Aviso:

Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...

MIS OBRAS

Algunas personas ayudan a compartir las historias que gente como yo realizamos, poniendo los enlaces de descarga en sus propios blogs. Si eres uno de ellos, por favor, recuerda siempre añadir quien es el autor de la obra.
Gracias!

miércoles, 17 de marzo de 2010

Le Theatre des Vampires Capitulo 9

Capitulo 9

El chico no paraba de sonreírme mientras yo estaba absorta observándolo. Aunque en el Sepultura estaba bastante oscuro, podía ver una cabellera rubia y lisa que le llegaba justo por encima del hombro. Sus ojos estaban entreabiertos, de forma almendrada, aunque no pude distinguir bien si eran de color azul claro o gris, con una nariz angulosa, pómulos marcados, tez clara y unos labios delgados, mostrando una amplia sonrisa. Llevaba puesta ropa oscura oculta bajo un abrigo negro largo que daba a entender que llevaba poco rato en el local.
-¿No serás por casualidad familiar de los Dubois, verdad?- dije para cerciorarme de mis conjeturas.
Él me miró bastante sorprendido, pero tardó unos segundos en responder- Lo soy por parte de los Le Fontaine, soy Maximilien.- giró sobre mi para verme desde todos los ángulos, haciendo un escrutinio minucioso de mis brazos y cuello, levantando mis brazos y quitando mi cabello del escote en un gesto grácil pero anticuado.- Aunque dices conocerlos no has sido reclamada por nadie aun. Eso no es normal, pero es una suerte para mí. Ven conmigo.
No entendía nada. ¿Reclamarme? ¿De qué demonios estaba hablando? Tironeó de mí sin más palabras. Me tenía agarrada de la mano e iba demasiado deprisa para que me diese tiempo de zafarme de su agarre. Tara me había visto hablar con él y me había sonreído, pensando que Maximilien trataba de ligar conmigo, así que se alejó con Jake y ahora no la veía para pedirle ayuda.
Me llevó al exterior del local, a un callejón al lado de la esquina del local. Yo iba todo el tiempo tratando de imaginar las películas donde había visto algo de lucha que me pudiese servir para atizarle y soltarme, pero no había modo de hacerlo, los nervios me traicionaban; así que decidí dedicarme a buscar algo por el suelo o que estuviese apoyado en las paredes, algo que me sirviese como arma arrojadiza. Nada. Por una vez tenía que admitir que la limpieza en la ciudad era minuciosa, todo estaba limpio.
Cuando estábamos más alejados del gentío, entre penumbras, Maximilien me pegó suavemente contra la pared, No soltó mi brazo, pero tampoco lo apretaba. Inclinó su cabeza para que su vista estuviese sobre la mía, con los ojos ligeramente entrecerrados. Me pareció ver un ligero destello rojizo en ellos y abrí mi boca para hablar, intentando decirle que me dejase en paz, pero él habló antes que yo mientras ponía un dedo sobre mis labios.
-Shhh… No digas nada, solo mírame.- Su voz era dulce y tranquilizadora, casi diría que hipnótica, y su acento tampoco ayudaba a que saliera del trance en el que me estaba sumergiendo- No deberías andar por ahí sin protección. Yo te la proporcionaré.
Cogió un mechón de mi cabello y se lo llevó hasta la nariz, inspirando profundamente. Después, lo soltó muy despacio por detrás de mi hombro mientras se acercaba a mi oído susurrándome y colocaba la otra mano sobre la pared, apoyándose en una postura que le hacía casi estar pegado a mí.- Hueles a rosas y jazmín... Essence divine…
Se acercó a mi cuello, inspirando sobre mi piel para captar el perfume sobre él, dejando un chorro de besos cálidos mientras seguía susurrando palabras en francés.
Yo por mi parte estaba como en trance, ni podía hablar, ni tampoco alejarme. Las últimas palabras me habían dejado relajada y con la mente en blanco, como si me incitaran a ello aunque no supiese lo que significaban. Lo único que me apetecía era dejarme llevar por él y desear que inclinara sus labios sobre los míos.
Como si Maximilien me hubiese leído la mente, fue bajando hacia mi boca con una sonrisa triunfadora sin apartar la vista de mis ojos. Sentí una calidez desbordadota cuando los pegó en los míos, mientras su mano derecha bajaba hasta mi cintura para pegarme más a él si cabía y cerrábamos los ojos.
Para cuando se alejó, abrí los párpados despacio y sentí algo húmedo descender por mi labio inferior. Me llevé un par de dedos a la boca y cuando los miré, vi que había una pequeña gota de sangre sobre ellos.
Comencé a salir del trance asustada, dispuesta a saber cómo me había mordido sin hacerme daño.
Maximilien volvió a concentrarse al notar que despertaba- Tranquilízate, mon petite, los colmillos asomaron sin querer, seré más cuidadoso pero… hoy no me alimenté…
Volvió a besarme por el cuello, insistiendo en la zona donde esta la arteria. Elevó la cabeza rápidamente y vi unos colmillos largos y resplandecientes para mi horror. Sus ojos estaban rojos, de un color intenso y lanzó un ligero gruñido.
Recordé que había dicho que no se había alimentado y las viejas películas de vampiros asomaron por mi mente, cuando la chica era mordida cruelmente para dejarla seca y me entró el pánico, aunque de mi boca no salía ni un hilillo de voz.
Maximilien estaba ya descendiendo mientras inclinaba mi cabeza para dejarme expuesta cuando una sombra saltó sobre él, derribándolo, enzarzándose en una pelea para ver quién sujetaba a quién.
Mis piernas flaquearon por el susto y aterricé con mi culo en el suelo, mientras los dos daban vueltas por el suelo, atizandose golpes sin parar. Yo había tratado de colocar mis manos delante de la cara de Maximilien, en un intento de evitar que me mordiese, y había rozado sus colmillos. Cuando me quedé en el suelo mis brazos seguían levantados.
Después de unos minutos conseguí distinguir a quien había venido en mi ayuda, era Dominique. Lo logré ver cuando se subió en lo alto de Maximilien para darle un puñetazo en la cara mientras éste le mostraba unos enormes colmillos.
Los dos mostraban signos de lucha. Dominique no llevaba puesta la chaqueta y tenía las mangas subidas por encima de los codos, por sus brazos había pequeños chorros de sangre que descendían hasta sus manos, muestras de que había sido arañado varias veces. Maximilien por su parte tenía grandes magulladuras por la cara y sangraba por la boca.
-No deberías entrometerte, ella no está marcada bajo protección.- espetó Maximilien mientras escupía sangre e intentaba levantarse, llevándome a la conclusión de que se había percatado de quien le atacaba.- ¿Por qué diablos me has atacado?
-Elle est ma protégée, je n'ai pas besoin de la marquer.- Dominique le habló en francés. Después cambió de idioma, dejándome intrigada por lo que le había dicho.- No sabe nada aún y te has precipitado.
Maximilien asintió comprendiendo mientras se levantaba ayudado por Dominique, se disculpó ante mí y en un parpadeo ya no estaba.
Dominique había estado mirándolo con el ceño fruncido. Cuando se fue, cambió a una expresión suave, casi sin mostrar ningún tipo de sentimiento. Como si de repente se hubiese acordado de que yo estaba allí, se acercó rápidamente y me ayudó a levantarme. Me revisó por todos lados cuidadosamente y cuando terminó su boca se relajó.
-Siento que Maximilien se haya portado como un imbécil, es muy impulsivo y no debería haberte asustado.
-Pues lo consiguió.- Sacudí mi ropa para limpiarme lo mejor que pude mientras le explicaba y me arreglé el cabello, tratando de alisarlo con la mano cuando al pasarme la mano lo noté encrespado.- Tenía unos colmillos enormes y aunque no los toqué, te juro que eran auténticos. Creí que iba a matarme.
Dominique sopesó mis palabras, estuvo callado unos segundos de más para mi gusto, como si tratara de buscar las palabras correctas que describiesen lo que había pasado, tratando de que fuesen convincentes.- Maximilien llegó hoy junto a su hermano Jean Luc para unirse al espectáculo. Está empeñado en hacer trucos de magia y añadirles algo de terror, por eso viste esos colmillos. No tenía que haber tratado de practicar asustándote.
-¡Y una mierda!- Estaba tan molesta y asustada que se me olvidaron mis modales, dejando a Dominique asombrado por mi bufido.- ¡Cuando alcé mis manos para protegerme rocé uno de sus colmillos, y créeme, era real! ¿Quién demonios es ese primo tuyo? ¿Un vampiro? Es imposible, ¡no existen!
La histeria me estaba atrapando, quería salir corriendo a casa, encerrarme en mi cuarto y no abrir la puerta hasta cumplir los veinticinco por lo menos, cualquier cosa antes que volver a ver a ese colmilludo intentando coger un aperitivo de mí.
Dominique aguantó sujetándome todo lo que duró mi histeria mientras miraba hacia mi boca, donde todavía quedaba una gotita seca de sangre. Cuando vio que no lo conseguiría así, tomó una fuerte inspiración y me besó apasionadamente.
Las chispas de electricidad y el calor que les acompañaban recorrieron mi espalda una y otra vez en lo que duró el beso, y creedme, fue laaaaargo. Tanto que me dejé llevar, alejando cualquier imagen grotesca de Maximilien de mi mente, arrastrándome a un buen momento placentero en el que mi lengua se puso a juguetear con la suya sin contemplaciones.
Dominique soltó un gruñido suave al sentir mi lengua y me abrazó más fuertemente, haciéndome sentir segura y protegida de cualquier cosa, hasta el punto en que casi ni sabía donde estaba.
Cuando más sumisa estaba se apartó dulcemente, mordisqueando juguetonamente mi labio inferior antes de mirarme a los ojos mientras su mano apartaba los mechones de cabello que me caían hacia delante.
-Siento tener que hacerlo ahora que estás tranquila,- me besó- pero no puedo dejar que te asustes de lo que soy,- me besó de nuevo- tendré que borrar esa parte- otro beso más.
Tan concentrada estaba en sus besos, que sólo al final me dí cuenta por un instante de que su mirada estaba tan roja como lo había estado la de su primo, sus colmillos asomaban levemente por su seductora sonrisa y de que se acercó a mi cuello para morderme.

No hay comentarios:

Publicar un comentario