Capitulo 19
Me llevó a una zona apartada de la ciudad, una que yo no había visitado nunca. Las calles estaban muy descuidadas, con múltiples destrozos en toda su extensión adoquinada. Parecía un barrio antiguo, con casas de planta baja con tejados a medio caer, fachadas con la pintura desprendida en grandes trozos y puertas y ventanas en madera cuarteada. Miré hacia arriba para ver que nos estábamos acercando a las ruinas de lo que parecía un puesto de vigilancia de la época medieval.
Recordé que, cuando conocí a Tara, una vez me estuvo comentando sobre que la ciudad había sido famosa por haber servido de puesto fronterizo en una batalla importante, allá por el siglo XIV, y que la única zona histórica que quedaba como prueba de ello estaba casi derrumbada. Los vecinos de la ciudad habían pedido constantemente que fuese restaurada, pues seria muy importante para traer prosperidad en la ciudad a base de turistas interesados en la cultura de la época. Pero el alcalde hacia caso omiso, decía que era un derroche de dinero importantísimo y que las arcas públicas no estaban boyantes para hacerse cargo de una deuda de tal magnitud.
Dominique aparcó el coche en la mismísima entrada de las ruinas y se apresuró a abrirme la puerta. Yo estaba algo “mosca” por que me hubiera llevado a una zona tan solitaria.
-¿Por qué me has traído aquí?- pregunté inquieta.
-Si te estás cuestionando si este sitio tan solitario al que te he traído es para morderte y convertirte, te equivocas.- levantó cuatro dedos, que fue bajando uno a uno conforme me explicaba- Punto numero uno, no es mi idea de romanticismo para realizar una conversión. Punto número dos, para poder convertirte, tendrías que darme tu consentimiento, si no, podría conseguir que murieses. Punto numero tres, necesito que me entiendas antes de cambiarte. Punto número cuatro, este sitio es al que voy cuando necesito tranquilidad y es el único en el que estoy seguro de que no vendrá mi familia para entrometerse. Ahora, si ya estas mas tranquila, ven conmigo. Te llevaré justo al sitio que me hizo que me gustara este lugar.
Le di la mano a Dominique para dejarle que me condujese dentro de las ruinas. Seguí todas sus indicaciones para no tropezarme o caer por algún hueco en la madera podrida del suelo y por los escalones que llevaban hasta la parte más alta de la torre de vigilancia. Cuando llegamos a la parte más alta me quedé boquiabierta, jadeando por la cantidad de escalones que habíamos subido. Desde allí podía contemplarse toda la ciudad por completo. Era impresionante, con inmensa cantidad de luces de diferentes colores que sobresalían en lo que adiviné seria la zona comercial o la zona de pubs.
Quise apoyarme en la barandilla de madera para poder elevarme un poco más y lograr discernir cada parte de la ciudad, pero Dominique me atrajo hacia dentro de un tirón.
-Procura no tocar la barandilla de madera, está podrida y podrías caer de una altura igual a cinco pisos.
Todavía no había recuperado el aliento por completo y mi corazón, que ya había comenzado a tomar un pulso casi normal, se aceleró de nuevo cuando tímidamente me asomé para comprobar la altura y que no me había mentido.
-Todavía estoy exhausta. ¿Es mentira eso de que los vampiros podéis volar o convertiros en animales?
-Yo no lo llamaría volar, si no más bien levitar. Algunos lo hacen más rápido que otros. Con respecto a si nos transformamos, es mentira. Cuentos que van cambiando conforme la historia los reinventa.
-¡Demonios, Dominique! Podías haberme cogido en brazos y levitar o como sea que lo llames y nos hubiésemos ahorrado un esfuerzo tan grande al subir.
-Discúlpame. No quería preguntarte si querías por si todavía recelabas de mí. Si quieres, cuando bajemos lo hago. Ven siéntate aquí conmigo.
Dominique se sentó con la espalda pegada a la pared y me dejé caer en sus piernas, sentándome sobre él. A estas alturas, si hubiese querido morderme, ya lo habría hecho. Se limitó a recogerme entre sus brazos y a inhalar el perfume que llevaba puesto durante unos momentos.
-Kat, el motivo por el que todos quieren que te lo explique es porque, aunque tratamos de no dañar a nadie y de pasar desapercibidos, estamos siendo perseguidos, nosotros y todos aquellos que todavía no estén convertidos. El simple hecho de llevar nuestros genes en su sangre los hace un blanco apetecible.
-¿Quieres decir que Van Helsing de verdad existe?
-El Van Helsing de los libros no, pero es parecido. Hay una familia dedicada a buscarnos y exterminarnos desde tiempos remotos. Ese fue el motivo de nuestro traslado aquí, tratar de evitarlos. Tenemos indicios de que están cerca de nosotros y tu llevas sangre de uno de nuestros clanes, por lo que eres un objetivo potencial. Desde que llegamos hace ya algo más de un año ha desaparecido uno de nuestros compañeros.
-¡Pero si tu has llegado nuevo este año al instituto!- dije mirándole con ojos muy abiertos- Supuestamente dijiste que recién habíais llegado.
-Y es verdad. Recién llegamos a esta ciudad. Veronique y Antoine son los que llevan el mando en nuestra familia. Antes permanecíamos escondidos en otra ciudad, en otro estado, a unos doscientos kilómetros de ésta. Fue cuando René desapareció y ellos decidieron que no podíamos seguir así. Llegaron a la conclusión de que, si queríamos pasar desapercibidos, era mejor mostrar lo que somos. ¿Quién va a fijarse en unos actores que hacen de vampiros ahora que estamos de moda con tanta película o serie que se ha hecho famosa? Todos creen que aprovechamos el momento. Procuramos que no se vea cuando de verdad tomamos sangre, la gente cree que es todo mentira.
Estaba empezando a comprender el peligro que tanto me anunciaban. Si alguien descubría que uno de mis antepasados era vampiro podrían querer matarme.
-Bueno, ya que voy a tener que ser convertida- eso hizo sonreír de alegría a Dominique- o tendré que vivir con vosotros,- eso le gustó menos- quizás podrías decirme cosas vuestras. Por ejemplo qué hay de verdad en lo de las estacas.
-¿No crees tú que si a cualquier persona le clavan una estaca en el corazón puede morir? Por supuesto que nosotros también. Lo único es que solemos recuperarnos más rápido que los humanos cuando nos herimos. La manera más segura de matarnos usando una estaca es que ésta esté hecha de madera de cedro. Ese material tiene tendencia a absorber la humedad y nos seca el corazón rápidamente, por lo que no podemos quitarla y regenerarnos.
-¿Y la plata?
-La uso sin problemas. Solo es peligrosa si nos toca en alguna herida abierta, nos paraliza. Pero como ya te dije, las heridas no duran mucho en nuestros cuerpos, así que no me preocupa.
-Me dijiste que tenéis problemas con el sol, pero yo te he visto de día andando por la calle.
-Te dije que Antoine es un loco de la química. Creó un protector solar mil veces mejor que los que se usan para ir a la playa.
-¿Y el ajo?
-Unos huevos fritos con ajos me encantan. Los tomo en el desayuno siempre que puedo. No me gustan revueltos.
Me abracé un poco más a él. Quería tocarlo para comprobar que era de verdad y no estaba soñando.
-Dominique, ¿por qué no me lo dijiste antes?
-Cuando te conocí vi el destello a tu alrededor y me sorprendió. Yo te había visto entrando en el instituto con Tara y me gustaste nada más verte. Cuando le comenté a Antoine de que había posibilidades de que fueses una de los nuestros, me mandó protegerte y explicarte, pero cada día me iba enamorando más de ti y temía que me rechazases por lo que soy. Para colmo, cuando llegó Maximilien aquí tuviste un encontronazo con él y tuve que borrar esa parte de tu memoria para que no te asustases.
Como si algo se hubiese despertado en mí el recuerdo de lo que pasó esa noche volvió a mi consciencia y me sobresalté señalándolo con un dedo acusador- ¡Me mordiste! ¡Ahora lo recuerdo!
-No me quedó más remedio, tenía que poder localizarte en cualquier momento. Maximilien te reconoció como familiar sin protección y quiso marcarte para poder seguirte por si alguna vez necesitabas de ayuda. Lo malo es que lo hizo de manera abrupta, según nuestro código tendría castigo. Yo no lo he delatado, tuve una conversación después con él y lo ha comprendido.
No quise preguntar nada más. Nos quedamos un rato besándonos hasta que comenzó a amanecer. Bajamos levitando hasta la entrada de las ruinas y al salir solo recuerdo algo como un par de disparos, Dominique cayendo al suelo y yo sintiendo un profundo sueño.
-Papá, ven. He descubierto a un de ellos con una candidata.
Aviso:
Algunas de las historias que escribiré pueden contener contenido calificado "Para Adultos", si lo lees sin ser mayor de edad será bajo tu propia responsabilidad...
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bueno Maika tu quien te crees?
ResponderEliminarahor ay no voi a poder dormir,
que demonios le paso a Dom, (te fijas que ya lo apode) hahaha en fin espero con ansias el siguiente cap.
besos wapa