Capítulo 25
El criado la acompañó a través de los enormes pasillos hasta un área aislada. La bandeja que ella portaba en sus manos era muy pesada, de un metal y grosor que le dejarían marcas si el trayecto era muy largo. Para darle más énfasis al asunto, el pasillo estaba lúgubremente iluminado, mostrando el aspecto tenebroso que podría tener un manicomio en una película de terror de serie B. Las lámparas de aceite vagamente repartidas a lo largo del pasillo no ayudaban con la iluminación, apenas eran pequeñas áreas iluminadas que daban escalofríos al pasarlas y volver a caer en alguna de las zonas sombreadas.
Giselle no pudo evitar preguntarse si tal vez había sido un error aceptar el encargo de Isobel para ocuparse de llevar los alimentos a Nínice. ¿Y si en realidad estaba loca de verdad y trataba de agredirla al verla? Rezó porque el criado que la acompañaba se quedase con ella hasta haber comprobado que no había peligro.
Para su mala suerte, al poco rato pudo comprobar que no iba a ser así. El pasillo terminaba en un hall amplio, donde un guardia estaba sentado tras una pequeña mesa, haciendo anotaciones distraídamente sobre un pergamino. En cuanto escuchó los pasos de ellos acercándose se puso en pie, preparado hasta saber quién llegaba.
-Buenas noches, Syrius. Mi señora Isobel envía a esta joven para que a partir de hoy se encargue de los asuntos relacionados con su hermana Nínice.
-No he sido informado de ningún cambio, Limos. No puede pasar.
Sin decir una sola palabra, pero esbozando una gran sonrisa de triunfo, el criado le mostró un pergamino enrollado al guardia, en una mano extendida que no decayó hasta que por fin éste lo cogió de mala gana.
Estuvo leyéndolo un buen rato, hasta que Giselle no pudo más y le espetó-No creo que haya tantas palabras escritas ahí como para el rato que llevas ojeando. Si no estás conforme, ve hasta los aposentos de Isobel y pregúntale, o bien te dejo la bandeja y te ocupas tú mismo. Estoy cansada de llevar esto, pesa mucho, y además se está enfriando.
Obtuvo un gruñido bajo, pero al final tomó las llaves que colgaban a un lado de su cintura y le abrió. Giselle esperaba que el criado entrase con ella, pero nada más pasar cerró la puerta y se quedó completamente sola para enfrentarse a lo que hiciese Nínice.
Sin apartar la vista de enfrente, dejó la bandeja apoyada en una pequeña mesa a su derecha. La habitación era bastante amplia, incluso tenía una bañera dispuesta en ella. La cama estaba finamente vestida con sábanas de satén, grandes almohadones, y a los pies de ella reposaba una gran colcha en color rosa palo. En un lado estaba un gran armario entreabierto, mostrando gran cantidad de vestidos y demás prendas femeninas. Justo en el lado opuesto estaba un hermoso tocador en color rosa, con un gran espejo y un montón de muñecas adornando todo el borde.
Pero Giselle se centró en la hermosa jovencita vestida en camisón que estaba sentada sobre el poyete del gran ventanal que iluminaba la estancia. Tenía los pies recogidos, con las rodillas flexionadas hacia su pecho y sus brazos rodeándolas completamente. Una larga cabellera negra caía trenzada sobre su hombro y mantuvo la mirada perdida entre los barrotes del ventanal cuando ella le habló.
-Hola, soy Giselle. Vengo a traerte la comida.- dijo acercándole la pequeña mesa donde había dejado la bandeja.
Ella le dio unas breves gracias con una suave voz, pero sin mirarle, y continuó observando el paisaje a través de los barrotes. Giselle esperó pacientemente a que se sentase a comer.
Después de un rato, Nínice miró por el rabillo del ojo hacia donde ella estaba y puso un gesto de sorprendida cuando notó que seguía esperando de pie. Giró totalmente el rostro a ella, dejando ver una imagen muy parecida a la de Isobel, con las mismas facciones y tono de piel, pero con el pelo negro y los labios carnosos de Valiant- ¿Por qué no te has marchado ya? Limos siempre deja la bandeja y se marcha sin decir nada.
-Bueno, yo no soy Limos. Pensé que te gustaría un poco de compañía para variar mientras comes. ¿Siempre estás sola?
-Mi hermana venía siempre a verme y a tratar de persuadirme para que aceptase lo que había pasado con nuestro padre, pero me niego a creer que mi querido Valiant lo haya matado. Sigo pensando que ha sido Oliver quien lo ha hecho. Hemos tenido un par de discusiones fuertes sobre eso y desde entonces ha dejado de venir y Limos me trae la comida y se va, temiendo que tenga un arrebato y la pague con él. Pero supongo que si estás al servicio de mi hermana ya deberías saberlo.
-Recién llegué aquí, así que no tengo prejuicios hechos. Por favor siéntate y hablamos. Yo no creo que seas peligrosa y tengo algunas cosas que contarte.
Nínice atravesó la distancia que había entre ellas y sujetó el brazo de Giselle con una fuerza increíble para el pequeño cuerpo adolescente que tiene. Le mostró unos afilados colmillos lobunos a través de su boca abierta, tratando de intimidarla.- Si has venido a tratar de convencerme de que asuma que mi hermano es el asesino, más vale que te vayas o sí trataré de lastimarte.
El corazón de Giselle martilleaba fuertemente contra su pecho, casi al punto de hacer que ella creyese que se le iba a escapar en cualquier momento. Trató de mantenerse en calma para no provocarla, pensando en algo que pudiese decir para que la soltase. Tras un par de segundos, pensó que quizás era mejor quitar su tapadera y decirle quién era, y sobretodo, rezar por que la creyese.
-Yo no creo que tu hermano sea el asesino y es imposible que yo pueda creerlo. Él me contó lo que pasó, yo…
-¡Tú no puedes haber hablado con él, tuvo que escapar para que no lo matasen!
Esto iba de mal en peor, pensó. Miró hacia todos los lados, buscando-¿Desde fuera alguien nos puede oír?
La pregunta pilló de sorpresa a Nínice, que la miró con una cara shockeada y aflojó su agarre del brazo-No, pero la ventana está abierta. ¿Por qué?
Giselle se zafó de ella y corrió a cerrar la ventana. Cuando terminó se giró hacia ella con cara feliz-Tu hermano escapó de aquí y corrió por el bosque hasta que encontró una pequeña cueva por la que salió al otro lado, al exterior. Se refugió en mi casa todo este tiempo y me contó todo.-Los ojos de Nínice no podían estar más abiertos mientras ella le relataba- Optimus también tuvo que escapar y consiguió encontrarlo. Le contó cómo estaban las cosas y eso le hizo querer venir hasta aquí para atrapar a Oliver, pero no sé exactamente como pasó que Oliver lo ha atrapado y está en alguna de las celdas del castillo.
-¡No!
-Lo siento, pero es así. Yo tuve un mal presentimiento y decidí atravesar esa cueva junto a una amiga, y estamos aquí para ayudarlo. Necesito toda la ayuda posible para eso, así que me he introducido en el castillo gracias a Regius, el capellán. Me consiguió un trabajo como pintora para tu hermana y empecé hoy. Ella decidió que podía traerte yo la comida y eso me ha dado paso a poder conocerte y buscar tu ayuda. Por lo que contaba Valiant de ti, creí que eras una niña pequeña, no una adolescente.
Nínice giraba sus ojos de un lado para otro, asimilando toda la información que acababa de recibir en tanto daba pasos en círculo.-Entonces, si de verdad no perteneces a este bosque no debes ser como nosotros, ¿Por qué ibas a querer ayudarnos?
Giselle respiró hondo antes de hablar y respondió muy orgullosa de lo que iba a decir- Me preocupo de Valiant y de cualquiera que sea especial para él porque soy su novia.
Veremos como le cae la noticia a Ninice
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