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miércoles, 23 de junio de 2010

Moonlight Capitulo 27

Capitulo 27

Tras ese momento revelador, Giselle volvió a acercarse a sus herramientas de trabajo, recogió un poco en la mesa y animó a Isobel a que posara para continuar con el lienzo. Estaba tan contenta y a la vez tan preocupada por cómo iba a conseguir sacar a Valiant de allí que no creía que iba a ser capaz de seguir pintando, pero necesitaba una distracción hasta que pudiese librar para ir a hablar con Wolfgang.
Isobel posó más feliz que nunca, y eso se reflejó en el lienzo. Parecía haber sufrido una transformación desde que decidió desahogar su tristeza con ella y no paraba de sonreir.
Tras una hora y media pincelando Giselle decidió que ya era hora de descansar. Isobel no se había quejado ni un poco, pero debería de estar rígida por la postura mantenida.


-¿Paramos ya?


Isobel movió sus pies hacia delante y hacia atrás para hacer circular la sangre- Si tú crees que es lo mejor de acuerdo. ¿Volverás después de un rato para seguir?


Se lo pensó un poco antes de contestar- Creo que sería mejor que visitase a Nínice. Necesitan tener una conversación para explicar unas cuantas cosas equivocadas que hay entre ustedes.


-Nínice no quiere saber de mí, intentaría agredirme en cuanto me viese. Y por favor, tutéame, te has comportado como la buena amiga que nunca he tenido, aparte de cuando me llevaba bien con mi hermana y ella lo era.


Giselle asintió, poco a poco estaba ganándose a su cuñada y comprendiendo un poco más a la gente que rodeaba a Valiant.- Pues entonces déjame decirte que si quieres te acompaño yo a verla, entro primero y preparo la situación antes de que entres y te aseguro de que ella querrá verte. Lo que tienes que hacer es confiar en ella como has hecho conmigo y decirle lo que crees que pasó. Ella entenderá por qué actuaste así y que tú también has sido engañada.


Isobel lo pensó un poco. Mientras organizaba sus ideas su cara reflejaba los estados de ánimo que remolinaban en su mente al pensarlo. Su rostro no podía ocultar los gestos tan claros de miedo, preocupación y alegría que finalmente tenía. Se acercó hasta la puerta y le hizo señas a Giselle para que la siguiera. Se encaminaron hacia donde estaban los aposentos de Nínice. El guardia de la puerta se cuadró nada más ver a Isobel. Su cara estaba pálida cuando la vio llegar junto a Giselle, temiéndose que vinieran a aclarar lo que había pasado la noche anterior y a castigarlo por su atrevimiento. Giselle pensó que quizás más tarde se lo contaría a Isobel para que lo castigaran, pero ahora mismo estaba muy ocupada en conseguir que las dos hermanas volvieran a reunirse.
Entró ella sola primero después de pegar en la puerta. Nínice estaba leyendo un libro sobre el alfeizar de la ventana, justo en el mismo sitio donde la vio la primera vez. Su semblante estaba serio al no saber quién iba a entrar, pero en cuanto la vio, éste cambió a una sonrisa genuina de oreja a oreja.


-¡Qué bien que hayas podido venir de nuevo! Estaba leyendo mi libro favorito y…


-Vengo en lo que yo llamaría una misión. Tu hermana está ahí fuera esperando para hablar contigo.


-¡No tengo nada que hablar con ella! ¡Es una traidora! No me puedo creer que haya confiado en ti. ¿Ahora estás de su lado?


Ella estuvo esperando pacientemente a que se desahogara hablando. Con el carácter fuerte que tenía cualquier intento de cortarle para intentar explicarse podía haberla provocado aun más en un ataque de furia.
Nínice se quedó sin palabras tras unos largos minutos, sus brazos estaban cruzados en su pecho y su cara tenía un mohín de disgusto.


-¿Te sientes mejor después de haber soltado todo lo que te ha dado la gana?- Nínice la miró con sorpresa- Sí, porque eso es lo que has hecho, decir cosas sin sentido porque no me has dejado explicarme. En este momento estoy viendo a la niña caprichosa que esperaba ver ayer cuando entré aquí por primera vez, no a la adolescente llena de alegría que resultaste ser en ese momento. Si yo no estuviera segura de que habéis tenido las dos un malentendido no me hubiese atrevido a traer a tu hermana aquí. Quiero que habléis, no que tengáis una pelea y acabéis haciéndoos daño. Después me lo agradecerás.


-Si quieres que hable con ella, te quedarás a mi lado por si acaso.


-No, esto es una cosa de hermanas, no necesitáis audiencia para volver a entenderos y explicaros todo. Ahora voy a abrir la puerta para que entre Isobel y yo me marcharé.


No le dio tiempo de protestar a Nínice, abrió para que su hermana entrase y después de hacerla pasar les dijo que se iba a dar una vuelta por el castillo para darles tiempo de hablar a solas. Cerró la puerta y salió corriendo de allí para no hablar con el guardia que ya la estaba llamando.
Se dirigió apresuradamente hacia el patio de armas para llegar hasta la capilla. Necesitaba hablar con el capellán para que enviase un aviso a Wolfgang y se reuniera con ellos lo antes posible, los días pasaban y faltaba muy poco para la exhibición de lucha.
Justo cuando alcanzaba el enorme portón que daba al patio tropezó con alguien y casi se cayó hacia atrás por lo fuerte del impacto. Era Oliver.


-¿Dónde vas con tanta prisa? Deberías de estar con Isobel en sus aposentos.


-Isobel me dijo que necesitaba descansar, llevaba mucho tiempo en la misma pose y se encontraba algo entumecida.- no le gustaba mirar hacia aquel hombre de mirada fiera, pero se armó de valor y alzó la mirada hacia él- ¿Necesita que la busque y le diga algo?


-No, yo mismo iré a verla. Puedes marcharte.


No sabía si debía hacerle una reverencia, pero por si acaso la hizo. Eso pareció gustarle a Oliver, que enseguida se dio la vuelta para continuar con su camino. Giselle dejó salir el aire que había estado conteniendo y se acercó a la capilla. Regius estaba colocando nuevos cirios encendidos en los laterales.


-¿Qué pasa, niña?


-Regius, necesito que hables con el general y conciertes una cita para que nos reunamos todos. Tengo algo que contar que cambia un poco nuestros planes.


Regius asintió y sin mediar palabra se fue a buscar al general. Llegó al cabo de una media hora que a Giselle se le hizo interminable.


-El general dice que desgraciadamente está ahora mismo muy vigilado y que tiene que comenzar con los preparativos de la exhibición, hasta dentro de un par de días no podrás reunirte con él.


-¡Pero eso nos da muy poco margen! Sólo faltará un día para el espectáculo. ¡No puede haber errores!


Regius le cogió de la mano y se la palmeó cariñosamente- No te preocupes niña, Wolfgang es un reconocido estratega y hará todo lo que esté en su mano para ayudar a Valiant, aunque haya muy poco tiempo para prepararse. Algunas cosas ya están más o menos arregladas. Mantente en tus quehaceres con Isobel como si nada y espera que te avise.


Sin saber que más podía hacer se fue a ayudar en la cocina donde estaba April para intentar distraerse de la preocupación que se había desencadenado en su mente.

1 comentario:

  1. Ganandose a las cuñadas, bueno no pierde el tiempo
    pero me preocupa Oliver, me parece que no va a dejarle facil el camino a Giselle

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