

-Pues se lo regalo si quiere, no estoy aquí para entretenerla en sus ratos libres.

-¿A quién tienes que entretener?

Constantin entró en ese momento de la conversación. Iba vestido elegantemente con un pantalón de vestir de color gris y una camisa de cuello mao en un tono suave de la misma gama. Había dejado su pelo recogido en una coleta baja, con lo que sus hermosos rasgos quedaban más a la vista. Como si de repente todo el mundo tuviese algo que hacer desaparecieron de allí, excepto las cocineras que seguían a lo suyo sin preocuparse de lo que allí hablábamos. Cuando lo vieron aparecer se sorprendieron gratamente, lo saludaron y siguieron faenando.

-Supongo que a ti, ¿que tienes pensado que vea hoy? ¿Más restaurantes, tiendas u otro hotel?-todavía había un dejo de irritación en mi voz que salía por mi boca a modo de sarcasmo.

-No, hoy vamos a la morgue. Quiero ver si ya puedo ver los cuerpos que Donovan se llevó después de los asesinatos. Quizás saquemos alguna pista de allí.

-¡Joder, para qué pregunto...!

-Lo siento, pero es algo de lo que quiero ocuparme antes de que tengamos que ir a Indiana. Quiero poner una idea que tengo en mente para ver si puedes ayudarme.

-Ya te dije que soy nueva en lo que se supone que sea, si es que lo soy. No estoy entusiasmada con la idea de ver fiambres.

Estaba empezando a hartarme de que siempre hablase de que yo podía ayudarlo. Casi me daban ganas de preguntarle qué es lo que había hecho hasta ahora sin mí, aunque tampoco había hecho mucho por él desde que estaba en sus dominios. Mis recién adquiridos poderes no eran algo que yo supiese manejar, contando con que simplemente había hecho un regreso en el tiempo a la época en que fue cambiado y desde luego no me gustó sentir todo aquello. Estaba envolviéndome en sus vida cotidiana casi sin darme cuenta y comenzaba a echar de menos discutir con Roberts cada vez que iba a trabajar. Por lo menos lo que Roberts quería de mí por lo general eran vanalidades para escribir en su periódico y aumentar la tirada.

Constantin echó un vistazo a lo que quedaba de mi comida- ¿Has terminado ya de comer?

-¡Oh claro! Después de enterarme a donde vamos, casi que mejor no hubiese comido nada, no quisiera vomitar en tus preciosos pantalones por culpa de ver algo desagradable. Normalmente no visito cadáveres en mi quehacer diario.

El sonrió ante mi sarcasmo pero evitó empujarme a uno nuevo diciéndome su opinión. Se acercó a la puerta que daba los jardines esperando que lo siguiese obedientemente. Agarré mi bolso, chequé que llevaba todo lo que podría necesitar y lo seguí hasta alcanzar el coche. Mei Ling ya estaba esperándonos junto a una de las puertas del vehículo. No le vi la Katana colgando por la espalda.

Los primeros minutos hacia la morgue Dinescu estuvo muy tranquilo, sin decir ni una sola palabra. Me dio la sensación de que buscaba las palabras apropiadas para comenzar un tema diferente al del cometido que llevábamos. Yo simplemente admiraba el bullicio de las calles para mantenerme en algo más que el silencio y la incomodidad de mirar hacia donde estaba él y que él estuviese haciendo lo mismo en ese momento. Mei Ling estaba en el asiento trasero muy quyieta como si fuese una estatua.

-¿Qué era realmente lo que estabas hablando cuando yo llegué? Todo el mundo se fue de allí al mismo tiempo.

-En verdad era una tontería, nada que merezca mucha importancia.

-Sabe que tarde o temprano me enteraré. Si alguien ha hecho algo que te incomode preferiría que me lo dijeras. No todo el mundo sabe que estás allí y por qué, no discuto esas decisiones con todo el personal de la casa.

-Sólo estoy adaptándome al ambiente de la mansión. Hay costumbres que yo no conozco de los demás y recíprocamente tengo las mías que tampoco tienen por qué conocerlas de antemano. Creo que más o menos lo teníamos arreglado para cuando asomaste por la cocina.

-La verdad es que no suelo ir mucho por allí, cuando quiero algo me lo llevan a mis aposentos.

Me dio la risa floja- Dinescu, modernízate. Nadie dice ya aposentos, se dice dormitorio, habitación y cosas por el estilo.- sentí un amago de tos por parte de nuestra compañera asiática desde la parte de atrás. Le molestaría que corrigiese a su maestro.

-Dí lo que quieras, pero para mí son mis aposentos porque no es una sola habitación. Casi toda la quinta planta la tengo ocupada salvo la zona donde reside Mei Ling y un par de soldados más.

Con la distracción que provoqué burlándome de sus palabras dejó de preguntarme por lo sucedido con Margot. No me gusta que nadie resuelva mis conflictos siempre y cuando pueda hacerlo yo misma. De todos modos Margot me daba la impresión de ser una chica todavía algo aniñada, de esas que tienen rabietas para conseguir lo que quieren y con suerte mi bravuconería haría que pasase de mí.

La morgue está justo en el mismo edificio policial donde trabaja Mattew Donovan. El edificio es completamente gris con líneas azules formando cuadrados al cruzarse, de gran altura y lleno de cristaleras en todas las oficinas. Tres banderas estaban izadas frente a la gran entrada principal y había varios policías apostados en la entrada.
Constantin aparcó un par de calles más adelante, en un parking público subterráneo. Subimos por las escaleras de acceso al exterior y caminamos tranquilamente hacia el edificio policial. Algunos transeuntes se quedaban mirando hacia nosotros y cuchicheaban susurrando, no parecían estar acostumbrados a verlo pasear tranquilamente por las calles. Otros me miraban directamente a mí. Cuando alcanzaban su vista con la mía y se percataban de mis ojos rojos, abrían los suyos con sorpresa y caminaban deprisa hacia donde sea que fuese su camino como alma que lleva el diablo. Suspiré resignada, nunca me iba a acostumbrar a que la gente huyese de mí.

Para ir a la morgue primero debíamos presentarnos en las oficinas de Donovan ya que era el responsable de la investigación de los asesinatos, así que alcanzamos la entrada principal. Dinescu habló con los policías para que llamaran a Donovan avisando de nuestra llegada. Cuando dieron el visto bueno a nuestra entrada pasamos por el detector de metales. Me habían preguntado si llevaba algo encima que tuviese que declarar. Gracias al cielo había decidido dejar mis cuchillos en el coche bien ocultos. Declaré únicamente que llevaba un arma por defensa en mi bolso que por supuesto accedí a dejar depositada mientras estábamos allí.
Entramos en el ascensor y Mei Ling pulsó el botón de la séptima planta.

viernes, 6 de agosto de 2010

Moonlight: Capítulo 31, Capitulo final y descarga completa

Si chicas, por fin mi mente trabajó bastante en organizar cómo quería que fuese el último capi. Es muy largo, más o menos el doble de lo habitual, pero no sabía donde hacer un corte para dividirlo en dos así que lo dejo como me salió. De todos modos, como siempre hago, os lo dejo para descargar la historia completa ;) Besitos.








Capitulo 31

Valiant cogió una pequeña bolsita de tela que también guardaba en su escondite secreto y los alentó a seguirlo hacia la primera planta poniendo mucho cuidado en los pasos que daban. April y Giselle siguieron por el pasillo que daba al patio para unirse junto a Isobel y Nínice para ayudarlas a protegerse.
Las tropas del general Wolfgang estaban dando un buen espectáculo. Todo el mundo estaba tan entusiasmado en la exhibición que no se percataron de su llegada por uno de los balcones que daban al patio de armas. Era el único que no estaba ocupado por nadie por ser uno de los antiguos aposentos de la madre de Valiant. Desde que la reina murió, el rey Faulo había determinado que aquella zona estaba prohibida para todo el mundo, sirvientes, soldados e incluso sus propios hijos no debían acceder a él, pero Valiant tenía en su poder una de las llaves que lo abrían. La usaba cuando necesitaba un lugar donde esconderse de su padre cuando se airaba con él por haber hecho alguna trastada. Todo el mundo entró allí y cerró tras pasar y encender un pequeño candelabro junto a la puerta. La habitación estaba completamente cerrada, olía a polvo acumulado y los muebles estaban ocultos tras montones de sábanas. Valiant se acercó hasta la ventana para dar un vistazo hacia lo que ocurría en el patio.
En el centro, en el área de lucha, se amontonaban gran cantidad de soldados heridos, rodeados de grandes manchas de sangre como resultado de la brutal pelea que habían concluido un par de minutos antes. Por el gran cansancio de la lucha habían vuelto a su forma humana y yacían quietos, con el único movimiento de su pecho al respirar. Estaban aguantando estoicamente el haber sido derrotados.
Los vencedores también resoplaban cansados mientras se acercaban al palco donde estaban Oliver y las princesas. Hicieron su saludo militar y se alinearon en espera de la opinión de Oliver, que miraba fascinado a la tropa y al general.
Oliver se levantó, palmeó el hombro del general y se acercó al borde del palco.


-En verdad estoy muy feliz por esta magnífica exhibición de fuerza, arte y poder. Sois unos soldados muy valerosos y recibiréis una compensación por vuestro esfuerzo en agradarnos a mi esposa y a mí- miró hacia Isobel, quien tenía cara de preocupación pero que cambió a una sonrisa forzada en cuanto se dio cuenta de que Oliver la miraba.- Verdaderamente estáis dispuestos a mostrar lealtad hacia mí, si no, no creo que hubieseis montado un espectáculo de tal magnitud. Quizás, creo que debía compararos a mi guardia de élite por vuestra maestría.


Dicho esto se volvió hacia donde estaba su guardia personal. Notó que estaban más relajados de lo normal, como agotados y torpes de reflejos. En otras circunstancias sus soldados hubiesen dado vítores de alegría al ver a su señor hablar de ellos, pero los notó aletargados.- ¿Qué demonios os pasa?


-Lo que les pasa es que no van a poder salvarte de mi ira.


Oliver giró su cabeza hacia arriba para ver de donde provenía la voz tan familiar de Valiant. Lo vio posicionado en el balcón de los aposentos de su tía. Valiant se había subido al borde del alfeizar blandiendo una espada. Savage estaba a su lado sonriendo con malicia y Optimus apuntaba directamente a él con un arco y una flecha tensados.- ¿Cómo te has escapado? ¡Guardia, a mí! ¡Ayudadme! ¡Atrapad al traidor!


Los soldados trataron de dar unos pasos para cruzar hacia la puerta de salida. La droga que habían ingerido estaba haciendo su efecto y lo único que consiguieron fue tropezarse. April y Giselle se situaron a los lados del palco y cortaron las cuerdas que sujetaban los cortinajes que adornaban la parte trasera. Las cortinas cayeron sobre los soldados dejándolos atrapados por mucho que tratasen de escapar de allí.
Valiant saltó desde el balcón con gran maestría mientars se transformaba en licántropo para dar lo mejor de su fuerza recién renovada. Cayó justo delante de Oliver que ya estaba tratando de transformarse y desenfundando su espada, y comenzó la lucha.
Savage saltó también para interceptar al cabecilla de la élite y Optimus junto a Wolfgang hizo lo propio con los sirvientes leales a Oliver que se aproximaban para tratar de ayudarlo. Isobel cogió de la mano a Nínice y la empujó bajo la mesa donde estaban para protegerse de las armas.
Miraras a donde miraras todo eran espadas, lanzas e incluso piedras agitándose entre los dos bandos. La batalla llevaba ya cerca de media hora cuando Oliver cogió aliento para gritar.


-¡Cómo osas presentarte aquí, debería haberte matado cuando tuve oportunidad!- gritaba tratando de estocar a Valiant.


-¡Y yo debería haberte pateado el culo cuando te lo dije hace muchos años! ¡Vas a pagar por haber matado a mi padre, se que has sido tú!- y le hizo una llave militar para apartar el filo que se le aproximaba. Le dio una patada en el centro del pecho y lo derribó. Se acercó con la punta de la espada apuntando a su garganta.


-El puñal que lo atravesó es tuyo. ¡Tú eres el asesino!- Oliver seguía gritando mientras trataba de acercarse de nuevo a donde estaba Isobel escondida- Tu hermana piensa lo mismo.


Valiant no se lo pensó dos veces, atravesó la garganta de Oliver sin vacilar, gritando justicia y haciendo que se atragantase con su propia sangre. Decayó al instante, sus ojos que habían estado muy abiertos por la sorpresa fueron cerrándose lentamente. La pelea cesó para todo el mundo. Al morir Oliver nadie estaba dispuesto a seguir luchando, tiraron sus armas y se arrodillaron para rendirle honores como su verdadero rey.
Valiant seguía enfadado, estaba como poseído. Todavía en su forma licántropa saltó hacia la mesa del palco. Apoyó una mano en el borde y con increíble fuerza la mesa salió despedida por los aires, rompiendose en múltiples pedazos al chocar en el suelo. Isobel chillaba horrorizada, encogiéndose todo lo que podía al ver a su hermano ir en busca de ella por temor a que también la matase.- Pagarás por haberle ayudado a matar a nuestro padre y por haber maltratado a Nínice.- Y levantó su garra derecha para asestarle un fuerte golpe.


Giselle corrió desde donde estaba hasta alcanzar a Isobel. En el último momento consiguió interponerse entre ellos dos gritando un no desgarrador. La garra de Valiant se clavó en un costado y la sangre comenzó a salir en borbotones.
Valiant aulló al darse cuenta de lo ocurrido y se dejó caer al suelo de rodillas para tratar de contener la herida.


April ya estaba corriendo hacia ellos para ayudar.- ¡Valiant eres un capullo! ¿De qué sirve tanta fuerza y tanta ira si luego no sabes contenerla? Giselle quería que parases para explicarte que Isobel fue engañada por Oliver igual que los demás, ella está segura de que Oliver mató a tu padre y ha estado ayudando a Giselle en el castillo.


-Yo no… no sabía… Tengo que detener la herida o morirá.


Se colocó a cuatro patas para lamerle el costado. Durante varios minutos tuvo que hacerlo hasta que por fin la hemorragia se detuvo. Optimus alentó a unos sirvientes para que trajeran una camilla y la llevasen al interior del castillo. El curandero ya estaba esperando con vendajes y algunos medicamentos. La metieron en un salón y el curandero cerró la puerta tras él.
Pasaron varias horas, sirvientas entraban y salían con vendas nuevas y llevándose las sucias. Valiant, Savage, April, Optimus, Isobel, Nínice y Wolfgang esperaban impacientes en la puerta. Por fin el curandero salió.


-He tenido que drogarla y coserla. La herida era muy profunda y había hecho bastante daño en su interior.


-Marco, saldrá bien, ¿verdad?- preguntó preocupado Valiant.


Marco lo miró con algo de preocupación- Creo que sí, pero eso no es lo que me preocupa.


-¿Entonces qué?


-Bueno… cuando estuve examinándola me di cuenta de que ella no es… como nosotros. Si no a estas alturas ya estaría casi curada totalmente.


Savage se acercó hasta el curandero- Marco no te enrolles, ¿qué ocurre?


-Está bien, creo que la has infectado con nuestra sangre, ella va a ser como nosotros en pocos días, posiblemente cambie completamente en una llena. L que no sé es si su cuerpo estará preparado para este cambio.


-Hay escritos antiguos sobre que los humanos ya lo consiguieron- exclamó Optimus.


-Si, yo también lo leí, lo que no he leido en ningún sitio es si el cambio es posible estando la mujer embarazada.


-¿Queeeeeé?- Exclamaron a la vez Valiant, April y Savage.


-Está de muy poco tiempo, dos o tres semanas a lo sumo desde que se quedó, pero lo está estoy seguro.


Valiant corrió hacia la puerta- Tengo que verla, no puedo pensar en haberla encontrado reciente y tener que perderla ahora.


-Ve si quieres con ella, pero está sedada. De todos modos no sabremos nada hasta que llegue el cambio. Me gustaría darte mejores noticias, pero no sé más sobre ello. Investigaré por si encuentro la solución. Por ahora ella está bien, te lo prometo.




Días después, en la noche de luna llena.


-No puedo creer que hayas decidido hacer esto conmigo.- refunfuñó Giselle tocándose la barriga- Menos mal que Marco encontró unas hierbas que protegerán a mi bebé durante el cambio.


-¿Y por qué no? Savage me estuvo comentando y es tentador, así que decidí que el me infectase también. – April sacó cuatro dedos- Longevidad por cientos de años, vivir en el castillo donde estemos rodeados de sirvientes para nuestro servicio, no preocuparme más por mis finanzas ya que tengo un tesorero que me las distribuye, y lo mejor de todo, ¡me caso!


-Eso si que no me lo esperaba de ti. ¿Quien me iba a decir a mí que al final alguien te atraparía? Savage no sabe lo que hace…- dijo riendo Giselle.


-¿Qué no sé qué?- preguntó Savage mientras entraba acompañado de Valiant. Los chicos se fueron cada uno a abrazar a su futura esposa.


-Nada- rió de nuevo- ¿Se puede saber qué entendéis vosotros por ir de gala para la transformación- preguntó mientras tiraba de la tira de su bikini.


Valiant la miró deseoso- Bueno, a ver si entendéis. Vosotras queríais estar bonitas para cuando llegue vuestro cambio, pero si os vestís con ropa normal esta se desgarrará y quedará inservible. Lo mejor que hemos encontrado es esto, pero que si te estorba… yo te ayudo a quitártela en nuestros aposentos…


-Chicos, ¿queréis dejarlas en paz hasta que pase el cambio?- dijo Isobel entrando junto a Nínice.


Savage alzó las manos a la vez que Valiant- Está bieeen…


Todos se rieron y Nínice fue hasta el balcón para abrirlo y dejar que la luz de la luna inundase toda la habitación.- Duele un poquito la primera vez, pero es soportable.


Sin más preámbulos abrió las cortinas, las dos cayeron al suelo retorciéndose mientras sus cuerpos cambiaban. Tras unos cuantos dolores estaban totalmente cambiadas a licántropos, luego sus cuerpos continuaron para dejar paso a dos pequeñas lobas de hermoso pelaje. Giselle tenía el pelo de un color claro y grisáceo, mientras April lo tenía de un marrón anaranjado muy parecido a su pelo natural. Los demás también se habían transformado. Valiant olisqueó el hocico de Giselle y luego saltó por la ventana al jardín. Sin pensarlo dos veces le siguió para corretear por allí libremente. Los demás saltaron también para jugar toda la noche.
A la mañana siguiente estuvieron durmiendo hasta bien entrada la tarde debido al agotamiento. Valiant la despertó suavemente con un tierno beso.


-Han traído ya tus cosas de tu casa.


Giselle se desperezó- Me visto y vamos a por ellas. Hay una cosa que quiero mostrarte, te va a sorprender.


Bajaron al salón principal. Habían puesto un enorme cuadro en un caballete, oculto tras una gran sábana. Valiant la miró confuso.


-Esto es lo que estuve haciendo en la semana en que estuviste lejos de mí, aquí en el bosque. No pensé que saldría tan parecido a la realidad. Lo imaginé cuando te vi transformarte en lobo por primera vez.


Tiró de la sábana y el cuadro asomó. Giselle estaba retratada en mitad del bosque, con un camisón blanco ondeando por su cuerpo. Tras ella estaba un licántropo de pelaje negro igual a Valiant. Los dos estaban fusionados en una ligera luz de luna.


-¿Te gusta? Lo he titulado “Moonlight”, luz de luna.


A Valiant se le escaparon un par de lágrimas que trató de disimular.- Es magnífico, me entristece que mi padre no pueda estar aquí para ver la dicha que tengo ahora, saber que en unos días nos casamos y que en poco tiempo tendremos un bebé…


-No te preocupes cariño, procuraremos ser felices para siempre y honraremos a tu padre.


-Te aseguro, Giselle, que lo seremos, lo prometo.






FIN

domingo, 1 de agosto de 2010

Saga "La Mediadora" El comienzo Capitulo 13: Haciendo amigos... y enemigos

El portón del garage se fue abriendo justo cuando asomábamos por el principio de la calle como si nos esperase.
Constantin estuvo muy silencioso todo el camino de regreso y yo me mantuve con la mirada fija en el cristal de la puerta del coche, recopilando mentalmente toda aquella información que podía servirme luego para el reportaje. Pero, por supuesto, cada vez que conseguía juntar un poco de información volvía a recordar el momento en el que nos besamos y como después de mi huida extrasensorial a Valaquia no me había vuelto a decir nada. Es un tipo desconcertante. Comprendí que los acontecimientos que habían sucedido en el hotel necesitaban de su atención, pero no podía comprender que aunque él ya sabía más o menos lo que había pasado allí antes de ir perdiese el tiempo tratando de seducirme. Es cierto que mi visión paró en seco aquello, pero que después no dijese nada sobre el beso me molestó casi más que el hecho de que era consciente que a mí me atraía aunque fuese un vampiro. ¡Dios! Toda mi vida tratando de no entrar en el mundo vampiro y de repente me encuentro teniendo toda una semana pegada a uno que encima dejo que me bese. Bufé.

-¿Te ocurre algo, Eve?

El hecho de que me hablara me sacó del vaivén de mis pensamientos. No me había dado cuenta de que habíamos salido del coche y de que estábamos dentro de la mansión, frente a las escaleras que conducen a los dormitorios y muy cerca de la puerta de entrada.

-Solo estaba divagando entre pensamientos. A estas horas está esto muy concurrido ¿no?

Eché un vistazo a mi alrededor. Por donde mirase había vampiros subiendo o bajando, entrando por la puerta principal o regresando por el pasillo de la cocina. Una vampiresa rubia vestida muy elegante entró acompañada de una mujer de pelo cobrizo ataviada con un sugerente traje verde esmeralda. Era una de las dos que vi en el restaurante junto a Constantin. Ahora que la vi desde más cerca me dio la sensación de que no debía de tener más de veinte o veintidós.
Yo tenía en mi línea de visión la puerta y pude fijarme en la enorme sonrisa triunfadora que llevaba la pelirroja cuando avistó a Dinescu.
Caminaron a paso decidido hacia donde estábamos, la rubia lo saludó con un “Maestro” mientras le hacía una reverencia. La otra mujer le hizo una reverencia exagerada, bajando la mitad superior del cuerpo tanto que pudimos ver por su escote que no llevaba puesto sujetador. Vulgar hasta más no poder, pensé.

-Mi señor, le he pedido a Sophia que me trajese hasta aquí pensando que quizás quisiérais algo de mí antes de retiraros a descansar. Hace ya varios días desde que vine por última vez.

-Margot,-le dijo mientras le tendía la mano para hacerla incorporarse- si lo hubiese necesitado te habría mandado llamar. Ahora mismo estaba ocupado hablando con esta señorita, no debías de haber interrumpido.

-Disculpame mi señor, no era mi intención. Solo me preocupo de vuestro bienestar.

Constantin se giró hacia mí- ¿Te parece bien que continuemos hablando en mi despacho sobre lo del hotel? Estaremos más tranquilos.

Le eché un pequeño vistazo de reojo a la pelirroja. Ella me dedicó una sonrisa que daba a entender que quería que lo dejase libre para ella mientras miraba hacia la parte trasera del cuerpo de Dinescu. Ok, mensaje recibido.- Creo que sería mejor que fueses a atender tus... necesidades. Me encuentro algo cansada. Mañana hablaremos sobre eso. Ahora si me disculpas...

Un pequeño destello de color rojizo pasó por sus ojos en una fracción de segundo. Al instante eran de nuevo grises y su cara no mostraba emoción alguna- Por supuesto, Eve. Sophia, lleva a Margot a mis aposentos, iré a alimentarme en cuanto haya hablado con Mei Ling unos asuntos pendientes.

Yo ya me había girado para caminar hacia las escaleras aunque llegué a escuchar sus indicaciones a la vampira rubia. Creo que él estaba molesto por culpa de la pelirroja,por haber hablado de alimentarlo delante de mí. Durante la cena que tuvimos antes bebió “Sangre Real” y tuve la osadía de preguntarle si solo tomaba la sangre así, en envase. Él me dijo que nunca hablaba de sus preferencias a la hora de alimentarse y aquí estaba Margot, hablando de algo personal sobre él sin su consentimiento. Por la forma en que lo dijo me dio la sensación de que la alimentación de Dinescu con una humana conllevaba algo más que el simple acto de morder, algo más íntimo. Si era así, estaba claro que debía alejarme de sus intentos de seducirme y dejarlo tranquilo con la pelirroja.
A lo largo del camino hacia mi dormitorio mi pentalfa timbró suavemente por tanto sobrenatural a mi alrededor. Ya me estaba empezando a acostumbrar a la suave vibración constante. Saqué la llave que abría mi puerta para entrar.

-¿No desea nada para antes de dormir, señorita Evelynn?

Pegué un respingo. Me había concentrado tanto en aplacar mi pentalfa que no me di cuenta de la presencia que se me acercó por detrás, Elliot, el sirviente de Dinescu.- No gracias. Me marcho a descansar.- Y lo dejé con la puerta en las narices. Elliot me daba repelús, sólo verle la cara me hacía recordar a Renfield, un loco sirviente de Drácula.

Estuve un rato escribiendo en el ordenador portátil que me traje del trabajo, todas las anotaciones que creí serían útiles para el reportaje, hasta que me dio hambre. Era ya de día, casi las ocho de la mañana. Aunque la cena la hiciese bastante tarde, el estar toda la noche despierta sin tomar nada más que líquidos en los locales que me estuvo mostrando el maestro no tenía aplacado mi estómago, así que pensé en acercarme a la cocina antes de dormir. A esas horas no debía de haber mucha gente por allí.
Como me había quitado la ropa que había llevado toda la noche decidí ponerme uno de mis chandals favoritos, uno de esos que sabes que ya está un poco viejo pero no puedes tirar por lo cómodo que es. No había hecho nada más que abrir el enorme frigorífico de estilo americano cuando la voz de Elliot diciéndome que si necesitaba algo me sacó el aire de los pulmones. El nuevo susto hizo que por mi boca escupiera una de esas maldiciones que normalmente uso y que llebaba muchas horas sin utilizar en mi bocabulario.

-¡Joder! Elliot, eres como la mierda de perro, estás por todas partes y en cualquier momento del día.

-Disculpeme señorita. Veo que cada vez que trato de ayudarla le hago dar un respingo, no es mi intención.

-¿Es que tu señor te ha ordenado seguirme cuando no esté con él? Sólo quería algo de picar antes de ir a dormir.

-No señorita. Tenemos un detector de movimientos colocado por toda la casa y cámaras de seguridad. Estaba ultimando órdenes con el equipo de seguridad antes de marcharme a mis aposentos cuando la he visto por las cámaras. El señor me dijo que atendiese todo lo que necesitase y por eso acudo.

-El señor como tú lo llamas estará acostumbrado a que lo atiendan todo el día, pero yo prefiero valerme por mí misma, así que por favor, si no es algo inusual que no sepa donde está o como conseguirlo, déjame que lo haga yo por mi cuenta, ¿vale?

-No se lo tomes a mal a Elliot, es el pelota del jefe.

Me giré hacia la voz que llegaba desde la puerta . Era un muchacho de unos veinticinco años, vestido únicamente con un pantalón ligero y zapatillas de andar por casa. Su pelo era oscuro como el mío y estaba peinado con las puntas hacia arriba y a un lado de la parte superior de su cabeza. Un rostro guapo con barba de un día y una preciosa sonrisa le hacían bastante atractivo bajo una piel bronceada. Si señor, tenía un torso dorado muy a la vista, ya que como he dicho antes no llevaba puesto nada por arriba. No pude apartar la vista de su pecho, en uno de los pezones llevaba colgado un piercing de plata en forma de serpiente enroscada y en la parte del abdomen nacía un suave vello oscuro que se perdía en el principio del pantalón. Se dió cuenta de que estaba mirando el aro y cruzó sus brazos por debajo para que el pecho subiera más y comenzó a comprimirlo y aflojarlo para que el aro bailara, con una pequeña risita al ver que mis ojos llevaban el ritmo. Cuando me dí cuenta le dediqué una de esas miradas entrecerradas que tanto me gustan hacer cuando alguien trataba de ponerme colorada.

-Deja ya de pavonearte, eso no va conmigo. Lo único que puedes conseguir es que tu querida serpiente tenga que buscar otro lugar donde residir cuando la haya arrancado.-Dejó de hacerlo inmediatamente y se acercó hacia donde estábamos Elliot y yo caminando con un paso seductor. Elliot volvió nuevamente a disculparse y se marchó. El aire comenzó a llenarse de magia y mi pentafa vibró ligeramente. Una pequeña nebulosa rojiza se condensó alerededor del muchacho, mostrádome una figura felina ligeramente perceptible.- Vaya,-dije- otro gatito más.

Su sonrisa decayó un poco pero aún así me tendió la mano-No soy un gatito, soy un were tigre y me llamo Adam. Eres nueva aquí. ¿Cómo es que ya te muestras tan arisca?

Pese a mi recelo le estreché la mano-No soy la nueva. Soy una invitada de Constantin y estaré aquí unos días. Me llamo Eve.

-Adam, no asustes a una invitada de Constantin- dijo una muchacha que también entró a la cocina. Era pequeña, con el pelo castaño liso que llegaba hasta la altura de su barbilla y lucía unos vaqueros y un top borgoña.- Hola, soy Cristine. ¿Tú tampoco puedes dormir sin una dosis extra de carbohidratos?- dijo señalando sonriente a la porción de tarta que había sacado del frigo.

Yo me encogí de hombros- ¡Qué le voy a hacer...! Me ayuda a conciliar el sueño. ¿Quieres una porción?

-¡Oh si, gracias!

Corté un trozo para ella y volví a colocar la tarta en su sitio. Nos sentamos a comer a la mesa y Adam nos trajo unos vasos de leche tibia. Estuve charlando con ellos cerca de media hora. Tras los primeros minutos donde Cristine me explicó que ella también era una were como Adam y su explicación de cómo habían acabado trabajando para Constantine- pertenecían a un pequeño grupo de were-tigres que acabó disolviéndose y se quedaron solos sin un líder, Constantin les ofreció un hogar y su protección frente a los otro grupos que viven en Illinois, a cambio le hacían los recados de día y también eran un “suplemento” en la dieta del maestro- la conversación fluyó más relajada. No llegaba a entender cómo podían dejarse morder, pero ellos dijeron que Dinescu tenía cuidado y que de todos modos ellos eran bastante más resistentes que los humanos, ya que estaban acostumbrados a mordisquearse en sus juegos cuando estaban en su forma animal. La curiosidad me picó a tal extremo que derivé la conversación al tema sexual aprovechando para preguntar si sabían quien era Margot y lo que había dicho cuando me la crucé en la entrada de la mansión.

-Margot es una perra de cuidado, es una aspirante a vampiro que trata de ganarse el favor de Dinescu a cualquier costo- dijo Cristine en tono despectivo.

-¿Cuando dices que es una perra te refieres a que es un were-perro?

Cristine y Adam se rieron divertidos- No, ella es humana simplemente. Lo que quiero decir es que ella quiere a todo costo ser convertida y lleva merodeando a Constantin desde que rompió la relación que tenía con una vampiresa llamada Anette. Supongo que cuando te ha visto hablando con él pensó que podías ser una rival y decidió sacar toda la artillería pesada. Ella es así.

-Yo no estoy interesada en convertirme. Estoy aquí por... bueno la verdad es que no sé cómo demonios llegué aquí. Un día estaba haciendo mi trabajo en la ciudad y al siguiente mi jefe me llamó para decirme que tenía un trato con el Amo de la ciudad para un reportaje que yo iba a cubrir.

Los dos se miraron mutuamente con cara de sorpresa- ¿Eres periodista y te trajo para un reportaje?- Adam silbó- Eso es toda una sorpresa, a Constantin nunca le ha gustado la publicidad que puede darte un periódico.

-A mí no me mires, yo soy una mandada en esto. No creas que me hizo gracia venir, pero tampoco lo que he visto hasta ahora me ha hecho salir corriendo. No es que me apasione el mundo vampiro.

Me dijeron que ellos habían creído en un principio que yo era uno por culpa de mis ojos y porque por lo visto desprendo algo de poder cuando me pongo a la defensiva. La verdad es que me cayeron muy bien. La boca se me abrió en un bostezo que procuré tapar rápidamente con la mano y decidí zanjar la conversación para irme a dormir. Ellos comenzaban ahora su jornada de tareas y yo estaba reventada. Volví a mi habitación y esta vez gracias a Dios no me crucé con Elliot para otro susto espartano.
A las tres de la tarde me despertó mi teléfono. Era Mina y al ver la llamada entrante me acordé de que todavía no la había llamado. Seguro que estaría enfadada endemoniadamente.

-Humm... Hola Mina.

-Te parecerá bonito que te hayan dado un trabajo como ese y que no me hayas dicho nada, ¿no? Me he tenido que enterar por Micky.

Bien, no sonaba muy enfadada después de todo- Mina, yo me enteré el domingo cuando estaba con mi abuela y después no hemos coincidido. No creas que estoy dando saltos de alegría, ya sabes lo que pienso de los chupasangres. Por culpa de tener que ir con él a todos lados me he acostado sobre las nueve de la mañana.

-Los vampiros descansan al amanecer.

-Si, pero tuve que ir a por algo que me hiciera dormir, aunque lleve poco tiempo en tu piso echo de menos la cama de mi habitación.

Mina se rió- Seguro que fuiste a por un dulce. Me alegra y a la vez envidio que te hayan dado una tarea como la de este reportaje.

-Créme, si pudiera te lo pasaba a ti, pero Constantin exigió que lo hiciese yo o no se hacía.

-¡Uau! Eso es que está interesado por ti. ¿Es tan caliente como se dice por ahí?

Le expliqué lo que pasó en su despacho y lo que me pasó a mí después, aunque luego tuve que explicarle lo de mis poderes recién adquiridos para que me entendiese. No me acordaba de que tampoco le había hablado sobre ello a Mina. Le prometí que la pondría al día más seguido y nos despedimos porque ella ya volvía al trabajo.
Aproveché que ya estaba bien despierta para llamar a mi abuela y como era de esperar me pidió que volviese a ver a Enrietta Sims para que me ayudase con mis progresos o por lo menos que la llamase. Le mandé un besito de despedida y colgué.
Pensé en salir a correr un rato antes de ducharme así que me puse de nuevo mi viejo y querido chándal y me apresuré por las escaleras hacia la cocina para beberme un zumo y después me encaminé a la puerta de salida. Esta vez no había guardias vampiros, pero sí unos cuantos were con los que tuve que dejar dicho quien era y qué iba a hacer para que me dieran una credencial por si volvía más tarde de que ellos hiciesen el cambio de personal con otros guardias. Por lo menos eso quería decir que no estaba confinada allí.
Corrí durante dos horas para compensar el no poder hacer ejercicio en las máquinas de un gimnasio y regresé a la mansión. Efectivamente, los guardias de la entrada ya no eran los mismos y necesité la credencial. Subí rápido a ducharme y me puse ropa limpia. Ya eran las siete, Dinescu se alzaría pronto y comenzaba una nueva jornada para mí.