Capitulo 5
Para cuando llegué a la parada del autobús Tara ya estaba allí, ansiosa porque le contara. Llevaba un corpiño negro bajo una corta chaqueta roja y una vaporosa falda negra llena de calaveras rojas, todo esto acompañado de unas medias tupidas y unas botas de combate. Yo seguía en mis simples vaqueros oscuros y una camiseta de manga larga ajustada en un gris degradado, la punta de mis botines asomando levemente por los bajos de los vaqueros. En verdad los diferentes estilos de moda no iban conmigo en absoluto.
-¿Y bien? ¿Me vas a contar la parte que te saltaste ayer de decirme o tendré que dejar volar a mi imaginación?
-Y dale con el temita… Simplemente dijo que pasaría a recogerme para ir a casa de Roger. No es para nada algo especial. Supongo que es porque no sabe donde vive.
-¿Y no se te ha ocurrido pensar que quizás eso es una excusa? Podría preguntarle a Roger donde vive, hoy, en el insti. Reconoce que el chico está muy bueno y que se tiene que haber fijado en ti. Si intentases arreglarte un poco más no solo él se habría fijado, podrías tener a tus pies a cualquier chico de clase.
Rodé mis ojos- Estoy bien como soy, gracias por decirme que mi aspecto es vulgar. Tengo bastante con que mi madre quiera cambiarme para que tú también me lo digas.- El autobús llegó en ese momento y la apremié a subirnos para coger sitio al fondo.
La verdad es que mamá siempre me estaba sermoneando con que me arreglase más, pero me daba pereza, se puede ir tan cómoda siempre en vaqueros y simples camisetas sin perder tiempo pensando en que maquillaje o peinado ponerse…
Tara me dio un codazo disimulado. Jake, el novio de Laura, había subido al autobús dos paradas más adelante y se había dirigido al fondo al vernos para saludarnos. Lo saludé con una simple sonrisa mientras ojeaba si Laura iba tras él.
-Hola Jake,- dijo Tara alegremente- hacía mucho que no te veía ir a clase en bus. ¿Le ha pasado algo a tu deportivo?
-¡Oh, no! Encargué un par de cosillas nuevas para ponerle y lo dejé ayer en el taller para que las colocasen. Lo tendrán listo para mañana por la tarde. Aunque si te soy sincero, me gustaría volver a ir a clase en el autobús por un tiempo. Estoy cansado de tener que irme más temprano para recoger a las amigas de Laura también.
-Bueno, si decides hacerlo, te guardaremos un sitio aquí atrás ¿no, Kat?- me guiñó un ojo que no entendí.
Otra vez simplemente sonreí. Estaba absorta pensando en la sombra que me pareció ver tras la ventana. Escribí mi sueño en el diario antes de salir y estaba dándole vueltas a todo eso sin prestar mucha atención a la conversación.
Tara y Jake estuvieron hablando todo el camino hasta llegar al instituto. Descubrí que había muchas cosas en las que coincidían y por la manera de hablar se conocían bastante.
Cuando bajamos del autobús Jake se despidió y se acercó hasta donde estaba Laura esperándole con cara de pocos amigos, lanzándonos miradas furiosas por estar cerca de su chico. Las había tenido que acercar su padre y estaba molesta.
-Conoces bien a Jake, ¿verdad?
-Jake y yo íbamos al mismo colegio de pequeños. Cuando estábamos en clase el año pasado pues…bueno… estuvimos saliendo unos meses.
Abrí mis ojos completamente por la sorpresa.- ¿Tú y él?
-Oye que no soy un bicho raro- me dio un suave golpecito en el hombro a modo de queja- A mi me había gustado desde siempre. Jake era diferente entonces. Bueno, sigue siendo el mismo, pero cuando entró en el equipo de rugby no tenía tanto tiempo para que estuviésemos juntos, tenía que entrenar y yo fui egoísta, quería tenerlo conmigo todo el tiempo, así que al final corté con él- su mirada se entristeció-, un último intento de que se quedara a mi lado. Cuando lo nombraron capitán del equipo Laura se empezó a interesar por él y salen desde entonces. Fin de la historia.
-Pues cambiaron sus gustos totalmente. Tú y Laura no tenéis nada en común, salvo haber salido con él. Por tu mirada creo que todavía te gusta y por eso dices que no te interesan los chicos.
-Más o menos. Yo cambié mi estilo de vestir al poco tiempo, revelándome ante todo y todos. Estuve un tiempo sin hablarle y en la fiesta de fin de curso hicimos las paces. Laura sabe que salimos juntos y por eso me odia, a mí y a quien esté a mi alrededor. Cuando haya otro chico popular seguro que lo dejará para ir tras el nuevo. Ella es así de estúpida. Mira- señaló al aparcamiento- Ahí llega Dominique.
Llegó en su preciosa moto. No llevaba puesto el traje a juego, pero para mi sorpresa iba vestido de la misma forma en que lo había visto en mi sueño. Se quitó el casco y se colocó unas gafas oscuras, encaminándose hacia el edificio.
-Joder, las mismas gafas…- estaba tan sorprendida que ni me fijé en que había hablado en voz alta.
-¿Decías?- Tara me había oído hablar.
Le comenté rápidamente mi sueño y lo de la sombra antes de que Roger nos alcanzara. No había llegado a tiempo para coger el bus y su hermano mayor lo había acercado.
-Me dejas tiesa. Eso tiene que tener algún significado. A lo mejor Dominique es telépata o algo así y se conectó en sueños contigo.
-¡Venga ya Tara! Ya estás desvariando… Será coincidencia.
-¡Hola chicas! Siento el atraso. Tuve un pequeño accidente con el desayuno y tuve que cambiarme a última hora.
Lo miramos de arriba abajo. Llevaba una camiseta arrugada de Aerosmith y unos vaqueros desgastados. No es que hubiese usado mucho tiempo en cambiarse, concluimos riendo.
-No pongas excusas Roger. Siempre llegas tarde. Un día tu hermano Tommy se hartará de tener que traerte a clase antes de irse a trabajar y tendrás que venir a patita.
Roger unió sus dedos como si fuese a rezar y miró hacia el cielo- ¡Dios quiera que ese día no llegue! Sería horrible perderme la clase de la señora Collins, amo esa asignatura tan llena de acción…
-Ja ja ja… ¡Que tontito eres Roger! No soportas la Literatura Inglesa.
El timbre sonó cuando entrábamos en el aula. Laura nos miró por encima del hombro y yo dejé mi vista clavada en su cara para demostrarle que no me intimidaba.
-¿Qué miras estúpida?
-Lo mal que vas maquillada hoy. Supongo que será porque papaíto te metió prisa para traerte y no te dejó ponerte más que una capa de maquillaje. Si quieres te presto un poco de esto para que termines de arreglarte- saqué una torta rellena de nata como la que comí en la cafetería- ayer tu aspecto mejoró bastante con ello, realmente se te veía como la payasa que eres.
Laura se echó para atrás temiendo que la manchase otra vez con la torta y Jake hizo caso omiso a su agarre del brazo. Supuse que habrían discutido antes de entrar por haberle visto bajar del autobús con nosotras. Tara me sonrió contenta por haber asustado a Laura. Seguimos hacia nuestras mesas.
-Ya era hora de que esa perra encontrase la horma de su zapato- me dijo alzando un poco la voz para que nos oyese.
Laura la señaló con el dedo índice y luego hacia su oreja para indicarle que la había escuchado. Tara se giró levemente para enseñarle un puño cerrado con el dedo corazón subido y una sonrisa como si acabase de recibir un premio mientras me cogía del brazo con la otra mano para que no sacase otra vez mi torta dispuesta a hacer diana.
Dominique ya estaba sentado en la mesa más cercana a las nuestras. Iba directa a sentarme en mi sitio junto a Tara después de saludarle con la mano cuando al girarme para tomar mi silla vi que Tara había pegado un tirón del brazo de Roger para que se sentara en mi lugar. Tara tenía una risita tonta en su rostro mientras con las cejas me indicaba el lugar al lado de Dominique. La muy jodida me la había jugado para que acabase a su lado. Ese era el sitio de Roger supuestamente. Le lancé una mirada fulminadora que no parecía ser lo suficientemente buena cuando Roger miró de mí a Tara y viceversa, comprendiendo el asuntillo.
-Kat, déjame el sitio que tengo que decirle unas cosillas a Tara.- me dedicó una sonrisa de oreja a oreja.
Resignada me dirigí al asiento junto a Dominique mientras oí como los dos traidores daban una palmada uniendo sus manos mientras reían. Me giré esta vez hacerles una pequeña señal a ambos, muy disimuladamente coloqué un dedo sobre mi cuello dirigiéndolo de un lado al otro, como diciéndoles que en cuanto pudiese les cortaría la cabeza. Se pusieron muy quietecitos, sus manos sobre la mesa, con cara de niños buenos pero con la boca apretada aguantándose la risa por la trastada que me habían hecho.
La señora Collins entró cargada de libros hasta su mesa, soltándolos con un bufido por el peso que había llevado y comenzó a buscar la lista de alumnos para revisar si faltaba alguien.
Dominique se acercó un poco para susurrarme.- No se si te molesta estar a mi lado. No te he hecho nada, creo.
Me agaché un poco para que me escuchara, me pareció que estaba dolido- No es por ti, es por esa cosa de chicas, eso de que nos gusta hacer todo juntas, como lo de ir al baño de dos en dos…etc. Por cierto, a Roger no le importa que vengas- no le había preguntado pero por su complicidad con Tara supuse que le daría igual.
Dominique sonrió comprendiendo. Para mi disgusto, porque esa sonrisa me calaba dejándome absorta por un rato y su melodiosa voz tampoco me ayudaba a salir del trance.
-¿Entonces te parece bien que te recoja a las cinco?- más de su espléndida sonrisa, amenazando con terminar con mi cordura.
Asentí rápidamente mientras hacía como que rebuscaba en mi mochila un bolígrafo y no me viese ponerme levemente colorada.
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