Capitulo 16
Cruzamos el salón tras otras personas hacia la siguiente habitación. Era una biblioteca. Una par de hombres vestidos también de época hablaban sobre la fiesta que un tal Marques de Pontignac iba a dar en honor al décimo octavo cumpleaños de su sobrino. Mientras hablaban, uno de ellos vertía un líquido rojo en un par de copas, ofreciéndole unas de ellas mientras tomaba de la suya. Cuando acabó de bebérsela giró su cabeza hacia arriba, abriendo su boca para dejar salir un gemido de satisfacción, mostrando un par de afilados colmillos.
-¡Dios, esta sangre está realmente exquisita!- volvió su mirada hacia el otro hombre poniendo un gesto de extrañado- ¿Por que no te has tomado ya tu copa? Si se enfría no tendrá el sabor tan agradable que tiene ahora.
-Prefiero beber directamente de un humano, me resulta más agradable y placentero, por no hablar de la excitación que sienten cuando lo hago.
Se encaminó hacia el público expectante, recorriendo con su roja mirada los rostros de los que estábamos allí. Cuando una joven vestida de diablesa se echó hacia delante, apartando su pelo para indicarle que se ofrecía voluntaria, el hombre sonrió mientras elevaba su mano a la altura de su pecho para que ella la cogiese y la llevó hasta un diván frente al público.
La dejó que se tumbase, apoyada sobre el brazo del asiento. La diablesa miró queda sus ojos y el preguntó.- ¿Me cedes libremente tu sangre?- ella asintió girando la cabeza a un lado, tratando de dejarle bien expuesto su cuello- Lo siento. Solo bebería de tu cuello en condiciones de urgencia o si estuviese enamorado de ti. Es una zona que los vampiros solo usamos con nuestra pareja.
La chica puso cara apenada, pero él la calmó acariciándole delicadamente el rostro, mientras le dijo algo al oído que ninguno de los presentes llegamos a escuchar por lo bajo que lo hizo. Ella se quedó tranquila, sin poder apartar la vista de sus ojos cuando él le cogió el brazo para apoyarlo sobre el brazo del diván. Poco a poco bajó la cabeza hasta la muñeca, abrió la boca levemente y luego todos sentimos el jadeo de la joven cuando supuestamente la mordió. El sonido jadeante que hizo me sonó más a placentero que a dañino. Realmente no estábamos viendo como la mordía porque él estaba de espaldas a nosotros, apoyado en una de sus rodillas, pero no podía negarse que la chica estaba sintiendo algo bueno por el rostro tenía. Llegué a la conclusión de que tenía que ser una actriz contratada para esta actuación.
El vampiro que estaba contemplándolo todo, apoyado contra la mesa donde estaba la botella de la supuesta sangre, miraba excitado como bebía. Tenia entreabierta la boca y sus colmillos habían apretado su labio inferior, dejando caer una pequeña gota de sangre.
Cuando acabó de beber se levantó y la chica pareció salir de un trance, mirando perpleja al hombre.
-Ven preciosa. –Dijo amablemente mientras la ayudaba a levantarse- parecía un poco débil- y la condujo hasta el grupo- ¿Has sufrido algún daño o dolor?- Ella negó con la cabeza, mirando su muñeca que no tenia cicatriz alguna.
El hombre siguió con su guión como si tal cosa, retomando la escena en el momento en el que hablaban de los preparativos para la fiesta.
Continuamos viendo la escena por un par de minutos más y seguimos hasta la siguiente habitación. Era una cocina y había un bullicio de personas trabajando en platos y fogones. Uno de las cocineras se dirigió a dos de los espectadores como si fuesen también empleados de la cocina, dándoles prisa para que se pusiesen a trabajar en los platos que se servirían en la fiesta. Los dos se rieron y aceptaron su papel en el espectáculo, cogiendo un par de delantales y dos cuchillos para cortar verduras en trocitos. Uno se hizo una pequeña herida en un dedo después de haber picado ya tres zanahorias. Se iba a chupar el dedo instintivamente pero una mano le sujetó la muñeca. Era la cocinera jefe, que miraba embobada, colmillos abajo, el chorrito que caía del dedo.
-¿Me permites que lo haga yo? Haré que sane con mi saliva cicatrizante.
El hombre encontró divertido eso y no dudó en asentir. La cocinera cogió suavemente el dedo herido y se lo llevó a la boca en un gesto muy sensual. Chupó un poco dando un pequeño ronroneo al probar el sabor metálico de la sangre y después lo lamió. Soltó la mano tras una pequeña sonrisa y el hombre se quedó fascinado al comprobar que no había ya ninguna herida.
-No se qué clase de truco has usado, pero el dedo está intacto, como si nunca me hubiese cortado.
-Yo me preocuparía más por tu nivel de azúcar, está muy alto. Si no te cuidas te harás diabético en poco tiempo.- El público se rió por la anécdota- Por cierto, eres cero negativo, una sangre muy apreciada entre nosotros por ser uno de los grupos más primitivos y poco mutados de todos los que existen.
Hizo una pequeña reverencia cuando el hombre aseguró que había acertado con su grupo sanguíneo y siguió con su papel.
Poco a poco iba entendiendo la función. Todo giraba entorno a un guión sobre una supuesta fiesta, donde todos eran vampiros y trataban de demostrar que eran iguales a nosotros, no como solían ser descritos en los numerosos libros de terror sobrenatural que existían. Era un espectáculo extraño, muy diferente a lo habitual, que había llamado la atención del público por su singularidad y su forma de llevarse a cabo.
Una a una todas las habitaciones estaban ocupadas por actores, dando lo mejor de sí mismos en sus papeles e invitando al público a actuar por un par de minutos.
Tara, Jake, Roger y yo nos alejamos de los demás y subimos a la siguiente planta. Estábamos comentando todo lo que habíamos visto que no nos dimos cuenta de que seguíamos subiendo las gigantescas escaleras de caracol hasta la última planta. En una de las habitaciones estaba Antoine ayudando a terminar de ponerse un tocado a una hermosa mujer de cabello rojo. Le vi el rostro por el espejo y reconocí a Veronique, que enfrentó mi mirada en el espejo y abrió los ojos por sorpresa. Se giró con mucha elegancia, haciendo que su vestido en azul noche ondease suavemente. En verdad se parecía en sus modales a una princesa, toda ella muy altiva pero con un gesto amable, que caminó hacia nosotros con una mano levantada ligeramente a modo de invitación a acercarnos.
-Tú debes de ser Katherine, la hija de Marion. Soy Veronique Le Fontaine. Tu madre me ha hablado mucho de ti.
Supuse que me había reconocido por el vestido y que Antoine le había dicho que me lo prestaría para asistir.
-Estos son mis amigos, Tara, Jake y Roger.- recordé que habíamos subido una planta de más y enseguida quise disculparnos.- Siento habernos metido aquí. Antoine dijo que esta zona estaba prohibida, pero estábamos comentando lo que habíamos visto en la función y no nos dimos cuenta.
-¡Oh querida! No te preocupes. Estábamos deseando conocerte, Dominique dijo que nos presentaría un día de estos pero no lo ha hecho. Celebro que tú misma hayas decidido hacerlo.
Se acercó hasta mis amigos para darles un beso de bienvenida y me extrañé de lo fijos que se habían quedado, casi juraría que estaban hipnotizados.
-Bien querida, siéntate aquí conmigo y déjame saber adivinar tu edad. A mis años no estoy segura de saber decirlo, después de unos años todos me parecéis iguales.
¿A sus años? ¡Si no debía tener más de veinticinco! Estaba empezando a sentir un hormigueo extraño que me avisaba de que algo no me iba a gustar. Aun así fui a sentarme junto a ella frente al tocador.
-Eres preciosa- comentó mientras me quitó el antifaz- Dominique tiene buen gusto. Eres la candidata ideal para unirte a nuestra familia, y tu resplandor es innegable, perfectamente serás una de los nuestros.
-Chère, ella no sabe nada aún.- Antoine trataba de hacer callar a Veronique.- He intentado hacerla ver, pero Dominique todavía no le ha dicho nada.
-¡Pues debería!- dijo disgustada dejando asomar sus colmillos siseando.- ¿Cómo se puede estar cortejando a una bella chica como ella, con sus dotes sanguíneas, y no haberle explicado nada?- volvió a recomponer su rostro en una bella expresión y se giró hacia mí- Querida, ¿Nunca has notado un resplandor en Dominique o Antoine, incluso ahora en mí?
-¡Veronique, por favor!
Estaba confusa y Antoine trataba de callarla. ¿Qué demonios tenía que ver mi sangre con todo esto y con Dominique? La miré de reojo y efectivamente pude ver por unos instantes un destello dorado alrededor de ella, haciéndome recordar que también los había visto en Dominique y su tío. Miré hacia mis amigos que seguían parados en el mismo sitio de cuando entramos. Con toda la serenidad que pude reunir, le hablé tras ver que Antoine desaparecía de la habitación con una rapidez sobrenatural.
-Veronique, lo siento no te entiendo y no se que les pasa a mis amigos, ¿Qué les hiciste?
-Nada, chère, los dejé hipnotizados para que pudiésemos hablar tranquilamente. Lo que trato de decirte es que, por lo que hemos podido conocer a través de la sangre de tu madre, eres la perfecta candidata para ser convertida en vampira si tú quieres.
Aviso:
Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...
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OMG...!!!
ResponderEliminarMaika crees que yo seria material para vampiro???
bueno antes que nada una disculpa por no haber comentado, pero es que apenas acobo de leerme los caps, ya sabes he estaod algo enredado ultimamente.
En fin ya estoy que muero por el siguiente cap.
besos