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martes, 29 de junio de 2010

Saga "La Mediadora" El Comienzo Capitulo 10: El hogar de un Maestro

Tras la puerta estaba la mujer que Elliot había nombrado como Mei Ling. Era una mujer bastante alta, vestida completamente en un mono y botas de cuero teñido de azul que acentuaba la blancura de su piel y la hacía parecer más fiera. Su larguísima melena estaba recogida en una coleta alta que le llegaba por debajo de la cintura. Dinescu se paró delante de ella y la miró fijamente sin decir palabra alguna. Ella hacía lo mismo, los dos estaban sumidos en un silencio y una quietud desconcertante, como si se hubiese paralizado el tiempo. Pasados un par de minutos yo estaba intranquila, no sabía qué diablos estaba pasando, hasta que Mei ling se inclinó hacia delante haciendo una reverencia a Dinescu y luego me dedicó una mirada penetrante y una cara de disgusto mezclada con rabia contenida. Para colmo estaba sujetando su katana en una pose de ataque con la mano izquierda como si fuese a utilizarla para rebanarme. Mi pentalfa comenzó a picar e inmediatamente yo había sacado mi beretta y la había puesto en su pecho. La rapidez con la que lo hice sorprendió tanto a ella como a mí.

-Si estás pensando en hacerme filetes te aconsejo que te lo pienses dos veces, yo podría agujerearte ese precioso escote con una bala de plata que te haría pupita un buen rato.

Ella contestó con una muestra de sus colmillos- Te colaste en su despacho. Yo creía que Elliot te llevaba porque mi señor te había llamado.Mereces que te de un castigo.

-¡Liniştit, este oaspetele meu!- gruñó Dinescu.

Mei Ling se cuadró de nuevo, soltó la katana que teía asida en su mano y no trató de hacer nada más hacia mí. Dinescu se interpuso entre nosotras poniendo su mano en la mano en la que tenía cogida el arma y me la bajó suavemente para que dejara de apuntar. Su toque no me resultaba escalofriante como había creido que pasaría, su mano era tan suave que cuando la retiró me sentí vacía, por un momento anhelé su roce y tibieza.

-Eso está mejor, frumoasa floarea. Ella solo hacía su trabajo, es mi segunda y su trabajo consiste en mantenerme intacto. Pensó que eras una amenaza para mí hasta que le expliqué que tú eres mi invitada.

-No me gustan las que atacan primero y luego esperan la explicación. Mantenla a raya de mí y no liquidaré a tu segunda, te lo juro, soy capaz por mantenerme viva. ¡Y deja de llamarme fruo-eso!

Dinescu me subió una ceja- ¿Te molesta que te diga hermosa flor? Lo digo porque es verdad, eres hermosa.

Mi rostro quería acalorarse, no estaba acostumbrada a los cumplidos- No hay ninguna flor que se pueda parecer a mí, mi color de pelo es tan negro que es imposible hacer ese tipo de comparación, así que mejor me dices Evelynn o Eve.

-Luego te mostraré algo que te hará dudar. Ahora lo primero es que dejes tus cosas en la habitación que prepararon para tí y luego nos vamos al imprevisto que me surgió.

-¿Me quieres hospedar en un restaurante?

No se molestó en contestarme, a mitad del pasillo se detuvo en un gigantesco cuadro que ocupaba toda la pared en su altura, tiró del marco y apareció un pasillo oculto con un cuadro de mandos donde meter un código para desbloquear la pared de cristal que lo mantenía cerrado. Muy de película fantástica o de espionaje. La pared de cristal se apartó tras la activación y el aire fresco me acarició la cara. Olía a fresco, a limpio con un toque de cítrico, nada que fuese mohoso o apestoso pese a ser un pasadizo de aspecto antiguo. Las luces se iban activando conforme pasábamos. Al fondo del todo había un muro con otra caja para meter códigos y una pequeña videocámara de reconocimiento. Metió un nuevo código y el muro se separó dando paso a un elegante salón de estilo victoriano en tonos pasteles..

-¿No te importa que yo haya visto el código?

-Lo cambio cada vez que me parece, cada hora, día... esta entrada sólo la uso yo.

Pasamos el elegante salón hacia un hall inmenso del mismo estilo, solo que en tonos mas pastelosos y coronado por dos grandes escaleras a ambos lados en lujoso mármol idéntico al que había visto en la entrada exterior del edificio. Deduje que el edificio era su hogar.
Subímos por las escaleras de la derecha y avanzamos por el pasillo de nuevo hacia la derecha. Había una hilera de puertas a ambos lados, algunas debían de dar hacia el exterior, las que había visto al llegar. Dinescu me abrió la última, la que había junto a otras escaleras para subir al siguiente piso. Era la que iba a ocupar yo. El estilo victoriano predominaba por toda la casa y aquella zona no se libraba tampoco. Los muebles de madera noble le daban gran estilo, pero para mí resultaban demasiado. Me giré hacia dinescu con las manos puestas a ambos lados de mi cadera.

-¿Por qué os gusta tanto a los vampiros ser ostentosos, demostrar cuanta riqueza tenéis?

Dinescu estaba apoyado en el marco de la puerta en una pose casual, sobre un lado de su cadera y con los brazos cruzados, con una leve sonrisa dibujándose en su boca- Si lo tienes, ¿por qué no mostrarlo? De todos modos esta casa estaba así cuando yo tomé mi puesto y no vi motivo para cambiar la decoración, el antiguo maestro tenía buen gusto. Tengo más propiedades donde suelo alojarme, pero si esta te parece ostentosa prefiero que no veas las otras.

Pasé de contestaciones y me dispuse a sacar la ropa de mi bolsa de viaje – ¿Cómo llegaste a ser maestro? ¿Y donde están tus “alumnos”?

Ese intento de bromear me valió una carcajada pequeña por parte de él- No son mis alumnos, son mis vampiros. Me sirven por lealtad o porque yo los he convertido. ¿De verdad necesitas tener esta conversación ahora? Tengo un asunto que resolver y ya mismo comenzará un bullicio por los pasillos que para alguien no acostumbrado a los vampiros puede resultar un poco abrumador. Podrías terminar de desempacar cuando vuelvas.

-¿Me has alojado en un piso repleto de vampiros? ¡Joder!

-Te coloque donde te coloque siempre estarás rodeada de ellos, es mi casa y ellos son mis ayudantes. Tambien hay weres y algunos humanos, quizás eso te tranquilice un poco. Todos están avisados de que estás aquí y tienen órdenes de no tocarte.

-Te lo agradezco, pero aún no me siento segura. Todavía no sé como demonios acepté venir aquí.

Dinescu me tendió la mano para instarme a seguirlo.- Frumos, termina luego de desempacar y acompáñame. Creo que también deberíamos de trabajar en tu bocabulario durante esta semana, no es muy propio de una mujer hermosa como tú.

-¡Y el infierno se congelará antes de que pase eso! Tú eres el que quisiste que viniese aquí y debes aceptar el paquete completo, no hay posibilidad de cambiarme, soy como soy y punto.- y pasé por delante de él sin tomar su mano.

Dinescu la bajó lentamente y se me acercó para indicarme el camino. Algunas puertas se iban abriendo a nuestro paso y gente comenzaba a salir de ellas. Mi pentalfa vibraba pero no picaba, era la primera vez que me pasaba. Conforme pasábamos, la gente vestida con trajes de firma hacía una reverencia hacia Dinescu y lo saludaban diciendo “Maestro”. Había muchos vestidos más informalmente que simplemente lo llamaban por su nombre. Estos últimos rezumaban lentamente un poco de poder dirigido a mí, muy suave y que me recordaba al que percibí de Donovan, debían ser los were. No era suficientemente fuerte como para timbrar en mi mente y ahogarme, pero me concentré en alejarlo de mí mentalmente y después de cuatro pasos ya no lo percibí sobre mí. Ellos me miraban boquiabiertos, supuse que habían notado mi truco.
Para cuando llegamos a las escaleras yo había deducido que lo que le pasaba a mi pentalfa era simplemente que había notado la presencia sobrenatural masiva, pero ningún peligro real y por eso no picaba.
Me hizo bajar de nuevo por las enormes escaleras. Dos enormes guardias estaban apontocados a cada lado de la puerta de entrada. Cada uno llevaba una katana al hombro y una espada en su cintura, vestían completamente de negro y tenían la cara inexpresiva. Si no fuese por el conjunto que llevaban, cualquiera diría que eran estatuas. Se movieron sólo cuando Dinescu pisó en el recibidor y fue para hacer una inclinación saludándolo. Luego volvieron a su pose rígida sin más contemplaciones. Dinescu me llevó por la puerta isquierda, pasando a otro pasillo. La primera puerta estaba abierta y era una inmensa biblioteca con tomos y más tomos en gigantescas estanterías que llegaban hasta el techo. La segunda puerta era una cocina, también enorme, donde un par de mujeres estaban preparando alimentos y Elliot estaba sentado comiendo. Se irguió rápidamente para saludar, medio atragantándose con el último bocado que había llevado a su boca. Dinescu le palmeó el hombro y él volvió a su comida.
Una de las mujeres ofreció un zumo a Dinescu y él lo cogió dándole las gracias.

-Pensé que no podíais comer nada.

-Cuando estoy en público no lo hago normalmente, pero puedo tomar alimentos. Lo malo es que no me nutren en absoluto, pero me gusta recordar lo que tomaba cuando era humano. No todos pueden hacerlo.

-Quizás deberías tomarlos también cuando estés con humanos, te hará parecer un poco más accesible, más humano y menos monstruo de lo que algunos piensan.

Dinescu pareció pensarlo por un instante- Quizás lo tome en consideración.

De nuevo se movió para pasar fuera de la cocina hasta la siguiente habitación, un despacho. Dinescu llamó por teléfono y habló en un idioma desconocido para mí. Lo único que entendí fue un nombre, Marco Moretti, el maestro de Indiana. Esperó callado por un momento, como esperando comunicación con él, y luego su voz cambió a una más firme cuando su interlocutor estaba al otro lado de la línea. Dinescu parecía algo tenso, pese a tratar de no mostrar emoción alguna. Su conversación la continuó mirando en mi dirección y tras unos largos minutos de hablar y escuchar colgó.

-Tengo buenas y malas noticias. Nada más alzarme recibí un correo del maestro de Indiana. Moretti tiene de nuevo en su poder a Bernie Prescott, pero no quiere entregarlo a la policía.

-Ha infringido la ley, eso no tiene disculpa para no entregarlo- contesté enseguida.

-Él es un maestro vampiro muy arraigado a nuestras costumbres y leyes, lo que pasa con los vampiros debe resolverse entre vampiros. He tratado de hacerle ver que con las nuevas leyes sobre vampiros está obligado a entregarlo aquí, en Chicago, para que los juzgados decidan qué hacer con él. Si se niega puede armarse un buen escándalo nada beneficioso para nosotros y todo por lo que he luchado no serviría de nada.

-¿Estás diciéndome que tú eres quien ha promovido la inmersión de los vampiros en las leyes humanas?

Dinescu me subió una ceja- ¿Esto es nuevo para tí? No tenía ni idea de que no lo supieras. Exactamente yo no soy el promotor, pero soy el conductor.- hizo una pausa para comprobar si yo lo seguía. Mi mente no entendía que me quería decir, así que crucé mis brazos esperando una explicación, que él no tardó en darme al ver que no decía nada- Los vampiros nos regimos jerárquicamente, tenemos un Riaht, digamos que significa rey, por cada país. Excepto los países pequeños que están englobados en alguno mayor. Aquí en Estados Unidos tenemos a la Riaht Kareemah, una vampira egipcia de un par de milenios. Es de carácter fuerte, pero tiene una amplia visión de comercio y tuvo la idea de que sería mejor para nuestros negocios salir a la luz y así lo encomendó a todos sus maestros después de una reunión con otros grandes Riahts que secundaron su propuesta. Moretti no ha sido uno de los que les agradó la propuesta, pero tiene que cumplir con los deseos de Kareemah igual que los demás.

-¿Y por qué Kareemah no le impone que entregue a Prescott?

-Nos da cierta libertad en nuestros dominios. Moretti le ha dado una explicación de por qué no va a hacerlo y ahora debo yo interponer la mía para que Kareemah decida qué hacer. La reunión será este viernes en Indiana.

-Estoy segura de que ella dirá que lo entregue, para eso pidió las leyes. Un momento... si es este viernes... ¿No me harás ir contigo allí?

Dinescu me sonrió cálidamente- Por supuesto que vendrás, eres una pieza importante, puesto que tú lo viste todo y no dirán que tu juicio sobre el caso es nulo ya que no eres vampira. Tú no tienes ningún vampiro que ganar o perder.

Lancé un dedo acusatorio hacia él mientras mi furia iba subiendo-!Escúchame bien, Dinescu¡ Una cosa es que tenga que conocer cómo es la vida de un vampiro, aunque sea la tuya en particular, ¡y otra cosa es tirarme de cabeza al mundo sobrenatural!

Dinescu subió sus manos hacia arriba, extendiéndome las palmas hacia mí para intentar calmarme- Cálmate Evelynn. Tú no eres exactamente humana, ahora mismo estás descargando un chorro de poder hacia mí en tu enojo. Yo no tenía planeado esto, simplemente quería saber por qué estás tan molesta con gente como yo y por qué me atrae tanto alguien a quien a la vez disgusto y atraigo en igualdad de oportunidad.

-Tú no me atraes-crucé mis brazos sobre mi pecho para demostrar mi enfado por lo que estaba sugiriendo- Eso te lo has inventado tú para intentar llevarme a tu cama, sólo q ue no contabas con el hecho de que a mí no puedes decirme eso y pensar que me estás hipnotizando.

Dinescu dio unos pasos rápidos acercándose a mí lo suficiente como para que el olor de su caro perfume me envolviera completamente. Me quedé sin aire nada más tener su rostro a unos dos escasos centímetros del mío.- ¿De verdad crees eso que tú misma dices? Yo creo que no. Tu corazón se acelera cada vez que me ve. Puedo sentirlo, y no me digas que es por miedo a mí porque no me lo creería, sé distinguir cuando un corazón late por miedo o no.

Sin poder hacer nada mis ojos abandonaron el gris de los suyos y se dirigieron hacia sus labios, hablándome tan pausadamente que era imposible no imaginárselos cerniéndose sobre los míos para comprobar qué tan buen besador podría ser. Me mojé los labios con la lengua ante aquel pensamiento y mis pezones se endurecieron. Dinescu sonrió ante mi reacción y se apartó para darme espacio.

-Niégalo cuanto quieras, pero sabes la verdad.

Me sentí vacía cuando se alejó, la verdad no podía negar que me atraía bastante y decidí atacar para contrarrestarlo-¿Y qué si fuese así? Te vi en aquel restaurante, rodeado por dos golfillas que no paraban de manosearte buscando cualquier caricia de tu parte. Tienes donde entretenerte si quieres, así que no me busques. No soy de ese nivel que se entrega totalmente por una simple caricia..

-Tampoco eres una mojigata, no eres virgen.- me dedicó una amplia sonrisa cuando mi boca cayó hacia abajo formando una gran O de sorpresa- Lo olí hace un momento cuando me acerqué a tí. ¿por qué os preocupa tanto a los humanos tener una relación estrecha para poder tener relaciones sexuales en vez de vivir el momento?

-¿Que oliste que no era virgen? ¡Por Dios! No te importa lo que yo sea o no, ¡no te incumbe! Y deberías saber el por qué nos gusta tener una relación a más alto nivel, eso si alguna vez fuiste humano.

Dinescu quitó su sonrisa, cambió su rostro por uno impasible- En verdad una vez lo fui y trato de mantener algo de aquello todavía conmigo. Yo no puedo oler si lo eres o no, solo trataba de bromear un poco para aliviar la tensión. Los vampiros normalmente no bromean.

Me dí cuenta de que debía de haberlo herido con mis palabras, él solo había tratado de hacerme una broma y yo lo había insultado.

-Perdóname, pero ya sabes como soy, toda una borde. No era mi intención molestarte. Si hay algo que pueda hacer para que lo olvides...

-Si- contestó rápidamente. Y con la misma rapidez que lo dijo se movió hacia mí. Lo último que recuerdo de ese instante es que parpadeé y al siguiente estaba besándome con mucha pasión.

3 comentarios:

  1. Ya lo ha admitidoo (que para alguien tan cabezota sera todo un record personal)
    Y ahora entre lo de la reunión y el beso... Voy a estar crispada asta que subas el siguiente!
    Me encanta cada vez mas
    besos :)

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  2. upaaaa!! muy bueno el capitulo guapa! espero el proximo! XD

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  3. Oh my god!

    necesito el proximo cap pronto
    como lo dejas asi :(
    practicare la paciencia

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