Aviso:

Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...

MIS OBRAS

Algunas personas ayudan a compartir las historias que gente como yo realizamos, poniendo los enlaces de descarga en sus propios blogs. Si eres uno de ellos, por favor, recuerda siempre añadir quien es el autor de la obra.
Gracias!

jueves, 11 de marzo de 2010

Moonlight Capitulo 9

Capitulo 9


La casa de la playa estaba situada en una zona alta sobre un acantilado. A un lado se encontraba un frondoso bosque de pinos a una distancia de unos trescientos metros, llegaba a bordear otro lado de la casa; en el lado opuesto estaba el camino por el que habían llegado después de atravesar el pequeño pueblo donde pertenecía. En la parte trasera había una enorme pérgola de madera sobre la que se encontraban vides y buganvillas enzarzadas formando una estupenda sombra bajo ellas, con un juego de sillas y mesa de palma donde tomar el desayuno e incluso ir luego a nadar a la inmensa piscina en forma de pera, en la que para poder entrar se bajaba por una escalera romana. La parte de la casa que quedaba mirando a la playa era la del acantilado. En él habían esculpido unas empinadas escaleras por las que bajar a la arenosa playa.
El interior de la casa era impresionante, la estructura esta pensada para que toda ella fuese muy luminosa. Se parecía a las típicas casas de las series dedicadas a las playas de Miami, con las paredes del salón echas de grueso cristal para poder contemplar el exterior.
Los muebles eran todos de tonos claros, los sofás estaban llenos de mullidos cojines y allá donde mirases había una escultura o un cuadro de bellos tonos.
Savage y Valiant estaban extasiados con la playa, sólo habían oído hablar de ella por las escrituras antiguas de su castillo. Trataron de no parecer demasiado deslumbrados, se sentían un poco estúpidos por no conocer muchas de las cosas que estaban viendo y como no habían visto a ninguna de las dos mujeres cambiar a una forma de lobo, no estaban seguros si sería bueno que supiesen qué eran.
Llevaban ya una semana allí, disfrutando del calor del sol y del mar, olvidando completamente la promesa que habían hecho antes de salir de su hogar. Habían conseguido aprender el idioma lo suficiente como para entenderse con ellas bastante bien.
Se dieron un buen chapuzón en la piscina antes del desayuno mientras Martina dejaba el desayuno sobre la mesa bajo la pérgola.
April asomó vistiendo solamente un sugerente bikini rojo mientras Giselle ya estaba montando el caballete para comenzar a pintar.
-Nena, te dije que venías aquí para descansar, no para que siguieses trabajando en tus óleos. Deja eso y ven a desayunar.
-Es que el pintar a mí me relaja. Alégrate de que no me haya decidido por hacer una escultura y te haya despertado con los golpes del cincel.
Giselle dejó todo preparado para después y se sentó a la mesa. Estaba pegando un trago al zumo de naranja mientras contemplaba a los dos hombres como jugueteaban como críos tratando de hacerse un ahogadillo el uno al otro.
-Míralos, no deben de tener más allá de veinticinco o veintisiete y se portan como niños.
-Pues a mí me gusta que sean juguetones- April puso una cara picarona- Te digo que de esta noche no pasa que intente ligarme a Savage. Le he visto mirarme deseoso muchas veces. Creo que no se atreve a decirme nada porque les estamos ayudando o porque Valiant lo sujeta.- Se levantó de la silla para llamarlos- ¡Savage! ¡Venid a desayunar!
Al momento dejaron los juegos y se acercaron hasta la escalera de la piscina. Conforme subían Giselle no podía apartar la vista de la imagen de Valiant, su pelo caía chorreando por su musculado pecho, haciéndola desear ser toalla para poder secarlo. El bañador se le quedaba totalmente pegado, lo que tampoco ayudaba a disimular esa zona y le hacía jadear como nunca en su vida había hecho. En la semana que llevaban en la playa habían adquirido un tono dorado de piel que ella envidiaba soberanamente, pues ella era tan blanca que si tomaba el sol, pasaba directamente a un tono rojo “cangrejo”, o bien debía untarse con una protección solar total y apenas conseguía subir un tono su piel.
Valiant por su parte tampoco es que pudiese hacer mucho por apartar la vista de ella, tenía algo que le llamaba a gritos pidiendo que la poseyera, le estaba costando enormes esfuerzos no portarse como un troglodita: cogerla por el cabello y llevársela a su cama para hacerla suya.
Para apartar la idea de su mente cogió un bollo de crema y se fue a ojear el lienzo que había sobre el caballete, mientras respiraba profundamente para despejarse.
Estaba levantando el trozo de tela que lo tapaba cuando una mano se asomó a su lado tratando de bajarla. Era Giselle.
-Por favor, no mires hasta que lo haya acabado. No me gusta enseñar mis obras hasta que estoy satisfecha con lo que he pintado.
Para qué dijo nada. A Valiant le salió su lado más infantil e hizo como que dejaba la tela para que Giselle se relajase. En cuanto ella lo hizo, una sonrisa pillina asomó por la comisura de su boca y otra vez estaba tratando de ver lo que había debajo.
-Por una miradita no pasa nada.-Dijo mientras subía la tela.
-¡No, no! Por favor Valiant.
Giselle trató de taparlo mientras Valiant se ponía delante de ella impidiéndole hacerlo. Giselle trataba de alcanzar el lienzo por los lados de él, pero con lo grande que era se le hacía imposible. Mano por aquí, mano por allá y nada, no lo conseguía. Estaba segura de que él lo hacía como un juego, si no, hacía ya bastante rato que podía haber ojeado la pintura. Al final se declinó por darse por vencida, así que bajó los brazos y girándose para irse le dijo mientras movía holgadamente una muñeca, que hiciese lo que le diese la gana, que se había cansado de luchar. Valiant en seguida dejó el juego, iba a respetar su deseo y no levantó más la tela. Justo se movió hacia un lado y Giselle se giró rápidamente para saltar hacia el lienzo con una sonrisa victoriosa. Casi había conseguido tocar la tela cuando Valiant, con unos reflejos extraordinarios, se movió casi imperceptiblemente, poniéndose otra vez donde había estado antes. Giselle chocó con él, el impulso hacia atrás por el impacto casi la hace salir despedida. Se salvó de caer de espaldas porque Valiant la sujetó fuertemente, arrastrándola hacia su pecho.
Por unos segundos sus miradas se encontraron, dejándolos a los dos petrificados mientras se contemplaban mutuamente. Ella estaba perdida entre sus ojos verdes, el brillo especial que tenían en ese momento la dejaron atrapada. Él por su parte tampoco es que pudiese hacer nada por despegarse, dudaba entre sus profundos ojos azules y su boca, que se entreabrió mientras chocaban incitándole a besarla. Poco a poco fue inclinándose sobre ella dispuesto a ello, entreabriendo su boca para darle un beso profundo. Su pene había engordado con el simple pensamiento de besarla y empujaba duramente hacia ella, sin molestarse en ocultarlo. Por el repentino enrojecimiento de sus mejillas asumió que lo había notado.
Sus bocas se fundieron mientras sus brazos la rodeaban mas posesivamente si cabía, y la tierra a su alrededor parecía temblar ante ese beso. Tan maravilloso estaba siendo aquel beso que sus piernas comenzaron a flaquear incontroladamente, dejando de sostenerla, así que se mantenía en pie ayudada únicamente por los brazos de Valiant.
Se sintió un poco estúpida por eso. Una mujer como ella, tan reservada, perdida por un simple beso. No era normal, pero estando en brazos de él se sentía bien, segura, como si perteneciese allí, a él y a sus brazos. Y eso que ella no era del tipo de mujer que conoce a alguien y en seguida se lía o se besa, ella no era como April, necesitaba estar segura antes de dar un paso así.
El recuerdo de Connor apareció en su mente. Connor estuvo mucho tiempo cortejándola, tratando de ganarse su aceptación poco a poco. Sabía perfectamente que ella era un poco chapada a la antigua en ese aspecto y le llevó su tiempo que le aceptase. Cuando lo consiguió estuvieron saliendo por un año más o menos antes de que él empezara a insistirle en tener relaciones sexuales. Ella quería llegar virgen al matrimonio, ¿pero cómo explicarle eso a un hombre que no se lo había insinuado nunca?
Nunca mencionó eso, pero la trataba tan bien que pensó que seguramente algún día lo haría, así que al final se armó de valor y cedió tras muchas veces de que Connor sacase el tema de tener sexo. Parecía como que si no lo hacía la iba a dejar, y ella estaba súper enamorada de él hasta el punto de olvidarse de sus principios.
Cuando al fin lo hicieron, Connor sin más dejó la relación, sin darle explicaciones ni llamarla para explicarse. No fue hasta pasado un mes que se enteró de que había estado engañándole con otra mujer mientras estaba con ella, y de que había aguantado su relación por una estúpida apuesta que tenía con sus amigos sobre si conseguiría desvirgar a una mojigata como ella.
Estuvo deprimida y encerrada en su trabajo durante un año, saliendo nada más a la casa de la playa de April en contadas ocasiones para respirar aire fresco sin que hubiese hombres alrededor.
Lo peor de todo fue que después de unos meses Connor había cambiado de trabajo y ahora pasaba mucho tiempo en la ciudad y lo había visto varias veces por allí.
Por eso se extrañaba ella misma de su conducta en este momento. No solo había dejado que dos hombres entraran en su vida y en su casa, si no que en ese preciso momento estaba besando a uno de ellos y estaba húmeda en su centro por eso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario